DJN-P

 

Paciencia

Paciencia es sinónimo de longanimidad (gr. «makro-zymia»: longanimidad, paciencia). Dios es paciente (Ex 34, 6; Sab 15, 1; Eclo 18, 11; Mt 18, 27; m 9, 22; 1 Tim 1, 16; 1 Pe 3, 20; 2 Pe 3, 9). Y no olvida jamás la paciencia de sus elegidos (Lc 18, 7); el hombre debe ser paciente con sus semejantes (2 Sam 16, 10; Tob 2, 8; Job 1, 20; Prov 15, 29; Mt 18, 26. 29; Ef 4, 2; Col 1, 11; 3, 12; 1 Tes 5, 14; 2 Tim 3, 10; 4, 2). Tener paciencia es también sinónimo de soportar (gr. «anejomai»: levantar, sostener, soportar), referido, más que a la actitud interior, al comportamiento exterior. Así Dios no se deja llevar del arrebato para castigar inmediatamente al pecador, sino que tiene paciencia, le soporta a ver si se convierte, pero esto no le impide aplicar su justicia (Rom 2, 4; 3, 26). Jesucristo soportó pacientemente la actitud adversa hacia El (Mt 17, 17; Mc 9, 19; Lc 9, 11; cf. Heb 12, 1-3; 1 Pe 2, 10). El juez inicuo adopta la actitud contraria (Lc 18, 1-8). La paciencia es una virtud importante en el cristiano (Rom 15, 5; 1 Cor 13, 7; 2 Cor 1, 6; 6, 4; 12, 12; 2 Tes 3, 5; Col 1, 11; 1 Tim 6, 11; 2 Tim 3, 10; Ap 1, 9; 2, 2. 3. 19; 3, 10; 13, 10; 14, 12). Hay que tener paciencia, constancia en el sufrimiento, en las pruebas que precederán a la parusía (Mt 10, 22; 24, 13; Mc 13, 13), pues por la paciencia se conseguirá la salvación (Lc 21, 19).

E. M. N.

Paja

En los evangelios se habla de la paja en sentido estricto como cosa caduca (Mt 3, 12; Lc 3, 17) y en sentido metafórico para indicar una cosa insignificante, un defecto leve, en comparación con una viga, como defecto grave (Mt 7, 3-5; Lc 6, 41-42).

E. M. N.

Pájaro

Los pájaros aparecen en los evangelios como cosa de poco valor, para indicar que si Dios se cuida de ellos, mucho más se cuidará de los hombres (Mt 10, 29. 31; Lc 12, 6-7).

E. M. N.

Palabra

La palabra no es sólo la manifestación del pensamiento o del deseo, sino que es en sí misma y por sí misma una realidad. La palabra de Dios es palabra creadora, pues todo fue hecho por ella (Gén 1; Heb 11, 3; Sab 9, 1; Sal 33, 6; Jn 1, 3-4); palabra profética, pues los profetas son "la boca de Dios", que proclama "palabras de Dios" (2 Sam 23, 2; Jer 15, 19; Lc 1, 70; 2 Pe 1, 20); palabra encarnada en Jesucristo, que es "la Palabra" y habla las palabras de Dios (Jn 3, 34); palabra eficaz, que realiza lo que dice, lo que significa (Gén 1; Is 55, 10-11; Heb 4, 12); palabra eterna, pues antes de que el mundo existiera, ya existía ella (Jn 1, 1), y después de que el mundo pase, ella seguirá existiendo, permanece para siempre (Is 40, 8; Sal 119, 89; 1 Pe 1, 25); palabra vivificadora, porque tiene virtud fecundante, fuerza vital, es portadora de vida (Jn 5, 24; 6, 63. 68; 8, 51; Sant 1, 18); salvadora, porque no sólo nos enseña el camino de la salvación, sino que ella misma es salvación (Sant 1, 21); liberadora, pues su último fin es liberar al hombre de todas las servidumbres que tienen aherrojada su vida, pues ella es la verdad (Jn 17, 17), y la verdad hace libre al hombre (Jn 8, 32); juzgadora, pues ella nos juzgará en el último día (Jn 12, 48). El hombre, pues, debe recibir con docilidad la palabra de Dios (Lc 8, 20; Sant 1, 21). Son famosas las -> siete palabras de Jesucristo; logos; verdad.

E. M. N.

Paloma

En los tiempos bíblicos abundaban en Palestina las palomas salvajes (Cant 2, 14; Jer 48, 28). Era la única ave que podía ofrecerse en sacrificio, en el de la purificación de la mujer (Lev 12, 6. 8; Lc 2, 24). Esto explica que se vendiera en el templo (Mt 21, 12; Mc 11, 15; Jn 2, 14. 16). Es proverbial la sencillez y la mansedumbre de la paloma (Os 7, 11; Mt 10, 16). El simbolismo de la paloma como figura del Espíritu Santo (Mt 3, 16; Mc 4, 10; Lc 3, 22; Jn 1, 32) es difícil de precisar; tal vez haya que interpretarlo como la nueva creación, de acuerdo con la exégesis rabínica, que se figuraba al Espíritu de Dios sobre las aguas como una paloma (Gén 1, 2).

