II. Destinatario

Si la teología no tuviese un destinatario, se reduciría a una especulación reducida y solipsista, puramente teórica, del teólogo, que no serviría para nada. El destinatario no puede ser- tampoco alguien escogido por puro capricho; se impone de alguna manera en la aparición misma de la reflexión teológica, debido a las diversas condiciones histórico-culturales en que ésta se realiza.

También la teología fundamental tiene su propio destinatario. En cuanto disciplina teológica que se construye sobre el "porqué" de la fe (Dt 6,20), está llamada a dar una respuesta, siempre y responsablemente, sobre el acontecimiento de la fe en la revelación. Esto sobre todo en sintonía con 1 Pe 3,15, en donde el apóstol invita a no dejar nunca de responder a las provocaciones que se hacen y sobre todo a estar en disposición de ofrecer siempre razones al otro que interroga (/Apología).

En algunos momentos se siente la tentación de determinar la identidad del destinatario a partir del análisis socio-cultural en donde está situada la disciplina. Ciertamente, este planteamiento es fundamental; pero no puede olvidarse ni por un instante que, si se trata primariamente de una disciplina teológica, el primer análisis que hay que realizar está ya dentro de la inteligencia de la fe.

En este horizonte se descubre que, si la revelación tiene un destinatario universal, la fe, por el contrario, crea una forma de discernimiento. En efecto, dentro de la fe el teólogo descubre al que cree y al que no cree, pero a quien hay que darle las razones para creer.

La experiencia de Pablo que atraviesa las calles de Atenas y su discurso en el Areópago (He 17,16-23) son la condición normal para la teología fundamental de hoy. También ella, como sujeto creyente, pasando por las calles de la ciudad se encuentra con el altar dedicado al "Dios desconocido". Es un hombre concreto el que es objeto de la reflexión creyente; esto lleva a la pretensión de la fe de salir a su encuentro para revelarle que su existencia no es completa todavía mientras no se encuentre con Cristo.

Así pues, dentro de las razones de la fe y de la responsabilidad para con ella, la teología fundamental está llamada a salir al encuentro del "otro" para dar una respuesta definitiva a su pregunta de l sentido.

Recuperando de este modo el horizonte mismo de la revelación, que invita a cada uno a creer y a adherirse a Cristo, se puede ya identificar de manera genérica, como destinatario de la teología fundamental, al hombre contemporáneo nuestro.

Semejante afirmación exige algunas distinciones que pueden clarificar la cuestión.

En la historia de la teología fundamental es fácil descubrir diversos destinatarios, determinados por los diversos sujetos de épocas históricas. Se advierte, por ejemplo, que los primeros l apologetas se dirigían a los paganos para convencerles de la bondad de la fe en Jesús de Nazaret y de la verdad de los textos sagrados.

Tomás de Aquino escribirá el Contra Gentes teniendo en cuenta ante todo a los seguidores del islam; para ellos expresará las razones de la fe o "las verdades de la doctrina católica", como sugiere el subtítulo de la obra: "Contra gentiles seu de veritate catholicae fidei".

En el período del humanismo, Raimundo de Sabunde (fi 1436) se dirigirá con preferencia al creyente que se ha hecho un tanto escéptico; insistirá en la dimensión de la humanidad que aúna a todos ("Ista scientia docet omnem hominem cognoscere realitates, infallibiliter, sine difficultate et labore', con la finalidad de mostrar que la verdad de la revelación es necesaria al hombre como tal para conocerse a sí mismo, además del misterio de Dios: "omnem veritatem necessariam homini cognoscerem tam de homine quam de Deo, et omnia quae sunt necessaria homini ad salutem et ad suam perfectionem, et ut perveniat ad vitam aeternam" (Theologia naturalis seu Liber creaturarum, pp. 27-30).

Pierre Charron (1541-1601), como primer inspirador de la triple demostración, que tendrá luego en el Tractatus de Hook la codificación definitiva,. escribirá el volumen Les trois vérités contre les athées, idolátres, juifs, mahométans, hérétiques et schismatiques, todo un conjunto de enemigos, para ocultar quizás al verdadero destinatario de su volumen: los protestantes en general y su enemigo Duplessy-Mornay en particular.

Los deístas, los ilustrados y los racionalistas en general serán los destinatarios de las teologías fundamentales realizadas entre los siglos xvl y xvill. Pierre Daniel Huet escribirá una Demonstratio evangelica; Vitus Pichler, que fue el primero en introducir el término "teología fundamental", escribirá una Theologia polemica, y René de Chateaubrland publicará Le Génie du christianisme.

El tema principal que hay que defender cqntra el racionalismo sigue siendo en este período la religión sobrenatural contra cualquier forma de reduccionismo; y por tanto, la defensa del valor de la Escritura como texto sagrado inspirado contra toda forma de historicismo y positivismo.

El "ateo" será finalmente el destinatario de los tratados publicados en el siglo xlx antes de la llegada a la I teología manualista, que, después de desempolvar la necesidad de la especulación sobre los primeros principios, tendrá como coloquiante de su reflexión al hombre metafísico, prescindiendo de todo contexto social, y privado por tanto de una referencia específica.

Como se advierte por esta rápida lectura de unos pocos autores y de unas obras escogidas entre las más significativas, parecen destacar tres características para nuestro tema:

1) La primera impresión está determinada por el hecho de que siempre se está frente a unos "enemigos". La necesidad de dar razón de la fe, que habla caracterizado al planteamiento de 1 Pe 3,15 y al de los primeros apologetas, se va deslizando progresivamente hacia formas que tienen que ver con la polémica, hasta llegar a tener como destinatarios, no ya a unas personas a las que presentar positivamente la riqueza de la fe, sino a unos enemigos y herejes contra los que defender la doctrina.

2) La segunda característica está determinada por la actividad preponderante de "descubrimiento de errores". Mientras que en los primeros siglos se intentaba encontrar formas comunes entre los creyentes y los no creyentes para una base sólida de discusión, luego nos encontramos con una fuerte caracterización de apropiamiento de la verdad definitiva, que se transforma en crítica y en juicio contra toda forma distinta de comprensión de la realidad.

Había ciertamente errores objetivos y formas heréticas, pero metodológicamente se crea una situación distinta; no hay ya ni una búsqueda en común ni el más pequeño intento de mayéutica. La solución era solamente la defensa de la propia verdad, contraponiéndose polémicamente a todo el que pensase de forma distinta.

