ORÍGENES
DC


SUMARIO: I. Aproximación a Dios en Orígenes.—II. Presupuestos: 1. Influencia filosófica; 2. Desafíos del sincretismo y de las herejías; 3. Corrientes intraeclesiales.—III. Economía e inmanencia de Dios: 1. El acceso al misterio de Dios; 2. El misterio de Dios: a. El Padre, amor fontal, b. La generación del Hijo, c. La procedencia del Espíritu Santo; 3. La apropiación subjetiva; 4. La adecuación del concepto.—IV. Pervivencia de los planteamientos: 1. El proceso de la recepción; 2. El origenismo; 3. Actualidad.


I. Aproximación a Dios en Orígenes

Para Orígenes (ca.185 -ca.253) Dios se constituye en el núcleo aglutinador de toda su teología, en ningún momento separable de su exégesis y de su doctrina espiritual', que elaboró el Alejandrino en respuesta a los grandes desafíos del complejo contexto histórico social en el cual le tocó vivir. El concepto de Dios, de hecho, se refracta en sus momentos iniciales a través del Peri Archón; pasa luego por una etapa de desarrollo en la "obra puente", el Com Jo, para alcanzar en el Contra Celsum su mayor densidad, sin que pueda constatarse, sin embargo, una evolución en el pensamiento teológico origeniano.

En este momento, con Orígenes, la evolución del dogma rompe los estrechos marcos de la "apología" y se constituye en "teología", aunque el autor no es un "sistemático" propiamente tal. En la teología origeniana emergen, sin duda, las bases sólidas de la Tradicion ecclesial, sobre todo, de la "regla de fe". Orígenes expresa, de este modo, su profunda pertenencia a la Iglesia, pese a los arriesgados "ejercicios", con que intenta penetrar la profundidad de Dios hasta bordear la herejía. Estos "ejercicios" atestiguan, por su parte, la genialidad de un pensador original, quien se considera a sí mismo un "hombre eclesiástico".

Es significativa la estructuración misma de la argumentación origeniana en torno al misterio de Dios, pues rompe la síntesis propuesta por el pensar contextual griego para dar cauce a la"preeminencia" del conocimiento de Dios'. Esta "preeminencia " en cuanto hyperoché, no sólo refleja la necesidad de transcender los límites de la razón humana, sino que requiere, además, participar en el mismo misterio de Dios, en la medida que éste se trasciende. De ahí que el eje articulador de la argumentación origeniana se proyecta a partir del misterio cada vez mayor.


II. Presupuestos

Orígenes se aproxima a Dios y lo piensa en los moldes de su tiempo, a la vez que rompe dichos moldes al criticarlos desde dentro a la luz de la imagen bíblica de Dios.

1. INFLUENCIA FILOSÓFICA. El Alejandrino comparte, sin duda, con el platonismo la fórmula del "por encima del ser", —epékeina tés ousías—, pero se sirve de ella, tan sólo, a partir de unos vestigios, tales como éstos se encuentran en la carta II de Platón, aprovechando, sobre todo, los transcendentales del ser, en especial, el bonum, para pensar la transcendencia de Dios desde Ex 3,14. De Plotino, por su parte, Orígenes se distancia, en lo que se refiere a la "falta de rostro", con que se articula el fundamento plotiniano del ser, el Uno, en una sistemática rígida y, según Orígenes, ajena al dinamismo del misterio de Dios. Mientras que la influencia estoica sobre el pensar teológico de Orígenes es notoria'', el aristotelismo adquiere poco peso en la comprensión origeniana de Dios. Lo mismo vale de la filosofia popular, pese a que ésta se proyecta con fuerza en el Contra Celsum.

2. DESAFÍO DEL SINCRETISMO Y DE LAS HEREJÍAS. Impactan, fuertemente repercutiendo en su teología, las tendencias sincretistas y heréticas. Resalta, sin duda, la gnosis, por su marcado dualismo, en sus diversas articulaciones, valentinianos y marcionitas, que se hace presente por los problemas de la creación y del origen del mal, la transcendencia de Dios, la libertad del hombre y de Dios. Contra Marción Orígenes rescata la bondad de Dios Creador, su identidad con el Padre de Jesus, la interrelación de los dos testamentos y el valor del AY'. En su crítica a los valentinianos, Orígenes se enfrenta con Heracleon, en lo que se refiere a la predestinación de las naturalezas y la falta de responsabilidad personal del ser humano. Contra los modalistas el alejandrino resalta la personalidad del Verbo y contra los adopcionistas su generación eterna, mientras que en contra de los docetas destaca la auténtica humanidad de Cristo, como condición de la redención.

