P. Rufino Mª Grández, ofmcap.

FLOS SANCTORUM


 


19 de noviembre


(Puerto Rico)

María Madre de la Divina Providencia



La advocación y culto a Nuestra Señora de la Divina Providencia se originó en Italia en el siglo XIII. Fue una devoción muy difundida y popular que posteriormente pasó a España donde se levantó un santuario en Tarragona, Cataluña.

Al ser nombrado obispo de Puerto Rico el catalán Gil Esteve y Tomás, trajo consigo esta devoción que conociera en sus años de seminarista. En las manos de la Divina Providencia tuvo que poner toda su diócesis este prelado, pues encontró a la catedral prácticamente en ruinas y la economía de la diócesis en peores condiciones. La confianza del obispo y su trabajo dieron fruto rápidamente y antes de los cinco años ya había podido reconstruir el templo catedralicio, en el que se estableció el culto y la devoción a la Virgen de la Providencia.

La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.

La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, "de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.

María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo. Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono, devoción y paz.
El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969.

En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquén. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.
(Información tomada de Internet)


* * *

En el Misal de la Virgen María (1986), la Misa número 40 se titula: La Virgen María, Madre de la Divina Providencia, con su introducción correspondiente y textos para las oraciones de la Misa y en el vol. II el Leccionario.


I

Descansa el Divino Niño
mientras la Madre contempla
dulcemente en tu regazo,
Virgen de la Providencia.

Todo es paz, nada perturba
la belleza de esta escena,
gira el mundo, y arde el sol,
Jesús es vida que alienta.

Y la tierna manecita
María en la suya aprieta:
AEres mi gozo, hijo mío,
alegría de la tierra@.

La eternidad se reposa
en esa sonrisa bella:
Dios en mujer encarnado,
Dios dormido, Dios en vela.

Dios es nuestro, descansemos,
que brille la luz serena;
Dios es Padre: me abandono
y eternamente así sea.

En los brazos de una Madre,
como en el salmo se reza.
Gracias, Madre de Jesús,
Madre de la Providencia. Amén.

Puerto Rico, Ejercicios Espirituales, 2009.


II


Madre de la Providencia,
para que el Verbo Encarnado,
que es luz de la luz divina,
se hiciera en tu seno humano.

Para salir Dios de sí
y llegar al hombre amado,
él te pensó junto al Hijo:
que fueras tú su regazo.

Ya es Dios, el pequeño Infante,
en pañales arropado,
y una Madre providente
se cuida de alimentarlo.

En tus rodillas descansa,
que es cuna para acunarlo;
duerme el Niño poderoso,
seguro al verse mirado.

Tú fuiste su providencia,
criándolo paso a paso,
y Maestro perseguido,
fuiste secreto descanso.

Tú serás la providencia
de la Iglesia en sus trabajos,
mi materna providencia,
que Dios así lo ha pensado.

Madre amada de Jesús,
del Padre el mejor regalo,
por ti suba la oración
a Dios Uno, Trino y Santo. Amén.