COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
2 R 5, 14-17

 

1.GRATUIDAD/ESFUERZO 

Naamán, el pagano, ha sido curado en el Jordán de una enfermedad que las aguas de su país no podían curar. Las ideas naturalistas de la época vinculan la eficacia de las aguas a las divinidades que las hacen brotar.

a) Para este pagano, Yahvé no es, pues, más que un Dios más poderoso que los otros. A esto vienen a añadirse ideas territoriales de la divinidad: los dioses ejercen su imperio sobre zonas bien delimitadas. Abandonar un país equivale a abandonar al Dios que le domina. Por eso Naamán significa su conversión a Yahvé llevando consigo un poco de la tierra de Israel (v.. 17), justo los suficiente para colocarse de pie sobre ella y ofrecer un culto a ese mismo Yahvé.

Este concepto es muy primitivo, pero el relato ofrece un gran interés, puesto que abre el camino al universalismo y permite comprender que Yahvé puede ejercer su influjo más allá del territorio que le ha correspondido. Aquí tenemos un primer fruto de las creencias monoteístas de la élite del pueblo.

b) El desinterés del profeta (vv. 15-16) es igualmente fruto del monoteísmo. Si Dios no está vinculado a la naturaleza, tampoco lo está a los poderes taumatúrgicos o proféticos de los hombres: el servidor de Dios no puede, en ningún caso, considerarse propietario de ellos.

Pero la lección más importante del episodio de Naamán es, sin duda, una lección de gratuidad. Naamán es sirio, y las relaciones de su país con Israel son tan tensas como lo son hoy. Ha sido atacado por la lepra y ni los médicos ni los magos de su país pueden hacer nada. Y he aquí que una pobre esclava le sugiere que se ponga en manos de un profeta hebreo. Atender las sugerencias de una sierva y aceptar el ponerse en manos de un enemigo: ¡no está mal! Se pagará lo que sea necesario y se hará lo que haya que hacer. Pero he aquí que Eliseo no acepta ningún presente y no pide ninguna prestación de su cliente; le invita a zambullirse unas cuantas veces en el agua del Jordán.

La verdadera religión no es difícil: basta con habituarse a recibir. Lo más duro es querer conquistarla a base de acciones heroicas o laboriosas o a costa de sacrificios considerables.

Dios no acepta ser pagado: se le recibe.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 158


2. 

Un pagano es el beneficiario privilegiado de un gesto milagroso del profeta Eliseo. Comentando esta anécdota, dirá Jesús un día (Lc 4. 27) que "muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo y, sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el Sirio", un extranjero, un pagano.

De hecho, he ahí a ese arameo enemigo, curado de pronto; y helo ahí, además -tan viva es su docilidad espiritual-, dispuesto a reconocer al Dios de Israel como Dios de toda la tierra. Según la costumbre antigua (1 S 9. 7-10, etc.), quiere dar pruebas de su agradecimiento al profeta, su bienhechor, haciéndole un don. La ofrenda es rechazada categóricamente: ¿no tendría como resultado hacer creer que le es posible al hombre devolver a Dios los bienes de Él recibidos? La insistencia de Naamán se orienta entonces al derecho de ofrecer sacrificios a Yahvé, el generoso Dios-dador de la salud encontrada. ¿Qué más sorprendente para la conciencia israelita que el que un pagano quiera ofrecer sacrificios a Yahvé? Pero es un hecho: este pagano no sólo sabe reconocer, como el Samaritano del evangelio, el origen divino del beneficio recibido, sino que se compromete a transformar su vida y se hace adorador fiel de Aquél que ahora sabe es el verdadero Dios. Ocurre así que los que se saben y se tienen por miembros del pueblo privilegiado reciben lecciones de docilidad en la fe y de generosidad en el servicio de Dios; y las reciben de quienes menos podía esperarse. Le corresponde, pues, a ese pueblo, aceptarlas dócilmente y tender siempre a ser humildemente digno de su vocación.

LOUIS MONLOUBOU
LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE LUCAS
EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág. 272


3.MIRADA/VISION

Como Naamán, muchos querrían imponer sus condiciones a Dios, para tomarlo en serio y creer. Pero es Dios quien tiene la palabra. Y Dios no convoca oposiciones, ni valora el curriculum, ni acepta enchufes. Dios sale al encuentro de todos los que le buscan con sincero corazón, y se les muestra en los acontecimientos más insospechados de la vida. Moisés lo descubrió en una zarza que ardía sin consumirse. Lo importante es saber ver, saber mirar con ojos nuevos, tener el corazón limpio para poder ver a Dios.