E. M. N.

Pan

El pan es el alimento fundamental del hombre (Am 4, 6; Mc 3, 20; Lc 11, 5; 15, 17), la comida (Lc 14, 15). Aunque hubo panaderos profesionales (Os 7, 4; Jer 37, 21), lo ordinario era que cada día las mujeres hicieran el pan (Jer 7, 18; Mt 13, 33), que ordinariamente era de harina de cebada (Jn 6, 9. 13); el pan de trigo era un lujo de ricos. Se hacía a manera de torta, incluso llegaba a tener un parecido con las piedras (Mt 7, 9; Lc 11, 11); se guardaba en cestos (Mt 14, 20; Lc 16, 9); se partía con las manos: partir el pan incluía el repartirlo y significaba la unión entre los comensales (Is 58, 7: Jer 16, 7; Sal 41, 10; Mc 14, 19; 26, 26; Mc 6, 41; 14, 22; Lc 9, 16; 22, 19; Jn 6, 11; 13, 18). Dios da el pan de cada día a todo el que se lo pide (Mc 6, 11; Lc 11, 3). El pan es símbolo de la sabiduría (Prov 9, 5; Eclo 5, 3) y del alimento escatológico (Lc 14, 15; 22, 16), de la palabra de Dios (Mt 4, 4; Lc 4, 4). Se usaba también como sacrificio: delante del altar se ponían y se renovaban cada semana los panes de la proposición (Lev 24, 5-8; Mt 12, 4; Mc 2, 26). Jesucristo se presenta como "el pan del cielo" (Jn 6, 31-32. 49) y "el pan de vida" (Jn 6, 48).

E. M. N.


Paráclito

La palabra sólo aparece en el evangelio de San Juan y siempre referida al Espíritu Santo. El Paráclito, que es el «espíritu de la verdad», vendrá en lugar de Jesucristo (Jn 14, 16; 16, 7) para ser su abogado defensor, que dará testimonio de El (Jn 15, 26), y para estar siempre con los hombres como protector suyo (Jn 14, 16), recordarles las enseñanzas de Jesús y llevarles a la verdad plena (Jn 14, 26). San Juan llama también a Jesucristo Paráclito, es decir, abogado defensor ante el Padre de todos los cristianos (1 Jn 2, 1). ->Espíritu Santo.

E. M. N.

Parasceve

El día de la Parasceve era el día anterior al sábado. Como el sábado no se podía trabajar, el día anterior había que dejar preparado todo lo necesario para el sábado (Mt 27, 62; Mc 15, 42; Lc 23, 54; Jn 19, 14. 31.42). --> fiestas.

E. M. N.

Pequeño

En los evangelios, los pequeños son los humildes, los sencillos, preferidos de Dios (Mt 10, 42; 11, 11; 18, 6. 10. 14; Mc 9, 42; Lc 17, 2). Jesucristo se ha identificado con ellos (Lc 9, 48). En el reino de los cielos ocurre lo contrario que en los reinos de la tierra: el menor de entre todos es el más grande (Lc 9, 48). —> niños.

E. M. N.

Perfume

El perfume se usaba como una exigencia de la vida social. Se importaba de Arabia y de Africa oriental. Se usaba en su estado puro o mezclado con aceite. En la Biblia se habla de perfumes (Ap 18, 13). A los huéspedes, como signo de agradecido y afectuoso recibimiento, se les ungía con perfumes la cabeza (Lc 7, 46). María ungió los pies del Señor (Lc 7, 37-38). Se ungía también a los cadáveres como el último acto de amor y de homenaje (Mt 26, 7. 12; Mc 14, 3-8; Lc 23, 56; 24, 1; Jn 19, 39-40). Es signo de adoración (Mt 2, 11).

En la liturgia el incienso quemado es símbolo de la oración, que sube a lo alto (Lc 1, 9-11).

E. M. N.

Perlas

Las perlas son joyas muy preciadas, que las mujeres utilizan como adornos (1 Tim 2, 9; Ap 17, 4). Por su inestimable valor son un símbolo del reino de Dios (Mt 7, 6; 13, 45-46). La Jerusalén celeste aparecerá resplandeciente, engalanada de piedras preciosas y de perlas: sus doce puertas serán doce perlas, que la cubrirán de esplendor (Ap 18, 16; 21, 21). -> reino; parábola; tesoro.

E. M. N.

Perro

Existía el perro doméstico, querido y apreciado de la familia; pero este cariño al perro debe tener sus límites: los derechos de los hijos deben estar muy sobre él (Mt 15, 26). El perro es el amigo del hombre, al que se entrega en plenitud y por el que hacen cuanto sea necesario, hasta lamerle las llagas, incluso como terapéutica (Lc 16, 21). Existe también el perro vagabundo, salvaje y peligroso (Prov 26, 17), despreciado y símbolo de desprecio (Mt 7, 6; Flp 3, 2).

