HISTORIADORES INGLESES

a) Arnold Toynbee
b) Lewis Namier
c) Herbert Butterfield
d) Karl Popper
e) Gertrude Himmelfarb
f) Edward Carr
g) John Vincent
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a) Arnold Toynbee

            Historiador británico y profesor en la Universidad de Oxford, Arnold Joseph Toynbee (Londres 1887) fue especialista en filosofía de la historia, y el mayor de los historiadores del s. XX. Fue el padre de la Teoría Cíclica de las Civilizaciones, según la cual las civilizaciones son el resultado de la respuesta de un grupo humano a los desafíos que sufre, ya sean naturales o sociales.

            De acuerdo con esta teoría, una civilización crece y prospera cuando su respuesta a los desafíos tiene éxito, y decae cuando ha sido impotente para enfrentarse a ellos. Y estando en lucha, es de gran importancia el factor religioso.

            Toynbee defendió la evolución de las civilizaciones sin determinismo:

 

-negando que éstas deban perecer necesariamente[1],
-reconociendo los procesos de decadencia que se introducen en cada civilización,
-defendiendo que cualquier civilización, incluida la occidental, es capaz de escapar a cualquier proceso decadente.

 

            Autor prolífico y miembro del Foreign Office, escribió una ingente cantidad de obras. Su obra más reconocida e influyente fue A Study of History, doce volúmenes escritos entre 1934 y 1961, donde describe y aplica su concepto y desarrollo de civilización.

a.1) Historiografía en Toynbee

            Toynbee afirma que el estudio de la historia está gobernado por las tendencias dominantes del tiempo y del lugar, en cualquier época y en cualquier sociedad. En Occidente, estas tendencias son:

-la economía, en los sistemas industrializados,
-la política, en los sistemas democráticos.

            En cuanto a la ciencia, ésta ha optado por el sistema especializado de producción, con lo que ha tenido que despreciar todo lo anterior. Aquí plantea Toynbee el peligro del pensamiento científico sobre el pensamiento humano. Pues el industrialismo puede llegar a violentar las cosas, inspirándose en la democracia y el espíritu de nacionalidad.

            En este contexto actual, pues, no tiene sentido el pensamiento histórico[2], pues el actual sistema occidental no es el prototipo de las sociedades pasadas[3]. Debe seguirse, como salida, la historia sintética de Wells[4]. Pues hacerse “alfareros de arcilla industrial” puede llevar a desenfocar la historia[5].

            En resumidas cuentas, se plantea Toynbee si existe hoy día algún campo inteligible al campo histórico, dadas las presiones institucionales, los espíritus nacionales, las desconexiones entre los propios historiadores. Y su respuesta es que sí: el ideal de la democracia cristiana, que aplica su fraternidad con universalidad.

b) Lewis Namier

            Historiador británico y profesor de la Universidad de Manchester, Lewis Bernstein Namier (Okrzejska 1888) había sido educado en la Universidad de Lvov-Polonia, escuchando desde joven las ideas de Vilfredo Pareto de que las élites son las que influyen mayoritariamente en el pensamiento. En la Conferencia de Paz de París-1919, tras la I Guerra Mundial, Namier encabezó las posiciones de la delegación británica, trabajando en adelante para el Foreign Office.

            Fue Namier judío pro-sionista y anglicano, lo primero con gran aversión hacia Alemania, y lo segundo para poder casarse con su segunda esposa.

            Conocido por sus investigaciones sobre el Parlamento de Gran Bretaña, sus estudios sobre los finales del XVIII causó una revisión sustancial en las consideraciones de su partido, demostrando que los intereses locales, y no los nacionales, eran los que solían determinar el modo en que los parlamentarios votaban[6].

            Namier argumentó que, lejos de ser grupos fuertemente organizados, tanto los tories como los whigs eran una colección de grupos pequeños, cambiantes y fluidos, cuyas decisiones iban modificándose asunto por asunto.

            Namier sentía que los métodos prosopográficos eran los mejores para analizar grupos pequeños[7], pero se oponía a la aplicación del método a grupos más amplios. Esto causó una revolución historiográfica en el modo de entender el s. XVIII.

            La obsesión de Namier de recolectar tales datos[8] llevó a sus críticos, tales como Herbert Butterfield[9], a acusarlo de “sacar las ideas de la historia”.

            Namier fue bien conocido por su aversión a los ideales y a las personas que creían en ellos, y no mantuvo en demasiado secreto su creencia de que la mejor forma de gobierno era la de “una élite sucia con intereses propios”.