EUCARISTÍA 1989/47


4.PROFETA/ACTUAL.

Ni el rey de Siria ni el general de su ejército entienden nada de lo que se trata, creen que el poder de devolver la salud a un noble enfermo debe ser cosa del rey, y que han de obtener este favor enviando una fastuosa embajada. Los malentendidos se irán deshaciendo uno tras otro gracias a la pedagogía de las actitudes sorprendentes que toma el profeta, quien, como dice A. Neher, es un hombre que vive en su tiempo, pero fuera de su tiempo.

LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág 709


5.TIERRA/DEIDAD.

"...que entreguen a tu servidor una carga de tierra..."El reconocimiento de Yahvé por parte de Naamán y el darle culto fuera del territorio de Israel choca con la mentalidad antigua de que toda divinidad tenía relación con un lugar determinado, por eso recoge tierra de Israel para poder construir en Damasco un espacio de culto dedicado a Yahvé.

MISA DOMINICAL 1989/19


6.

Este texto ya está comentado parcialmente en la perícopa anterior, aquí sólo me voy a fijar en el significado de la carga de tierra que pide Naamán.

Naamán había dicho: Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel. Estas palabras parecen implicar una auténtica profesión del monoteísmo más puro. Sin embargo, el deseo de llevar una carga de tierra de Israel a Damasco para poder adorar allí a Yahveh, indica que Naamán no es un monoteísta, sino un monólatra. O sea sigue creyendo que cada nación tiene su dios, cuyos dominios no se extienden más allá de las fronteras del respectivo país y por consiguiente tampoco puede ser adorado por sus fieles fuera de este ámbito.

En realidad esta concepción monolátrica estuvo de actualidad también durante mucho tiempo en Israel, por lo menos en algunos ambientes. Esta es la concepción subyacente en las palabras de Jeftè: "¿No tienes ya todo lo que tu dios Kemos ha quitado a sus poseedores? Pues igualmente nosotros tenemos todo lo que Yahveh nuestro Dios nos ha dado en posesión" (Jue 11, 24). El propio David tiene conciencia de que no podrá dar culto a Yavhe fuera de la tierra de Israel: "Que el rey mi señor se digne escuchar ahora las palabras de su siervo. Si es Yavheh quien te excita contra mí, que sea aplacado con una oblación, pero si son los hombres, malditos sean ante Yahveh, porque me expulsan hoy para que no participe en la heredad de Yahvhe, diciéndose: que vaya a servir a otros dioses" (1 Sam 26,19).

Con estos presupuestos delante aparece ya clara la significación del gesto de Naamán. Lo que quiere el alto dignatario sirio es crear una especie de islote israelita en medio de Damasco, en el cual poder dar culto a Yavheh.

Estas ideas tan materiales y crasas que circunscribían la presencia de Dios a unos límites tan concretos, nos hacen ver al menos el camino tan largo que hubo que recorrer hasta la concepción espiritualista del N.T., expresado en las palabras de Jesús: "Creéme, mujer, que llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre... Llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad" (Jn 4, 21-24).

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA AT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 387 s.


7.

* Introducción: La escuela deuteronomista que recopiló los relatos de Eliseo no pretendió presentarnos una biografía de este profeta, simplemente se contentó con plasmar en su escrito el eco, la fama que este hombre de Dios dejó entre los habitantes de su pueblo. Historia y leyenda se mezclan sin que podamos deslindarlos con claridad; pero lo importante es dejar patente que Dios actúa a través de sus profetas.

* Texto: La curación de Naamán (5,1-27) es uno de los relatos milagrosos (¿hasta dónde llega la historia y la leyenda?) del ciclo de Eliseo. Los contrastes son muy frecuentes a lo largo de este capítulo: orgullo de Naamán enfermo (v.11) y su humildad después de la curación (v.15); desprendimiento de Eliseo (v.16) y afán avaricioso de su siervo (vs.20ss); al comienzo Naamán es el enfermo, al final lo será el siervo de Eliseo.