3) El tercer elemento que se advierte y que parece paradójico es la desaparición progresiva del propio destinatario. El destinatario al que dirigirse es sustituido solamente por el estudio de la doctrina o, todo lo más, de los principios que regulan el procedimiento demostrativo. El destinatario es sólo la causa instrumental de la que se parte, mientras que el objetivo central y fundamental es la denuncia de los errores presentes en la doctrina del "otro".

No hay ya, por tanto, un coloquiante concreto, con sus referencias históricas, políticas, culturales y religiosas, sino la doctrina, las tesis o las ideologías.

Pascal, en el proyecto de sus Pensées, había remachado con fuerza la primacía del sujeto concreto; éste mismo era el deseo subyacente a la Grammar of Assent de l Newman; pero será esencialmente l Blondel con L áction el que haga la síntesis de las dos exigencias, produciendo una metafísica, aunque con una referencia directa a la historicidad del sujeto..

La teología fundamental contemporánea no puede ni olvidarse de la historia pasada ni soslayar los cambios que hoy se han operado. Quiera o no quiera, está comprometida con la historia del pasado; y tiene que enfrentarse con la del presente en nombre de la responsabilidad de la fe que la hace existir.

En la individuación de nuestro destinatario creemos que intervienen dos órdenes de factores, unos positivos y otros que provocan cierta dificultad.

1. ELEMENTOS POSITIVOS. El primer factor positivo que hay que señalar es ciertamente el de un sentido ecuménico renovado, que ha permitido abrirse a los hermanos en el mismo bautismo. Por consiguiente, no sólo sería anacrónico buscar "enemigos", sino que estaría en contradicción en una disciplina que ha descubierto en la fe los fundamentos de su propio ser.

La conciencia histórica (l Historia, I) que caracteriza a nuestro siglo hace tomar seriamente en consideración la historicidad de nuestro teologar y de las condiciones típicas en que llegan a encontrarse el destinatario y el teólogo. Este sentido recuperado de la historia es igualmente un elemento positivo que permite a la teología fundamental, una vez superada la seguridad de los principios sobre el hombre metafísico, encontrar hoy un sujeto profundamente arraigado en su historia y en su cultura, que está profundamente celoso de este arraigo.

Esto permite recuperar una base común inicial. Ante todo, se puede presentar más fácilmente a la persona de Jesús de Nazaret como un sujeto inserto en la historia de su pueblo, creído como cumplimiento de la historia de la salvación y anunciado hasta nuestros días como principio hermenéutico para una comprensión global de la historia universal. Además, se le concede al destinatario un papel de protagonista en la transformación de esta historia. El vivir concreto en un testimonio auténtico de liberación es memoria de la presencia constante del mal y del pecado que han de ser vencidos, y de los gérmenes de salvación y de esperanza que ya están sembrados y que van madurando progresivamente.

En este contexto asume una especial importancia el tema del anuncio del evangelio en las diversas culturas y una forma de contextualidad de la teología (/Teologías, VII) que pone de manifiesto la riqueza de la integración y de la aportación de los diversos modelos. culturales.

2. DIFICULTADES. Junto con los datos positivos se presentan hechos y valoraciones que provocan no pocas dificultades a la teología fundamental.

El primer dato que debemos observar es que, al faltar la unidad de un referente filosófico, la individuación del destinatario está sujeta a diversas referencias filosóficas e ideológicas. Semejante pluralismo crea, a su vez, una pluriformidad de expresiones y de lenguajes que no permiten tener claro el partner del discurso.

Ante tales problemas puede surgir la tentación de seguir el camino más fácil de una renovada neo-abstracción en la individuación del destinatario, con consecuencias más nefastas que las habidas en el período manualístico.

Se deberá, por lo tanto, tener bien clara la perspectiva de que no será posible una presentación apologética del hecho cristiano. teniendo como interlocutor un solo destinatario. Incluso la perspectiva del "otro", como hipotético partner, sería una simplificación demasiado fácil, que sería conveniente evitar. Las formas del l ateísmo se presentan hoy totalmente diversificadas (ateísmo metodológico, filosófico, psicológico, lingüístico y pragmático), de modo que no existe la posibilidad de reducirlas a un solo factor.

Por otra parte existe otra gran dificultad, fundada en la existencia de una profunda crisis de racionalidad. Una injustificada sobrevaloración es debida a la emotividad, de modo que ya no se percibe con claridad la importancia constitutiva de una conciencia crítica para el contenido de la fe. Parece que el "estar juntos" o,el "orar juntos" es la gran solución para resolver todas las dificultades. Pero al teólogo, que tiene la obligación de mantener viva la responsabilidad para entender la fe, las mencionadas expresiones le crean problemas y no le solucionan las dificultades.

Una verdadera unión y una serena conversión, para que puedan ser plenamente humanas y auténticamente cristianas, pasan por la mediación de la inteligencia: fides si non intelligitur nulla est. La voluntad de encontrarse en la "praxis" y el desafío para que ésta se convierta en un locus theologicus con el que juzgar la verdad de la fe no es menos parcial que una fe que quisiera ser ortodoxa con el elemento de la inteligencia.

La unidad del obrar personal, las mediaciones típicas que se le han dado ala Iglesia para su permanencia en la verdad y las razones que la teología presenta en la historicidad de su reflexión son otras tantas expresiones que hay que considerar por separado por el valor que asumen en la búsqueda de la plenitud de la verdad, pero que no es posible desconocer en ningún caso.

¿Quién será entonces el "contemporáneo", destinatario de la teología fundamental?

Ciertamente el creyente, ya que él es siempre el primer destinatario de la reflexión teológica; en segundo lugar, el "otro" de nuestra fe, ya que es éste el que caracteriza peculiarmente a la teología fundamental dentro de la ciencia teológica.

Sin embargo, la realidad actual, si permite ver un doble destinatario en virtud de la fe, no consiente ver al creyente como "otro" respecto a su contemporáneo. Vienen inevitablemente a la memoria las palabras de la Carta a Diogneto: "Los cristianos no se diferencian de los demás hombres ni por su territorio, ni por su lengua, ni por su forma de vivir. No viven en ciudades especiales ni usan un lenguaje extraño, ni llevan un género de vida especial. Viven en ciudades griegas o bárbaras, según los casos, siguiendo en su manera de vestir, en su comida y en el resto de su vida las costumbres del lugar; se proponen una forma de vida maravillosa y al mismo tiempo paradójica, admitiendo a todos" (c. 5).

Hoy como ayer, la fe crea una vida específica; pero la realidad de las características propiamente humanas sigue inalterada para todos.

