Etica
de
la
familia
I.-
Naturaleza y fines de la familia.
Constatamos la situación actual de la familia, calificada de crítica,
de reajuste a las nuevas condiciones históricas. Son muchos los factores que
expresan y delatan esa crisis y que nos hacen pensar que el tipo de familia que
vivieron nuestros padres y nuestros abuelos ha desaparecido o está en trance de
desaparecer.
Otro
hecho, no menos importante, es que la familia a pesar de las crisis, los cambios
y las transformaciones, sigue como célula y base de la comunidad humana. Ello
nos permite preguntar: ¿Qué es la familia?. Podemos definirla como
"comunidad constituida por la pareja conyugal y su descendencia si la
hubiere". Una comunidad que tiene su núcleo configurador en el amor
conyugal y su marco dentro de la institución matrimonial. La familia no es una
creación puramente natural, biológica, sino una comunidad poseedora de valores
y realizadora de fines que descansa en la misma naturaleza humana. Una comunidad
que , a pesar de los cambios históricos de forma exterior, ha de llevar a cabo
tareas que en lo esencial permanecen estables y son permanentes: la realización
humana de las personas que la constituyen. Hay, por tanto, en la familia algo
permanente y estable y también algo mudable e histórico.
II.- Tipos de familia a lo
largo del tiempo.
2.1.-
La familia patriarcal.
La familia patriarcal está preocupada por el problema de la fecundidad.
Se desarrolla dentro de un clan de clanes. Siendo sus características las
siguientes:
1)
Familia
basada en la autoridad.
2)
Familia
controlada y dirigida fundamentalmente por el padre, pero no sólo por él.
3)
Familia
estabilizada en torno a la posesión y a la herencia y, por lo mismo, orientada
a la procreación y prolongación, en relación muy directa con la fecundidad y
fertilidad de la tierra.
Este
tipo de familia crea una moral heterónoma, esencialista y autoritaria, una
moral discriminatoria entre hombre y mujer.
2.2.-
La familia nuclear y consumista.
Surge de la familia tradicional o patriarcal. Frente a la cual ha ganado
en independencia y en libertad de elección de movimientos, en intimidad de la
pareja y con los hijos, en fuerza interna para enfrentarse los esposos con los
mismos problemas. Sus notas carácterísticas son:
1)
Una
familia compuesta de dos cónyuges y de uno, dos o tres hijos.
2)
Sus
causas hay que situarlas en la revolución burguesa y en la consiguiente
construcción de la era industrial.
3)
Este
tipo de familia nuclear está marcado por los siguientes rasgos negativos:
-
Aislamiento
en el hogar.
-
Pérdida
de solidaridad.
-
Traslada
a su mundo parte del antiguo.
-
Renuncia
al compromiso socio/ político, se aleja de los compromisos por la justicia y
por la edificación de un mundo más humano.
Todo esto ha llevado a la familia nuclear a ser un típico instrumento en
manos de la sociedad de consumo, familia consumista. El
hogar cerrado pasa así a ser el sostén de la ideología del bienestar, busca
ventajas que antes pertenecían a la minoría, lucha por mantener su satatus y
finalmente se convierte en pieza clave del inmovilismo, del conservadurismo y de
todo lo que sea cuestionarse a si misma como colaboradora de unas estructuras
basadas sobre la desigualdad y el privilegio.
2.3.-
La familia socialista.
La familia socialista surge como reacción y como rechazo de la familia
burguesa consumista. Marx y Engels no rechazan absolutamente la familia, sino un
determinado tipo de familia: la familia burguesa. Las razones de este rechazo se
basan en que:
-
El
matrimonio burgués es una transacción de índoles comercial.
-
La
familia moderna contiene en germen no sólo la esclavitud, sino también la
servidumbre.
-
El
hombre es en la familia el burgués, la mujer representa en ella al
proletariado.
-
El
capital es la base de la familia burguesa y por tanto ha de desaparecer.
La
familia socialista sería el producto y la expresión de una sociedad socialista
preocupada por el interés de la sociedad.
