COMENTARIOS AL EVANGELIO
Lc 16. 1-13

Ver VIERNES DE LA 31ª SEMANA

1.

Nos encontramos ante una parábola que siempre ha tenido una interpretación dificultosa. Los comentarios evangélicos que la acompañan, aunque provienen ya de los estratos anteriores a Lucas, no todos tienen una relación directa con la parábola. Lo que más sorprende y extraña es el elogio que el Señor hace de la actuación del administrador, quien parece que falsifica los recibos de los deudores de su amo. Es en este punto precisa- mente donde hemos de corregir la perspectiva: la parábola no es ni una crítica a la mala utilización de los bienes materiales, ni la aprobación de una estafa. Según algunos comentaristas, se trata más bien de ver en la parábola un elogio de la astucia del administrador, (que no necesariamente tiene que ser ya fraudulenta).

PARA/ADMINISTRADOR:-"¿Qué voy a hacer que mi amo me quita el empleo?": En el mundo antiguo, el administrador era a veces un esclavo nacido en la misma casa de su dueño y que había sido educado para este menester. Actuaba en nombre del dueño para realizar toda clase de transacciones comerciales y económicas. El administrador de la parábola se ve en peligro y busca nuevos protectores. ¿Cómo lo hace? Quedando bien ante los deudores de su amo. Pero no rebajando las cantidades que adeudan a su amo sino rebajando la comisión que a él le correspondería percibir; una comisión que, junto con el débito, figuraba en el documento mercantil. Por eso hace recibos nuevos en los que no conste su parte. Esta es la solución que ven algunos comentaristas a la luz de los documentos comerciales del mundo antiguo. De esta forma, el elogio recae sobre la capacidad de renuncia del administrador en vistas a un beneficio futuro: un nuevo puesto de trabajo. Con esta lectura aparece más clara la aplicación a los hijos de la luz: ante las exigencias del Reino hay que actuar también con astucia, sabiendo renunciar a las cosas materiales a fin de conseguir unos bienes muchísimo mayores.

J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989/18


2.POBREZA/RD CODICIA/IDOLATRIA 

Esta parábola ha causado, a veces, dificultades de interpretación al presentar como ejemplo a un sinvergüenza. Naturalmente que para Jesús el administrador es un hombre injusto (v.8); pero lo que se propone a modo de ejemplo es su habilidad, el saber emplear con visión el dinero que administra.

Teniendo en cuenta que esta parábola comenta a 14. 33, diremos que este v.8 es el verso central. En él se alaba la actitud del hábil gerente que mira al futuro y lo prevé sabiendo negociar con su actual situación. Esta es la actitud que Jesús pide al que emprende el camino del evangelio. Pero la astucia del discípulo en Jesús no consiste en prepararse una salida airosa en lo económico, sino en renunciar a los bienes materiales para entrar en el reino de Dios. Abandonando los bienes aquí, por el reino, se está ya actuando con una mentalidad evangélica. Palabras claras para actitudes valientes.

Los vv.9-13, al menos en la intención del autor, parecen interpretar la parábola que les antecede. La prueba de fuego viene a ser la actitud ante los bienes o, dicho de otro modo, la confianza en Jesús y su palabra. Aceptar las promesas de Jesús exige el abandono del dinero traidor. Para comprender esto, es preciso la fuerza de Dios y actitudes generosas en orden a establecer unas categorías diferentes que las que rigen nuestra propia sociedad.

Aquí SERVIR tiene un sentido cultual según el vocabulario de la Biblia. Respecto a Dios, el dinero es un dios falso. Según este verso, el dinero puede convertirse en un obstáculo teológico, lo que da al asunto una gravedad extrema. El dinero puede ser obstáculo real para el acercamiento y el encuentro con Dios. En una sociedad de opresión económica como la nuestra (cf.primera lectura) es muy difícil entender palabras como éstas.

EUCARISTÍA 1989/44


3.

Pre-texto.-Legislación en materia de sueldos. En el caso de un administrador su sueldo no era una nómina invariable e independiente de lo administrado, sino un tanto por ciento, estipulado según los casos, de todo lo administrado.

