ECONOMÍA (Oikonomia)
DicEc
 

La palabra «economía» tiene varios significados en teología. Del griego oikonomia tiene un sentido básico de administración doméstica (oikos/nomos: casa/ley). Se refiere al plan salvífico de Dios revelado sobre todo en la obra redentora de Jesucristo. La teología contrasta la Trinidad inmanente –el misterio absoluto de la vida eterna de la Divinidad– y la Trinidad económica considerada en las misiones del Hijo y del Espíritu (Gál 4,4-6) y llevando a cabo así el plan divino (Ef 1,10; 3,9) en la historia de la salvación.

Hay otro uso del término «economía» que tiene importancia eclesiológica y ecuménica. El concepto y uso de oikonomia es muy importante para la Iglesia ortodoxa. Pero su significado nunca ha sido definido oficialmente. Más que la administración a que alude la raíz griega, el uso que hace la Iglesia de esta palabra implica condescendencia y misericordia, y se opone a akribeia, que es la aplicación estricta de los cánones y leyes a una situación. Ambas, sin embargo, son necesarias en la vida de la Iglesia. La necesidad de la oikonomia surge cuando hay un conflicto aparente entre las exigencias de la ley y la llamada del espíritu cristiano. Los teólogos ortodoxos señalan los cánones de los primeros concilios, y especialmente dos cartas canónicas de san Basilio (nn 188 y 199), como ejemplo y base del ejercicio de la economía. En las dos centurias pasadas la economía ha sido importante especialmente por lo que respecta a las relaciones entre ortodoxos y anglicanos. En general puede decirse que en materias dogmáticas las Iglesias ortodoxas tienden a la akribeia, mientras que en materias morales y sacramentales están más abiertos a la economía, siendo quizá los ortodoxos griegos menos abiertos.

La economía está estrechamente vinculada a la eclesiología ortodoxa; la conciencia de esta Iglesia de ser la única Iglesia verdadera ha significado que en la práctica la economía se ha ejercido sólo donde se ha tratado de una persona o grupo de personas que han abrazado la ortodoxia. Las Iglesias ortodoxas no han considerado mucho la situación eclesial de las Iglesias y los individuos no ortodoxos. Hay teólogos e Iglesias que ponen a Cipriano por encima de Agustín en la cuestión del rebautismo de los convertidos a la ortodoxia. En los dos últimos siglos la posible aplicación de la economía en cuestiones sacramentales se ha abordado desde cuatro posiciones muy diferentes: la economía puede hacer que lo que es inválido sea válido y lo que es válido sea inválido; la economía puede hacer que lo que es válido sea inválido, pero no que lo que es inválido sea válido; la economía no puede hacer que lo que es válido sea inválido, pero puede hacer que lo que es inválido sea válido; la economía no puede ni hacer que lo que es válido sea inválido ni que lo que es inválido sea válido. Hay por lo general rechazo a aplicar la economía a la intercomunión con las otras Iglesias. Las distintas Iglesias, incluso la misma Iglesia en distintas épocas, adoptan posturas absolutamente contrarias respecto de la aplicación de la economía; por ejemplo, reconociendo o no la validez del bautismo o de la ordenación de personas que entran en la ortodoxia.

No hay una posición unánime o concorde en relación con la economía; un intento de discutir el tema en un sínodo panortodoxo en la década de 1970 fracasó al suscitar el documento preparatorio una gran cantidad de críticas y de visiones enfrentadas. La American Eastern Orthodox-Roman Catholic Bilateral Consultation publicó en 1976 una declaración conjunta en la que se señalaba la variedad de opiniones respecto de la economía y se afirmaba que su comprensión adecuada suponía el ejercicio del discernimiento espiritual, y no un mero procedimiento legalista. Manifestaba el deseo de que llegara el día en que hubiera reconocimiento mutuo de los sacramentos y comunión plena.

La teología de la economía invita a la Iglesia católica a examinar lo que pueden ser las posibilidades de su propia tradición, tal como ha propuesto magistralmente Y. Congar: dispensación; epikeia (un juicio prudencial acerca de la no aplicabilidad de la ley en un caso particular); la idea de >supplet Ecclesia (la suplencia por parte de la Iglesia de lo que pueda faltar en determinadas disciplina sacramentales); sanatio in radice (CIC 1161-1165, y 1107). Pero en Occidente todos estos son procedimientos jurídicos definibles, mientras que la oikonomia, que es obra del Espíritu que guía al oikonomos u obispo, es algo menos definible y más teológico.