            Sosteniendo visiones marcadamente de derechas, Namier fue nombrado como el historiador británico más reaccionario de su generación. Irónicamente, su principal protegido fue el historiador izquierdista A. P. Taylor[10].

b.1) Historiografía en Namier

            Namier consideraba que las masas eran siniestras, y las aristocracias del antiguo régimen más estables que el liberalismo. Su modelo de sociedad era no democrático, sino oligárquico y regido por una minoría estable. En ese sentido, contar con personas idealistas es lo peor que puede ocurrir.

            Potenció Namier los estudios prosopográficos[11], haciendo hincapié en la procedencia de cada grupo de poder[12]. También advirtió la importancia de la psicología.

b.2) Teorías del pasado de Namier

            Namier teorizó más sobre el método histórico y nuevas técnicas (estadística…) que sobre la historia en sí, con la idea de no excederse ni concebir a la historia como ciencia. Así, propuso como teorías del pasado:

-teoría del Bienestar material, que ve a la historia como progreso humano a término[13], como algo general que no explica nada;
-teoría Protestante, que ve el espíritu de la reforma como la norma que debe hacer progresar al mundo;
-teoría del Parlamentarismo, que ve la democracia parlamentarista como el centro del progreso;
-teoría Económica, que ve la historia como el desarrollo del industrialismo, y los servicios que éste va ofreciendo;
-teoría de la Centralidad europea, que ve a Europa como el centro del mundo.

            Habla también Namier de Karl Marx, del análisis que hace el comunista sobre el capitalismo, y de su:

-concepción económica historicista de la historia,
-historia como la historia de la lucha de clases.

            Según Namier, lo que Marx no entendió fue que:

-las estructuras de poder no tienen por qué ser consecuencia de las determinadas condiciones materiales,
-las supraestructuras, como la religión, no tienen por qué ser incompatibles con las estructuras de poder.

            Así, pues, no ha tenido por qué ser prioritario en la historia la materia sobre la mente, concluye el profesor Lewis Namier.

c) Herbert Butterfield

            Historiador británico y profesor de Historia Moderna en la Universidad de Cambridge, Herbert Butterfield (Oxenhope 1900) siempre se movió en los ámbitos de investigación de la historiografía, la historia de la ciencia, la historia del siglo XVIII, la historia constitucional, el cristianismo, la historia y la teoría de la política internacional… siendo el punto más culminante de su carrera las Conferencias Gifford que pronuncio entre 1965-1967.

            En su principal y desafiante obra Interpretación wigh en la historia, argumenta Butterfield contra la oficial interpretación inglesa liberal de la historia, diciendo que el pasado tiene que ser estudiado por sí mismo, y abarcar no sólo la política sino todos los estadios de la vida, sin distorsiones ni simplificaciones. Veámoslo paso por paso.

c.1) Interpretación liberal de la historia de Butterfield

            Según las ideas que circulaban en la época de Butterfield:

-“la revolución del s. XIX había hecho que Inglaterra tuviera una historia técnicamente muy superior a la anterior[14], y también mas ideológica”,
-“la historia de Inglaterra comenzó entonces a ser la historia del progreso, encarnado este en el Parlamento
[15]”,
-“Inglaterra empezó entonces a leer su pasado como parte del presente
[16]
, para entender por qué el presente era ahora así”,
-“el presente era ya, para Inglaterra, mucho más importante que el pasado
[17]
”.

            Esto es un error sin medida, concluye Butterfield, similar al de afirmar que “el hombre de 1907 podía predecir lo que ocurriría en 1908”. Estudiar un año lleva exactamente un año, continúa Butterfield, al igual que estudiar una época de 100 años puede llevar cien años. De igual manera que el descubrimiento de un simple hecho insignificante puede volcar un ciclo histórico, y poner a reinterpretarlo todo por completo.

            Así, pues, reinterpretar el pasado desde el presente[18] es una trampa ideológica e innata en la que todo historiador puede caer, y eso es lo que hicieron los protestantes, los progresistas y los whigs. La historia, por tanto, no puede ser leída como un enfrentamiento entre las fuerzas del bien (presentes) y las fuerzas del mal (pasadas).

c.2) Batalla dialéctica entre tories y whigs

            Asociados los tories con los conservadores y los whigs con los progresistas, se vincula el nacimiento de ambos con la revolución inglesa de 1649, donde fue decapitado Carlos I y se inició el movimiento jacobita de los tories. Tuvieron los whigs la gran ocurrencia de abanderar la cultura, cosa que no hicieron los tories.