"Os reciban": giro verbal para evitar pronunciar el nombre de Dios.

Sentido del texto.-Todo depende del recto entendimiento de la parábola. De acuerdo a lo escrito en el pre-texto, en los vs. 5-7 el administrador no defrauda a su amo; lo único que hace es renunciar a lo que legalmente le corresponde como administrador; renuncia a lo que es suyo para ganarse amigos que, en justa compensación, le ayuden cuando él se encuentre en necesidad económica tras el despido. Es esta actitud previsora de cara al futuro lo que el amo alaba de su administrador (v.8). Aquí está la clave de la parábola. De esta clave parte Jesús para su enseñanza. El pide a sus discípulos (=cristianos) la misma actitud: renunciar al dinero para granjearse la amistad con Dios (v.8). El dinero es la prueba de fuego del cristiano (v.10). Si la supera, Dios se le entregará plenamente (vs. 11-12). El dinero es un rival de Dios y, por lo tanto, es malo (v.13). El dinero es lo ajeno al hombre; lo propio del hombre es el Reino. En el v.9 el adjetivo injusto no tiene función especificativa, sino calificativa; por eso habría que cambiar el orden y leer injusto dinero.

La posición de Jesús es taxativa. No habla desde una teoría aséptica, sino desde la práctica contante y sonante de lo que el dinero es, representa y significa. No en vano sus palabras están motivadas por la presencia de los publicanos, hombres concretos de dinero (cfr. contexto).

DABAR 1977/54


4.

La palabra "mammon", que ha sido traducida por "dinero", es aramea, pero de origen fenicio. En el N. T. esta palabra significa riqueza y se utiliza sólo en aquellos casos en los que las riquezas ejercen un poder que envilece al hombre y lo esclaviza. La "riqueza injusta", en este contexto, no lo es porque haya sido ganada con negocios sucios, sino que lo es siempre en tanto esclaviza al hombre y lo aparta de Dios.

Dios y el dinero son como dos amos mal avenidos que se disputan la obediencia de un mismo hombre. Este no puede servir a los dos a la vez y tiene que decidirse por uno u otro. Sólo la obediencia a Dios es compatible con la verdadera libertad del hombre.

EUCARISTÍA 1971/52


5.RIQUEZA/IDOLATRIA.

La parábola habla de un administrador de bienes a quien su amo ha decidido despedir. Para entenderla es necesario estar familiarizados con la situación administrativa presupuestaria.

Según práctica habitual en el antiguo Medio Oriente, un administrador podía hacer préstamos de las propiedades del dueño, por los que recibía una comisión en concepto de intereses. Esta comisión era para el administrador, no para el dueño. Esa comisión, con su correspondiente recibo o aval fiduciario, se adjuntaba al documento oficial que estimulaba la cuantía del préstamo. La práctica habitual, sin embargo, era la existencia de un único documento, en el que el deudor consignaba la totalidad de su deuda, sin especificar la cuantía estipulada por un lado y los intereses por otro. Pero lo que no debemos olvidar es que estos intereses correspondían al administrador y no al dueño; era propiedad del administrador.

Con estos presupuestos volvamos ahora a la parábola. Un amo ha decidido despedir a su administrador. ¿Qué hace el administrador? Granjearse amistades que puedan echarle una mano después del despido. ¿Cómo lo hace? Perdonando a los deudores del amo la comisión que le correspondía como administrador, parte que, en el primero de los casos contemplados, ascendía al 50% del total que el deudor tenía que pagar y, en el segundo, al 20%. Procediendo así el administrador no defrauda al amo ni falsifica documento alguno. Lo único que hace es detraer de la deuda total la cantidad correspondiente a su comisión. Es decir, el administrador renuncia a lo que era suyo. En el v.8 la parábola califica de inteligente este proceder (astuto, en la traducción litúrgica). Si en ese mismo versículo se califica de injusto al administrador, dicho calificativo no obedece al proceder descrito en la parábola, sino al proceder previo a la misma y del cual se habla en los versículos 1-2 como causante del despido.

El centro de gravedad y, por consiguiente, de atención de la parábola es la renuncia del administrador a lo que era suyo, una renuncia calificada de inteligente y, como tal, alabada expresamente por el amo del administrador.

