BUDISMO
DC


SUMARIO: I. Dios en el budismo.— La SS. Trinidad a la luz del budismo.


I. Dios en el budismo

Los textos canónicos del budismo y sus maestros nunca hablan de Dios. En el vocabulario budista aparece el término deva, tomado del sánscrito (en chino-japonés ten, que designa ciertas divinidades que moran en el cielo, pero sometidas aún al proceso de la reencarnación; son seres que poseen poderes sobrehumanos. Es verdad que no niegan explícitamente la existencia de Dios. ¿Cómo explicar ese silencio del budismo y en concreto del buda Gautama (m. 483 a. C) que inició históricamente ese movimiento religioso llamado «budismo»? Primero, fue una reacción ante las elucubraciones de los maestros brahamanes que explicaban la naturaleza de los dioses con complicadas doctrinas (darsana), olvidando la realidad del sufrimiento del hombre que hay que salvar. Conocemos el nombre de algunos de estos maestros que frecuentó Gautama recién convertido. Pronto se retiró de estas escuelas filosóficas. Por fin, en el lugar de Gaya obtuvo la «ilumunación» (bodhi) y desde ahora será el Buda por excelencia. A la hora de poner en movimiento la rueda de la doctrina, toda la atención de Buda se dirige al hombre convertido en dolor, no a las doctrinas especulativas sobre «dios». Su doctrina se centra en la forma de salvar al hombre, y así el budismo comienza como una verdadera antropología, no como teología. Dios queda olvidado. Según una parábola expuesta por el mismo Buda, ante un hombre herido por una flecha envenenada y que pide con gritos una medicina, hay que buscar un remedio práctico y eficaz a su dolor, no comenzar a elaborar un sistema abstracto, bien estructurado, para satisfacer su espíritu. Aun los comentadores más agnósticos del budismo, como Nagarjuna (m. 165 d.C.), cuando arguyen lo hacen contra las representaciones de las divinidades hindúes; esta negación de una particular concepción de Dios no hay que interpretarla como una negación radical del absoluto. Muchas escuelas budistas admiten ese absoluto siempre en la línea soteriológica, aunque sin atreverse a hablar de algo completamente distinto con el cual existan relaciones de clara heterogeneidad, sino como algo inmanente. Quizás otro de los motivos por los que Buda no habló de Dios es su negación del concepto de «creación, de un Dios creador» que era también característico de las escuelas hinduistas. Finalmente, un estudio atento de los textos budistas nos descubren cómo no aceptan el concepto de «analogía», y sin la analogía no podernos hablar de Dios. El budismo cayó pronto en el docetismo negando la existencia real de la «persona».

Los fieles budistas ¿cómo ven a Buda? ¿Lo consideran como un simple maestro salvador o lo han deificado? Entre los nombres posteriores para identificar al iniciador histórico de esta corriente religiosa, el más frecuene en la literatura antigua escrita en pali es Bhagavat o «Señor»; también es llamado 7athagata, expresión difícil que se interpreta como «el que ha venido a ser realmente tal» (en la tradición chino-japonesa este término es traducido con dos caracteres, nyó: la verdad, la taleidad; rai: venir). Pero no podemos negar una cierta evolución en la historia del budismo posterior, cuyos libros canónicos están escritos en sánscrito y muchos de ellos se conservan gracias a las traducciones chinas. Este budismo es conocido como Maháyána o Gran Vehículo. Lo característico es que la salvación no es fruto del propio esfuerzo sino de la «ayuda» de Otro, y en ese Otro entran nuevos Budas y bodhisatvas o seres iluminados que posponen su extinción o nirvana para ayudar a los demás. Todos estos seres «superiores», como iluminados conocen todos los problemas y sufrimientos del hombre, y llenos de misericordia pueden ayudar a la salvación de todos. En esta literatura del budismo Maháyána, el Buda histórico casi desaparece o se le contempla en una perspectiva nueva. No se recuerda la persona iluminada que recorrió la India predicando un mensaje de salvación; en estos nutras o libros canónicos nos vemos transportados a un mundo celestial donde surgen nuevos Budas y hablan y actúan desde esta región llena de luz. Un ejemplo, el libro del Loto de la Verdadera Ley, considerado como la Biblia del nuevo budismo, escrita hacia el s. F. Entre los nuevos Budas pronto adquiere un relieve especial Amida, que ayuda a todos los que invocan su nombre". Ya tenemos concretizada una tendencia teística, con un Buda a quien se implora con una verdadera oración.

