COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Am 6, 01a/4-7

 

1.

* Contexto histórico: Los éxitos del rey de Israel, JEROBOAN-II, al restablecer las antiguas fronteras del reino davídico (II Rey. 14,25 ss) alimentan el optimismo y orgullo nacional. Bien es verdad que el éxito es coyuntural: el imperio asirio y el reino sirio viven momentos políticos bajos; pero esta decadencia de las grandes potencias permite a Israel vivir momentos de euforia y de prosperidad.

En Samaría, algunos de sus habitantes se enriquecen a costa de los otros, y el lujo aparece por todas partes: se construyen "casas de sillares" (5.11); el mobiliario es de lujo: "os acostáis en lechos de marfil" (6,4) se divierten sin conocimiento (4,1;6,4-6) y sin preocupación alguna. Su fe en Samaría es ciega: su pueblo es la flor y nata del mundo próspero. No prevén ningún peligro posible, y actúan en consecuencia: "Queréis espantar el día funesto aplicando un cetro de violencia" (v.3; cfr.9,10; Is.22,12 ss).

* Texto: Los caps. 3-6 de Amós están formados por una serie de breves oráculos contra Israel y que desarrollan la temática del oráculo de amenaza de 2,6 ss. Empiezan todos ellos con las fórmulas: "Escuchad esta palabra...", "Ay de los que...".

En Am. 6,1-7 se describe, con amplitud, la conducta de los dirigentes de Israel (vs.1-6), y acaba con un breve oráculo de condena (v.7).

Con gran ironía, Amós describe en los vv. 4-6 el lujo y goces a los que se entrega esta gente despreocupada: el "arrellanarse en divanes" no sólo es un lujo inaudito en Israel sino que también indica una actitud de apoltronamiento, de "aquí me las den todas", de vivir la vida bien sin abrir los ojos a la realidad.

Tocan el arpa, como David, pero con un fin muy diverso: divertirse; beben en copas que sólo estaban destinadas a uso cúltico (Ex 38. 3; Nm 4. 14). Dedicándose a los placeres de la mesa creen servir a los intereses del pueblo; sólo viven para la fiesta, "... pero no os doléis del desastre de José".

El "pues ahora" del v. 7 introduce el oráculo de condena: la inminencia del juicio divino caerá como jarro de agua fría sobre las ilusiones alienantes de los samaritanos. Los que se llamaban flor y nata de los pueblos tendrán el lugar que les corresponde: "encabezarán la cuerda de los deportados" (v. 1b).

Reflexiones: Nuestra postura, como la de esos habitantes de Samaría, se parece muchas veces a la del avestruz: ni nos preocupan los demás ni somos capaces de ver más allá de nuestras narices. Sólo nos interesa la alegría del presente: el nuevo chalet de sillares y pizarra, el mueble muy bien lacado, el último modelo de coche... ¿Y que otros pasan hambre...? Ni abrimos los ojos. ¿Que países enteros no tienen nada que llevarse a la boca o que hay millares de niños que lloran amargamente porque el hambre les afecta incluso a sus músculos...? Ni nos enteramos. ¿Que el paro invade Europa...? ¡Que trabajen los muy vagos! Nosotros seguimos arrellanados en confortables divanes, comemos cordero y nos divertimos sin conocimiento.

Ni siquiera nos pasa por la imaginación el que podamos ir a la cabeza de los deportados. Somos la flor y nata de la religiosidad mundial; junto a Polonia somos los países marianos por excelencia; nuestros misioneros recorren el mundo entero... ¡La católica España! Y mientras tanto sus dirigentes continúan apoltronados en sus ideas sin preocuparse del futuro de su pueblo. ¡Si el profeta Amós levantara la cabeza!

A. GIL MODREGO
DABAR 1989/48


2.

Hacia la segunda mitad del reinado de JEROBOAN II (784-744), el Reino del Norte. Israel, alcanza una relativa prosperidad política y económica. Las grandes potencias beligerantes de aquellos tiempos, Egipto y Asiria, dejan en paz al pequeño reino de Israel. Aprovechándose de la situación, las clases dirigentes se entregan sin preocupaciones a la "dulce vida", a comer y a beber. Estos políticos de corto alcance, que no ven más allá de su comodidad pasajera y cuya filosofía es la de un hedonismo materialista, no consideran la miseria de los más pobres y ni siquiera se dan cuenta de la catástrofe que se avecina sobre ellos mismos... Su ociosidad y desenfreno socavan los cimientos de la sociedad y son una señal inequívoca de la decadencia moral.

Aunque se alce contra ellos la voz del profeta que grita en Samaría denunciando sus orgías, estos políticos no despertarán hasta que se vean sorprendidos por la ira de Dios. Otro de los males que aquejan a Israel es la paganización de sus costumbres. La clase dominante se acuesta en lechos de marfil y recrea sus sentidos con olores y sonidos como hacían los gentiles. La comparación que se hace con David está llena de ironía. Mientras David, el más glorioso de los reyes de Israel, componía y cantaba sus composiciones delante del Señor y le daba gracias por sus victorias, estos políticos disolutos se adormecen al son de todos los instrumentos musicales hasta que les despierte la derrota y la ruina de su pueblo.

El Reino del Norte estaba formado por las tribus de Efraím y Manasés, en las que se subdividían los descendientes de José. Por lo tanto, "los desastres de José" son aquí las calamidades que padecen los pobres de Israel bajo la opresión y la indiferencia de unos políticos ociosos.

La tremenda realidad del destierro abrirá los ojos a los que ahora no quieren abrir sus oídos a las quejas de los pobres y a la denuncia del profeta. El mismo Dios hablará con hechos tremendos y dará "un corte" a la orgía de los disolutos. Los dirigentes de Israel serán los primeros en ser deportados. Todo esto ocurriría unos treinta años más tarde de la predicación de Amós.

EUCARISTÍA 1986/46


3.

El profeta interviene en el Reino del Norte (Israel) durante el reinado de JEROBOAN II. La coyuntura política y económica de este siglo VIII produjo, tanto en el reino de Israel como en el de Judá, una profunda separación entre los ricos, que se aprovecharon al máximo de los acontecimientos, y los pobres, que en estos momentos se ven más desamparados que nunca.

Amós es un hombre del desierto; por esta razón es sumamente sensible a la injusticia social en todas sus formas. El profeta no puede soportar que el lujo de los poderosos (vv. 4-6) insulte descaradamente la miseria de los oprimidos. En nombre de Dios condena sin paliativos el despilfarro, la molicie y la injusticia de los opresores y la seguridad (totalmente falsa) en que creen moverse. Yahvé no puede soportar que su pueblo viva como un advenedizo, y su castigo se ve ya perfilarse en el horizonte (v. 7). Las invectivas del profeta contra la clase poderosa le valdrán la expulsión.

Este mensaje de Amós sigue manteniendo la más lozana actualidad. Su aplicación cobra vigencia en los países donde el bienestar excesivo de los ricos se codea con la miseria de los pobres y es cosa de sobra conocida cómo las naciones superdesarrolladas económicamente continúan explotando a otras en que la indigencia y la necesidad en todos los órdenes está a la orden del día. La advertencia del profeta al pueblo de Dios ya está hecha; para los opresores no hay sitio en este pueblo.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 109