3. CORRIENTES INTRAECLESIALES.

Un tercer tipo de influencias le viene a la teología origeniana por su enfrentamiento con las corrientes intraeclesiales, que se caracterizan por un marcado antropomorfismo, un apego al sentido literal del texto bíblico. Con los antropomorfitas, Orígenes discute las imágenes corpóreas de Dios, mientras que en contra de los literalistas rescata el misterio de Dios trino a través del sentido espiritual, en su alcance pneumatológico a través de la tensión de "la letra y el espiritu"


III. Economía e inmanencia de Dios

El espacio interno de la comprension origeniana de Dios se constituye en forma dinámica como "misterio", que, volcándose hacia fuera, se revela en su dimensión eclesial.

1. EL ACCESO AL MISTERIO DE DIOS. Para Orígenes, el único acceso al misterio de Dios es Cristo. Pero no es tanto la constitución ontológica de la persona del Salvador lo que le interesa, sino, más bien, el ser mediador en la unión mística del alma y de la Iglesia con el Dios oculto, y esto, sobre todo, bajo el ángulo del conocimiento y amor. Por eso, el Logos, el alma de Cristo, y la humanidad del Señor son comprendidos por Orígenes como puestos al servicio de aquel movimiento, según el cual Dios sale de sí mismo y retorna a sí mismo'.

2. EL MISTERIO DE DIOS. El misterio de Dios se revela desde dentro como unidad a partir de la trinidad de personas, siendo el Padre el origen, la arché, el "amor fontal", desde el cual proceden y hacia el cual se trascienden el Hijo y , a través de éste, el Espíritu Santo. Pues "el Salvador y el Espíritu Santo sobrepasan a toda criatura sin comparación y de un modo totalmente transcendente, mas ellos son superados por el Padre otro tanto o más que ellos superan a los otros seres.

a. El Padre, amor fontal. Orígenes comprende todo el misterio de Dios a partir del amor fontal, el Padre, en cuanto "Dios por excelencia". Lo piensa como "libertad increada", no de modo esencialista, sino a partir de lavoluntad y del amor, —aunque no a modo del amor humano entre mujer y varón—. Resalta, por eso, la forma tripolar asimétrica, con que Dios se autodona en el amor recíproco del Padre al Hijo en el Espíritu Santo. Esta visión jerarquizada se presta fácilmente para una interpretación subordinacionista, si no se comprenden bien los textos sospechosos dentro de su propio contexto y tampoco se los desentraña más allá de la economía en vistas a Dios en sí mismo. Es lógico, por ende, que el Hijo dejaría de existir, si no quedara "volcado hacia" el Padre, por el cumplimiento de su voluntad, puesto que en esto consiste su ser Hijo.

b. La generación del Hijo. Sobre el transfondo del misterio del amor libre, recíproco y jerarquizado en su forma tripolar resulta del todo coherente la intelección de la generación del Hijo a partir de la voluntad del Padre. El Hijo procede del Padre como su Palabra y su Sabiduría, —epínoia es analizada por Orígenes con mayor frecuencia entre las numerosas que presenta. Sólo el Hijo, por ser Hijo del Padre, es capaz de hacerse hombre.

c. La procedencia del Espíritu Santo. A la luz del misterio de amor, destacado por Orígenes, la procedencia del Espíritu Santo no resulta enigmática en la obra del autor, por ser el Espíritu la "subsistencia" en la reciprocidad entre el Padre y el Hijo. El Espíritu Santo se realiza como tal, igual al Hijo, de modo jerarquizado, en cuanto procede de la voluntad del Hijo como "materia inteligible". Esta procedencia, contrariamente a lo que sucede con la generación del Verbo, carece de anticipaciones en la filosofía contextual.