Una tercera forma de budismo, hoy presente en Tibet y en algunas sectas esotéricas del Japón, es el budismo Vajrayána o Vehículo de Diamante (vajra, significa también luz, el arma indestructible de diamante, fuente de energía, que poseía el dios Indra del hinduismo). Para el s. VI ya tenía forma definitiva en algunos ambientes religiosos de India que veneraban divinidades femeninas. Esta forma de budismo se llama también Tantrismo (el tantra es un tipo de literatura hinduista). Considera una Realidad Suprema única, perocon dos aspectos, el masculino que representa la conciencia y pasividad, y el femenino, símbolo de la actividad. En el microcosmo como el cuerpo humano, se realiza esta unidad y aparente dualismo; todos los seres poseen la esencia diamantina aunque oscurecida y desintegrada. A través de una serie de ritos, el hombre puede recuperar su ser diamantino y quedar unido a la unidad Realidad. Entre los ritos, junto a la recitación de fórmulas y sílabas místicas (mantra, dhdrani), están los gestos simbólicos de las manos (mudrá), y finalmente la visualización de diagramas simbólicos (yantra, mandala) que representan el universo y sirven para integrarnos en el mismo. En la meta del camino se habla más de una realidad cósmica, de budeidad, que de una Persona. El budismo tántrico es una «realización práctica» (sadhana) que pone en movimiento todas las fuerzas desconocidas del hombre. Al contrario de otros sistemas budistas, se avanza en este itinerario no a través de rupturas, meditaciones o el conocimiento, sino buscando en sí todas las energías participadas del gran Principio o Realidad Suprema, formada por los principios masculino-femenino, escondida siempre en el misterio.


II. La SS.
Trinidad a la luz del budismo

Después de esta presentación del concepto de Dios en las tres grandes escuelas o vehículos del budismo, queremos hacer una reflexión sobre la Trinidad a la luz de la doctrina budista. Partimos del hecho que la revelación de la Santísima Trinidad es exclusiva del cristianismo, en concreto del NT. Pero no podemos olvidar como premisa teológica, repetida en el magisterio de la Iglesia, que las religiones con sus valores son «una pedagogía hacia el Dios verdadero o, preparación para el Evangelio» (AG 3); pedagogía hacia el Dios verdadero es pedagogía hacia el Dios Trino. ¿Qué tendrá de extraño descubrir en ciertas experiencias religiosas y en ciertas doctrinas una orientación y preparación hacia el misterio de la Trinidad? Las religiones no pueden considerarse fruto del mal, sino, al menos, como algo permitido por Dios para preparar la revelación de Cristo, revelación esencialmente trinitaria. Todo lo positivo de las religiones está orientado a Cristo por designio del Padre, y es obra del Espíritu Santo, que no sólo obra en los individuos sino en sus instituciones religiosas, al menos en cuanto concretización de esos valores, y ¿no reflejarán de alguna forma esa economía trinitaria? (Sobre la relación del Espíritu y las religiones, ver la RH 6; RMis 28). Aceptamos la novedad y lo específico del cristianismo, pero no aceptamos un antagonismo o simple descontinuidad entre religiones no-cristianas y fe cristiana.

