HIMNARIO DE LA VIRGEN MARÍA
Ciclo anual de celebraciones de la Virgen
en la Liturgia de las Horas

 


Santa María Virgen Reina I

 

A la Virgen le llamamos Nuestra Señora. En la octava de la Asunción celebramos la memoria de Santa María Virgen Reina, Beatae Mariae Virginis Reginae.

Este himno está construido sobre la fe y la teología que afirma el Concilio: “La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el curso de la vida terrena, en alma y cuerpo fue asunta a la gloria celestial y enaltecida por el Señor como Reina del Universo, para que se asemejara más plenamente a su Hijo, Señor de los que dominan (Ap, 19,16) y vencedor del pecado y de la muerte” (Lumen gentium, 59). En la realeza de María queda reflejado el Hijo, que es el único “Rey de reyes y Señor de señores” (Ap 19,16), que es el verdadero y único “Trono de la gracia” (Hb 4,16) que el Padre nos ha dado.

Así le contemplamos a María en este himno: Reina, sí, pero Reina porque el Hijo le ha cubierto con su manto; Reina, porque nos muestra al Hijo, el trono de la gracia, que tiene, cual tesoro, en su regazo.

Tantas veces hemos visto a María así en nuestros altares: Nuestra Señora sentada en bajo asiento, con una corona en la cabeza, con el Hijo de Dios en su regazo, mientras el Niño nos bendice. María es Reina y es “la omnipotencia suplicante”.

 

Es Rey de reyes Él, el Siervo humilde,
Cordero degollado,
Jesús, el vencedor de culpa y muerte,
que da la libertad y reina amando.


Por Él, con Él, en Él, por su victoria
María está a su lado;
la Asunta es Reina y Madre de clemencia,
que el Hijo le ha cubierto con su manto.


Irradia la bondad que en Cristo brilla,
en ella no hay pecado,
y muestra al Hijo, el trono de la gracia,
que tiene, cual tesoro, en su regazo.


La Virgen coronada nos contempla,
nosotros la miramos;
sus ojos y los nuestros, Madre e hijos,
se están diciendo todo sin hablarlo.


Señora de poder en bajo asiento,
a ti nos acercamos:
oh Madre suplicante y mediadora,
si tú nos recomiendas, somos salvos.


¡Oh Cristo, Buen Pastor y Rey de Pascua,
perdón y amor donado,
a ti la bendición, porque te gozas
reinando por María en tu rebaño! Amén.

 

Rufino María Grández, Himnario de la Virgen María. Ciclo anual de celebraciones de la Virgen en la Liturgia de las Horas. Burlada, Curia provincial de Capuchinos 1989. Música: Fidel Aizpurúa, pp. 124-126.