Primer cuadro: vs.1-5a. La paz reina entre Israel y Siria, pero no es estable (v.2). El general sirio Naamán tiene una enfermedad cutánea (no se trata de lepra, ya que en este caso debería estar apartado de la sociedad, Lv.15,5). Los médicos y magos sirios no han podido hacer nada; sin embargo una pobre esclava le sugiere confiarse a los cuidados de un profeta hebreo. ¡No es poco el aceptar el consejo de una esclava y acudir a un profeta extranjero! Es el eterno mensaje bíblico de que en la debilidad radica la fuerza. Dios escoge lo débil para confundir al poderoso.

Segundo cuadro: vs.5b-8. El rey de Israel, al recibir el mensaje del sirio, se indigna y cree que es un mero pretexto para declararle guerra. El no es un Dios para poder curar la enfermedad. Eliseo le increpa y desea el encuentro con Naamán para que éste pueda descubrir al verdadero Dios. El poderoso rey de Israel no ha encontrado a Dios porque desprecia al profeta.

Tercer cuadro: vs.9-12. A este descubrimiento de Dios no se llega a través de la grandeza: Naamán llega con todo su boato y el profeta ni siquiera le recibe sino que le envía un mensajero con el encargo de lavarse en el río Jordán. Se trata de un test puesto por el profeta a la fe de Naamán, pero el mandatario sirio no lo entiende sino que cree que el profeta le insulta premeditadamente. Naamán, tampoco ha encontrado a Dios ya que no ha descubierto aún al profeta. Le considera socialmente inferior, y debería salir a recibirle. ¡Qué ironía la del autor! ¡Cómo si Dios tuviera en cuenta las clases sociales! Tampoco Naamán podrá encontrar a Dios a través de un mero ritual: invocación de Dios+tocar la parte enferma. Dios está por encima de todo rito religioso.

Cuarto cuadro: vs.13.20a. El Naamán furioso y orgulloso sólo encontrará la salvación al aceptar la palabra del profeta a través de la insinuación de unos siervos (nuevamente aparece esta clase social como en el cuadro primero). Así obtiene su curación y, lo que es más importante, ha encontrado a Dios (v.15: "ahora reconozco que no hay más Dios en toda la tierra que el de Israel").

Termina el relato con la no aceptación de dones por parte del profeta (tampoco con ellos se encuentra a Dios) y que sirve para contraponer la actitud de Eliseo a la de su siervo (quinto cuadro).

* Reflexión: Y la Iglesia enferma, jerarquía y pueblo, ¿qué medios utiliza para encontrarse con Dios? ¿La voz del pueblo sencillo que insinúa o la de los poderosos con sus riquezas, rituales y grandilocuencias? También sería irónico que no nos encontráramos con el Médico y Pastor.

A. GIL MODREGO
DABAR/89/50


8.

Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, está enfermo de lepra. Una cautiva israelita le habla de la portentosa actuación del profeta Eliseo en Samaría. Eliseo significa "Dios salva". Naamán se pone en camino para verse con Eliseo llevando consigo una carta de recomendación de su rey.

El profeta sabe muy bien que sólo Dios puede curar a Naamán, pero éste piensa que es Eliseo el que cura mediante una virtud maravillosa que posee. A fin de no confirmar al enfermo en su falsa opinión, Eliseo evita todo contacto directo con Naamán. Se limita a dar a conocer a Naamán las condiciones que Yahvé le impone si quiere curarse. Y, por la misma razón, el profeta tampoco aceptará los presentes de Naamán, una vez curado. Las palabras de Naamán son algo más que una alabanza al "Dios de la tierra" de Israel (cf.1 Re 10,9) o un reconocimiento de que Yahvé es el más poderoso de entre los dioses de los pueblos (cf.Dn 2,47;3,96;4,31;6,27s). Son la clara expresión de que Naamán, el sirio, se ha convertido al único Dios verdadero (cf.v.18). La salvación del enfermo comienza con la curación de su cuerpo y prosigue con la aceptación de la fe.

Eliseo aparece aquí como un fiel servidor de Yahvé que no busca su provecho, sino la gloria de Dios y la salud de Naamán. Su actitud contrasta con la de otros profetas cortesanos de su tiempo, que sólo buscaban medrar sirviéndose de Dios para sus propios fines.

Aunque Naamán confiesa que Yahvé es el único Dios, y no sólo un Dios territorial, descubre la relación especial de Yahvé con la tierra y el pueblo de Israel. Por eso desea que el altar sobre el que, de ahora en adelante, ofrecerá sacrificios a Yahvé, se construya sobre tierra de Israel. Por esta causa lleva consigo a Siria una carga de tierra.

EUCARISTÍA 1989/47


9.