            No obstante criticar a los whigs (por su visión liberal de la historia, a la que leen desde el presente[19]), tampoco Butterfield plantea una solución alternativa. Se contenta con decir que no se pueden hacer veredictos sobre la historia, y menos desde el presente. Eso sí, siempre se puede y se debe eliminar todo lo que sea error.

c.3) Cristianismo histórico de Butterfield

            Pudiera ser la alternativa al movimiento whig inglés. En su obra Cristianismo e historia, de 1948-51, comienza Butterfield cuestionando la Guerra fría USA-Unión Soviética, al creer que esa visión político-histórica no tenía en cuenta la visión cristiana de la naturaleza humana (ni absolutamente buena ni absolutamente mala).

            No obstante, en esta visión cristiana habría que tener cuidado en:

-no juzgar a la política como mera tentación del poder,
-no hacer triunfalismo de la historia,
-no ver el presente tal como es.

            En Orígenes de la ciencia moderna Butterfield concluye que los resúmenes de historia que hizo la Ilustración en el s. XVIII fueron tendenciosos, y encaminados hacia el secularismo.

            En Jorge III y los historiadores critica Butterfield que tenga que explicarse todo desde las estructuras de poder, pues hay hechos que están implícitos en las estructuras, y estos hechos hay que explicarlos con sus contingencias y variabilidad (y no pasar de ellos, o no mencionarlos si quiera).

            Además:

-las estructuras suelen cambiar muy poco[20],
-las idiosincrasias, valores… suelen ir cambiando mucho entre estructura y estructura.

d) Karl Popper

            Historiador austriaco y profesor del London School of Economics and Political Science, Karl Raimund Popper (Viena 1902) fue matemático y judío, y perteneció al Circulo de Viena hasta su disolución con la llegada del partido nazi. Logró entonces exiliarse en Nueva Zelanda, tras intentar en vano emigrar a Estados Unidos y Gran Bretaña.

            Tras la guerra, marchó a Inglaterra y allí ejerció de profesor y consejero político y económico, hasta 1969 en que decide retirarse de la vida pública. Popper fue recordado por defender una sociedad abierta frente a los sistemas totalitarios, tales como el comunismo y el nacionalsocialismo.

d.1) Historiografía en Popper

            En su obra más conocida, Sociedad abierta y sus enemigos, Popper indaga en la historia de la filosofía para trazar:

-los orígenes del totalitarismo, que había desembocado en la guerra,
-la radical crisis del pensamiento occidental.

            Es notable que, desde sus primeras páginas, Popper aborde el problema del optimismo respecto a la naturaleza humana, afirmando que el pensamiento totalitario y la destrucción asociada a él nacen del empeño sincero de los hombres en mejorar su condición.

            En concreto, Popper otorga al comunismo un sincero interés en mejorar las condiciones de las clases humildes, pero duda de su interpretación del pensamiento político en la historia, y menos basada en la confrontación entre dos escuelas-visiones del mundo:

-una reaccionaria, que añora una comunidad cerrada y perfecta, heredera de la tribu[21],
-otra racional y crítica, que reconoce la limitación del conocimiento humano
[22].

            En Miseria del historicismo, Popper se dedica a atacar al fascismo, superstición en la que muchos cayeron para querer cambiar el destino histórico. Y es que no se puede hablar, dice el autor, de predicción del curso de la historia humana, y menos por medios científicos o racionales.

            El historicismo[23], por tanto, no da fruto ninguno, pues:

-el curso de la historia está fuertemente influido por el crecimiento de los acontecimientos humanos,
-no existe una ciencia de la naturaleza humana, ni tampoco una ciencia de la historia
[24],
-no existe una teoría científica que mida el grado de predicción histórica,
-no podemos predecir el crecimiento futuro de los conocimientos científicos,
-no podemos predecir el futuro de la historia humana.

e) Gertrude Himmelfarb

            Historiadora anglosajona  y miembro del Council of Scholars of the Library of Congress, del Council of Academic Advisors del American Enterprise Institute, y del Council of the National Endowment for the Humanities, Gertrude Himmelfarb (Brooklyn 1922) se casó en 1942 con Irving Kristol, padre del neo-conservadurismo[25]. Su hermano, Milton Himmelfarb, fue un destacado escritor sobre temas judíos.

            Aunque se le suele identificar como conservadora, en el Reino Unido es particularmente admirada por el Labour Party, que la cita frecuentemente en sus discursos y recomienda sus libros, por su amor a la historia de las ideas y sus trabajos para la Universidad de Edimburgo.

            Su obra principal, The New History and the Old, fue publicada en 1987 por la Universidad de Harvard.

e.1) Nueva historia social de Himmelfarb

            Himmelfarb trata el tema de los historiadores desde el campo social, desde el campo de las diversas escuelas sociales[26].