En torno a este centro de gravedad giran las consideraciones posteriores de Jesús, cuya culminación y resumen es la lapidaria frase conclusiva: "No podéis servir a Dios y al dinero". Como en precedentes ocasiones el lenguaje de Jesús es gráfico, agresivo, sin tapujos. "Ganaos amigos con el dinero injusto". Esta frase recoge lo expresado gráficamente en la parábola, en la que el administrador se ha granjeado amigos con su dinero. La expresión "dinero injusto" no se refiere a un dinero obtenido de manera poco clara o poco escrupulosa; se refiere al dinero sin más, a todo dinero, a cualquier dinero. La expresión es dura, hiriente, de las que hacen pensar. (cf. Papini: Historia de Cristo."La hostia infame del demonio"). "Ganaos amigos con el dinero injusto". La frase es un acicate: Apreciad más a Dios y a los demás que al dinero, ganaos a Dios y a los demás en vez de estar locos por el dinero.

El significado del texto es en realidad muy sencillo: invita al discípulo de Jesús a vivir un estilo de vida cuyo motor y base sea Dios y no el dinero.

Dios y dinero representan los motores de dos estilos de vida antitéticos, irreconciliables entre sí. Según el puesto que tenga cada uno de ellos en nuestras vidas, así será también el estilo de ellas.

Para el administrador de la parábola era más importante ganarse amigos que quedarse con el dinero. En el fondo sabía que teniendo amigos tendría también dinero. En vez de lamentarnos tanto del materialismo imperante, abrámonos nosotros a Dios. Él está, vive, es real. Pero hay que ser permeables. Por mucha agua que le caiga encima, del ladrillo jamás germinará una flor.

Comentario: No perdamos de vista que la perspectiva general de todos estos domingos es la de ofrecer actitudes para un caminar en cristiano.

A. BENITO
DABAR 1989/47


6.PARA/QUÉ-ES

Hay que empezar por recordar que una parábola no pretende ser, al menos como punto de partida, más que una historia destinada a proponer una lección y solo una. Para entregar esta única lección, basta que la parábola sea edificante desde el punto de vista elegido, y no es necesario que lo sea desde todos.

Una parábola supone un conjunto de detalles que forman la historia; estos detalles deben ser coherentes y llevar a una conclusión ejemplar, pero no es necesario que todos los detalles que entran en la historia sean, asimismo, irreprochables.

Es lo que ocurre en nuestra parábola del Administrador. No se trata de decir que este personaje haya actuado en todos los puntos de una forma evangélica, sino simplemente de afirmar que en un punto, que es capital, este hombre supo adoptar un comportamiento ejemplar, fuere cual fuese la calidad de las actitudes que hubiere adoptado en lo demás. ¿En qué punto es un modelo de espíritu evangélico el administrador? Señalemos antes de nada que nuestra sorprendente parábola no es excepcional, y sobre todo en san Lucas.

Este mismo autor habla también de un juez que no quiere hacer justicia a una viuda desconsolada, más que porque los gritos de la mujer molestaban sus oídos. De lo que Jesús saca la conclusión de que hay que saber orar con tanta insistencia como la mujer supo poner en su reivindicación, y que Dios se dejará conmover lo mismo que el juez indigno. La historia sería inaceptable si hubiera que deducir que Dios era, también él, indigno; resulta, en cambio, admisible si, a pesar de otros detalles discutibles aparece como una ilustración de la perseverancia eficaz.

Citemos también la parábola del hombre molestado en plena noche por un amigo, y que acaba accediendo sólo por poder dormir tranquilo. Extraña ilustración de la actitud de Dios para con la súplica humana. Pero la lección no está ahí, sino en la invitación a que nuestra oración sea tan insistente y confiada como fue la actitud del amigo importuno.

LOUIS MONLOUBOU
LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE LUCAS
EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1982.Pág 260


7.

Este pasaje suscita gran cantidad de problemas. Las palabras de Cristo que se citan en este texto han sido realmente pronunciadas por El, pero dentro de un contexto que debería servirles de aclaración previa. Por haberse perdido el texto en cuestión, fueron numerosas las tentativas de explicación que vieron la luz en el seno de la primitiva comunidad cristiana.