E. M. N.

Persecución

Jesús fue perseguido (Mt 5, 12); como antes lo fueron los profetas (Mt 5, 12) y como lo serán después sus discípulos (Mt 5, 11; Lc 21, 12), de la misma manera que lo han hecho con El (Jn 15, 20). Los apóstoles no deben buscar la persecución (Mt 10, 23), pero han de aceptarla de buen grado y sin odio cuando la sufran; incluso deben rogar por sus perseguidores (Mt 5, 44) y tener conciencia de que la persecución es signo de bienaventuranza (Mt 5, 10-11), que les garantiza el recibir una buena recompensa (Mc 10, 30). La causa última de todas las persecuciones que sufre la Iglesia radica en el odio que el mundo tiene a Jesucristo (Jn 15, 18-20). Los perseguidos por seguir a Jesucristo deben tener el alma serena y confiada, pues cuentan con la asistencia de Jesucristo y del Espíritu Santo (Mt 10, 19-20; Mc 13, 11; Lc 12, 11-12; 21, 12-15). ->perseguidos.

E. M. N.

Perseverancia

Constancia en la virtud hasta el final. La perseverancia garantiza la salvación (Lc 21, 19). Jesucristo lo dice con toda claridad: el que persevere hasta el fin, se salvará (Mt 10, 22; 24, 13; Mc 13, 13; Lc 8, 15).

E.M.N.

Pesebre

Comedero para el ganado, e incluso el establo mismo, donde se guarda el ganado (Lc 13, 15). El Niño Jesús, al nacer, fue acostado en un pesebre (Lc 2, 7. 12. 16). Podemos suponer que la mitad de este pesebre estaba horadado en la roca y la otra mitad era de fábrica. -> infancia; Belén.

E. M. N.

Pez

Aunque no son de gran calidad, son famosos los peces del lago de Genesaret. Como famosas son las multiplicaciones de panes y de peces (Mt 14, 17. 19; 15, 34-36; Mc 6, 38-43; 8, 7; Lc 9, 13-16; Jn 6, 9-11). Comida corriente entre los pescadores del lago (Lc 24, 42; Jn 21, 9. 10. 13). El lago de Genesaret era la principal fuente de pescado, donde, incluso asociados con varias barcas (Mc 4, 36; Lc 5, 11), faenaban los pescadores (Mt 1, 20; Lc 5, 7), preferentemente durante la noche (Jn 21, 3); en el lago había pesca abundante (Lc 5, 6. 9; Jn 21, 6. 11). Se utilizaba el anzuelo (Mt 17,27) y la red corriente pequeña de forma cónica (Mt 4, 18; Mc 1, 16; Jn 21, 6. 8), y la barredera, que era grande, de unos 400 ó 500 m. de longitud y 2 ó 3 de ancha (Mt 13, 47). La expresión "pescadores de hombres", que Jesús dijo que haría a sus discípulos, es de difícil interpretación; se puede entender en sentido escatológico: los discípulos están llamados a congregar y a juzgar a los hombres en el juicio, al estilo de como se reúnen y se seleccionan los peces (Mt 13, 47-50).

E. M. N.

Pie

Aparte de su significación física como la extremidad inferior del cuerpo humano, tiene variadas significaciones simbólicas. El pie es símbolo de autoridad y de poder (Sal 36, 12). El vencedor pone el pie sobre la nuca del vencido (dos 10, 24). Poner las cosas bajo los pies de uno es someterse a su poder (Mt 22, 44; Mc 12, 36; Lc 20, 43). El siervo, en señal de inferioridad y de súplica, se echa a los pies de su señor (Mt 18, 29; Mc 5, 22; 7, 25; Lc 8, 41; 17, 16; Jn 11, 32). Besar los pies es señal de humildad y de cariño (Lc 7, 38. 45). Sentarse a los pies de uno es adoptar la postura del discípulo frente al maestro (Lc 8, 35; 10, 39), es también signo de confianza (Lc 8, 35). Desatar las correas de las sandalias es un oficio de esclavos (Mc 1, 7). Lavar los pies a otros es señal de hospitalidad y de humildad (Jn 13, 5-14). Los judíos se sacudían el polvo de los pies cuando regresaban de una región pagana a Palestina, para no contaminar a Israel con tierra pagana, impura. Los discípulos de Jesúsdeben hacer lo mismo con las ciudades que no quieren recibirles, es decir, la deben tratar como tierra impura, ciudad de gentiles (Mt 10, 14; Lc 9, 5; 10, 11).

E. M. N.

Piedad

Virtud que inspira devoción, reverencia hacia Dios, dándole el culto debido; actitud de un practicante religioso (gr. eusebeia: Mt 15, 9; Mc 7, 7). Dios escucha al que es piadoso sincero (Jn 9, 31). Amor entrañable, filial y reverencial hacia los padres (1 Tim 5, 4). Atención reverencial a la voluntad de Dios, temor de Dios (gr. eulebeia: Lc 2, 25).