III.- Hacia un nuevo tipo de
familia.
Un nuevo tipo de familia que podemos denominar como familia abierta, que
se sitúa en actitud de servicio y evolución. Se ve a sí misma en relación
social, en situación de compromiso político, económico, laboral, sindical, y
educativo. Siendo sus características fundamentales las que a continuación se
mencionan:
1)
La
igualdad hombre/mujer que proviene de la dignidad de la persona y que llevará
a:
-
Eliminar
de la familia todas las formas de dominio y posesión.
-
Destruir
todos los rastros de cultura basados en una hipócrita doble moralidad:
permisiva para el varón y restrictiva para la mujer.
2)
La
educación liberadora que debe asumir estas opciones:
-
Rechazo
a la educación represiva.
-
Rechazo
a la educación masificada y standarizada.
3)
La
actitud crítica y dialogal.
4)
El
clima erótico sano. La educación sexual de los niños se realizará espontáneamente,
sin tabúes, oscurantismos o represiones que puedan marcar su posterior
desarrollo.
5)
El
compromiso sociopolítico. La familia tradicional burguesa se encerró en sí
misma renunciando al compromiso social y político y al empeño por la edificación
de un mundo más justo y más humano.
IV:_ Funciones de la familia
actual.
Es tarea suya irrenunciable la vivencia y la realización del amor
conyugal en el don y en la fidelidad mutuas. Al mismo tiempo, los hijos
necesitan de las figuras modélicas de los padres para afirmar la evolución
normal de su personalidad humana y moral. Para ello necesitan nuevos
planteamientos (afirmar la igualdad radical hombre/mujer de la que hemos
hablado; afirmar la necesidad de realización personal de la mujer y de la madre
en todos los ámbitos de la sociedad; suprimir el papel autoritario y represivo
de la figura paterna, para colocar al padre en situación de amistad, amor,
acogida y serena autoridad que promueva el desarrollo en plenitud de la
personalidad y de la conciencia). Estimando que la función primordial de la
familia es convertirse en escuela del más rico humanismo. Esta familia ha de
ser:
-
Lugar
natural de convivencia.
-
Escuela
de educación de todas las cualidades humanas.
-
Lugar
de encuentro y apertura a la sociedad, a la que se ha de llegar por un
compromiso y una colaboración.
Etica
del profesional y del orientador familiar
I.- Introducción.
Tanto en la actividad profesional del orientador como en toda convivencia
interpersonal nos encontramos con personas. Ahora bien, todo encuentro
interpersonal comporta un conjunto de actitudes que giran en torno a estas dos
polaridades: intimidad y comunicación.
II.- Respeto a la intimidad
personal.
La intimidad es una estructura existencial de la persona. Estructura que
se convierte en imperativo fundamental del hombre. Siendo la persona la que
tiene que respetar el misterio de los otros.
2.1.- Aspectos generales de la moral de la intimidad.
Son los siguientes:
1)
La
intimidad tiene que vivenciarse y realizarse en la apertura a un tu.
2)
Para
realizar la intimidad hay que revalorizar las manifestaciones externas.
3)
Para
vivir su intimidad la persona debe vencer la tentación del retraimiento.
4)
La
intimidad personal exige que las personas se acerquen entre sí como sujetos.
2.2.-
Problemas concretos de moral de la intimidad.
La intimidad está sometida a muchos riesgos en el mundo actual. Es uno
de los valores de la persona que requieren particular protección. En los
siguientes apartados señalamos algunos de los procedimientos que pueden correr
el riesgo de violar la intimidad:
2.2.1.-
El narcoanálisis.