            La historia social, según Himmelfarb, rechaza hoy día las premisas de la vieja historia por el solo hecho de ser política. Ella critica, y dice que es bastante llamativo, el que ahora se quiera considerar como un triunfo social cambiar el viejo núcleo central de la historia, y que lo que antes fue nuclear ahora se quiera ver como periférico.

            Además, así no puede haber entendimiento entre la historia antigua y la historia moderna, entre lo que fue y lo que ahora quiere el historiador que sea. Dos puntos son antagónicos aquí:

-el historiador moderno, que no acepta la capitalidad de la política en la historia,
-el historiador viejo, que se niega a reconocer la superioridad del hombre como animal social.

            Esta nueva historia estaría tendiendo hoy en día, según Himmelfarb:

-a lo analítico, y no a lo narrativo,
-al movimiento cambiante-dinámico de la historia, dando cabida a la historia ficción.

            Se trata, a modo de ver de la escritora, de una nueva falacia inventada por el movimiento whig, buscando hacia atrás lo que ellos valoran del presente. Falacia que va más allá, incluso, que el marxismo[27].

            Sin embargo, el punto débil de esta nueva historia social estaría en el concepto de infraestructuras, pues:

-el nuevo historiador social no puede llegar a explicar cómo eran las infraestructuras del pasado,
-el viejo historiador político sí puede explicar cómo fueron esas infraestructuras.

            La historia social acaba, pues:

-no viendo reflejada su visión en las fuentes, y no pudiendo dar pruebas a sus hipótesis,
-creando elitismos
[28], para intentar llegar a las categorías bajas de las gentes,
-devaluando la historia, al trivializar o sobrevalorar cosas que no se trivializaban ni sobrevaloraban en su época.

e.2) Historia cuantitativa de Himmelfarb

            Es el segundo campo que aborda Gertrude Himmelfarb, haciendo hincapié en las dificultades de la historia para cuantificar cosas que son cuantificables[29] o no cuantificables[30], tanto en sociedades iguales como distintas.

            Hay que mostrar los hechos, apunta Himmelfarb, pero no ser protagonistas de la historia[31].

            Es aquí donde el colectivo marxista[32] no separa sus ideas a la hora de hacer historia, al no querer ver que los campesinos -por ejemplo- no tenían su misma conciencia de clase[33] a la hora de llevar a cabo sus revueltas sociales.

            Además, los marxistas tratan de dar explicaciones propias a asuntos ajenos, al decir que los fracasos de los rebeldes primitivos se debían a que no tenían estructuras políticas detrás[34]. Eso consiste en hacer historia por otros medios, no por los historicistas.

f) Edward Carr

            Historiador británico y feroz oponente del empirismo dentro de la historiografía, Edward Hallet Carr (Londres 1892) fue sobre todo un pragmático, y definió a la historia como un proceso continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre el presente y el pasado.

            De 1916 a 1936 sirvió en el Foreign Office de Inglaterra, y fue parte de la delegación británica en la Conferencia de Paz de París. Después de ser enviado como diplomático en Riga, aumentó Carr su fascinación por la literatura y cultura rusa, escribiendo varias obras sobre aspectos diversos de la vida de Rusia.

            Ya como profesor del Balliol College de Oxford, y luego del Trinity College, publicó Carr numerosas obras sobre historia, desde la óptica de la incipiente disciplina de relaciones internacionales, destacando entre ellas Historia de la Unión Soviética y ¿Qué es la Historia? Vivió en el Trinity College hasta su muerte.

f.1) Historiografía en Carr

            En su Historia de la Unión Soviética, escrita desde el punto liberal de izquierdas, y en polémica directa con Berling, Carr trató de ofrecer un método historiográfico al comunismo.

            Carr plantea que el hecho histórico no es recibido de manera pasiva por el historiador, y que éste hace una selección de los hechos que quiere. Defiende, así mismo, que la consolidación de un hecho histórico depende de la aceptación que le den los historiadores.

            No hay que recoger todos los datos[35], afirma Carr, sino descubrir aquellos que sean relevantes, y convertirlos en hechos históricos. Los datos que nos llegan, además, están fragmentados. Luego la selección que se haga no tiene por qué ser perfecta[36].

            Toda historia debe ser historia contemporánea, y si se ve el pasado es a los ojos del presente, y a la luz de los problemas de ahora. Así, la tarea del historiador es la de valorar, y no sólo la de seleccionar datos[37].

f.2) Concepción marxista de la historia de Carr

            Se trata de un ciclo de 6 conferencias en las que Edward. H. Carr fue respondiendo a qué es la historia, el objeto del historiador, el comportamiento de los individuos y la acción de las fuerzas sociales.

