EPICLÉSIS
DicEc

La palabra griega epiklésis significaba originariamente invocación, y con el tiempo pasó a significar oración en general. En las últimas décadas hay una tendencia a restringir su uso a una invocación al Padre para que envíe el Espíritu Santo, o en casos raros directamente al Espíritu Santo. Su uso más frecuente es en la eucaristía, en la que consiste en una oración para que el Espíritu Santo transforme el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, o en una oración para que los que están congregados se unan en comunión y amor. Aunque la plegaria eucarística I no tiene epiclésis (exceptuando quizá la oración Quam oblationem, «Bendice y acepta...»), las nuevas plegarias eucarísticas posconciliares tienen todas dicha invocación. Hay oraciones de epiclésis también en otros sacramentos: en la bendición del agua en el bautismo y durante los ritos de la confirmación y la ordenación. Muchos de los libros para servicios revisados de las Iglesias anglicanas y protestantes incluyen también oraciones de epiclésis. Cabe destacar estas palabras de Y. Congar, en relación tanto con la epiclésis como con la eclesiología: «Allí donde haya de haber una intervención del Espíritu Santo, es menester implorar su venida... De una forma u otra, es necesaria una epiclésis para la concelebración del Espíritu con la Iglesia, confiriendo así la aprobación divina a sus obras».