Los procedimientos de narcoanálisis pueden ser valorados desde la
perspectiva de la modificación de la personalidad psíquica. La medicina actual
ha conseguido modificar de manera definitiva o temporal la imagen psíquica de
la personalidad, gracias a ciertas intervenciones realizadas con métodos
psicoquirúrgicos, farmacológicos y psicológicos. No siendo justificables
estas operaciones cuando otros remedios menos extremos son asequibles o, en los
casos en que la posibilidad de daño para el paciente sobrepasa la esperanza de
beneficio. Siendo necesario, reprobar toda intromisión en la interioridad
personal con métodos de tortura. No se puede arrancar secretos ni confesiones
por procedimientos inhumanos.
2.2.2.-
La psicoterapia.
No es competencia de la Moral emitir juicios valorativos sobre las
diferentes técnicas psicoterapéuticas, ya que todo procedimiento es correcto
desde el punto de vista ético si guarda las reglas generales de la competencia
profesional, del consentimiento del paciente y del respeto a la dignidad de la
persona.
Desde
el punto de vista del valor de la intimidad personal conviene advertir que
algunas
técnicas psicoterapéuticas (v.g. psicoanálisis, psicoterapia de grupo,
etc) han de tener cuidado en respetar el misterio de la interioridad personal.
2.2.3.-
La relación interpersonal.
La intimidad no es enclaustramiento, sino apertura. La intimidad se
realiza en la comunicación interpersonal. Los peligros a que está expuesta la
intimidad de la persona por una excesiva e incontrolada comunicación existen.
Recordamos dos situaciones:
1)
A
veces, la relación interpersonal acaece en un clima de amistad y confianza tan
singulares que la persona está dispuesta a revelar aquí y ahora una intimidad
que de por sí no debiera comunicar.
2)
En
la relación pastoral, de signo religioso, no faltan situaciones en que se puede
quebrar el valor de la intimidad personal.
2.2.4.-
La "era de la indiscreción".
Vivimos en un mundo en el que el hombre pierde cada vez más reductos de
su vida íntima. El valor de la intimidad personal se siente amenazado de múltiples
maneras:
-
La
publicidad a que estamos sometidos al tener una dirección postal a la que
enviar una misiva o al estar consignado nuestro nombre en una guía telefónica.
-
La
objetivación a que el hombre de hoy es sometido con frecuencia (v.g. test,
pruebas de aptitud, etc).
-
Por
la fuerza de los medios de comunicación social que, sobre todo a las personas
"públicas", roban la vida privada.
-
Por
el espionaje a que es sometido el hombre de hoy.
-
Por
la instrumentación a que puede ser sometido el robo de la intimidad.
Todo
lo cual, ha llevado a que se califique con razón el momento actual, como la
"era de la indiscreción".
III.- Actitudes éticas de la
veracidad y de la fidelidad.
La convivencia social interpersonal supone y realiza la intimidad. De ahí
que la alteridad también suponga y realice la comunicación interpersonal.
Dentro
de la ética de la comunicación, cobra particular relieve la moral relacionada
con la verdad y el secreto.
3.1.-
Veracidad y mentira.
3.1.1.-
Veracidad, actitud ética global.
La veracidad es una de las actitudes éticas que más amplia aceptación
y desarrollo han recibido dentro de la tradición moral occidental. En torno a
este valor se ha constituido, en gran medida, la conciencia moral del hombre
occidental. A veracidad ha sido una de las preocupaciones de la educación ética,
ya desde la infancia.
La
moral tradicional ha expuesto con amplitud las exigencias de la verdad. También
ha desarrollado notablemente la casuística relacionada con la mentira,
rechazando como mala la mentira. Los moralistas han encontrado diversos
principios para encubrir las excepciones exigidas por el deber de ocultar en
ciertas ocasiones la verdad. Algunas de estas han sido la restricción mental,
distinción entre verdad debida y verdad no debida, conflicto de deberes, negar
la malicia intrínseca de toda mentira.
3.1.2.-
Los ámbitos de la veracidad.
Señalamos como especialmente importantes para el hombre actual los
siguientes ámbitos de la veracidad:
1)
Resulta
imprescindible para la realización de la existencia humana personal e
interpersonal proyectar la vida humana a través de la voluntad de la verdad
como actitud básica.