El contemporáneo aparece en su expresión más positiva como un sujeto lleno de esperanza. La esperanza parece ser la característica que más cualifica el final de nuestro siglo. Salido de dos guerras mundiales que han visto los estragos y los efectos nefastos del odio, con la Shoah que sigue siendo la expresión culminante de hasta dónde puede llegar la locura del hombre, el contemporáneo vive todavía bajo el impacto del miedo a algo que puede aniquilarlo. Crece en él la esperanza de una convivencia humana entre la naciones, de forma que nadie tenga que prevalecer sobre el otro y la justicia pueda finalmente abrazarse con la paz (Is 9,5-6). Por eso sigue con gran preocupación los pasos que dan las grandes potencias con vistas a una ausencia total de guerra universal.

Esta esperanza de base se concreta luego en diversos objetivos: la economía creciente hace pensar en un bienestar de vida, los incesantes descubrimientos en el terreno de la medicina dan confianza en una prolongación de la vida, el progreso en el campo tecnológico -especialmente en los medios de comunicaciónnos hace sentirnos a todos "ciudadanos del mundo", las noticias se difunden simultáneamente en los dos hemisferios, aumentando el sentimiento de solidaridad mundial.

Pero a un aumento de esperanzas corresponde también un fuerte sentimiento de desconfianza y malestar. Ante todo, en lo que se refiere a las instituciones y a los organismos políticos. Nunca como hoy el sentimiento de desinterés y de no credibilidad ha acompañado a las declaraciones de los hombres políticos o a los planes programáticos de los hombres de partido. Alejándose cada vez más del sentido y de la búsqueda del bien común, se han alejado igualmente del hombre concreto y de sus más profundas exigencias de una vida más humana. Bajo el peso de las leyes de una economía elitista, los desniveles han aumentado, haciendo a los poquísimos ricos cada vez más ricos y a los muchísimos pobres cada vez más pobres.

Engañados por maniobras económicas y por ideologías nihilistas, los valores esenciales de respeto al otro, a la vida en su globalidad y a la naturaleza en su conjunto han ido decayendo y viendo cómo crecía su sentido de impotencia y de soledad. Quizá nunca como hoy se ha alcanzado el sentimiento de la contradicción personal, determinada y hecha más dramática por el hecho de que cada uno es plenamente consciente de ello, pero al mismo tiempo se siente incapaz y demasiado solo para poder reaccionar.

Si luego se desplaza la mirada hacia el horizonte religioso, también es posible asistir a la gran contradicción de nuestros contemporáneos. La profecía nietzschiana de la muerte de Dios en nuestro mundo parece dar hoy lugar a un renovado "sentido de lo sagrado". Pero en muchos aspectos esta recuperación fantasmal de lo sagrado no hace sino confirmar la muerte de Dios y señalar a nuestras ciudades, con sus iglesias, como los cementerios del Dios de los cristianos.

Por parte cristiana se habla cada vez más de una "crisis de participación"; las grandes metrópolis de Occidente muestran sus iglesias vacías los domingos; tan sólo un porcentaje mínimo sigue la catequesis como el momento sistemático del estudio de la fe; casi nos parece asistir a un cisma subterráneo en el que, apelando a su propia conciencia, el creyente parece no acoger ya la enseñanza del magisterio. Si es posible ver un fuerte despertar en las generaciones jóvenes, éste no está exento muchas veces de una crisis de inteligencia, ya que a menudo el movimiento religioso está promovido por personalidades carismáticas, en las que la emotividad se impone a 1a inteligencia.

Por parte no cristiana, parece asistirse a un neopaganismo. Se multiplican los ritos perversos, se extienden como una mancha de aceite las sectas religiosas, se asiste a un ansia por leer y conocer el propio futuro para sentirse seguros y saciados; las nuevas magias y brujerías seducen y engañan, ofreciendo el conocimiento de sí mismo a través de cartas o de indestructibles esferas de cristal, y en los periódicos a veces es el horóscopo lo único que se lee.

Todo esto es señal de un vacío, de una profundidad que no se ha visto colmada por unos valores que puedan satisfacer de verdad, ya que comprometen la responsabilidad personal.

Un contemporáneo que tiene cada vez más prisas y que no tiene ya tiempo para escuchar y reflexionar; que se complace en eslóganes para llegar a la inmediatez sin perderse en el esfuerzo de las demostraciones que ya no es capaz de leer por estar atento tan sólo a las imágenes de la televisión; que está incapacitado para contemplar la belleza al estar sumergido en el caos de la metrópoli destructora que mancha todo lo que el genio y la fe del pasado nos ha dejado en herencia; que siente siempre la tentación del sabor escondido de la transgresión y de la violencia; que puesto, finalmente, ante el problema dramático de la l muerte lo rechaza no pensando en él o engañándose con nuevos sofismas, este contemporáneo, ¿seguirá siendo capaz de escuchar la voz profética del que anuncia a Dios?

Ciertamente que si, porque a pesar de todos los aspectos negativos de la descripción anterior, ese contemporáneo sigue siendo capaz de ponerse con sinceridad ante el !sentido de la vida y está dispuesto a comprender el significado del l amor.

En todas las partes del mundo hay personas capaces de un gesto de amor. Los ejemplos nos llevarían lejos y no darían toda la profundidad de la realidad experimentada. Pues bien, en, cada uno dé esos signos es posible reconocer y comprender el lenguaje del amor.

La teología fundamental tiene delante de sí a un sujeto, creyente o no creyente, con una fuerte necesidad. de sentido (l Credibilidad). Esto es hoy más:urgente todavía porque hay una mayor conciencia de ello y a su alrededor todo parece llevar al hombre al absurdo.

A este destinatario es preciso llevar, en un lenguaje nuevo, el amor trinitaiio de Dios, que alcanza su cima en el misterio pascual de Jesús de Nazaret.

Ante este amor revelado, amor auténtico por ser plenamente libre y capaz de llegar al don total de sí mismo, nuestro contemporáneo no puede ser insensible. Comprende que es un mensaje para él, sabe que tiene que correr el riesgo de la fe y del seguimiento, porque es la última posibilidad que se le concede para comprender a fondo el misterio de su ser y al mismo tiempo para sentirse plenamente libre.

BIBL.: FERRARoTTi G., Una teologia per laici, Bar¡ 1984; HEINZ G., Divinam christianae religionis originem probare, Mainz 1984 LATOU• RELLE R., El hombre y sus problemas ala luz de Cristo, Salamanca 1984; NIEMANN F.J., Jesus als Glaubensgrund in der Fundamentaltheologie der Neuzeit, Innsbruck 1983; RUGGERI G., La compagnia della fede, Turín 1980; ID (ed.), Enciclopedia di Teologia Fondamentale I, Turín 1987; SECKLER M., Fundamentaltheologie: Aufgaben und Aujbau, Begriff und Namen, en HFTh IV, 451-513.

