PRIMERA LECTURA

Apenas vivido el gozo del encuentro con Dios y afirmada una relación de alianza entre salvado y salvador, es ya la hora de la ruptura. El mediador Moisés intercede por el pueblo. No es suyo, sino de Dios, que lo sacó de servidumbre. Pero él no quiere disociarse de su suerte y ser salvado aparte. La solidaridad del mediador obtiene salvación. Dios revela su presencia salvadora en el mundo en la persona del justo.

Lectura del libro del Exodo 32,7-11. 13-14.

En aquellos días dijo el Señor a Moisés:

-Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un toro de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: «Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto.»

Y el Señor añadió a Moisés: .

-Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo.

Entonces Moisés suplicó al Señor su Dios:

-¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac y Jacob a quienes juraste por ti mismo diciendo: «Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para qué la posea por siempre.»

Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.