En los más antiguos textos del budismo, hablando de la ceremonia de ingreso del monje en el monasterio, se recuerda la «fórmula de los tres refugios» con la cual el aspirante quedaba constituido monje budista. Se debía repetir delante al mismo Buda que pronto delegó en otros ancianos; y durante la vida el monje repite esta fórmula en los momentos más importantes y aun dentro de la vida ordinaria: «Yo tomo refugio en Buda, tomo refugio en la Ley, tomo refugio en la comunidad»5. El verbo «tomar refugio» significa «morar, coloco mi morada en Buda, en la Ley y en la comunidad». Se convierte en una experiencia religiosa. No pocos autores ven en esta doctrina del «triple refugio o morada» un reflejo de la Trinidad cristiana o unas categorías para explicarla. Buda es la permanencia intemporal de esa naturaleza que todos poseemos, es todo, la iluminación aquí y el nirvana más allá; la Ley, doctrina, o Verbo, se refiere al contenido de esa Verdad expuesta un día por Buda y hoy permanente entre nosotros: es el Logos de Buda, de las escrituras y de las cosas; es fuente de todo logos y sabiduría primordial. La Comunidad es comunión y comunicación con todos aquellos que han elegido y viven en este refugio de la nueva Ley; es formar algo de ellos y con ellos; tiene un sentido escatológico en cuanto es la consumación de toda perfección'. Estos autores citados ven las semejanzas en la terminología y en la concepción con nuestro misterio trinitario, del que todavía estamos lejanos, pero se ha abierto ya un camino para acercarnos a él y para traducirlo luego en categorías culturales y religiosas propias.

Siglos más tarde, como fruto de las reflexiones de Asvaghosa (s. II d.C.) se divulgó dentro de las corrientes filosóficas del budismo la teoría de los «Tres cuerpos de Buda», teoría que explicó Vasabandhu (s. V). Estamos ya dentro de una tendencia teística del budismo Maháyána. El «cuerpo de transformación» (nirmdna-káya) es el propio de un Buda cuando vive en la tierra con una forma física: no es sino una transformación (nirmána) o cuerpo adoptado y construido por Buda para vivir entre los hombres movido por amor, y predicarles la verdad; Gautama en un momento concreto de la historia tomó este cuerpo, y lo tomarán otros budas. «Cuerpo de la felicidad» (sambhogayakdya) es el que tienen los budas que están en el mundo sobrenatural, es un cuerpo feliz y glorioso, capaz de transmitir los propios méritos y las ayudas salvíficas. Finalmente el «cuerpo de la Ley» (dharmakdya), de la Ley eterna, y supera cualquier limitación y está vacío de cualquier propiedad para definirlo. Este cuerpo es la esencia de todos los Budas y seres, pues yace en todos ellos y siendo Absoluto no cambia. Es interpretado como la naturaleza de Buda presente en todo; toda dualidad es aparente, pues encontramos siempre este principio eterno.

¿Podemos colocar esta ideología como un elemento preparatorio, figura o reflejo del misterio de la Trinidad? Algunos autores responden afirmativamente. Otros especialistas son más reservados'.

Podemos encontrar aún otras tríadas dentro del budismo, que pueden ayudar un día a exponer y profundizar el misterio trinitario, v. gr., Buda explicó uno de los ejercicios de concentración (samddhi) con tres categorías unidas al «vacío», pero no hay que olvidar que el vacío en el budismo adquiere una dimensión teística, es lo auténticamente real'. Otra vez explicó los tres diversos tipos de camino que el monje budista puede escoger para avanzar hacia la salvación, caminos que se distinguen adaptándose a la capacidad de los monjes: «¿Cuáles son estos tres caminos? La moralidad superior, el pensamiento superior y la sabiduría superior»; tenemos una Ley eterna, superior, un Logos infinito y el Don de la sabiduría.

Estas páginas nos han servido para conocer el concepto de Dios en el budismo y la relación de esta concepción con el misterio cristiano de la Trinidad.

[–> Absoluto; Agnosticismo; Amor; Analogía; Antropología; Comunión; Conocimiento; Creación; Dualismo; Esoterismo; Espíritu Santo; Experiencia; Fe; Gnosis y gnosticismo; Hinduismo; Historia; Jesucristo; Logos; Meditación; Misterio; Naturaleza; Padre; Persona; Revelación; Salvación; Teología y economía; Trinidad.]

Jesús López-Gay