DJN-V

 

Velar

Los evangelistas emplean el verbo generalmente en sentido metafórico: Jesucristo inculca a sus discípulos la necesidad de velar, es decir, de estar alerta para que no sucumban ante la crisis inminente de su pasión (Mt 26,38-41; Mc 14,34.38), y nos advierte a todos que estemos en vela, preparados para cuando llegue la venida del Señor y nuestra llamada definitiva para pasar a la otra vida (Mt 24,42-43; 25,13; Mc 13,34-35; Lc 12,37-39).

E. M. N.

Velo del templo

Era una cortina que separaba el lugar "santo" de "el santo de los santos". Cuando Jesucristo murió, se rasgó de arriba abajo (Heb 9,3), lo que significa la abrogación del culto antiguo y, sobre todo, la entrada libre en el santuario celeste (Mt 27,51; Mc 15,38; Lc 23,45; Heb 10,19-20).

E.M.N.

Venida

El Evangelio fundamentalmente es la narración de la primera venida de Jesucristo en carne mortal, de su vida, de sus palabras y de sus acciones, pero nos habla también de su segunda venida gloriosa al fin de los tiempos (Mt 16,27; 24,3.27.30; 25,31; 26,64; Mc 8,38; 13,26; 14,62; Lc 21,27). ->parusía.

E. M. N.

Verbo -» Logos

Verdad

En hebreo, la palabra emeth significa fidelidad, verdad; su raíz significa firmeza, estabilidad, solidez; corresponde al «amén». La verdad es un atributo divino, porque Dios es estable, siempre constante, el mismo siempre. La verdad es también la palabra de Dios (Jn 17,17); es Cristo Jesús (Jn 14,6); es el Espíritu Santo (1 Jn 5,6); ser de la verdad es ser de Jesucristo, creer en él, conseguir la vida (Jn 14,6). El testimonio de los cristianos es el testimonio de la verdad (3 Jn 12), y su religiosidad debe ser en espíritu y en verdad (Jn 4,23); el que es de la verdad, escucha la palabra de Dios y la practica (Jn 18,37), y el que obra la verdad (Jn 3,21), el que practica el bien (Jn 5,29), debe andar siempre por el camino de la luz (Jn 3,21) y caminar por la vida con espíritu, no de miedo ni de esclavitud, sino con espíritu de libertad: los que siguen a Jesucristo no son esclavos, sino hijos: la verdad hace libre al hombre (Jn 8,31-32).

E. M. N.

Vergüenza

Sentimiento penoso a consecuencia de algún acto que rebaja al hombre ante sus propios ojos o a juicio de los demás; timidez o cortedad para ejecutar una cosa. El cristiano no debe ser nunca tímido; no le debe dar jamás vergüenza de proclamar su fe en Jesucristo, pues en ello empeña su destino eterno (Mc 8,38; Lc 9,26). Jamás Pablo se avergonzó de su condición de cristiano y de proclamador del Evangelio (Rom 1,16).

E. M. N.

Vestido

El sentimiento de pudor exige evitar la desnudez (Gén 3,7.21; Jn 21,7); la desnudez es también signo de estar abandonado (Lc 8,27). Una de las preocupaciones del cristiano es vestir al que lo ha menester (Mt 5,40; 25,35-43; Lc 3,11; 6,29). Ya en una línea espiritual, no debe estar excesivamente preocupado por lo que ha de vestir (Mt 6,25.28; Lc 12,22-23) y tener fe en la Providencia (Mt 6,29.31). El vestido es indicador de lo que es la persona que lo lleva (Mt 3,4; 22,12; 27,31; 28,3; Mc 15,17; 16,5; Lc 15,22; 16,19; 23,11; Jn 19,2). Rasgarse las vestiduras es signo de luto y de dolor (Gén 37,24; 2 Sam 13,19; Mt 26,65).

E. M. N.

Victoria

Toda la obra de la redención de Jesucristo está descrita como una gran victoria de Dios sobre las fuerzas del mal y sobre Satán. La Biblia afirma tajantemente y prueba con toda evidencia que la victoria pertenece a Dios. Toda la historia de la salvación, desde Abrahán a Jesucristo, está llena de ejemplos reveladores de que la fe en Dios consigue siempre la victoria. Los profetas anuncian un Mesías, rey justo y victorioso (Zac 9,9). De hecho, los milagros de Jesucristo indican su victoria decisiva y total sobre Satán (Lc 10,17-20); victoria que se consumó en la cruz y en la resurrección (Jn 12,31; 16,33) y que se realiza sobre el mundo, sobre el pecado y sobre la muerte; en esta victoria de Jesucristo participa ya el cristiano por la fe: la victoria que ha vencido al mundo es nuestra fe (1 Jn 3,23).