E. M. N.

Piedra

Las casas deben ser edificadas sobre roca para que tengan firmeza y seguridad (Mt 7, 24-25; Lc 6, 48), lo que simboliza la firmeza de la fe; la semilla que cae entre rocas significa el hombre que no tiene raíz, que es voluble e inconstante (Mt 13, 5, 20; Mc 4, 5. 16; Lc 8, 6.13). Pedro es la roca inquebrantable sobre la que Jesucristo edificará su Iglesia (Mt 16,18). Jesucristo es la piedra angular, es decir, la piedra fundamental, que une dos paredes contiguas, que sirve de trabazón y sostiene el edificio (Mt 21, 42; Mc 12, 10; Lc 20, 17. Fue rechazado por los hombres (Act 4, 11). A pesar de ello ha sido escogido por Dios para ser fundamento y cohesión del templo santo; el que tropiece en esta piedra, se destrozará (Mt 21, 44; Lc 20, 18. -> Pedro.

E. M. N.

Pilato

Procurador romano de Judea bajo el emperador Tiberio (Lc 3, 1) del año 26 al 36. Su residencia oficial la tenía en Cesarea la Marítima, donde, según una inscripción en piedra aparecida recientemente, Pilato edificó un templo en honor de Tiberio. Era poco amigo de los judíos y enemigo de Herodes, el cual quería siempre congratularse con ellos (Lc 23, 12). Acudió al tesoro del templo para sufragar los gastos ocasionados por la construcción de un acueducto, cosa que exasperó a los judíos; obró violentamente contra los samaritanos, por lo que fue depuesto de su cargo por Vitelio, y tuvo que ir a Roma para dar cuenta de su gestión. Actuó como juez en la causa contra Jesús y, a pesar de que le creía inocente, le condenó a muerte (Mt 27, 1-25; Mc 15, 1-15; Lc 23, 1-26; Jn 18, 28-19, 22). La literatura apócrifa da diversas versiones de su muerte: que fue ejecutado por Nerón, que se suicidó, que se convirtió al cristianismo y que fue ejecutado por Tiberio. ->contexto; gobernador; Galilea; pasión.

E M. N.

Pináculo del templo

Uno de los ángulos de los pórticos del templo (probablemente al sudeste de la explanada), levantado sobre la orilla misma del torrente Cedrón, que tenía unos 180 m. de altura. Mirando al torrente desde la cima era muy probable que diera vértigo. En tiempos de Jesús había una creencia generalizada entre los judíos: que el Mesías, cuando viniera, debía presentarse al pueblo de una manera solemne e inesperada desde el pináculo del templo. La proposición que el Diablo hace a Jesucristo está, pues, en consonancia con esta creencia (Mt 4, 5; Lc 4, 9).

E. M. N.

Plantar

Lo preferido para un labrador de Palestina era plantar una viña (Mt 21, 33; Mc 12, 1; Lc 20, 9) y una higuera (Lc 13, 6). Es famosa la parábola, mejor alegoría, de los viñadores homicidas (Mt 21, 33-46; Mc 12, 1-11; Lc 20, 9-18). La frase durísima de Jesucristo: «toda planta que no haya plantado mi Padre será arrancada de raíz» (Mt 15, 13), probablemente se refiere al pueblo judío y de una manera especial a los fariseos, los cuales, por su incredulidad y dureza de corazón, serán desposeídos de la herencia mesiánica.

E. M. N.

Plata

Metal precioso que no se daba en Palestina y que era importado de Arabia y de Egipto, y especialmente de Tarsis (1 Re 10, 20; Jer 10, 9; Ez 27, 12). Se empleaba para hacer monedas (Mt 27, 3), utensilios valiosos y objetos de adorno; también, como metal preciado, para el comercio y el pago de tributos. Jesucristo dice a sus apóstoles que no estén apegados a la plata (Mt 10, 9). ->monedas; riquezas.

E. M. N.

Plato

Utensilio de cerámica, escudilla, que se utilizaba tanto para guisar como para comer (Mt 26, 23; Mc 14, 20). Los fariseos tenían la costumbre de limpiar bien el plato antes de usarlo, lo que da pie a Jesús para decir que no sólo hay que cuidar de la pureza exterior, sino de la interior del corazón (Mt 23, 25-26; Lc 11, 39).

E. M. N.

Plaza

Estaban en las entradas del pueblo o de la ciudad. Lugar de recreo y de juego (Mt 11, 16; Lc 7, 32), de encuentro (Mc 6, 56; 7, 4), de relaciones públicas (Mt 23, 7; Mc 7, 4; Lc 11, 43); donde se ajusta a los obreros que buscan trabajo (Mt 20, 3), donde se puede sentar cátedra de maestro o de predicador (Lc 10, 10; 13, 26; Act 17, 17) y donde se celebran los juicios (Act 16, 19).

