EL AÑO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

III. Himnos pascuales enviados como felicitaciones

 

Camina a mi derecha, Dios conmigo


En las pláticas espirituales los antiguos predicadores nos decían sentencias como éstas: “ambula coram me et esto perfectus”. La frase entera, puesta en castellano, procede de Gn 17,1: “Cuando Abram tenía 99 años, se le apareció Yahveh y le dijo: Yo soy El Sadday, anda en mi presencia y sé perfecto…”.

Pero el himno está inspirado, de un modo inmediato, porque una sencilla mujer me dijo: “He ido al mercado con mi hija y tenía la sensación de que tenían que hacerle sitio a Otro; lo sentía junto a mí”.

“Pues es verdad” – le respondí.

Es sencillamente verdad. La experiencia primordial de la Resurrección fue ésta: que Jesús está vivo, es el Viviente; y si está vivo, está presente. De lo contrario, sería un ídolo, que tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen.

De esta intimidad inmanente de Dios habló san Agustín en sus Confesiones con palabras que se han hecho célebres: “Tu autem intimior intimo meo et superior summo meo”: “Tú, Señor, eres lo más interior de lo más íntimo mío y lo más superior de lo más supremo mío”.


Camina a mi derecha, Dios conmigo,
conmigo como esposo confidente,
humano, de tu rostro hasta tus plantas,
divino, en el amor que en mí se enciende.

Jesús Resucitado, te contemplo,
te estoy mirando a ti, Jesús latiente,
oculto aquí a mi vera, espacio mío,
presencia que me cerca y que me envuelve.

Jesús, mi Dios con llagas que me muestras,
¡oh santa humanidad que me enternece!,
oh Cristo, más adentro que yo mismo,
Jesús, mi suave vida y flecha ardiente.

Jesús de los amores de tu iglesia,
herida del amor que dulce hieres,
Jesús, mi Dios, purísimo deseo,
Jesús, belleza y calma de mi frente.

¡A ti, todo divino y todo humano,
humano en ti y en mí divinamente,
a ti la flor y el fuego, a ti lo labios,
a ti en la Trinidad eternamente! Amén.


Estella, Pascua 2002.