P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 

Himnos de Adviento

La Inmaculada Concepción de la Virgen María – 2


¡Oh Virgen del Jardín de la caída!


Guiados por la lectura que hace la Iglesia de las santas Escrituras, podemos ver a María ya en el Jardín de la caída. Allí es fulgor tras el pecado, Virgen signo, Virgen vencedora. Los cristianos nos hemos complacido en hacer esta relación: Paraíso, caída de nuestros Padres, Virgen Inmaculada.

El misterio de la Inmaculada en nuestro Adviento nos introduce en el misterio de la Iglesia, pues la Virgen, como obra de Dios, como Inmaculada es “el feliz inicio de la Iglesia, hermosa sin mancha ni arruga” (Marialis cultus, 3). Inicio de la Iglesia, sí; al mismo tiempo, efigie de la Iglesia. “Como ya enseñó san Ambrosio, la Madre de Dios es tipo de la Iglesia” (Lumen gentium, 63).

Y es efigie de nuestro propio corazón: María misteriosamente está dentro de nosotros. ¿Por qué, insignificante Nazarena, tu nombre en nuestro pecho está grabado? Porque eres la respuesta muy sencilla a aquello que anhelamos. En efecto, el ser humano ha nacido con una vocación imborrable de ser lo que la Virgen fue desde el principio, lal toda santa.

Esa es la Virgen María, nuestro rostro y nuestro destino, oh límpida belleza que admiramos.


¡Oh Virgen del Jardín de la caída,
fulgor tras el pecado,
oh Virgen signo, Virgen vencedora,
contigo al Dios de gracia celebramos!

Efigie de la Iglesia, Virgen pura,
dulcísimo regalo,
Mujer toda perfecta por ser limpia,
primer amor del mundo, Edén soñado.

¡Ah cuántas alabanzas de ti dicen
los bien enamorados!
¿Por qué, insignificante Nazarena,
tu nombre en nuestro pecho está grabado?

Porque eres la respuesta muy sencilla
a aquello que anhelamos;
porque eres pura gracia simplemente,
la dócil criatura entre sus manos.

Porque eres obediencia al Fuego y Soplo,
tu ser, divino barro ;
porque eres nada tuyo, todo suyo,
oh límpida belleza que admiramos.

¡Divina Trinidad de nuestra vida,
fanal de nuestros pasos,
tu gracia desbordada sea gloria,
el mundo por María restaurado! Amén.


Jerusalén, 5 de marzo de 1985.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ (letra), FIDEL AIZPURÚA (música), Capuchinos, Himnario de la Virgen María. Ciclo anual de celebraciones de la Virgen en la Liturgia de las Horas. Burlada, Curia provincial de Capuchi-nos 1989. pp. 14-17.