E. M. N.

Poder

Dios es omnipotente, creador del mundo y señor de la historia. A El pertenece el poder y la gloria (Mt 16, 13). Para El todo es posible (Mt 19, 26; Mc 14, 36) y nada imposible (Lc 1, 37). Jesucristo es también todopoderoso. El Padre le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra (Mt 18, 18); tiene poder para perdonar los pecados (Mt 9, 6; Mc 2, 10); tiene poder sobre los espíritus inmundos (Mt 10, 1; Lc 4, 36) y sobre toda carne (Jn 17, 2); poderoso en obras y palabras (Lc 24, 19); en la parusía vendrá revestido de gran poder y gloria (Mt 24, 30; Mc 13, 26; Lc 21, 27). El origen y el ejercicio de este poder de Dios y de Jesucristo es el amor. Los apóstoles recibieron de Jesús poder sobre los espíritus inmundos (Mt 10, 1), poder de hacer milagros (Lc 9, 1; 10, 19), de perdonar los pecados (Jn 20, 23). Pero todo este poder se ejerce desde la fe. Todo el que tiene fe es también poderoso y para él todo es posible (Mt 17, 20; Mc 9, 23). El poder que Jesucristo confiere ha de ejercerse como un servicio; así debería ejercerse todo poder y toda autoridad humana; Jesús denuncia a los poderosos y grandes de la tierra que, lejos de servir a los gobernados, ejercen un poder opresor sobre los pueblos; entre los cristianos debe ser todo lo contrario: el que quiera llegar al poder debe ser el servidor de todos (Mt 20, 2526; Mc 10, 42-43). —> política.

E. M. N.

Política ->Situación


Pontífice

En un comienzo, sacerdotes y levitas eran términos equivalentes. Todos los levitas eran sacerdotes del mismo rango y ejercían las mismas funciones (Dt 10, 8; 17, 9. 18; 18, 1; 21, 5; 24, 8; 31, 9). Más tarde se introduce una discriminación, que dio lugar a los sacerdotes propiamente tales y a los levitas, auxiliares de los sacerdotes (Ez 44, 6-31). Ya antes del destierro había un orden jerárquico dentro del sacerdocio; a propósito del templo de Jerusalén, los textos hablan de un sacerdote jefe y de un segundo sacerdote, que le sigue en autoridad (2 Re 22, 4; 23, 4; 25, 18; Jer 9, 1); de un jefe de la policía del templo (Jer 20, 1; 29, 25), de tres guardianes de la puerta (2 Re 23, 4; 25, 18; Jer 52, 24) y de sacerdotes (o pontífices) de primer orden o ancianos (2 Re 19, 2; Jer 19, 1). A partir del destierro aparece la figura del sumo sacerdote, que será el jefe religioso y civil de toda la comunidad.

Los sacerdotes, lo mismo que los levitas, estaban divididos en clases, que se turnaban semanalmente en el servicio del templo (Lc 1, 8). Las funciones del sacerdocio eran fundamentalmente dos: el culto a Dios y la enseñanza religiosa al pueblo. Los evangelios nombran a los pontífices o sacerdotes con otros grupos del Sanedrín: ancianos y escribas (Mt 27, 41; Mc 8, 31; 11, 27; 14, 43; Lc 9, 22; 20, 1), pontífices y escribas (Mt 2, 3; 21, 15; Mc 10, 33; 14, 1; Lc 20, 19; 22, 2; 23, 10), pontífices y fariseos (Mt 21, 45; 27, 62; Jn 7, 32. 45; 11, 47. 57; 18, 3), pontífices y ancianos (Mt 21, 23; 26, 3. 47; 27, 3. 12; 28, 1112). Es decir, se nombran con las autoridades religiosas de los judíos. —> enemigos.

E. M. N.

Pórtico

Galería al aire libre, pero cubierta por un techo apoyado en columnas. San Juan nos habla del pórtico de Salomón (Jn 10, 23).

E. M. N.

Poseso (posesión diabólica)

En la antigüedad, y también entre los judíos, se tenía la creencia que muchas enfermedades misteriosas, tales como la epilepsia, se debían a espíritus malignos e impuros. Los evangelios nos hablan con frecuencia de hombres poseídos por un espíritu extraño e inmundo, que le da fuerzas sobrehumanas (Mt 5, 3), que le atormenta angustiosamente (Mc 1, 26; 5, 5; Lc 8, 29; 9, 42) y le hace atentar contra la propia vida (Mc 5, 5). Son abundantes los milagros de Jesucristo expulsando a los demonios (Mt 4, 24; 8, 16. 28; 9, 32; 17, 18; Mc 1, 34-39; 7, 29; 16, 9; Lc 4, 35. 41; 8, 2. 30-38; 11, 14). Jesús confiere a sus discípulos el poder de expulsar a los demonios (Mc 7, 22; 10, 8; Mc 3, 15; 6, 13; Lc 9, 1; 10, 17); incluso afirma que todo el que crea en El tendrá poder para expulsar demonios en su nombre (Lc 16, 17). Aunque es difícil precisar si se trata, en efecto, de verdaderos poseídos del demonio o de enfermedades (v. gr., epilépticos, lunáticos), estos milagros significan la llegada del reino. Se pensaba que el mundo estaba bajo las fuerzas del mal, bajo el poder de Satanás. Con estos milagros se pone bien de manifiesto que el reino del demonio queda sometido y aplastado por el reino de Dios, que Jesucristo ha venido a establecer en el mundo.

