PADRES APOSTÓLICOS
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Desde el siglo XVII se ha usado el término «padres apostólicos» para designar a cierto número de escritores de los siglos I y II. Se consideraba que habían estado en contacto con los apóstoles o con quienes habían conocido a los apóstoles. Entre los escritos de los padres apostólicos se cuentan la >Didaché, las cartas de >Ignacio de Antioquía, la de >Bernabé, la de >Clemente Romano a los corintios y la segunda carta del >Pseudoclemente a los corintios, >Hermas, la carta de >Policarpo de Esmirna y los fragmentos de Papías. Aunque pudiera haber sido escrita más tarde, la epístola a >Diogneto a veces también se la incluye. La mayoría de estos autores son mencionados en la Historia de la Iglesia de Eusebio, si bien sus escritos en algunos casos estuvieron perdidos durante siglos.

Algunas de estas obras fueron compuestas incluso antes de que se escribieran los últimos libros del Nuevo Testamento. A pesar de las notables diferencias en la forma, el lenguaje y la intención, hay ciertos temas comunes en todos estos escritos tempranos: los dos caminos de la luz y las tinieblas, el gnosticismo, la cristología y, especialmente, la refutación del docetismo, las relaciones con el judaísmo y con el mundo secular, las instituciones y carismas, las normas morales y la vida cristiana, el martirio, la autoridad en la Iglesia. En algunos casos aparece ya la ordenación eclesial en torno a un obispo, los presbíteros y los diáconos; en otros casos todavía no se ha producido plenamente este desarrollo. Algunas de ellas representan tendencias claras de >protocatolicismo. Varias son consideradas como parte de las Escrituras (>Recepción) en determinadas Iglesias durante los primeros siglos. Hasta el siglo XIX fueron con frecuencia menospreciadas por dos razones completamente distintas: por un lado, muchos autores protestantes estaban interesados sólo en la Escritura y consideraban estos textos como una corrupción de la misma o, cuando menos, irrelevantes; por otro lado, muchos estudiosos católicos se sentían desanimados ante el hecho de que no se mostrara en ellos la teología más desarrollada de posteriores concilios. En la actualidad estos textos son considerados como lo que son: importantes testimonios acerca de la Iglesia del período comprendido entre el 70 y el 170 d.C. aproximadamente.