            En Historiador en los hechos, su 1ª conferencia, platea Carr la interrelación hechos-historiador, concluyendo que:

-los hechos nunca han llegado en estado puro, sino a través de los ojos del historiador,
-el historiador debe comprender imaginativamente las mentes del pasado,
-sólo podemos captar y comprender el pasado, si hemos antes dominado el pasado,
-no todas las interpretaciones son iguales, ya que hay propósitos detrás de ellas,
-los hechos no tienen dueño, y menos aún pertenecen al historiador.

            En Sociedad e individuo, su 2ª conferencia, Carr responde a cuál es el objeto del historiador, concluyendo que:

-el hombre importa,
-los millones de personas son individuos,
-la comprensión del pasado ayuda al presente, y a dominar éste,
-no puede hacerse caso a las declaraciones de los protagonistas, sino al conjunto,
-hay que modelar las fuerzas que crean la historia.

            En Historia, ciencia y moralidad, su 3ª conferencia, Carr viene a defender la historia como ciencia[38]. Los científicos enuncian leyes a través de la formulación de hipótesis, y luego las corroboran en sus experimentos.

           Así deberían hacer los historiadores: formular leyes generales, y luego corroborarlas en sus experimentos. Pero para que la historia sea ciencia matemática o natural, habría que:

-no estudiar sólo lo particular, sino elevarlo a la categoría de lo general,
-ocuparse en dar relación a lo único con lo general,
-introducir la sociología como herramienta auxiliar.

            También debería la historia, para ser ciencia:

-enseñar algo, como puede ser el dar voz a los vencidos…
-tratar de pronosticar, mediante la descripción de contextos…
-ser objetiva, e impedir que el hombre esté siempre mirándose a sí mismo
[39],
-solventar los problemas de religión y moralidad
[40].

            Conseguir esto supone unos costes, como sucedió en la Revolución Industrial. Pero tiene que ser así, pues la historia es algo en movimiento, que no puede obviar las comparaciones[41].

            Como conclusión:

-la historia puede considerarse como una ciencia, sin diferencias respecto a las demás,
-el rechazo a esta visión viene de los filósofos de las humanidades
[42],
-la historia debe ser cada vez más exigente consigo misma, para comprender y dominar el ambiente humano.

            En Causación en la historia, su 4ª conferencia, Carr plantea que los historiadores deben buscar las causas de los hechos que narran, establecer una jerarquía de causas, y poner por encima de todas a la causa racional. Aquí surgen dos obstáculos:

-el determinismo[43] en la historia, o “perversidad” de Hegel,
-el azar
[44] en la historia, o “nariz” de Cleopatra.

            En Historia como progreso, su 5ª conferencia, Carr dice que, en la Antigüedad, las visiones proféticas de un mundo mejor consistían en volver al pasado glorioso[45]. De ahí que su decadencia viniera “de no tener ya sirvientes que les lavasen la vajilla, y tener que lavársela ellos solos; porque los sirvientes eran ya otra cosa, o porque lo que era decadencia para unos, no lo era para otros”.

            La historia, pues, es progreso, ayudada por las técnicas que se van adquiriendo, y aún con sus normales altibajos. Y aunque el hombre no sea perfecto[46], ni el futuro paradisíaco, este progreso tiene que ser ilimitado.

            La objetividad debe estar en el futuro, pues sólo ella será la que interprete el presente. Y así debe ir siendo interpretado el presente, según éste se va desplazando hacia el progreso. Esto se ve:

-por el triunfo de algo, que se ha impuesto y pasa a ser lo correcto,
-por el consenso, como el de hace 200 años y por el que todos tienden hoy en día.

            En Un horizonte deseable, su 6ª conferencia, Carr propuso la síntesis de:

-la teoría, de modelos económicos y técnicos,
-la dialéctica, que debe seguir el pensamiento,
-la acción, en forma de lucha de clases.

            Carr pensaba que esto podía llevarlo a cabo el proletariado[47], y plasmarse así la verdadera sociedad sin conciencia de clases. Pero para ello se necesitaba la ayuda de la historia, con los historiadores convertidos en auténticos agentes sociales. Pues, a pesar de lo que digan los conservadores[48], “el mundo se mueve”.

g) John Vincent

            Historiador británico y profesor de Historia Moderna en la Universidad de Bristol desde 1970, John Russell Vincent (Londres 1937-) fue en la década de los 80 columnista del The Times y The Sun, hecho que le valió para que socialistas violentos irrumpieran en alguna de sus clases en la universidad. A parte de su labor periodística, también ha escrito para muchas otras publicaciones, como The New Society, The New Statesman, The London Review of Books, The Observer, The Sunday Times y The Guardian.