E. M. N.

Precursor

En el antiguo Oriente la llegada del rey a una ciudad era anunciada y preparada por un heraldo, que era el gran precursor de la venida del alto personaje. En tiempos de Jesucristo se esperaba al profeta Elías como el precursor del Mesías. Esta expectación se cumple en Juan Bautista, preparador de los caminos del Mesías, anunciador de su llegada, predicador de una vida nueva, de un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados (Mt 3, 1-12; 11, 10-14; 17, 10-13; Mc 1, 3-8; 9, 11-13; Lc 3, 1-17; 7, 2428; Jn 1, 19-28). -->Juan bautista; Elías.

E. M. N.

Predicar

Jesucristo es enviado a predicar (Is 61, 1). De hecho fue esencialmente un predicador, anunciador de la Buena Nueva del Reino (Mt 4, 17-23; 9, 35; 11, 1; Mc 1, 14. 38-40; 2, 2; 6, 12; Lc 4, 18-19; 8, 1). Juan Bautista tiene también la misión fundamental de predicar la conversión y el bautismo (Mt 3, 1; Mc 1, 4; Lc 3, 3). Los apóstoles reciben de Jesucristo la orden y la misión de predicar el Evangelio a todo el mundo (Mt 10, 7. 30; Mc 3, 14; 6, 12; 16, 15. 20; Lc 9, 2; 24, 47). La predicación o kerigma de los apóstoles se centra en que Jesús de Nazaret es el Mesías anunciado por los profetas; el Mesías es Dios; el Mesías murió por nuestros pecados según las Escrituras, resucitó y subió gloriosamente a los cielos (Act 2, 22-36; 3, 12-26; 4, 8-11; 5, 29-32; 10, 34-43; 1 Cor 15, 3-7). -> anunciar; enviar; apóstol.

E. M. N.

Préstamo

En el A. T. se dieron unas leyes generosas sobre los préstamos: hay que prestar al pobre todo lo que necesite (Dt 15, 7-9); hay que hacerlo sin cobrar intereses (Lev 25, 36-38); y en el año sabático (cada siete años) hay que perdonar todo lo prestado (Dt 15, 1-5). Las leyes del Evangelio siguen esa misma línea: no hay que volver nunca la espalda al que viene a pedir un préstamo (Mt 5, 42); hay que prestar a todo el mundo, también a aquellos de los que no se espera cobrar (Lc 6, 34), sin esperar nada (Lc 6, 35); incluso hay que ser generoso y perdonar la deuda (Mt 18, 27; Lc 7, 41).

E. M. N.

Primogénito

En Israel, a causa de la poligamia, se hablaba del primogénito del varón (Gén 49, 3; Dt 21, 17) y del primogénito de la mujer (el que rompe el seno materno: Ex13, 2). El de la mujer tenía que ser consagrado a Dios (Ex 13, 2. 11-16; 22, 28), pero podía ser rescatado por una ofrenda (Ex 13, 13; Lc 2, 7. 22-23). Esto se hacía en recuerdo de la liberación de los primogénitos de Israel en Egipto (Ex 13, 14-16; Núm 3, 12; 8, 17). Los primogénitos machos de los animales también debían ser ofrecidos al Señor (Ex 13, 2; 34, 19). La palabra "primogénito" de suyo no excluye ni exige otros hermanos; puede ser el "único" hijo (Lc 2, 7). Jesucristo es el primogénito entre muchos hermanos (Rom 8, 29), primogénito de toda la creación (Col 1, 15), primogénito de entre los muertos (Col 1, 18; Ap 1, 5).

E.M.N.

Profanar

Lo profano, etimológicamente, significa lo corriente, lo común, lo accesible a todos; en contraposición a lo sagrado, que es lo dedicado a Dios, lo separado del uso corriente, lo trascendente, lo inaccesible; profano llegó a significar impuro. De aquí que profanar es no distinguir entre lo sagrado y lo impuro, tratar a lo sagrado como si fuera una cosa cualquiera, traer a la esfera de lo vulgar y corriente lo que está y debe seguir estando en una esfera sacra (cf. Ez 22, 26). Así, la mayor profanación que el hombre puede hacer es usar el nombre de Dios a la ligera, como se usa cualquier otro nombre (Ex 20, 7). El A. T. establece unas leyes sobre los alimentos profanos e impuros (Lev 11; Dt 14). Los fariseos habían llevado al extremo de un riguroso y vano formulismo la normativa sobre la pureza legal, que identificaban con la pureza interior. Jesucristo dejó bien claramente establecido que lo impuro y lo que de verdad profana al hombre es lo que sale de su interior, las malas palabras, las malas intenciones, los malos pensamientos y deseos (Mt 15, 11. 18. 20; Mc 7, 2. 5. 15. 18. 20. 23).

E. M. N.

Profetisa

En el A. T. hubo profetisas, mujeres que tuvieron la vocación de profetas (Débora: Jue 4, 4; Jolda: 2 Re 22, 14; Noadías: Neh 6, 14). Hubo también falsas profetisas (Ez 13, 17-23). Los evangelios nos hablan de Ana la profetisa, que estaba en el templo llevando una vida de oración y de penitencia y que, inspirada por el Espíritu Santo, alabó al Señor cuando la presentación en el templo del Niño Jesús (Lc 2, 36-39).

