JUDAÍSMO
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SUMARIO: I. Idea de Dios en el Judaísmo: 1. En Qumrán; 2. En la Apocalíptica; 3. En Filón; 4. En la literatura targúmica; 5. En la época de los tannaítas: a. En la Mishná, b. En los Midrashim, c. En el Talmud; 6. El Judaísmo medieval y moderno.—II. La diferencia fundamental en cuanto a la idea de Dios entre judaísmo y cristianismo.


En el presente artículo no pretendemos hacer una presentación global del tema «Judaísmo». Únicamente nos centramos en los aspectos relacionados con la afirmación monoteísta.


I. Idea de Dios en el Judaísmo

En el judaísmo del tiempo de Jesús la unicidad de Dios es firmemente afirmada con la profesión del Shema' Israel. También la oración Shemoné Esré insiste en las cualidades de Dios como Creador y como Redentor de Israel.

1. EN QUMRÁN. Los sectarios de Qumrán se mantienen fieles a la profesión monoteísta. El dualismo de luz y tinieblas o, lo que es equivalente, la división entre los hijos de Dios y los hijos de las tinieblas (o de Belial) no sobrepasa el dualismo bíblico (Dios y Satán) aunque a veces el énfasis en el espíritu de mentira pueda sugerir otra cosa. Una mención especial merece el relieve que los escritos sectarios conceden al "Espíritu de Verdad" por el que Dios purifica el corazón de los seguidores de la Alianza.

2. EN LA LITERATURA APOCALÍPTICA. Dentro del judaísmo intertestamentario ocupa un lugar importante la apocalíptica cuyas obras más representativas pueden ser los libros de Henoc y el 4° de Esdras y el 2° de Baruc. El Dios de los apocalípticos es fundamentalmente el Dios del AT pero acentuándose algunos rasgos. Dios mora en lo más alto de los cielos. Aunque espacios intermedios entre el cielo y la tierra (sean siete cielos o tres según las diversas perspectivas) le separan de la humanidad, El oye y escucha la plegaria y dirige todos los acontecimientos. La angelología se desarrolla poderosamente. Dios se comunica por medio de los ángeles. El sucederse de la historia está fijado en las tablas celestes. Los elegidos son pocos y la mayor parte va a la condenación. No obstante en algunos textos se recurre a la infinita misericordia de Dios. La restauración paradisíaca al final de la historia (con la Nueva Jerusalén) y la resurrección en el eon futuro parece ya una novedad en relación con las promesas proféticas, aunque ya el libro de Daniel hablaba de la resurrección.

3. EN FILÓN. Dentro del judaísmo intertestamentario 'Filón ocupa un lugar fundamental. Aunque la unicidad de Dios se mantiene, Filón ha desarrollado ampliamente una serie de concepciones que apuntan a la riqueza de la vida divina en una dimensión cuasi trinitaria. En primer lugar está su concepción del Logos como potencia divina creadora y gobernadora del universo. Esta concepción del Logos como "deuteros theos" es una de las doctrinas más llamativas del teólogo y filósofo alejandrino. En otros lugares Filón habla de la doble potencia divina "creadora" y "judicial". Estas doctrinas hacen de Filón uno de los autores judíos que más parentesco tienen con el Dios trinitario de los cristianos.

4. EN LA LITERATURA TARGÚMICA. Dentro del judaísmo intertestamentario merece también mencionarse la literatura targúmica. Aunque es difícil de condensar en unas líneas el pensamiento de una producción literaria que va desde el siglo II a. C. al siglo VIII de la era cristiana, es importante destacar en primer lugar que la profesión monoteísta se acentúa por medio de la transformación de muchedumbre de lugares del AT que podían tener alguna connotación politeísta. Así las menciones de hijos de Dios, de asamblea de los dioses, etc. son sustituídas bien por los ángeles (como en los IzXX) bien por los demonios (en caso de los dioses falsos).

De otra parte se desarrolla también una preocupación antiantropomórfica que se ve reflejada en la forma de traducir los lugares en que se habla de la boca, nariz, brazo, manos u ojos de Dios. Ello tiene lugar especialmente cuando se trata de describir las apariciones divinas y en general la actuación de Dios en el mundo. En este sentido los targumim nos presentan dos sustituciones interesantes y que, sin llegar a ser hipóstasis, funcionan como entidades sustitutivas con una cierta consistencia. La primera es la Palabra de Yahweh (Memrá de YY) que es presentada en los contextos de creación, revelación y salvación. La relación con el Logos joánico es compleja pero la sustitución sinagogal ha sido sin duda uno de los ingredientes del término joánico. Otra sustitución es Gloria de la Shekiná (en el Targum palestinense) o los componentes separados "Gloria" y "Shekiná" (en el Targum de Onqelos). Esta sustitución se emplea en las apariciones divinas y en los contextos en que se habla de la morada de Dios en medio de los hombres, especialmente en el Tabernáculo-Propiciatorio. También el Espíritu de santidad o Espíritu de amor aparece en la literatura targúmica, aunque, como veremos, este empleo es mayor en la literatura midrásica.

5. EN LA ÉPOCA DE LOS TANNAÍTAS. La idea de Dios en la época de los tannaítas podemos sólamente deducirla a partir de la producción literaria que conocemos como los Midrashim, la Mishná y el Talmud. Hoy se pone en discusión (Neusner) la originalidad de las atribuciones de los testimonios a los rabinos tannaítas pero para nuestro propósito será suficiente que esbocemos los principales rasgos de la idea de Dios.

