Evangelista
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Llamamos "evangelistas" a los autores de los evangelios. Nos referimos, por tanto, a los cuatro clásicos: Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Cuando hablamos de los evangelistas pensamos en ellos. Y, en particular, los distinguimos citando al evangelista Marcos o al evangelio según san Marcos, y lo mismo hacemos con los otros. Además, les concedemos una importancia y un rasgo extraordinarios. Esta denominación habitual necesita hoy una revisión, teniendo en cuenta las consideraciones que hacemos a continuación:

En los tres casos en que el término es utilizado en el N. T., el evangelista es nombrado después de los apóstoles. Ello es debido a la peculiaridad de "la llamada". Los evangelistas son continuadores de la labor de los apóstoles. Además de misioneros son dirigentes de la comunidad. Así lo da a entender la segunda carta a Timoteo (2Tim 4, 2).

En cuanto al concepto, que se impuso muy pronto en la Iglesia, de considerar a los evangelistas como autores de los evangelios, la revisión a la que debe ser sometido, como apuntamos más arriba, obedece a que ninguno de los evangelios ha salido de una única pluma ni de una única vez. En los cuatro se detectan fácilmente vestigios de composición -distintas fases por las que pasaron antes de llegar al estado adulto en que hoy los poseemos- y un crecimiento progresivo que pone de manifiesto la maduración creciente de la fe cristiana y su confrontación con el entorno cultural en el que vivían las comunidades cristianas. Los evangelistas son portavoces de la fe de dichas comunidades y, como tales, revisores y adaptadores de la misma frente a las nuevas circunstancias, favorables o adversas, que iban surgiendo. Los evangelios crecieron constantemente hasta el momento de su fijación definitiva por escrito. -> evangelio; sinóptica c.; evangelizar.

Felipe F. Ramos