Augusto
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"Augusto" es el título honorífico que el emperador romano Cayo Octavio César Augusto, también conocido como Octaviano, recibió del senado, no sin tensos forcejeos con sus enemigos políticos, el año 27 a. C., cuatro años después de su victoria sobre M. Antonio en Accio, ya que él hubiera preferido el sobrenombre "Rómulo", de más alcance político, y ser considerado como un segundo fundador de Roma. "Augusto" significa "excelso, majestuoso", como sugiere él mismo: "Desde este momento superé a todos en autoridad" (cf. Res Gestae, 34); sus connotaciones religiosas contribuyeron a su divinización y la de los emperadores romanos siguientes así como a la de los miembros de la familia imperial.

Augusto es el creador del "principado" que ocuparon los emperadores romanos sucesivos. Tanto la religiosidad popular (p. ej. los vaticinios sibilinos) como la literatura propagandística del tiempo, especialmente los poetas (Virgilio, Horacio), contribuyeron a su culto como príncipe universal y salvador del mundo. Contra este título divino y el culto de los emperadores romanos que le sucedieron protesta el Apocalipsis al referirse a los nombres blasfemos de la bestia (13,1; 17,3). Augusto figura como el creador de la Pax Romana, cuya importancia para el desarrollo del cristianismo es considerada por los Padres de la Iglesia providencial.

Su carrera política estuvo llena de obstáculos (M. Antonio; los residuos de enemigos republicanos; conjura de Fannio Caepio en el año 23 a. C.); en su vida familiar experimentó decepciones, disgustos e intrigas (adulterio, proceso y relegación de su hija Julia; desavenencias con el joven Tiberio) así como graves enfermedades en los 30 últimos años de su vida. En estas circunstancias resalta más su condición de estadista genial, prudente, dotado de instinto político y psicológico para conocer las personas, seguro de sí mismo, fuerte, justo y clemente, de cuyos éxitos son fautores hombres importantes como su general Agripa y Mecenas, su prudente lugarteniente en Roma.

Educado por el estóico Antípatro de Tarsos se profesaba estoico ilustrado; no es que fuera propiamente religioso, sino, más bien, supersticioso, ya que en muchas circunstancias de su vida se creyó protegido, sobre todo, por Apolo. Intentó restabler la religión y las costumbres familiares tradicionales romanas.

En su reinado nació Jesús (6/7 a. C.). Mientras que Mateo sitúa el nacimiento de Jesús en el reinado de Herodes el Grande, subrayando el contexto judío (Mt 2,1), Lucas lo enmarca en el principado de César Augusto para presentar al Mesías recién nacido como el salvador no sólo de los judíos, sino de todo el mundo, y para dar a entender -no sin cierta intención apologética- que el cristianismo se inserta sin dificultades en el Imperio romano (cf. Lc 2,1. 10-14. 30-32).

Hay que recordar que Augusto estuvo en España los años 26-25 a. C. para organizar la administración de la península y dirigir la guerra contra los cántabros. Entró por Tarragona, procedente de las Galias, probablemente en barco. Desde Tarragona pasaría, acompañado del joven Tiberio y su hijo Marcelo, por Zaragoza, Tarazona, continuando desde aquí, bien por la vía que pasaba por Numancia, CIunia hasta Sasamón (Sigisama), donde los romanos tenían su campamento principal, o más probablemente por la vía, que era más importante, que pasaba por Calahorra, Birovesca (Briviesca) e iba a dar a Sasamón, la Peña Amaya y Astorga. Su presencia en Sasamón (Sigisama) sirvió más de apoyo moral que estratégico, ya que a causa de su quebrantada salud no tardó en volver a Tarragona. La guerra contra los cántabros no quedó terminada hasta el año 19 a. C., gracias a su fiel compañero de estudios y hábil general M. V. Agripa. Conseguida la victoria contra los cántabros se cerró de nuevo el templo de Jano, para indicar que en todo el Imperio romano reinaba la paz. La verdadera paz vendría, sin embargo, al mundo pocos años más tarde con el nacimiento de Jesucristo: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres en quienes él se complace" (Lc 2,14). -> Roma; contexto.

Miguel Rodríguez Ruiz