3. LA APROPIACIÓN SUBJETIVA. La comprensión peculiar origeniana de Dios se proyecta, luego, en su profundidad más propia a través de la apropiación subjetiva por el Espíritu Santo en cuanto conocimiento del Dios vivo a modo del Hijo. Orígenes aporta en este sentido un conocimiento peculiar de la transcendencia de Dios, que no se comprende a modo griego como "más allá", sino a partir de un más acá, sin que éste se encuentre separado de aquél. Con esto se hace notar un cambio significativo en la comprensión de Dios desde una perspectiva cosmológica a un enfoque antropológico, ya que el orígen de la creación se encuentra en el designio amoroso del Padre, que se proyecta a partir de ahí hacia la escatología .De esta manera, la comprensión de la relación entre finitud e infinitud se cambia desde dentro, teniendo repercusiones de peso sobre la imagen de Dios.

La interrelación origeniana entre la economía y la inmanencia permite, luego, descubrir un fundamento óntico en la gestación de la historia, que se traduce en una relación asimétrica entre gracia y libertad, una compleja articulación del problema del mal a partir de la temporalidad, y, finalmente, un fuerte énfasis sobre la kénosis y la oración.

4. LA ADECUACIÓN DEL CONCEPTO. La articulación del amor fontal libre hace posible comprender también unos aspectos inusitados en el pensamiento teológico de Orígenes. Es, sobre todo, el desbordamiento de un amor cada vez mayor, que se escapa, con frecuencia, de la adecuación del concepto.

Así Orígenes describe, de modo audaz, el amor de Dios en cuanto pasión. En tal descripción se hace presente el impresionante conocimiento bíblico, que posee el Alejandrino al respecto. Su interpretación refleja el comportamiento de Dios, destacado con frecuencia, por los profetas veterotestamentarios. Sin embargo, formulaciones concretas, empleadas por Orígenes, no dejan de ser vulnerables, en cuanto se exponen, con facilidad, a malentendidos. Lo mismo vale cuando Orígenes se refiere al dolor del Padre, quien sufre a causa de la suerte de su Hijo en la cruz. En estas referencias trasluce, por cierto, una profundidad inaudita y el realismo propio de la doctrina trinitaria origeniana, en cuanto ésta remonta las implicaciones soteriológicas al interior de la Trinidad.

Cabe señalar, finalmente, la comprensión profunda de la predestinación, tal como Orígenes la desarrolla con relativa frecuencia en relación con el misterio de Dios. Esta verdad casi impenetrable, aunque muy reflexionada por el Alejandrino, desborda, sin duda, todo concepto de Dios, cuando adquiere su intelección propia sobre el trasfondo trinitario del Hijo, servidor del Padre.


IV. Pervivencia de los planteamientos

1. EL PROCESO DE RECEPCIÓN. El proceso de la recepción de la teología origeniana ha sido turbulento, debido a la genialidad del autor, difícilmente penetrable por espíritus de menos vuelo espiritual e intelectual. Si es verdad que se mide la importancia de un autor por sus efectos, Orígenes, por cierto, es uno de los más importantes. De hecho, la aportación de Orígenes a la comprensión de Dios pervive a través de los Capadocios, en especial de Gregorio de Nisa. Pero también se nutren de él hasta sus adversarios más feroces, como Jerónimo, sobre todo, en lo que se refiere al método.

2. EL ORIGENISMO. Junto a esta recepción auténtica surge lo que se llama el origenismo. Este fenómeno no designa todo el sistema doctrinal de Orígenes, sino una corriente de ideas nacidas de ciertas especulaciones, contenidas en el Peri Archón, que, separadas de su conjunto y despojadas de su carácter hipotético, fueron sistematizadas en los siglos IV-VI. Sus características son el subordinacionismo trinitario, platonismo helénico, la apocatástasis, y otras interpretaciones falsas como la afirmación de que el Hijo y el Espíritu Santo son criaturas y que el Hijo no ve al Padre. Esta interpretación de Orígenes, que se debe a la sistematizacion unilateral de Evagrio Póntico en el siglo IV, fue condenada en el Concilio de Constantinopla (553).

3. ACTUALIDAD. Pese a todo, la influencia de Orígenes continúa a través de los siglos, en especial, a partir de Erasmo. De ahí que en la actualidad numerosos estudiosos se dedican a investigar el misterio de Dios en la obra origeniana, reducida ésta a una mínima parte. El Alejandrino, por cierto, ha dejado abiertas muchas cuestiones, de las cuales la teología posterior se hizo cargo. Sin embargo, urge también hoy, tanto al quehacer teológico científico actual, cuanto a la fe sencilla eclesial, el que nos atrevamos a pensar y vivir la preeminencia del Dios Amor cada vez mayor.

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Anneliese Meis