E. M. N.

Promesa

Aunque en el A. T. no haya un término técnico para expresarlo, el designio salvífico de Dios, revelado a la humanidad, se ha llamado después «promesa», porque es la Palabra solemne de Dios, tan firme y fiel por sí misma, que equivale a una promesa absoluta, corroborada a veces mediante un juramento. Dirigida a todas las naciones, aplicada temporalmente a Israel por la Alianza, es el fundamento de la elección, de la fe y de la esperanza en el futuro. Está mantenida por la fidelidad y la justicia de Dios en el «resto de Israel», y se realiza en la Nueva Alianza por la fe en la redención de Jesús. La promesa incluía también la tierra de Palestina, a la que por eso se llama «Tierra Prometida», lugar de descanso y morada de Dios, preludio del nuevo cielo y de la nueva tierra que Dios creará para todos los fieles a su Promesa, todos los creyentes. Los evangelios sólo hablan expresamente una vez de la promesa (Lc 24, 49); el resto del N. T. lo hace con frecuencia confirmando que Dios ha cumplido su promesa, enviando a su Hijo al mundo como redentor de los hombres (Act 13, 23. 32; 26, 6; Rom 1, 2; 4, 13, 21; 9, 4-9; 15, 8; 2 Cor 1, 20; Gál 316-29; 4, 23. 28; Ef 3, 6; Heb 4, 1; 6, 12-17; 7, 6; 8, 6; 9, 15; 11, 9-39), y que Jesús ha cumplido también enviando a los hombres el Espíritu Santo (Act 1, 4; 2, 33; Gál 3, 5; Ef 1, 13). ->esperanza.

E. M. N.

Prosélito

En la Biblia se llama prosélito a un pagano convertido al judaísmo que se integraba en el pueblo de Dios a través de la circuncisión y que, como un ciudadano más, tenía que someterse a todos los preceptos de la Ley (Mt 23, 15; Act 2, 11; 6, 5; 13, 43). ->grupos; contexto.

E. M. N.

Prostitución

El A. T. prohibe la prostitución (Lev 19, 29), el adulterio (Lev 20, 10-12; Dt 22, 22), la violación (Dt 22, 23-24), la seducción (Ex 22, 15-16; Dt 22, 28-29), el incesto (Lev 20, 11-12. 14. 17-20), las sexualidades pervertidas (Gén 38, 9-10; Lev 18, 23; 20, 13). Las relaciones sexuales con una mujer soltera no eran nunca consideradas como adulterio, aunque el hombre estuviera casado.

El N. T. prohibe igualmente toda fornicación física (Mt 5, 32; 15, 19; 19, 9; 21, 31-32; Mc 7, 21; Lc 15, 30; 1 Cor 5, 1. 9-11; 6, 9-18; 10, 8; Ef 5, 3.5; Col 3, 5; 1 Tes 4, 3). Hay famosas prostitutas que, por su fe y su caridad, son alabadas en la Biblia y han pasado a ser mujeres prototipos de religiosidad verdadera (v. gr., Rajab:. Heb 11, 31; la Magdalena: Lc 8, 2). Jesucristo llega a decir a los fariseos que las prostitutas entrarán antes que ellos en el Reino de los cielos porque tuvieron fe y caridad, cosa esta última que ellos no tienen (Mt 21, 31-32). Oseas (cap. 1-3), describen la Alianza como un matrimonio entre Israel y Yahvé; pintan como un adulterio las infidelidades de Israel al amor inmenso de Dios, en especial la idolatría, cultivada con preferencia en los montes (lugares altos), y la confianza puesta en alianzas con monarcas poderosos. El N. T. fustiga igualmente la prostitución sagrada (Jn 8, 41); sobre todo el Apocalipsis (Ap 14, 4), que llama "vírgenes" en sentido religioso a cuantos no se han prostituido al culto idolátrico. Habla también de la Gran Prostituta (Ap 17, 1-16; 19, 2), como ciudad llena de iniquidades y contrapuesta a la ciudad santa de Jerusalén.

E. M. N.

Prudente

El hombre prudente es el de sano juicio y el de buen sentido, que sabe distinguir bien entre lo bueno y lo malo para seguir aquello y evitar esto; es un hombre moderado, de cordura, de discernimiento. La prudencia es, pues, una virtud de sabiduría práctica, que acierta siempre en la manera de actuar y enseña a triunfar en la vida. Es una virtud propia del hombre maduro y sabio (Gén 41, 33; 1 Sam 16, 18; Sal 2, 10; Prov 10, 19; 11, 12; 12, 16; 13, 16; 16, 21-23; 17, 27; Am 5, 13).

Jesús alaba al hombre prudente, que edifica su casa sobre roca (Mt 7, 24); al criado fiel y prudente (Mt 24, 45), a las vírgenes prudentes (Mt 25, 2-9), al administrador fiel y prudente (Lc 12, 42), y nos da este magistral consejo: "Sed prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas" (Mt 10, 16).