La terapéutica de Eliseo se distingue de la de los médicos y la de los magos por dos características: gratuidad y simplicidad.

Naamán había ido a visitarlo cargado de oro y plata y dispuesto a someterse a mil ritos esotéricos. Y, claro está, con una recomendación del rey de Aram para el rey de Israel. Pero a pesar de la intervención de ambos reyes, Eliseo ni siquiera le recibe personalmente; no acepta nada de los regalos y el dinero que le ofrecían; en lugar de fórmulas mágicas y operaciones misteriosas, Naamán debe limitarse a creer la palabra que Eliseo le dirige -indirectamente, a través de un mensajero- e ir a bañarse al Jordán. Naamán, que estaba dispuesto a todo, se resiste a aceptar tanta simplicidad. Son sus servidores los que deben convencerle de que vale la pena hacer la prueba (vv.1-13, que no leemos pero explican lo que sigue).

Naamán reconoce que Yahvé es el único Dios verdadero, y en homenaje de adoración quiere hacer un presente a su profeta, Eliseo (v.15). Este no lo acepta (v.16), a diferencia de su criado Giezi, que aprovecha la buena disposición de Naamán para pedir por su cuenta un regalito (es lástima que no leamos la "simonía" de Giezi y su castigo, vv.19-27). Naamán, con todo, sigue manteniendo su concepción primitiva de la religión. Se quiere convertir en adorador de Yahvé, pero, como en general los antiguos, piensa que cada tierra tiene sus dioses, y por ello se quiere llevar dos mulas cargadas con sacos de tierra de Israel, que se llevará a Damasco para venerar allí al Dios de Israel (v.17). Los sacos de tierra de Israel harán las veces de templo, y si entra en el templo de Remmón no será para ofrecer sacrificios, sino tan sólo en razón de su cargo, que le obliga a acompañar a su rey para que éste pueda apoyarse en su mano (v.18). Naamán no ha descubierto aún que Yahvé no es Dios sólo de Canaán, sino que es el creador y señor de cielo y tierra.

HILARI RAGUER
MISA DOMINICAL 1977/18


10. /2R/05/01-19:PROFETA/QUÉ-ES

La curación y la conversión de Naamán es una de las narraciones en la cual se ve más claramente que la misión de los milagros proféticos es la de llevar a la fe. Como en tiempos de Salomón, la fama de los favores que Dios concede a su pueblo, en este caso la fama de los carismas proféticos, se extiende por los países extranjeros.

En principio, ni el rey de Siria ni el general de su ejército entienden nada de lo que se trata, creen que el poder de devolver la salud a un noble enfermo debe ser cosa del rey, y que han de obtener este favor enviando una fastuosa embajada. Los malentendidos se irán deshaciendo uno tras otro gracias a la pedagogía de las actitudes sorprendentes que toma el profeta, quien, como dice A. Neher, es un hombre que vive en su tiempo, pero fuera de su tiempo. Tampoco el rey de Israel entiende nada, y debe ser Eliseo quien propondrá al rey que Naamán le vaya a encontrar para que sepa que hay un profeta en Israel. Como el séquito fastuoso de Naamán tampoco es la manera de obtener un favor de Dios, Eliseo, sin bajar a saludarlo, le envía un mensajero que le transmite una orden aparentemente insulsa, totalmente diferente de lo que Naamán se había imaginado.

Cuando, finalmente Naamán se somete y acepta este trato y cumple las órdenes del hombre de Dios, queda limpio de la lepra y cree en el Dios de Israel. Ahora el profeta lo recibe ya con toda humanidad, pero sin aceptar ninguna clase de presentes, ya que los favores de Dios no se han de recompensar haciendo regalos al hombre que los ha distribuido. Una vez despojado de las últimas ideas paganas de riqueza y de prestigio, Naamán se ha convertido en un creyente sincero, que no adorará jamás otro Dios que no sea el Señor.

Eliseo sabe que un creyente como él podrá continuar al servicio de un rey pagano e incluso acompañarlo al templo de Rimón sin ser infiel a Yahvé. Por eso da una respuesta tan comprensiva al caso de Naamán cuando lo plantea: vete en paz, le dice.

Jesús presentaba a Naamán como el ejemplo de un extranjero más abierto a la fe que el mismo pueblo de Israel. También Eliseo es el ejemplo del hombre de Dios que reconoce al auténtico creyente, incluso cuando no rompe ciertos vínculos sociales.

G. CAMPS
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 709 s.