BASILIO MAGNO, San (ca. 330-379)
DicEC

Basilio formó parte de una familia extraordinaria. Seis de sus miembros son venerados como santos, el más conocido de los cuales es su hermano Gregorio de Nisa; ambos y el amigo íntimo de Basilio, Gregorio de Nacianzo, forman el trío de los padres capadocios. Nació en Cesarea de Capadocia hacia el 330. Después de una buena educación secular, especialmente los estudios de retórica, experimentó la conversión y se hizo monje y eremita. Unos seis años después (364) fue llamado por su obispo para defender a la Iglesia frente al emperador arriano Valente. Fue nombrado obispo de Cesarea el 370 y se consagró al servicio de los pobres, la defensa de la Iglesia frente a la herejía y el cuidado de su diócesis. Murió el 379, justo antes del primer concilio de Constantinopla, que reivindicó sus posiciones teológicas.

Basilio fue uno de los más grandes padres de la Iglesia, dejando una huella indeleble en Oriente e influyendo poderosamente en Occidente. Fue el principal legislador monástico, y sus reglas largas y breves, Regulae fusius tratatae y Regulae brevius tratatae, marcaron la pauta en Oriente, y en Occidente a través de san Benito.

Los tratados dogmáticos más importantes de Basilio son una obra contra Eunomio (de la que sólo se consideran auténticos los tres primeros libros) y su libro Sobre el Espíritu Santo, del 375 aproximadamente. La liturgia de san Basilio, usada en Oriente en las grandes fiestas, se remonta a él: más que crearla, lo que hizo fue revisarla; posteriormente la Iglesia fue introduciendo diversos cambios. Dejó además un gran número de sermones y cartas sobre temas teológicos y espirituales.

En eclesiología los cánones de Basilio son importantes. Hay cartas que tratan del orden eclesiástico y que pasaron al corpus legal de Oriente. La controversia arriana tuvo importantes repercusiones en la Iglesia y en el Imperio. Basilio afirmó la independencia de la Iglesia frente a la persecución de los católicos por parte del emperador Valente; Basilio resistió con firmeza. Su encuentro con el prefecto del emperador da lugar a una escena relatada por Gregorio de Nacianzo y que se ha hecho clásica. Cuando Modesto afirma irritado que nadie hasta entonces se había atrevido a hablarle del modo que lo había hecho Basilio, este responde: «Quizá nunca hasta ahora ha tenido que tratar con un obispo». Sus malentendidos con el papa Dámaso en relación con la sucesión de Antioquía y su acercamiento a Roma se debían a dos visiones muy diferentes: en Occidente el primado romano estaba muy desarrollado; Basilio no era consciente de esto.

Su eclesiología insiste en la unidad de la Iglesia, que es obra del Espíritu; por eso, estar apartado de la unidad es estar apartado del Espíritu. La eclesiología para él está inextricablemente unida a la pneumatología.