2)
Un
ámbito importante para la realización de la veracidad es el de la vida
propiamente pública.
3)
El
respeto al parecer ajeno.
3.2.-
Fidelidad y secreto.
3.2.1.-
La fidelidad: actitud ética global.
La fidelidad es una actitud que camina unida a la veracidad. Constituye
otro de los pilares sobre los que se asienta con seguridad la convivencia de los
hombres.
La
fidelidad es una actitud unida a la veracidad. Constituye otro de los pilares
sobre los que se asienta con seguridad la convivencia de los hombres.
La
fidelidad es una actitud global de la existencia humana auténtica. Desde la
fidelidad al propio proyecto vocacional hasta la fidelidad a una palabra dada,
se encuentran muchas situaciones en las que el hombre tiene que ser fiel a sí
mismo y a los demás.
3.2.2.-
El secreto: la concreción de la fidelidad.
Una de las manifestaciones de la fidelidad interpersonal es el secreto.
El valor del secreto está íntimamente relacionado con el valor de la
intimidad.
La
moral tradicional ha logrado una exposición coherente del tema del secreto. Lo
define como compromiso moral de no manifestar las noticias conocidas o recibidas
por vía confidencial, estableciendo una clasificación de los tipos de secreto:
a)
Natural.- Cuando la revelación está prohibida por la propia naturaleza de lo
que se conoce.
b)
Prometido.- Cuando interviene una promesa de no comunicar la noticia.
c)
Confiado.- Cuando supone, implícita o explícitamente, la condición de
mantener algo oculto.
d)
Profesional.- Es el grado más importante dentro del secreto confiado; en él
interviene la obligación de mantener una noticia en secreto por razón de haber
tenido conocimiento de ella en calidad de prestación profesional.
También
la moral tradicional señala el grado de obligación según los diversos tipos
de secretos y los límites o causas por los que cesa la obligación (v.g. bien
común; perjuicio a terceros; consentimiento del cliente; perjuicio o daño del
profesional).
3.2.3.-
El secreto en los profesionales de orientación familiar.
La moral tradicional ha tratado el tema tanto a nivel de principios como
a nivel de aplicaciones concretas:
1)
A nivel de principios.- El secreto en las profesiones de orientación tiene toda
la urgencia del secreto profesional, obliga rigurosamente y siempre en razón de
la justicia. Sin embargo, lo mismo que en los demás secretos profesionales, el
secreto en las profesiones de orientación tiene sus límites (v.g. el bien común,
el perjuicio a una tercera persona, el perjuicio o daño del profesional y el
consentimiento del cliente). Pío XII (1944) recordó estos últimos criterios
del siguiente modo:
"Entre los deberes que se derivan del octavo
mandamiento hay que enumerar también la observancia del secreto profesional,
que debe servir, y sirve, no solamente al interés privado, sino más todavía
al proyecto común. También en este campo pueden surgir conflictos entre el
bien privado y el público; conflictos en los que, a veces, puede ser muy
dificil medir y pesar justamente el pro y el contra entre las razones para
hablar y para callar. En esta perplejidad, el médico (profesional de orientación)
de conciencia pide a los principios fundamentales de la ética cristiana las
normas que le deben ayudar para proceder por el camino derecho. Estas
realidades, mientras netamente afirman, sobre todo mirando al interés común,
la obligación del médico (profesional de orientación) de mantener el secreto
profesional, no le reconocen, sin embargo, un valor absoluto. Efectivamente, no
estaría de acuerdo con el mismo bien común el que aquel secreto se pusiera al
servicio del delito y del fraude".
2)
A nivel de situaciones concretas.- Una auténtica opción ética evita dos
extremos: el de no consentir en ninguna excepción y el de admitir excepciones
demasiado fácilmente.
"Tendría que permanecer como punto fijo que tanto el
individualismo como la estadolatría conducen a conclusiones equivocadas en la
esfera del secreto profesional, que sigue siendo un gran valor, pero que ha de
ponerse en correlación con otros valores" (Rossi, 1974).