HIMNARIO DE LA VIRGEN MARÍA
Ciclo anual de celebraciones de la Virgen
en la Liturgia de las Horas

 

 

Asunción de María I



El misterio de la Asunción de María, definido como dogma de nuestra fe por Pío XII (1 de noviembre de 1950) es celebrado en Oriente como Dormición (en griego Koimésis) de María, y en todas las iglesias se encontrará este santo icono más que milenario.

En este himno cantamos el misterio, acentuando el tránsito por la muerte a imitación de su Hijo, más que milenario. La muerta para María es dormición: descanse ya la Santa; es breve sueño. Muerte verdadera que le conduce a la tierra: Bajó a la oscura tierra como el Hijo, cruzó el común sendero (cf. 1Re 2,2).

La muerte de María acontece bajo la presencia vivísima del Hijo. Lo específico de la Asunción – que la Iglesia percibe pro la unidad de toda la Escritura, lo cual no se capta por un simple método científico, sino por el instinto que el Espíritu comunica a su Esposa – lo específico es que en María se adelanta la Parusía de Cristo. Lo que un día tendrá realidad en nosotros, en ella y no en ningún santo, ha tenido ya cumplimiento. Porque Dios así lo quiso; por la especial solidaridad que la Santa, la toda pura, tiene con el Verbo de Dios.

Es este el misterio. Solo la fe contemplativa de la Iglesia, recibida del corazón de Cristo, pudo captarlo.



La vida silenciosa se ha cumplido
y es hora de lo eterno;
descanse ya la Santa, toda pura,
y deje nuestra luz tras breve sueño.

Se acerca el Redentor, el Hijo suyo,
primeros de los muertos,
y sella con la paz aquellos ojos,
abiertos para ver todo el misterio.

Bajó a la oscura tierra como el Hijo,
cruzó el común sendero;
mas vino Cristo y fue la Parusía:
María en cuerpo y alma está en el cielo.

Primicia de la Iglesia, flor temprana,
María alcanza el Reino;
el tiempo vence al tiempo y se adelanta,
la Madre goza ya del bien que espero.

Y surge al tacto, al beso del Amado
la llama de su cuerpo;
la carne sin mancilla es consumada
por otra carne, fruto de su seno.

¡Oh Cristo, mi Señor, que eres tú solo
la tienda del encuentro,
a ti la gratitud, porque hoy recibes
a Aquella que te tuvo junto al pecho!. Amén.


En Jerusalén.


RUFINO MARÍA GRÁNDEZ, Himnario de la Virgen María. Ciclo anual de celebraciones de la Virgen en la Liturgia de las Horas. Burlada, Curia provincial de Capuchinos 1989. Música: FIDEL AIZPURÚA., pp. 112-115.