R. Fisichella

 

III. En España e Iberoamérica

La situación de la TF en España e Iberoamérica en la etapa posterior al Vaticano II merece atención especial, puesto que a partir de este concilio los tradicionales manuales de teología latinos son sustituidos por textos en lenguas autóctonas y a su vez se multiplican las facultades de teología en su amplia geografía. Veamos, con todo, algunos autores iniciales de nuestras tierras que han influido en la historia general de la TF, para adentrarnos después en la etapa central a partir del concilio hasta nuestros días:

1. AUTORES INICIALES.. a) Siglos XII-XVI. RAIMuNDQ LULIO (Mallorca 1232-1316), filósofo y escritor. En su filosofía intervienen elementos aristotélicos, neoplatónicos y agustinianos, y presenta una doble vertiente, la mística y la racionalista, con el fin de ofrecer elementos racionales para la comprensión de las verdades de la fe. Su Ars magna desarrolló un tipo de lógica simbólica, que aplicó a los problemas religiosos, convirtiéndose en una "ars compendiosa inveniendi veritatem". Su apologética se encuentra incluida en diversos escritos que narran debates teológicos; así el Llibre del gentil e los tres savis (judío, cristiano, sarraceno), Llibre dels cinc savis (latino, griego, nestoriano, jacobita y sarraceno) y también Llibre de demostracions. Lulio forma parte de los apologetas catalanes misioneros de los siglos xin-xiv, como san Ramón de Peñafort (1176-1275) y el también dominico Ramón Martí (12301284) (cf B. MENDIA, La apologética y el arte luliano a la luz del agustinismo medieval, en "Estudios Lulianos" 22 [1978] 209-239, y las monografías en B. PARERA, Historia de la Teología española I, Madrid 1983, 447-494; E. VILANOVA, Historia de la teologia cristiana I, Barcelona 1984, 637-647).

RAMóN DE SIBIUDA (Toulouse j' 1436), médico, profesor de teología y rector de la universidad de Toulouse, autor del Liber creaturarum, conocido posteriormente como Theologia naturales. Su doctrina fue divulgada ampliamente por Michel de Montaigne (1533-92) en Apologie pour Raimond Sebond (1575-76), que subraya su marcado carácter antropocéntrico, síntesis que fascinó a la Europa del renacimiento y del barroco (cf R. Pou, La antropología del "liber creaturarum" de Ramón Sibiuda, en "Analecta Sacra Tarraconensia" 42 [1969] 211-270; de ahí su puesta en el indice por Pablo IV [1599]). Su perspectiva es más contemplativa que apologética, e intenta estimular la mente para que llegue a Dios, la suma perfección. Está influenciado ampliamente por el Itinerarium mentis in Deum de san Buenaventura, por san Anselmo y por su maestro Raimundo Lulio (F.J. ALTÉS ESCRIBÁ, Raimundo Sibiuda [ f 1436] y su sistema apologético, . Barcelona 1939; J.L. SÁNCHEz NOGALES, "Itinerarium Hominis in Deum" La Teología Natural de R. Sibiuda, Granada 1991). Recientemente F.J. Niemann, en su investigación histórica sobre la cristología fundamental, ha situado a Sibiuda como su primer iniciador (Jesus als Glaubensgrund in der Fundamentaltheologie der Neuzeit, Innsbruck 1983, 92-99).

JUAN Luis VIVES (Valencia 1492Bruges 1540), humanista y educador, compañero de Erasmo y preceptor de Catalina de Aragón en la corte inglesa. Autor del De veritate fidei christianae (Basilea 1543; Valencia 1790; ed. facsímil, Londres 1964), considerada como la obra más importante del renacimiento en el campo apologético (cf P. GRAF, Luis Vives como apologeta [1932], Madrid 1943 [trad. de J.M. Millás Vallicrosa], y E. Vilanova, Historia de la teología cristiana 11, Barcelona 1986, 6572). G. Heinz en estudio monográfico reciente ha mostrado cómo Vives representa la primera base histórica del tratado de revelación (ef Divinam christianae religionis originem probare. Untersuchung zur Entstehung des fundamentaltheologischen Offenbarungstraktates der katholischen Schultheologie, Mainz 1984, 24-32).

MELCHOR CANO(] 548-1563),_ profesor en Salamanca y teólogo en Trento, es conocido por una de las obras que más ha influenciado la metodología teológica, el De Locis theologicis (1563) -¡con más de treinta ediciones!-. Su orientación es claramente apologética, y su epistemología está dominada y regulada por la autoridad, objetivamente verificable. Cano insiste en el valor de la razón y de la tradición, frente a las tesis protestantes de la sola fe, la sola gracia y la sola Escritura, siendo aquí donde encuentra su conexión e influencia en la futura teología fundamental. Cano supera la clásica escolástica -la quaestio y el utrumcon una exposición positiva, recurriendo a los lugares teológicos que iluminan la cuestión planteada y situándose en la línea renacentista, como muestran sus citas de J.L. Vives (XI, c. 6, en positivo; X, c. 9, en negativo), y forja un método teológico moderno, que parte siempre de las fuentes (cf A. LANG, Die Loci theologiei des Melehor Cano und die Methode des dogmatischen Beweises, Munich 1925; M. ANDRÉS La teología española en el siglo XVI II, Madrid 1976, 41 I-424). Recientemente, M. Seckler ha reivindicado una visión no puramente epistemológica, sino más global y eclesiológica de los lugares teológicos de Cano a partir de la perspectiva de una catolicidad gnoseológica y de una sabiduría estructural que reconozca en los lugares teológicos a la Iglesia como sujeto activo de la tradición (cf Die ekklesiologisehe Bedeutung des Systems der "loci theologici" Erkenntnistheoretische Katholizitlft und structurale Weisheit: Weisheit Gottes, Weisheit der Welt [FS. Kardinal, J. Ratzinger] 1, St. Ottilien 1987, 37-65).

b) Siglo XIX. JUAN DONOSO CORTÉS (1809-1853), uno de los laicos más relevantes promotores de la TF (cf su presentación en l Apologetas laicos, 2c).