Comenzando por las denominaciones encontramos las siguientes: El lugar; El Santo, bendito sea; El que habló y fue hecho el mundo; El Misericordioso; El Nombre; La Shekiná (La Presencia) etc. Todas estas denominaciones tienen como finalidad evitar la pronunciación del Nombre divino pero no pueden considerarse como indicios de una teología en que el Dios transcendente ha roto el puente con su pueblo. Más bien, muchas de ellas como "El Misericordioso" o "La Shekiná" son formas de sentir al Dios cercano.

En cuanto al Espíritu Santo la literatura tannaíta lo concibe como un don de revelación y fuente de inspiración a veces presentándolo con rasgos que podrían sugerir una cierta hipostatización como las expresiones "El Espíritu Santo proclamaba y decía"; pero podemos estar ciertos de que tales expresiones eran figuras literarias. El rígido monoteísmo del judaísmo tannaíta no deja lugar a verdaderas hipóstasis. Otro tanto digamos de la Shekiná que se convierte en la denominación más frecuente en los Midrashim (en la Mishná está ausente, salvo en dos ocasiones y éstas en el tratado Abot que es un caso especial). La Shekiná es un sustitutivo divino y en consecuencia es infundado cualquier intento de considerarlo en esta época como hipóstasis con entidad propia.

En cuanto a las características particulares de las principales obras de la literatura rabínica podemos apuntar las siguientes:

  1. La Mishná es una obra eminentemente legislativa. Solamente el tratado Berakhot (Oraciones) nos indica algunas formas de designar a Dios que en general usan los apelativos que hemos enumerado más arriba (menos Shekiná).

  2. Los Midrashim tannaíticos (Mekhilta, Sifrá al Levítico y Sifré a Números y Deuteronomio) y el Midrash Rabbá a Génesis se mantienen en la idea del Dios bíblico. El sustitutivo Shekiná es el más usado. También se menciona el Espíritu Santo, pero, como hemos dicho, sin alcance hipostático.

  3. El Talmud en su doble forma de Talmud palestinense y Talmud babilónico es una obra enciclopédica en forma de comentario a la Mishná. En cuanto a la idea de Dios se mantiene prácticamente en la misma línea de los Midrashim y de la Mishná.

6. EL JUDAÍSMO MEDIEVAL Y MODERNO. El judaísmo medieval para nuestro propósito presenta dos grandes corrientes. Una es la corriente académica representada por Maimónides en que se sistematiza la doctrina judía y concretamente la idea de Dios. La mentalidad filosófica aristotélica introducida por la cultura árabe marca la sistematización pero lo esencial está en la profesión monoteísta y en la idea bíblica de Dios depurada de antropomorfismos.

La otra corriente es la mística, representada principalmente por el "Zohar" (Esplendor). En esta obra encontramos una serie de especulaciones sobre Dios, sobre su trono y sobre los diversos atributos, que sin duda quieren expresar la riqueza de la vida divina, como el misterio trinitario entre los cristianos. Esta mística que se prosigue en la Cábala con un complejo simbolismo (ver G. Scholem) constituye uno de los movimientos más interesantes en relación con la idea de Dios en la época moderna del judaísmo.


II. La diferencia fundamental en cuanto a la idea de Dios entre judaísmo y cristianismo.

Como acabamos de ver, la diferencia básica entre la idea de Dios en el judaísmo y en el cristianismo se encuentra en la cuestión trinitaria. Las disputas de Barcelona (1263) y de Tortosa (1413-1414) lo dejan ver con gran claridad y lo mismo toda la polémica judeo-cristiana reflejada en obras como el Pugio Fidei de Raimundo Martí. La cuestión crucial de la venida del Mesías se hace polémica para el judaísmo porque el Mesías cristiano es confesado como Hijo de Dios, como Verbo encarnado.

Para el judaísmo la Palabra de Dios es una fuerza activa de Dios, no una hipóstasis divina. Y otro tanto digamos del Espíritu Santo. Es cierto que en la misma Biblia encontramos algunas formas de hablar de la Sabiduría (Prov 8; Eclo 24) que dan la impresión de una entidad hipostática. También en Filón encontramos especulaciones sobre el Logos que se mueven en la línea de hipóstasis. Asímismo las complicadas representaciones de la Cábala (Zohar) con su clasificación de los atributos divinos pueden hacer pensar que estamos ante hipóstasis pero en todos los casos nos encontramos con la muralla que separa al judaísmo y cristianismo y que podemos designar con los términos de monoteísmo unipersonal y monoteísmo trinitario. El cristianismo, partiendo de la confesión de la divinidad de Jesucristo y de la explicación neotestamentaria de Cristo Sabiduria de Dios y Logos encarnado, ha visto la revelación de una vida divina con la riqueza de la relación Padre-Hijo eterno. Igualmente en la revelación del Espíritu Santo, con una acción personal en el NT, el cristianismo ha descubierto una nueva dimensión de esa vida divina en que el Amor, como vínculo divino entre Padre e Hijo, tiene una consistencia personal (hipostática).

La diferencia crucial entre atributos e hipóstasis marca la división entre judaísmo y cristianismo. Para el primero ese paso compromete la unidad y unicidad divinas que es la esencia de la revelación bíblica (entendiendo aquí por Biblia el Antiguo Testamento). Para el cristianismo la Trinidad es la revelación fundamental del NT pero las formas de hablar de la Palabra o Sabiduría de Dios y del Espíritu divino en el AT preparaban ya el camino para esa gran revelación.

[ -> Amor; Angelología; Apocalíptica; Atributos; Biblia; Creación; Dualismo; Espíritu Santo; Hijo; Hipóstasis; Historia; Jesucristo; Logos; Monoteísmo; Oración; Politeísmo; Revelación ; Salvación; Trinidad; Unidad.]

Domingo Muñoz León