            En 1995 Oxford University Press se negó a publicar una de sus obras sobre historiografía, publicación que salió a la luz más tarde. En dicha obra, An Intelligent Person’s Guide to History (ed. Duckworth Overlook, Londres 2006), Vincent señala que no podemos movernos exclusivamente por las normas documentales más apreciadas por los historiadores modernos, sino por el volumen de testimonio de los documentos originales.

g.1) Historiografía en John Vincent

            Tiene 3 acepciones, según John R. Vincent:

-arte de escribir la historia[49],
-estudio bibliográfico y crítico sobre la historia
[50],
-conjunto de obras de carácter histórico[51].

            En cuanto al estudio de la historia, el pasado:

-no es estudiable,
-se puede conocer a través de diversos testimonios.

            La historia, pues, consiste en el recogimiento que se hace de las evidencias que han sobrevivido[52]. Su número es muy pequeño respecto a las que fueron en su origen, y mucho menos fue el número de las que se pusieron por escrito[53]. Luego la historia habla:

-de una minoría minoritaria,
-de unos pocos, en ciertos lugares, y en algún que otro momento
[54].

            El análisis de la historia se debe centrar en:

-el estudio del pasado, y las teorías de cómo fue el pasado,
-el pasado en sí mismo, y la teoría de cómo debe estudiarse el pasado.

            Dos son las escuelas históricas actuales:

-la cristiana, que no explica nada, y siempre defiende el libre albedrío,
-la marxista, que manipula siempre desde la vertiente económica.

            Los datos que nos llegan hoy día, por tanto, y por medio de estas dos vías, están condicionados por vía cristiana, o deformados por vía marxista. Luego es necesario someter la historia a una crítica historicista, contando con que:

-la historia es masculina[55], aristocrática[56], religiosa, vieja[57], climática[58],
-las pautas no tienen por qué ser repetitivas,
-lo que se dice tiene detrás siempre un conocimiento diferente al mío y al resto.

            La política también sirve para entender la historia, como ciencia de los negocios humanos. Ahora bien, es complejo hacer juicios sobre cada personaje, aunque esto debe hacerse y no es imposible.

            Hoy se tiende a hacer historia de lo cotidiano, de la gente sin historia, con el deseo de ser recordada. Es el papel importante que puede aportar la individualidad, frente al colectivismo, que es el que siempre acaba imponiéndose.

g.2) Causalidad en la historia de Vincent

            Las causas no existen, dice Vincent, por principio histórico. Porque si influyen, lo hacen de una manera tan:

-general, que no dicen nada,
-particular, que son únicas y no aplicables.

            Las causas, pues:

-no se pueden conocer,
-sólo son circunstancias, y éstas particulares,
-pueden ir en una dirección o en la contraria.

            Luego la historia tiene que dar explicaciones, que nunca se han de confundir con las causas. Para ello existen métodos de análisis explicativos, y ha de tenerse en cuenta que:

-cada situación histórica es única e irrepetible,
-lo que llama la atención no es lo único que resuelve un problema.

g.3) Sesgo de la historia según Vincent

            Las fuentes han llegado siempre muy parcializadas, y los datos que ofrecen siempre son parciales. Luego muy difícilmente la historia puede llegar a ser imparcial.

            Por otro lado, cada historiador ve las cosas en parte[59], desde la parcialidad[60], desde lo cambiante[61], desde un momento muy concreto[62].

            Hoy en día:

-los que se equivocan son los de arriba,
-se quiere llevar el tipo de vida que se critica,
-cada persona pertenece a un grupo buscador de verdades,
-cada historiador está relacionado con su promoción académica, y de estas hay miles,
-la capacidad individual de hacer historia es mínima,
-se pone el énfasis en contar la historia, y no en hacerla,
-se aspira al prototipo de funcionario menor
[63].

 

Manuel Arnaldos   
Mercaba, diócesis de Cartagena-Murcia    

más información

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Indice general: www.mercaba.org/GradodeHistoria/1.htm 
 

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[1] En abierta oposición a historiógrafos como OSWALD SPENGLER.

[2] Pues lo único que puede decir son aberraciones, como las dichas por el historiador CAMILE JULIAN, historiador de la Galia, y que hablaba de los “franceses” galos, antes de que existiese Francia.

[3] Y pone aquí el ejemplo de MOMMSEN, único historiador con premio nobel, pero que pasó de ser historiador generalista de Roma a perderse en los detalles del mundo actual.

[4] Autor que, en su Esquema de la historia, defiende la necesidad de hacer síntesis de la historia.