E.M.N.

Publicanos

Todas las provincias romanas tenían que pagar tributo al imperio. Palestina, bajo la dominación romana, no estaba exenta. Los impuestos no los cobraban directamente los romanos, sino que se solía encargar ese menester a indígenas. De todo esto hay constancia en los evangelios. Era, naturalmente, enojoso pagar tributo a la potencia extranjera dominadora. Por esta razón los publicanos eran aborrecidos y odiados por el pueblo, incluso considerados como pecadores públicos (Mt 9, 10-13; Mc 2, 13-17; Lc 5, 27-32), comparados a los paganos (Mt 18, 17) y a las prostitutas (Mt 21, 31). Pero el hecho de ser publicano no importaba, ni mucho menos, el ser pecador, como lo indica la parábola del fariseo y del publicano (Lc 18, 9-14). De hecho el Evangelio habla de publicanos buenos, como Zaqueo (Lc 19, 2) y Mateo (Mt 10, 3; Mc 2, 13-14). —> pecadores; fariseo y publicano, parábola del.

E.M.N.

Puerta

Las puertas de las casas, que solían ser bajas, eran ordinariamente de madera (Mc 1, 33; 2, 2; 11, 4; Lc 11, 7; 13, 24; Jn 18, 16); más amplias eran las de la sala ohabitación más grande de la casa (Mt 25, 10; Jn 20, 19. 26); las demás habitaciones tenían también puertas (Mt 6, 6); en las casas grandes la puerta es un verdadero portal, lugar de reuniones (Mt 26, 71). Por "puerta de la ciudad" se entiende no sólo las grandes puertas que daban acceso a la misma, ordinariamente de madera revestidas de bronce, sino el espacio anterior a la puerta, que era una verdadera plaza, lugar de reuniones en la vida pública (Lc 7, 12; Act 9, 24; 12, 10; 14, 13; 16, 13; Heb 13, 12; Ap 22, 14). En los evangelios se habla de la puerta en sentido metafórico, para indicar que una situación preocupante está ya encima, a la puerta (Mt 24, 33; Mc 13, 29); para hablar de la entrada en el reino de los cielos (Mt 7, 13-14; 25, 10; Lc 13, 24); se habla del infierno y del cielo con espacios cerrados por puertas, cuyas llaves están en las manos de Dios (Mt 16, 18). Jesucristo mismo se compara a la puerta por donde han de entrar todos los hombres para conseguir la salvación (Jn 10, 7-9). San Juan contempla a la Jerusalén celeste con doce puertas, de cara a los cuatro puntos cardinales (tres a cada punto), símbolo de que en el reino de los cielos no hay discriminación alguna, de que la llamada para entrar en él es universal y de que en él pueden entrar todos los hombres de todos los tiempos y de todas las geografías (Ap 21, 21-25). -> pastor.

E. M. N.

Purgatorio

Se entiende por purgatorio el lugar donde van a parar, antes de pasar a la gloria celeste, todos los que mueren en gracia de Dios, pero que no fueron lo suficientemente purificados en esta vida de los pecados cometidos. Los teólogos que defienden la existencia del purgatorio se apoyan en el texto bíblico del libro de los Macabeos (2 Mac 12, 43-46); algunos teólogos acuden también a otros textos bíblicos, que no son, ni mucho menos, claros y convincentes (Eclo 7, 33; Mt 12, 32; 1 Cor 3, 10-15).

E. M. N.

Puro

En un principio, la pureza se entendió exclusivamente en la esfera de lo cultual. Dios es el santo por esencia, el puro. Las personas, los animales, los objetos que tuvieron alguna relación con El, debían también ser santos y puros; esta misma relación con El les dejaba santos y puros. De la misma manera que la santidad y la pureza son contagiosas, lo es también la impureza. Por eso se dan normas prolijas para que el hombre no contraiga impurezas al contacto con los animales y las cosas impuras (Lev 11, 17; 21, 1-22). Todas estas leyes purificadoras corrían el riesgo de caer en formulismo exagerado. Como así ocurrió. Ya los profetas, trasladando el concepto de pureza al orden moral, atacan a las excesivas fórmulas de purezaexterior, que hacen olvidar la pureza interior, la del corazón (Os 6, 6; Am 4. 4-5; 5, 21-25; Is 1, 10-17; Jer 7, 21-23). En los tiempos mesiánicos los ritos de purificación externa habían llegado al colmo, con olvido total de la pureza interna. Jesús fustigó este formulismo asfixiante de los escribas y fariseos, que sólo se preocupaban de la pureza externa y por dentro estaban llenos de los más graves defectos (Mt 15, 1-20; 23, 1-37; Mc 7, 1-23; 12, 38-40; Lc 20, 45-47). Jesucristo quita toda importancia a la pureza cultual y predica con vigor la pureza moral, liberando de este modo a la religión de todo aparato externo para situarla en el interior del hombre (Jn 4, 23). Nada es de suyo impuro; para el puro todo es puro (Rom 14, 14. 20). -> instituciones; culto; templo.

E. M. N.