JAIME BALMES (Vic -Barcelona- 1810-1848), filósofo, periodista y político, contemporáneo de los propiamente iniciadores de la teología fundamental como disciplina (l J.S. Drey, en Tubinga, 1777-1853; G. Perrone, en Roma, 1794-1876). Entre sus obras más significadas se encuentra El criterio (1845), Cartas a un escéptico en materia de Religión (1846), El protestantismo comparado con el catolicismo (1842-44), Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo (1851) y Filosofía fundamental (1848). Este último libro fue traducido al alemán en 1855 y tuvo una amplia influencia en teólogos católicos alemanes, de tal modo que ayudó a forjar el mismo nombre de teología fundamental en paralelo con el nacimiento de la llamada filosofía fundamental (cf esta observación en M. SECKLER, en HFTh 4, 462, n. 31). Balmes elaboró, dentro de la eclesiología, el argumento empírico en su estudio comparativo entre protestantismo y catolicismo, siendo predecesor de la ! "vía empírica", propuesta por el cardenal Dechamps (1810-83) y afirmada por el Vaticano I (1870) (I. CASANOVAS, Apologética de Balmes, Barcelona 1953; E. VILANOVA, Historia de la teología cristiana III, Barcelona 1989, 331s.).

c) Siglo XX, anterior al concilio Vaticano II. T. ZAPELENA (18831962), profesor de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma del 1928 hasta el 1957, conocido por su tratado De Ecclesia, cuya primera edición del 1930 fue reeditada con la ampliación a una sección dogmática sobre el cuerpo místico: Pars Apologetica (19556), Pars Apologetico Dogmatica (1954) (M. CHAPPIN, Dalla difesa al dialogo:1 insegnamento della TFalla PUG, 1.930-1988, en R. FISICHELLA [ed.], Gesú Rivelatore, Casale Monferrato 1988, 33-45). Su talante era claramente polémico y defensivo, tal como ya observó negativamente el mismo J. Salaverri, ("EE" 29 [1955] 217-231), crítica que Zapelena valoró como contraria al evangelio (cf-De Ecclesia 16, p. 48). Este autor se dio a conocer más ampliamente por su participación en la polémica sobre el método teológico de L. Charlier (cf "Greg" 24 [1943] 23-47.287-326; 25 [1944] 3873.247-282).

M. NICOLAU y J. SALAVERRI, autores de la Theologia Fundamentalis del manual latino más divulgado antes del Vaticano II, la Sacrae Theologiae Summa I, de la BAC (1950), con cinco ediciones hasta 1962, y del cual se vendieron 62.000 ejemplares hasta el año 1970, y que fue calificado así por K. Rahner: "No hay en el mundo ninguna TF que sobrepuje a esta Summa en el equilibrio al proponer esta materia, en la proporción de la bibliografía abundante, en tener al día el suministro de la escuela. Evita que uno olvide la herencia teológica de los últimos siglos" (cf texto de 1958 transcrito en EE" 56 [1981] 282). Se trata, pues, del máximo representante de la TF de cariz apologético, que se convierte en el último manual de primera línea de estas características, paralelo a los de H. Dieckmann (1930), A.C. Cotter (1940), R. GarrigouLagrange (1945), considerados por A. Dulles como los cuatro mejores manuales de esta época (A History of Apologetics, Nueva York. 1971, 215.272).

J. SALAVERRI (1892-1979), después del Vaticano II dio una síntesis de su comprensión de la TF en Gran Enciclopedia Rialp, XXII, Madrid 1971, 267-269. También comentó el tema de la sucesión apostólica de la LG 20 (Constitución sobre la Iglesia, Madrid 1966, 379-403, donde se remonta a sus estudios históricos anteriores en "Greg" 13 [1932] 211-240; 14 [1933] 219-247; 16 [1935] 349-373), y a su vez trató sobre el valor magisterial de las encíclicas visto como infalible, según su conocida interpretación de la Humani generis (cf "Sacramentum Mundi" 2 [1969] 567-570, donde remite a su estudio sobre el tema en "Miscellanea Comillas" 17 [1952] 135-171; cf F. DE B. VIZMANOS, Introducción Bibliográfica de J. Salaverri, en "EE"47 [1972] 319-324; J. MARTÍNEZ E., In memoriam J. Salaverri, en "Miscellanea Comillas" XXXVII {1979] 97-99). M. Nicolau, profesor emérito de Dogmática de la Universidad Pontificia de Salamanca, después del Vaticano II ha publicado un artículo programático sobre Apologética (como ciencia), en Gran Enciclopedia Rialp II, Madrid 1971, 483-491, y diversos manuales teológicos (Teología del signo sacramental, Madrid 1969; Ministros de Cristo, Madrid 1971; La unción de los enfermos, Madrid 1975; Iniciación a la teología, Toledo 1984).

F. DE B, VIZMANOS e I. RIUDOR, autores de la "Teología Fundamental para seglares" de la BAC (1963), último representante de un manual de cariz apologético, anterior al Vaticano II, especialmente por lo que se refiere a la revelación y publicado en castellano. Su publicación en plena celebración del concilio no permitió su divulgación con sucesivas ediciones. Vizmanos (1900-1974) es conocido además por algunos estudios históricos clásicos (La Apologética en los autores postridentinos, en "FE" 13 [1934] 418-446; Literatura eclesiástica en torno al concilio Vatieario Í en "EE" 45 [ 1970] 567-582) y Riudor, profesor emérito de la Facultad de Teología de Cataluña, posteriormente restructuró su tratado sobre la Iglesia a partid de la eclesiología del Vaticano II (Iglesia de Dios, Iglesia de los hombres I-II, Madrid 1972).

2. DESDE ET. VATICANO II HASTA LA 'ACTUALIDAD: 1965-1992. La TF no tuvo ni una sola mención en el concilio, aunque a él se le debe una serie de actitudes que desarrolló en la Iglesia universal, tales como el diálogo, el servicio, la conversión, la búsqueda de sentido; y una serie de perspectivas sobre la revelación, como son la centralidad absoluta de Cristo, la personalización de los signos de credibilidad, la búsqueda de sentido del hombre y de sus problemas. Por eso no es extraño que en este período se experimente una larga etapa de transición hasta la aparición en los años ochenta de una etapa en la que emerge una "nueva imagen" de la TF (cf R. LATOURELLE, Ausencia y presencia de la fundamental en la Vaticano II, en Vaticano IL' Balance y perspectivas [1987], Salamanca 1989, 1047-1068, y su voz TP:~ historia y especificidad, en este DTF; I. RODRÍGUEZ, La teología española en los años del concilio y en el decenio posconciliar, en Historia de la Teología Española II, Madrid 1987, 738-774).

a) La etapa de 1965-1980: una larga transición. El concilio Vaticano II, especialmente la Optatam totius (18 de diciembre de 1965), sobre la formación de los sacerdotes, evitó hablar de la TF y dio un trato de absoluto favor a la dogmática. Esto repercutió en las Normae quaedam en 1968, que orientaban los estudios eclesiásticos, y en las que tampoco apareció tal disciplina. En esta línea no es extraño que la TF desapareciera de las publicaciones teológicas, y aun de muchos planes de estudio, durante una larga etapa, que puede dibujarse bajo las siguientes orientaciones en España e Iberoamérica:

1) Continuidad de la TF clásica. Simbolizada en el manual de A. LANG, Teología Fundamental I (1961), Madrid 1966; Teología Fundamental II (1967), Madrid 1967. La traducción y amplia divulgación de esta clásica obra alemana en el mundo hispano manifiesta la continuidad de un planteamiento típicamente anterior al Vaticano II. Con todo, debe subrayarse el esfuerzo de actualización eelesiológica del apéndice redactado por el profesor de la Universidad de Navarra Alfredo García Suárez sobre la "comunión episcopal", donde comenta LG 18-13 (pp. 369-395).