[5] Que es lo que le pasó al Imperio de ALEJANDRO MAGNO, con la división que hizo ptolemaica, aqueménida y seleúcida, mezclando así el helenismo con lo egipcio y lo persa, y que no supuso nada para la cultura universal (al contrario de lo que sí había supuesto el helenismo puro de la Grecia Clásica).

[6] NAMIER utilizó recursos tales como testamentos y registros de impuestos, para revelar los intereses de los parlamentarios.

[7] Como era el caso de la británica Cámara de los Comunes.

[8] Como la pertenencia de un parlamentario a determinado club, y luego su intento de relacionar ese dato con los patrones de votación en el Parlamento.

[9] Colega de partido de NAMIER, pero muy crítico con él.

[10] Gran marxista a posteriori, pero que a priori no fue tratado de enemigo por la derecha. Y es que los maestros de derechas tampoco daban demasiada importancia a la ideología.

[11] Estudiando las biografías de las personas según los colectivos y rangos sociales a los que pertenecían, y al igual que había hecho su colega BUTTERFIELD.

[12] Para poder saber así qué era el Parlamento, analizando quienes eran sus parlamentarios.

[13] Sin términos intermedios.

[14] En términos de comprobabilidad.

[15] Que se había ido imponiendo a la tiranía de los reyes.

[16] Dando igual que se hablara, por ejemplo, de un torie del s. XVII o del s. XIX, pues lo importante era que ambos descendían de los tories.

[17] La historia de Inglaterra es la de un gremio que mira hacia sí mismo, y no entra en los grandes temas comunes de la humanidad. Siempre se queda al margen de ellos, y sólo entra en asuntos parciales que le son de utilidad.

[18] Como hace Inglaterra, interpretando liberalmente su historia.

[19] Dentro del sentido más retrospectivo del término, haciendo ver cómo en el pasado ya había precedentes del presente.

[20] Como es el caso de las escasas diferencias estructurales entre la época del feudalismo y la época del ferrocarril.

[21] Como proponía HEGEL.

[22] Como proponía el mundo clásico, desde PERICLES, y se ha seguido proponiendo siempre.

[23] Considerando a éste como la ciencia que permite predecir la historia, al modo que hacen los comunistas.

[24] Pues la historia se compone de comportamientos humanos.

[25] Grupo de los que ahora se habían hecho conservadores, pero antes no lo eran.

[26] De ahí que JACQUES TILLY hable jocosamente de HIMMELFARB y de su Old Old Social History, en contraste con lo que debía ser una Old New Social History.

[27] Pues la historia social marxista acabó convirtiéndose en epifonoménica y en superestructura, contrariamente a lo que defiende la nueva escuela social, que es no crear estructura política alguna.

[28] Al ponerse ellos, historiadores sociales modernos, por encima de lo que decían los historiadores de la época.

[29] Toneladas de trigo, número de libros…

[30] Violencia, evolución, esclavitud…  

[31] Aludiendo a los historiadores que rechazan todo lo anterior y validan sólo lo suyo; o a aquellos que se ponen por encima de los hechos, sobrevalorándolos u omitiéndolos.

[32] Aludiendo a CH. HILL, THOMPSON, G. ROUDE, HOBSWAWM…

[33] La de ENGELS, claro.

[34] Sin darse cuenta, por ejemplo, de que los brigantes napolitanos que se opusieron a NAPOLEON llegaron a convertirse en el prototipo de ciudadanos, o de que los rebeldes españoles que se opusieron a Napoleón tenían detrás una entera estructura política… España.

[35] Pues no todos ellos son importantes, y la mayoría de ellos carece de importancia.

[36] Como pasó con el juicio llevado a cabo contra el alemán STRESSEMAN, cuyos datos de relaciones alemano-rusas fueron falseadas.

[37] Además, valorar los datos merece mucho más la pena que recogerlos y seleccionarlos.

[38] Al nivel de cierto complejo respecto al resto de las ciencias.

[39] Es aquí donde hace una crítica feroz a POPPER (por defender la libertad como fuente de progreso) y defiende el caso de Rusia (que tiene desarrollo sin libertad), como auténtica pieza del futuro.

[40] Pues la historia debería regularse, como toda ciencia, sin recurrir a Dios ni a las historias privadas (de ENRIQUE IV…). Además, no es posible que los actos públicos se dediquen a juzgar a personas privadas (como STALIN o NAPOLEON).

[41] Para analizar si algo ha sido progresivo o regresivo, reaccionario o no.

[42] Que ven a la historia como una rama de las humanidades, y no de las ciencias.

[43] Consistente éste en la convicción de que:

-todo cuanto ocurre tiene una o varias causas,
-no podría haber ocurrido de otro modo,
-salvo que algo, con la misma causa o causas, hubiese salido distinto.

