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Al ser nombrado obispo de Puerto Rico el catalán Gil Esteve y Tomás, trajo consigo esta devoción que conociera en sus años de seminarista. En las manos de la Divina Providencia tuvo que poner toda su diócesis este prelado, pues encontró a la catedral prácticamente en ruinas y la economía de la diócesis en peores condiciones. La confianza del obispo y su trabajo dieron fruto rápidamente y antes de los cinco años ya había podido reconstruir el templo catedralicio, en el que se estableció el culto y la devoción a la Virgen de la Providencia. La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia. La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, "de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.
María se inclina sobre el
Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo.
Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la
mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono,
devoción y paz.
En ese documento se
decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos
de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en
que fue descubierta la isla de Borinquén. Se quiso unir así los dos
grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el
amor por la Madre de Dios.
En el Misal de la Virgen María (1986), la Misa número 40 se titula: La Virgen María, Madre de la Divina Providencia, con su introducción correspondiente y textos para las oraciones de la Misa y en el vol. II el Leccionario.
Descansa el Divino Niño Puerto Rico, Ejercicios Espirituales, 2009.
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