AGEO
DicTB
 

SUMARIO
I. La persona y el tiempo.

II. El escrito: Textos particulares.


 

I. LA PERSONA Y EL TIEMPO. Ageo (en hebr. Haggaj: "nacido en día de fiesta' es uno de los doce profetas menores, el primero de los llamados "profetas de la reconstrucción", junto con Zacarías y Malaquías. Las breves secciones de este libro datan del mes de agosto al mes de diciembre del año 520 a.C. Sobre la persona del profeta sólo sabemos lo que podemos deducir de la lectura de su escrito. Por la cualificación de "profeta" que se le da en el título se puede fácilmente pensar que estaba dedicado al culto, es decir, a la liturgia oficial en el templo (donde el año 538 se había erigido el altar de los holocaustos).

Los acontecimientos políticos cooperaron al despertar religioso de este período. Al morir Cambises, hijo de Ciro, el 522, estallaron violentos desórdenes en todo el imperio persa; sólo en Babilonia aparecieron sucesivamente tres impostores como pretendientes a la sucesión; pero hubo otros más en las provincias hasta el 520, cuando Darío tomó sólidamente en sus manos las riendas del imperio. El profeta Ageo ve en estas agitaciones no sólo los signos premonitores del final del imperio, sino también los signos del grande y decisivo renacimiento de los judíos. Y ante todo, ante la inminencia de la inauguración del reinado de Yhwh, es preciso que no falte el templo. Junto a Ageo aparece el profeta Zacarías, y, gracias a la exaltación de las esperanzas mesiánicas, sigue adelante la reconstrucción del templo.

Pero al mismo tiempo se agudizan las tensiones con los samaritanos. Por otra parte, el sátrapa de la provincia transeufratina quiere ver claro en esos movimientos subversivos, que le parecen ligados a la reedificación del templo. Se dirige a Jerusalén; los judíos apelan a la autorización de Ciro (del 538), y él extiende un informe a Darío (Esd 5,3-17). Respetando la voluntad de Ciro, Darío aprueba la reconstrucción y exige que en el nuevo templo se ofrezcan sacrificios y se eleven oraciones por él y por sus hijos. Sin embargo, los persas tomaron la precaución de alejar del gobierno de Judea a todos los descendientes de la familia real de David, aunque no sabemos cómo lo consiguieron; quizá destituyeron a Zorobabel, o a su muerte no le dieron un sucesor de sangre real. Lo que está claro es que el último oráculo de Zacarías, de noviembre del 518, no habla ya de Zorobabel a pesar de la promesa de Ageo de diciembre del 520. Se sabe que desde agosto del 520 a marzo del 515 se terminó el templo, sin que se realizase la gran esperanza de la liberación y de la salvación. Las vicisitudes del templo y la situación política y social, así como la actividad de Ageo, están además ilustradas por su contemporáneo, el profeta Zacarías (cc. 1-8), que comenzó su misión dos meses después (octubre-noviembre del 520), y por el libro de Esdras (5,1; 6,14), que menciona expresamente a los dos profetas.

El libro se refiere sólo al breve período (apenas cuatro meses) en que Zorobabel y el sumo sacerdote Josué estaban al frente de los "retornados" del destierro de Babilonia.

II. EL ESCRITO. El brevísimo texto de Ageo puede dividirse en cinco secciones:

- 1,1-11: exhortación a Zorobabel -gobernador de Judea- y a Josué, para que lleven a cabo la reconstrucción del templo (cuyos fundamentos se habían puesto el año 537; cf Esd 3,8; 5,16). La lentitud, dice el profeta, es la causa de que no vaya bien la situación: se está echando el dinero en una bolsa con agujeros.

- 1,12-15: respuesta de Zorobabel, de Josué y del pueblo a la llamada del profeta, y reanudación de los trabajos de reconstrucción.

- 2,1-9 (octubre del 520): profecía dirigida a los dos jefes y al pueblo: la gloria de este segundo templo superará a la del primero, ya que en virtud de una inminente transformación política afluirán a él todos los tesoros de las naciones.

- 2,10-19: la cosecha y los frutos han sido escasos hasta ahora e inmaduros, ya que eran impuros los sacrificios y las ofrendas al Señor; si cambian, el Señor les bendecirá.

- 2,20-23: dirigiéndose a Zorobabel, el profeta anuncia que Dios derribará pronto los reinos enemigos y las potencias paganas, y hará de él un "anillo-sello". Como en las palabras introductorias a los dos capítulos (1,1 y 2, l), así como en el cuerpo de la narración (1,12; 2,10.13.14.20), se habla del profeta en tercera persona, es probable que el escrito sea obra de un discípulo, aunque no puede excluirle que esta forma de expresión corresponda a una preferencia expresiva de Ageo para dar la impresión de la objetividad más completa hacia la palabra de Dios.

TEXTOS PARTICULARES. En 2,7 se dice, según el texto hebreo, que afluirán a Jerusalén "los tesoros de todas las gentes" y que así el nuevo templo se llenará de gloria. Pero la versión latina de la Vulgata, tiene una frase que se ha hecho célebre: "Et veniet desideratus cunctis gentibus" ("Vendrá el esperado de todos los pueblos"), dándose de este modo al versículo un sentido claramente mesiánico. Más que de una versión equivocada, se trata de una interpretación deliberada.

En 2,23 el profeta dice directamente a Zorobabel (de parte de Dios): "Mi siervo..., y haré de ti como un anillo de sellar, porque te he elegido". En la antigüedad, el sello se llevaba al cuello o en el dedo de la mano y nunca se separaban de él; en este pasaje es evidente que Ageo trata a Zorobabel como rey mesiánico. Pero Zorobabel desapareció de la escena poco después del año 520, quizá incluso antes de que se acabara el segundo templo en el año 515 [l Zaechas].

L. Moraldi