            Además, en historias que podrían haber pasado, éstas no importan, sino lo que sucedió.

[44] Consistente éste en que la historia se mueve a grandes rasgos, y en hechos conectados por coincidencias fortuitas (y tan sólo atribuibles a las causas más causables). Este azar existe, según CARR, pero no es sino un mero accidente (como el amor, la enfermedad, la mordedura de animales, la amistad, o el caso del “Señor Robinson” atropellado).

[45] Concepción que fue rota por:

-el Cristianismo, al introducir su noción de historia que mira al fin y a la meta, como final de la historia,
-la Ilustración, que continuó con la idea de progreso cristiano, aunque secularizado.

[46] Por eso la objetividad no debe tener la última palabra, sino la dirección correcta de la historia.

[47] Su gran equivocación, y la del comunismo en general.  

[48] Sobre todo por parte de EVANS, que en el prólogo que en 1990 dedicó a EDWARD CARR, en una de las reediciones de sus obras, y una vez muerto, vino a decirle:

            1º que Carr había pasado de historiador a mero agente del cambio progresista, y a considerar la historia como una ley regida inexorablemente por los hechos bolcheviques,

            2º que Carr había pasado a ver los hechos con los ojos de los vencedores, con ideal de parcialidad, y en un sentido contrario a la liberalidad occidental (basada en la libertad de elección moral, sean cuales sean los condicionantes históricos),

            3º que Carr había pasado a olvidar el campo de acción del individuo,

            4º que Carr había pasado a olvidar que la objetividad histórica debe estar centrada en la metodología, y nunca en su interpretación,

            5º que poner la objetividad en el futuro (como Carr había pasado a hacer, y siendo el futuro nunca profetizable, como Carr defendía) sería lo mismo que decir que la objetividad iría cambiando de la noche al día y del día a la noche, y esto no es historia,

              que si fuera bueno todo lo que ocurre (como Carr había pasado a decir), esto supondría estar siempre con los vencedores, o afirmar que los gulags también fueron buenos.

[49] Como virtud, disposición y habilidad para hacerlo bien, a lo que habría que sumar el conjunto de reglas y preceptos necesarios para hacerlo mejor.

[50] Sobre sus fuentes y autores, que han ido tratando esta materia. Es el campo donde entra la historia como sujeto, las divergencias entre escuelas, y la parte más filosófica de la historia.

[51] A nivel escueto y sintetizado.

[52] Pues las evidencias que no han sobrevivido no son evidencias.

[53] Pues eso suponía saber escribir y leer, y el nivel de analfabetismo era brutal en la antigüedad.

[54] Que, además, han sido archivados por escrito, y estos archivos han perdurado con el paso lejanísimo del tiempo. Un libro quemado, por ejemplo, perdido está, y su historia perdida está.

[55] Pues las mujeres que han intervenido en historia lo han hecho por hacer cosas de hombres (en Egipto, por ej, a una faraona se la pintaba como a un hombre). También la memoria familiar es masculina, sobre recuerdos o profesiones de abuelos y padres.

[56] Pues los perdedores nunca han escrito la historia de los que han vencido, sino que la han escrito los vencedores (en el alzamiento irlandés de 1798, por ejemplo, sólo hay 100 documentos rebeldes de los 100.000 documentos totales sobre los hechos). Además, también es importante el disponer de espacio para conservar los papeles, y los pobres no suelen disponer de este privilegio. JUANA DE ARCO y la Guerra civil española son dos ejemplos de querer re-escribir la historia el perdedor, pero la transmutación de papeles también queda atestiguada a la larga.

[57] Pues la juventud, salvo excepciones como ALEJANDRO MAGNO, tampoco ha tenido salidas ni cabida perdurable en la historia.

[58] Ya que juega mucho más papel en la historia el odio que el amor, y la curiosidad que la inteligencia.

[59] Hoy en día desde el status de funcionario de la hacienda pública, en la Edad Media desde la eclesialidad, en la Edad Clásica desde la crónica imperial…

[60] Pues todos ellos buscan, desde TITO LIVIO en adelante, justificarse antes de nada para ponerse a hablar de historia.

[61] La sociología apunta, por ejemplo, que los historiadores que nacen siendo heterogéneos, acaban siendo todos académicos monopolizados.

[62] Dependiendo de si ese día el historiador ha tenido una vivencia u otra contraria, de si su concentración ha sido mayor o menor, de si se ha dedicado ese día a una profesión o a otra, de si recibe sueldo a cambio y lucha por un estado fuerte o al revés…

[63] Un diputado comunista tiene más relación, por ejemplo, con un diputado que no es comunista que con un comunista que no es diputado.