En este pasaje Cristo alude, sin duda alguna, a una estafa que debió de dar material más que suficiente a los cronistas de la época (vv. 1-7). Pero ¿qué hay de esta historia en el contexto de San Lucas? Parece ser que únicamente el v. 8 corresponde a ella: "y el amo alabó al mayordomo infiel".

¿Quién es este amo? En este pasaje no se trata del señor a cuyo servicio está el mencionado mayordomo, sino de Jesús (o Kyrios). En Lc 18, 6 puede anotarse un cambio idéntico en la acepción de una palabra: el término "Señor", en este versículo, designa al Cristo y no al juez inicuo de la parábola.

a) El v. 8 no pertenece, pues, al relato del mayordomo estafador, sino que es una anotación de San Lucas, y ha dado lugar a la interrogante siguiente: ¿Cómo es posible que el Señor alabe a este mayordomo? Si, pasando por la tradición de los sinópticos, nos detenemos a examinar cuidadosamente el texto de las palabras pronunciadas por el propio Cristo, llegaremos a la conclusión de que Jesús se propone convencer a sus oyentes acerca de la puesta en vigor del juicio que se esperaba. Por tanto, siendo así las cosas ya no hay tiempo que perder; es preciso prever lo que pueda acontecer el día de mañana (Lc 12, 54-56) y ser suficientemente sagaz para llegar a un acuerdo con el enemigo antes que intervenga el juez (Lc 12, 58-59). Así, pues, el mayordomo ha sabido aprovechar el plazo de tiempo fijado para asegurar su futuro y poder formar parte de los que no sucumbirán ante las crisis, por graves que estas sean. Esta es, según parece, a los ojos de Lucas, la primera lección de la parábola: la obligación de aprovechar el tiempo que nos queda para asegurar el futuro.

b) Pero los medios cristianos primitivos han añadido una segunda interpretación: "los hijos de este mundo son más sagaces que los hijo de la luz" (v. 8b). Constatación desoladora: en muchos aspectos (negocios materiales), los cristianos estarán siempre en condiciones de inferioridad, por no poder emplear los medios utilizados por otros. A este nivel, la parábola que nos ocupa es un medio de expresar la resignación de los cristianos ante ciertas manifestaciones del poder y eficacia vedados para ellos.

c) Otros medios cristianos han dado una nueva interpretación de la parábola sacando esta vez una conclusión acerca de uso del dinero (v. 9). Estos pasan por alto las medidas que toma el mayordomo para asegurar su futuro y fijan su atención en el ejemplo que dicho personaje da en el uso del dinero. Lucas, para quien el Reino de los cielos es de los pobres acoge con un cariño especial esta última interpretación. Si, por casualidad, entran en el Reino algunos ricos, se debe a que estos compran los bienes del Reino mediante la renuncia total a su dinero. El mayordomo da una buena lección de como se debe usar el dinero: distribuirlo de tal manera que nos asegure el cielo (Lc 6, 29-30; 12, 33; 6, 34-35). De esta forma, a una conclusión directamente escatológica hecha por el propio Cristo y a una segunda interpretación a cargo de los medios cristianos (v. 8b), San Lucas ha añadido probablemente una conclusión puramente personal (v. 9), redactada en función de su experiencia en el trato de la primera comunidad y de su punto de vista muy favorable a la pobreza. Lucas es el único evangelista que relata esta difícil parábola, pues es, sin duda, el que mejor podía comprenderla, gracias a su opinión muy particular y comprensiva del problema.

d) El texto termina con una última interpretación (vv. 10-12). Una vez más se pone de ejemplo a imitar la conducta del mayordomo, en este caso innecesario: si queréis ser buenos administradores de los bienes espirituales, comenzar por ser fieles en la administración de los bienes materiales.

Los "hijos de la luz", con relativa frecuencia, se limitan a reducirlo todo a una serie de esquemas y principios, transformando así el cristianismo en pura ideología y privando al Reino de Dios de su exigencia de eficacia.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 94