E. M. N.

Vid —>Sarmientos

Vida

El ideal del hombre es, para los evangelios sinópticos, entrar en el reino de los cielos; para San Juan, conseguir la vida. Los sinópticos no suelen utilizar el concepto de "vida" o "vida eterna", y si lo hacen es en sentido escatológico (Mt 7,14; Mc 9,43). Por el contrario, San Juan habla sólo dos veces del reino y también en sentido escatológico (Jn 3,35; 18,36). El cristiano debe estar decidido a perder la propia vida con tal de poseer la vida eterna (Jn 12,25). Pero ¿en qué consiste y cómo se consigue esta vida? El Dios del A. T. es el Dios viviente, como una réplica irónica a los ídolos, que carecen de vida, que están muertos (1 Sam 20,3; 25,26; Sal 42,2). Dios es el origen de la vida y tiene sobre cualquier vida un poder omnímodo (Sal 36,10; 1 Sam 2,6; Sab 16,13). La vida es de Dios y en El está (Dt 30,19). Pero el Padre le dio al Hijo tener también la vida (Jn 5,11.26). El Hijo vive por el Padre (Jn6,58). Jesucristo es el dador de toda vida, material y espiritual (Jn 1,3-4), pues es el Dios verdadero, la vida eterna (Jn 5,20), y ha venido para que todos tengan vida abundante (Jn 10,10). El que tiene al Hijo, tiene la vida (1 Jn 5,12), y el que no vaya a El, no tendrá vida (Jn 5,40); Jesucristo es el agua de la vida (Jn 4,14) y el pan de vida (Jn 6,48); por la resurrección es la vida (Jn 11,25); tiene palabras de vida eterna (Jn 6,68), sus palabras son espíritu y vida (Jn 6,63); por consiguiente, para poseer la vida, hay que recibir sus enseñanzas (Jn 5,24), y el que guarde su palabra, nunca verá la muerte (Jn 8,51). La vida que nos da Jesucristo es la vida eterna (Jn 5,24), una vida espiritual, la vida de la gracia; una vida que radica en el tiempo con una proyección eterna, que la poseemos ya y que eternamente seguiremos poseyéndola (Jn 5,24), exactamente igual que la muerte espiritual está ya en el momento presente (Jn 5,24). Esta vida se posee con la fe en Jesucristo; el que no cree en El, permanece en la muerte (Jn 3,14).

E. M. N.

Viento

En Palestina, los vientos del Oeste originan las lluvias (Lc 12,54); el del Sur trae el calor (Lc 12,55); el viento origina con cierta frecuencia tempestades en el mar de Galilea (Mt 8,23-27; 14,24-32; Mc 4,37-41; 6,48-51; Lc 8,23-25; Jn 6,18). El Espíritu de Dios es como el viento, por su fuerza, por su invisibilidad, por su ser misterioso (Jn 3,8). ->espíritu.

E. M. N.

Viga

Jesús utiliza la comparación de la viga y de la paja para fustigar la conducta de los fariseos, propicios para descubrir los pequeños defectos (paja) en los demás y no reconocen los propios, que son mucho mayores (viga) (Mt 7,3-5; Lc 6,41-42).

E. M. N.

Vigilias de la noche

Los romanos dividían la noche en cuatro vigilias, que generalmente estaban numeradas (Mt 14,25; Mc 6,48; 13,35; Lc 12,38): la primera vigilia (tarde), de las 18 horas a las 21; la segunda (media noche), de las 21 a las 24; la tercera (el canto del gallo), de cero a tres horas; la cuarta (la mañana), de 3 a 6.

E. M. N.

Vinagre

Vino agrio; mezclado con agua es una bebida refrescante, pero de baja calidad (Lc 22,36), contra el calor excesivo; lo tomaban los trabajadores (Rt 2,14) y los soldados (Mc 15,36); se empleaba para curar heridas (Prov 25,20); se lo dieron a beber a Jesús en la cruz (Mt 27,48; Mc 15,36; Lc 23,36; Jn 19,29-30).

E.M.N.