2) Máxima divulgación de la teología de la revelación. La Dei Yerbum ayudó a vertebrar el tratado dogmático de revelación, especialmente a partir de sus dos primeros capítulos. En el mundo hispano sobresalen tres comentarios relevantes: así la sustanciosa introducción teológica del profesor de la Facultad de Teología de Catalunya, J.M. RovlRA BELLOSO, por la Editorial Estela, en doble edición castellana y catalana, Barcelona 1965, autor que después publicó un importante estudio sistemático, Revelación de Dios, salvación del hombre, Salamanca 1979; 19893, y un preciso trabajo hermenéutico, Trento. Una interpretación teológica, Barcelona 1979 (cf su voz Hermenéutica conciliar en el presente DTF). Otro profesor de la misma Facultad, J. PERARNAU, siguiendo su estilo de ediciones del Vaticano II, publicó un importante comentario de la DV en catalán y castellano, en Castellón de la Plana 1966, de gran utilidad para conocer la historia interna y sentido preciso de esta constitución conciliar. Finalmente, sobresale el comentario de orientación bíblica dirigido por el profesor español del Pontificio Instituto Bíblico L. ALONSO SCHóKEL en la BAC, Madrid 1969, con importantes estudios, especialmente del claustro de la Universidad de Deusto; A.M. Artola, J. R. Scheifler y J.A. Ubieta además del eclesiólogo de la Pontificia Universidad Gregoriana A. Antón. Recientemente se ha publicado una nueva edición co-dirigida por A.M. ARTOLA, La palabra de Dios en la historia de los hombres, Bilbao 1991, ampliada con dos trabajos importantes del profesor de Biblia de la Pontificia Universidad de Salamanca, J. M. Sánchez Caro. Finalmente constatemos la influencia de la traducción castellana del más extenso comentario teológico de la DV de B.D. DuPuY (ed.), La revelación divina 1-II, Madrid 1970; especialmente por el notable comentario del primer capítulo de t H. DE LuBAC, I, 183-367 (reeditado posteriormente en La révélation Divine, París 1983).

A su vez, la línea promovida por el profesor de TF de la Pontificia Universidad Gregoriana R. LATOURELLE crea un gran impacto con su clásica obra de orientación dogmática Teología de la revelación (Salamanca, primera ed. española de 1967, traducción de la segunda ed. original, revisada y aumentada con la documentación conciliar de 1966), de la cual se han publicado siete ediciones. Esta obra ha sido el manual más común para la asignatura, que suplía el capo de la TF con el título habitual de Revelación y fe. Este autor también publicó una introducción, Teología, ciencia de la salvación (Salamanca 1968), y una obra de renovación sobre los signos "Cristo y la Iglesia, signos de salvación" (Salamanca 1971), que, con todo, limitó su influencia al ésta nueva -visión de los signos, a esar de que en él se vislumbra ya un nuevo enfoque dé la eclesiología fundamental. En esta órbita debe situarse el profesor de TF del Instituto Teológico del Uruguay N., CofuGNO, con su monografía El testimonio en el concilio Vaticano 11, Montevideo 1974 (cf su posterior resumen en La testimonianza della vita del popolo di Dio, segno di rivelazione olla luce del concilio Vaticano II, en R. FISICHELLA [éd.], Gesú RiveIatore. TF Casale Monferrato 1988, 227-240).

3) La búsqueda a partir de la teología trascendental y antropológica. Se nota aquí el impacto de l K. RAHNER en sus diversos escritos, ampliamente conocidos y divulgados en castellano. Tres autores españoles aparecen en este horizonte, cuya influencia ha sido poco significativa: así el proyecto inacabado (no se publicó el II volumen) de enfoque trascendental de J. ALEU, Teología Fundamental 1, Razón y revelación, Madrid 1973; el manifiesto crítico de A. FIERRO, La imposible ortodoxia, Salamanca 1974, y la voluminosa introducción filosófico-antropológica a la TF del profesor de filosofía de la Universidad de Comillas J. MONTSERRAT, Existencia, mundanidad, cristianismo, Madrid 1974, y su resumen en Nuestra fe: introducción al cristianismo, Madrid 1974.

4) La profundización en la fenomenología religiosa. También la divulgación de la obra de /K. RAHNER, editada por J.B. METZ, Oyente de la palabra (1963), Barcelona 1967, abre el campo a los estudios renovados sobre la religión en el ámbito de la TF. Emerge como pionero en España el profesor del Instituto de Pastoral de la Pontificia Universidad de Salamanca J. MARTÍN VELASCO, Introducción a la fenomenología de la religión, Madrid 1973; 1978; El encuentro con Dios. Una interpretación personalista de la religión, Madrid 1976 (cf también su voz Indiferencia religiosa en España en este DTF). Debe citarse también el monje y especialista del monasterio de Montserrat L. DuCH, La experiencia religiosa en el contexto de la cultura contemporánea, .Barcelona 1979, línea continuada en sus posteriores, Religió i món modern, Montserrat 1984; Transparéncia del món i capacitat sacramental, Montserrat 1988.

