EL AŃO LITÚRGICO
HIMNOS PASCUALES

P. Rufino María Grández, ofmcap.


 

III. Himnos pascuales enviados como felicitaciones

 

ˇBendito seas, Padre!

(Para Pascua 1999, en el ańo dedicado al Padre)


Llamar a Dios “Padre” no es una dulce metáfora. Es penetrar en la realidad del ser de Dios, que es el Padre de Jesús, y al ser el Padre de Unigénito Encarnado, por gracia, es nuestro Padre.

Impulsados por el precepto saludable del Seńor, nos atrevemos a decir: Padre nuestro... El verso principal de este himno pascual es la coronación de cada estrofa: ˇOh Padre de Jesús y nuestro Padre!

Cuando Jesús llamaba a Dios “Padre” y él oraba llamándole siempre así se hundía en el misterio divino; su vida entera, su origen sin confines, su destino que el Padre poseía, todo, era pronunciado en un acto de confianza y arrojo total. Llamar a Dios “Padre” era toda su fe, todo el sentido de su existencia, toda su vocación. La palabra “Padre” nos introduce en el secreto ardiente de la Trinidad; no tiene fronteras. Y nos adentra igualmente en la entrańa de nuestra vida.

Padre, simplemente Padre, es nuestra suprema confesión de fe.
Este himno está compuesto en el lenguaje de bendición que hemos heredado de Israel, y que Jesús ha puesto en sus labios: “Yo te bendigo, Padre, Seńor del cielo y de la tierra” (Mt 11,25). Desde esa filiación de Jesús, entendemos la paternidad del Padre, en el Espíritu. El Espíritu clama en nuestros corazones y en la Iglesia: Abbá, Padre (Ga 4,6).

Y desde ahí miramos el mundo que el Padre tiene en su diestra, que el Padre acaricia con su mirada. Desde el Padre contemplamos el perdón sin fondo, la casa abierta. Y escribimos estas cosas oh dolor en el cuarto día de los bombardeos de Kosovo. El Padre no quiere esto, no puede quererlo.


ˇBendito seas, Padre,
que el mundo tienes en tu diestra,
caricia de tus ojos,
fulgor de tu presencia!
ˇOh Padre de Jesús
y Padre nuestro!

ˇBendito seas, Padre,
que abriste el sello de la piedra,
y al Hijo en cruz clavado
glorioso nos lo entregas.
ˇOh Padre de Jesús
y Padre nuestro!

Bendito seas, Padre,
perdón sin fondo y casa abierta,
y abrazo de ternura
que el corazón hambrea.
ˇOh Padre de Jesús
y Padre nuestro!

Bendito seas, Padre,
mi Dios y mi pasión entera,
perenne jubileo,
mi historia y mi tarea.
ˇOh Padre de Jesús
y Padre nuestro!

Bendito seas, Padre,
con voz de Espíritu en la Iglesia:
que cielo y tierra juntos
tu amable rostro vean.
ˇOh Padre de Jesús
y Padre nuestro! Amén.


Domingo de Ramos 1999