Vino

El vino aparece en la Biblia por primera vez en la historia de Noé (Gén 9,20-27). Palestina era famosa productora de vino (Dt 6,10; 8,8); las viñas se plantaban en lomas fértiles, bien descantadas; se cercaban cuidadosamente para protegerlas de alimañas y raposas; los sarmientos se sostenían en troncos clavados en la tierra e incluso trepaban por el tronco de las higueras; se construía una choza para los guardas, y allí mismo se hacía un lagar Os 5; Mt 21,33), donde se elaboraba el vino, que en tiempo de fermentación había que echar en odres nuevos, pues los viejos se romperían (Mt 9,17). Israel es comparado a una cepa o a una viña amorosamente plantada y cuidada por Dios (Is 5,1-4). En el N. T., Cristo recoge esta metáfora para ilustrar la naturaleza del Reino (Mt 20,1-16; 21,33-46) y para indicar que El es la cepa, con la que todos tenemos que estar unidos, igual que los sarmientos, para tener vida (Jn 15,1-8). El vino es necesario para la vida y, sobre todo, no debe olvidarse en los viajes (Eclo 39,31; Jue 19,11); solía, sin embargo, reservarse para las fiestas, pues el vino alegra el corazón del hombre (Jue 9,13; Sal 104,15; Eclo 31,28; 40,20); es incluso alegría de Dios (Jue 9,13); no se puede abusar de él (Eclo 31,25-31; Ef 5,18); se utiliza para curar heridas (Lc 10,34) y para aliviar el dolor (Mt 27,3; Mc 15,23). El vino es símbolo de la sabiduría, pero también hace perder la cabeza (Eclo 19,2; 31,25; Prov 23,29-35). Juan no bebía vino (Lc 1,15; 7,33), pero Jesucristo, sí (Mt 11,19; Lc 7,34); su primer milagro consiste en hacer unos 600 litros de vino exquisito (Jn 2,1-11); los tiempos mesiánicos son como un tiempo de bodas inaugurado con un vino nuevo (Mt 9,17; Mc 2,22; Lc 5,37-38). Jesucristo lo utiliza en la última cena para instituir el sacrificio eucarístico y como anuncio del banquete escatológico (Mt 26,29; Mc 14,25; Lc 22,18). ->cáliz.

E. M. N.

Violencia

En la raíz de la violencia está el empleo de la fuerza contra la vida de los demás. Jesucristo dice que el reino de los cielos sufre violencia, es decir, que los violentos, los enemigos, atacan a los hombres para no dejarles entrar en él y para arrebatarle ellos (Mt 11,12). Estas mismas palabras están interpretadas por San Lucas (Lc 16,16) en el sentido de que todos los hombres se esfuerzan, luchan por entrar en el reino. Todo, en suma, quiere decir que el reino de Dios desencadena la violencia. --> paz; política; guerra.

E. M. N.

Virgen ->María

Visitar

Ir a ver a uno por cortesía, por amor, por amistad o por cualquier otro motivo. Los evangelios nos hablan de varias clases de visitas, todas ellas hechas por amor: Dios visita a su pueblo (Lc 1,68.78); Jesucristo es el profeta a través del cual Dios ha visitado a su pueblo (Lc 7,16); la Virgen María visita a su prima Isabel (Lc 1,39-43); Jesucristo visita Jerusalén (Lc 19,44); el cristiano debe visitar, por caridad, a los enfermos y a los encarcelados (Mt 25,36.43), lo que es como visitar a Jesucristo.

E. M. N.

Viuda

Las viudas vestían ropas sencillas (Gén 38,14.19). Si no tenían hijos, ordinariamente se volvían a casar, como ordenaba la ley del levirato, pero se alaba la permanencia en la viudez (Lc 2,36). Las viudas, los huérfanos, los extranjeros estaban amparados por la ley (Ex 22,21; Dt 10,18; 16,11.14). La primitiva Iglesia se cuidaba de las viudas (Act 6,1), que, por otra parte, constituían un estado con funciones específicas (1 Tiro 5,9-10). El Evangelio demuestra especial atención a las viudas (Mt 12,40-43; Lc 2,37; 7,12; 18,3-5; 20,47; 21,2-3).

E. M. N.

Voluntad de Dios

Jesucristo hizo siempre la voluntad del Padre; para eso vino al mundo y ésa fue su comida (Jn 4,34; 5,30; 6,3840). Y, aunque ante la inminencia de la muerte, entra en conflicto en él la voluntad humana con la divina, se abandona definitivamente a la voluntad de Dios (Mt 26,39; Mc 14,36; Lc 22,42); los cristianos, a imitación de Jesucristo, deben procurar cumplir siempre la voluntad de Dios y pedir que secumpla en la tierra como se cumple en el cielo (Mt 6,10). ->llamada; elección; seguimiento; discipulado; discípulos.

E. M. N.

Voto

Promesa hecha a Dios o al santuario por haber obtenido, o en el caso de que se obtenga, un favor. Podía ser negativo, privarse de algo (v. gr., ayunar), o positivo, ofrecer algo. Los sabios de Israel amonestan contra la precipitación y el abuso en formular votos (Prov 20,25; Eclo 18,23; Ecl 5,4). El voto podía ser, a veces, dispensado por entrega de dinero al santuario (Lev 27). Jesucristo protestó enérgicamente contra la casuística de los fariseos, que proclamaban absolutamente obligatorio un voto que iba contra la más elemental obligación filial (Mt 15,5; Mc 7,11).

E. M. N.