b) La etapa de 1980-1992; la nueva imagen y las primeras síntesis. La constitución apostólica Sapientia christiana de 1979, representa el primer documento magisterial que, después de la Deus scientiarum Dominus de 1931(art. 27), vuelve a citar la TF (SC, art. 67,2; Ordinationes, 5052). Y precisamente a partir de los años ochenta la TF española e iberoamericana se revitaliza, en clara consonancia con la "escuela de la Gregoriana" liderada por R. Latourelle, cuyo último exponente es la publicación y dirección, junto con R. Fisichella, del presente Diccionario de Teología Fundamental. Por otro lado, se nota cierta influencia de la "teología alemana", ya sea a partir de los trabajos de J. RATZINGER, Teoría de los principios teológicos. Materiales para una TF (1982), Barcelona 1985, ya sea a partir de la síntesis de H. FRIES, Teología fundamental (1985), Barcelona 1987, conocido además por diversos libros traducidos, desde sus Conceptosfundamentales de Teología I-IV (196263), Madrid 1966, hasta su trabajo con K. Rahner, Unión de la Iglesia, posibilidad real (1985), Barcelona 1987. Fríes ha sido bien estudiado por el profesor de TF de la Facultad de Teología de Granada A. JItvtÉNEZ ORTIZ, Teología fundamental. La revelación y la fe en Heinrich Fríes, Salamanca 1988 (cf también su voz TF y encuentro en este DTF). La "escuela" de la Gregoriana incide fuertemente en la perspectiva de la "credibilidad" y en su contenido cristológico y semiológico.. La "escuela" alemana, por su lado, da más importancia a los temas contemporáneos sobre la "religión" e incide con fuerza en la eclesiología entendida como marco teológico de la TF. (Se debe añadir aquí un paréntesis sobre la importante "escuela alemana de Tubinga", cuyo pionero es el fundamentalista M. Seckler, principal-promotor del más importante manual posconciliar de TF como es el Handbuch der Fundamentaltheologie 1-4, Friburgo 1985-1988, aunque al no ser traducido al castellano ha incidido más limitadamente en el campo hispano). He aquí las orientaciones más sobresalientes de esta etapa:

1) Divulgación de la "nueva imagen" bajo el eje de la "credibilidad" La influencia de la obra traducida de R. LATOURELLE se manifiesta con claridad, especialmente en su volumen programático colectivo con el también profesor de TF de la Universidad Gregoriana G. O'COLLINS Problemas y perspectivas de TF (1980), Salamanca 1982. En esta línea, el profesor del Centro de Estudios Teológicos de Aragón R. SÁNCHEZ CHAMOSO ofrece una presentación amplia y pedagógica de tal orientación en Los fundamentos de nuestra fe. Trayectoria, cometidos y prospectiva de la TF, Salamanca 1981, que mereció ser traducida al italiano (Asís 1983). En esta perspectiva, y siguiendo de cerca la Dei Verbum, se sitúa el manual didáctico -uno de los dos únicos publicados después del Vaticano II en Latinoamérica- del profesor de TF del Seminario Archidiocesano de Bogotá O. Ruiz ARENAS, Jesús, Epifanía del amor del Padre. Teología de la revelación, Bogotá 1987, dentro de la "Colección de textos básicos para seminarios latinoamericanos", dirigida por el CELAM (cf su voz TFy pastoral en este DTF). La obra traducida del sucesor de Latourelle en la Gregoriana, R. FisiCHELLA, La revelación: evento y credibilidad. Ensayo de TF(1986). Salamanca 1989, actualiza esta línea ampliándola hacia la dimensión semiológica (cf su voz, entre otras muchas, Credibilidad, de este DTF).

2) Potenciación de la cristología fundamental. También aquí las obras traducidas-de LATOURELLE influyen decisivamente, especialmente con su trilogía A Jesús el Cristo por los evangelios (1978), Salamanca 1982; El hombre y sus problemas a la luz de Cristo (1981), Salamanca 1983; Milagros de Jesús y teología del milagro (1986), Salamanca 1990. Seguidor de esta línea y aplicando fielmente sus criterios de historicidad, el profesor del Centro de Estudios Teológicos de Toledo, J.A. SAYÉS ha publicado una Cristología fundamental, Madrid 1985. En esta órbita se sitúa también G. O'COLLINS, Jesús resucitado. Estudio histórico, fundamental y sistemático (1987), Barcelona 1988.

3) Influencia de una perspectiva crítica y latinoamericana. La traduccióri del proyecto teológico de J. B. METZ, La fe en la historia y en la sociedad. Esbozo de una teología política fundamental para nuestro tiempo (1977), Madrid 1979, influye en cierta TF de nuestras tierras. Un puente entre la TF crítica de Metz y la perspectiva planteada por la obra del jesuita latinoamericano, profesor del antiguo Centro Fabro de Montevideo, J.L. SEGUNDO ha sido planteada por la edición póstuma de la tesis del jesuita mejicano J. JIMÉNEZ LIMEN Pagar el precio y dar razón de la esperanza hoy, Barcelona 1990, sintetizada en Dar razón de la esperanza, Sant Cugat-Barcelona 1986, así como en su breve propuesta Curso de TF, Sant Cugat-Barcelona '1989. Debe notarse con todo la práctica ausencia de tratados de TF en la más conocida teología latinoamericana de la liberación. Así, en la reciente obra que presenta una síntesis de esta teología, Mysterium Liberationis I-II, Madrid 1990, no aparece ningún capítulo dedicado a esta disciplina. Tan sólo el citado J.L. Segundo apunta algunos elementos en su capítulo "Revelación fe signos de los tiempos" (pp. 443-466, en continuidad con su programático Diálogo y TF, en "Concilium" 46 [1969] 397406, y Los signos de los tiempos y capacidad de dialogar, en Teología abierta para el laico adulto I, Buenos Aires 1968, 186-192, retomado en Teología abierta 1, Madrid 1983, 179-185). El primer manual posconciliar latinoamericano de TF es el publicado por un laico y teólogo, profesor de la Universidad Católica de Santiago de Chile A. BENTUÉ, La opción creyente: Introducción a la TF, Santiago de Chile 1981; 19832; Salamanca 19863 (cf su voz TF y praxis en este DTF).

4) Esbozo de una orientación práctico-hermenéutica. Los breves apuntes del profesor del "Institut de TF" de Sant Cugat-Barcelona F. MANRESA plantean puntos de esta orientación en su capítulo correspondiente de Hermenéutica bíblica y TF, Sant Cugat 1988, 25-32 y en su más reciente Proyecto de TF, incluido en Asumir, corregir, planificar II, Una propuesta teológica, Sant Cugat 1991, 45-76. En esta línea mayoritariamente se orientan los 18 "Cuadernos `Institut de TF" de Sant Cugat del Valles-Barcelona, así como la docencia de este centro teológico de segundo y tercer ciclo.

5) La perspectiva ecuménica y dialogal. Emerge aquí con claridad el profesor de TF de la Pontificia Universidad de Salamanca y director del Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos, A. GONZÁLEZ MONTES, con su magna edición del Enchiridion Oecumenicum, Salamanca 1986, y sus continuas actualizaciones en la revista que dirige, "Diálogo Ecuménico", conocido además por sus trabajos sobre la TF crítica en Razón política de la fe, Salamanca 1976, y Aporías de la teología crítica, en "Salmanticensis" 29 (1982) 425-442 (cf sus voces Salvación y Ministerio petrino 11.- perspectiva ecuménica en este DTF). Amplio conocedor también del mundo teológico ecuménico es el profesor de TF de la Universidad Pontificia de Comillas J.J. ALEMANY, recopilador del volumen como acompañamiento académico Revelación. Textos y lecturas, Madrid 1991, y director de los boletines periódicos de TF desde 1974 a 1987, incluidos ahora en el más general "Repertorio de Teología: revistas", que edita la Universidad de Comillas (cf su Sentire cum Ecclesia y la tarea ecuménica actual de la Compañía de Jesús, en "EE" 65 [1990] 331-338, y su voz sobre W. Pannenberg en este DTF).

6) Autores y `estudios monográficos. Entre los autores que influyen directamente en la TF, sobresale el filósofo l X. ZUBIRI y el teólogo ! J. ALFARO, con sus últimas obras, Revelación cristiana, fe y teología, Salamanca 1983, y especialmente su síntesis de primera línea De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, Salamanca 1988; con la monografía del profesor del Secretariado Trinitario de Salamanca, J.M. DE MIGUEL, Revelación y fe. La teología de Juan Afaro, Salamanca 1983, y su voz sobre J. Alfaro en el presente DTE Entre los estudios monográficos próximos a la TF podemos citar la monografía del profesor de la Facultad de Teología de Cataluña J. HEREU, Trascendencia y revelación de Dios. Metafísica de las "cifras "según K. Jaspers, metafísica del testimonio según J. Nabert, Barcelona 1983 (--"FZPT"29[1982] 113-130). Sobre l Blondel, cuya influencia en la TF hispana ha sido significativa (cf la traducción de sus obras Lógica de la fe, Madrid 1964; Exigencias filosóficas del cristianismo, Barcelona 1966; El punto de partida de la investigación filosófica, Barcelona 1967, así como la clásica presentación de H. Bouillard, Blondel y el cristianismo, Madrid 1966), C. IZQUIERDO ha publicado una importante monografía, Blondel y la crisis modernista, Pamplona 1990. También, junto con J. M. ODERO ha ofrecido unos extensos boletines bibliográficos sobre TF (Manuales de TF I y II, en "ST" XVIII [19861 625-668; XX [19881 223-268). Estos trabajos son fruto del Departamento de TF de la Universidad de Navarra, que dirige el profesor de TF J.L. ILLANES (cf Revelación y encuentro con Cristo, en "Salmanticensis" XXX [1983] 295-307, y su voz santidad en este DTF). Finalmente, anotemos los trabajos del jesuita valenciano, colaborador de la Universidad de Comillas, X. QUINzA, sobre los signos de los tiempos desde una perspectiva de TF (Los signos de los tiempos como tópico teológico, en "EE"65 [1990] 457-468; Signos de los tiempos. Panorama bibliográfico, en "Miscelánea Comillas" 49 [1991] 253-283).

7) Aparición de nuevas síntesis y tratados. Anotemos aquí los trabajos con voluntad de síntesis o en forma de tratado. En primer lugar la propuesta clara y de línea comunicativo-experiencia) del profesor de la Facultad de Teología de Valencia M. GELABERT, Experiencia humana y comunicación de la fe. Ensayo de TF, Madrid 1983 (cf también su voz Absoluto en la historia en este DTF). Le sigue el sugerente trabajo, aun siendo ampliamente deudor de ! W. PANNENBERG, del profesor de TF del Centro de Estudios de Santiago de Compostela A. TORRES QUEIRUGA, A revelación de Deus na realización do home, Vigo 1985 (trad.: La revelación de Dios en la realización del hombre, Madrid 1987). Finalmente, anotemos el manual más completo de los publicados hasta ahora por el profesor de TF de la Facultad de Teología de Cataluña S. PIÉ-NINOT, Tratado de Teología fundamental. Dar razón de la esperanza, Salamanca 1989; 19912, esbozado anteriormente en catalán, Donar raó de 1 ésperanga. Esbós de TF, Barcelona 1983. Este tratado se alarga hasta la eclesiología fundamental, orientación también manifiesta en las colaboraciones en el presente DTF, en su edición original italiana, con Eclesiologíafundamental, Jesús y la Iglesia, Vía empírica, Sentido de la fe, y en las nuevas voces de la adaptación española Iglesia primitiva, Ministerio petrino L TF y Palabra de Dios (cf los boletines bibliográficos sobre TF en "RCatTeol" IV [1979] 33-77; V [1980] 479-508; VII [1982] 303305.407-482; VIII [1983] 507s; IX [19841 401-461; X [19851 189-200; XII [1987] 437-449; XV [1990] 213-223, y Eclesiología fundamental.Status quaestionis" en "RET" 49 [1989] 361-403).

Para concluir ésta etapa citemos la instauración de las "Jornadas de profesores de TF en España", celebradas desde 1983 cada dos años, que manifiestan un claro reencuentro de la "nueva imagen" de la TF, así: I, Alcobendas-Madrid 1983; II, Sant Cugat-Barcelona 1985; III, Pamplona 1987; IV, Torrent-Valencia 1989; V, La Cartuja-Granada 1991 (cf las crónicas del profesor del convento de San Esteban, de Salamanca, L. LAGO, en "Ciencia Tomista" 110 [1983] 401-410; 112 [1985] 611-618; 114 ['1987] 141-146; 116 [19891601-607). Finalmente, la participación en esta adaptación a la edición española del DTFde los principales profesores de TF de las facultades de Teología de España-nueve-y de los dos únicos latinoamericanos que han publicado un manual es un signo claro de este reencuentro de la identidad de la TF a partir de la "nueva imagen" surgida en esta etapa de los años ochenta en el mundo teológico católico de España e Iberoamérica.

BIBL.: AA. V V., Historia de la Teología Española I-1I, Madrid 1983-1987; GESTEIRA GARZA M., la teología en España; Pié-NINOT S., Cataluña y Baleares; SOBRINO J., La teología, en latinoamérica, en Iniciación a la práctica de la teología 1, Madrid 1984, 333-355.356-365. 366-393; VILANOVA E., História de la teologia cristiana III-III, Barcelona 1984-1989; traducción castellana, Barcelona 1986-1991; WINLING R., La Teología del siglo xx La teología contemporánea (1945-1980), Salamanca 1987.

S. Pié-Ninot