COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Flm 9b-10. 12-17

 

1. 

El billete a Filemón, auténtico de Pablo, es el escrito más corto del N.T. y nos introduce de golpe en un caso concreto de vida cristiana protagonizado por el apóstol Pablo. Su motivo es que Onésimo, esclavo de Filemón, había huido de su señor y se había refugiado junto a Pablo con quien amo y esclavo tenían relación por haberse convertido con su predicación. Otro detalle importante: aunque en este tiempo la ley que permitía al dueño matar a un esclavo fugitivo todavía continuaba en vigor, no parece que se utilizase mucho. De todos modos era un caso grave, un delito que atentaba contra la estructura social y económica del imperio romano.

Ante esta situación Pablo reenvía a Onésimo a Filemón con el billete adjunto que se nos ha conservado. Le exhorta a acogerlo con amor y no portarse con él como un amo pagano. Puede resultar extraño que Pablo no aproveche la ocasión para rechazar la esclavitud (ESCLAVITUD/CRMO) como incompatible con el cristianismo.

Probablemente no había llegado a formularse tan claramente esta incompatibilidad porque Pablo como los otros predicadores cristianos, están insertos en su tiempo y viven el cristianismo desde la estructura del mismo. Aquí, como en otros casos, Pablo se atiene a la realidad social sin intentar un cambio radical.

Puede ser una limitación personal, pero ello mismo nos hace ver el sentido del cristianismo en una situación concreta. Quizá no se pueda pedir siempre una transformación inmediata de las condiciones. Pero se ponen las bases.

En efecto, Pablo indica unos principios que son ya subversivos de la situación social, fuese él, o no, consciente de ello. Son los del amor y fraternidad que supera las diferencias globales que en aquel momento se dan aún consagradas por la ley y la costumbre.

Todo ello indica que el mensaje evangélico se dirige primariamente al centro del corazón humano y que, de allí, irán viniendo los cambios necesarios. Pero todo ello tomado en serio, sin que valga como excusa para dejar todo lo malo como está. A Pablo no se le ocurre esa posibilidad porque entiende el cristianismo con toda su trascendencia. Quizá nosotros, más maleados, necesitamos penetrar en las exigencias cristianas éticas, sociales, prácticas, que nos llevarán a actitudes quizá distintas, porque nuestras circunstancias lo son.

F. PASTOR
DABAR 1989, 45


2.

Filemón tenía un esclavo que había huido y se había refugiado cerca de Pablo. La situación de Pablo en esta circunstancia no es nada fácil: las leyes civiles le prohíben taxativamente que mantenga a su servicio al esclavo fugitivo y su amistad con Filemón no le permite ocultarle por más tiempo que Onésimo está con él. A esto viene a sumarse una obligación muy concreta de Pablo: en lo que se refiere a Onésimo, ¿puede adoptar una postura puramente legalista, sin tomar en cuenta la persona y las relaciones fraternas establecidas entre él y el esclavo? Pablo se somete a las exigencias del derecho de su época sin que por eso lo canonice: devuelve, pues, a Onésimo a su amo (v. 12).

Pero el punto de vista cristiano en que se sitúa el apóstol rompe los límites de la legislación. Entre Filemón y Pablo se han creado unos vínculos con base en la participación en una misma fe y, sobre todo, en el ejercicio de una misma caridad para con los pequeños en nombre de Dios (vv. 5-7). Y entre Pablo y Onésimo se han creado igualmente otros vínculos, hasta el punto de que este último es como el corazón mismo del apóstol (vv. 10-12, 17). De igual modo pueden nacer nuevos vínculos entre el esclavo y el amo: es cierto que el primero ha causado un perjuicio al segundo por los días que ha estado ausente (vv. 11, 18), pero ¿qué representa ese perjuicio frente a la considerable ventaja que representa la fraternidad en Jesucristo y el compartir para la eternidad la ciudadanía del Reino? (vv. 15-16).

b) Para definir las relaciones particulares que le unen a Onésimo, Pablo no tiene reparo en acudir una vez más a la imagen de su paternidad espiritual, de la que ya se ha servido ampliamente en las cartas anteriores.

En labios de Pablo no se trata de una simple imagen sentimental; en esas palabras se refleja toda su actividad apostólica, puesto que su ministerio se le presenta como una verdadera transmisión de vida. Cuando proclama el Evangelio, Pablo no es tan solo un publicitario, sino que es portador de un llamamiento de Dios; ahora bien: la Palabra de Dios es eficaz y lleva consigo vida y fecundidad. Quien la transmite ejerce una especie de paternidad (1 Co 4, 14, 21). Y cuando el apóstol no se limita a transmitir verbalmente la Palabra de Dios, sino que la vive en su propia persona, hasta el sufrimiento (Ga 4, 19), la cruz y las prisiones, especifica que su paternidad es instrumental, por la misma razón que la vida de Cristo ha sido el instrumento de la paternidad de Dios respecto a los hombres (1 Co 4, 15). En este sentido puede exigir a sus discípulos una adhesión filial que él se cuidará de hacerla incidir hacia el Padre, puesto que su paternidad es simplemente vicaria (1 Tes 2, 7-11).

Pablo no aprueba las leyes sobre la esclavitud, pero se sirve de ellas por cuanto le permiten hacer un gesto de amor y que los hombres consigan una mayor libertad en el Señor (cf. 1 Co 7. 17-24; Rm 6. 15-18). Reconoce la relación amo-esclavo, pero la relativiza subrayando cuán precaria es frente a las relaciones de fraternidad eterna que establece la fe.

La Iglesia no se ha fundado para libertar a los esclavos. Esta liberación depende de la iniciativa de las comunidades humanas en medio de las cuales trabajan y viven los cristianos. Por supuesto que cuando los hombres no responden a sus responsabilidades, la Iglesia debe recordarles su vocación. Su misión específica es liberar al hombre de sí mismo abriéndole al amor divino. (...) En la medida en que el cristiano asume plenamente sus responsabilidades de hombre puede ser reconocido como testigo del amor del Padre.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969. Pág. 39


Onésimo, nombre característico de un esclavo, pues Onésimo quiere decir "útil". No habrá ya entre vosotros una relación de "utilidad" sino de "fraternidad)".


3. LBC/REVOLUCION 

El modo y manera como Pablo se pone de la parte del esclavo fugitivo, sin convertirse por eso en un revolucionario social, es típico y de gran importancia para la resolución de problemas ético-sociales. En consonancia con las determinaciones a la sazón vigentes, Pablo hace que Onésimo regrese a su amo. Pero por la aceptación del evangelio y merced al bautismo, el esclavo tampoco es ya simplemente esclavo, ya no es un objeto sin derechos perteneciente a su propietario, de modo que éste pueda hacer lo que le plazca, sino que es un liberto del Señor, un hermano en Cristo (v.16). La relación de amo respecto a su esclavo ha quedado modificada. La llamada de Cristo acarrea una transformación radical de las relaciones: el esclavo se convierte en un liberto de Cristo y el libre se hace esclavo de Cristo.

Esta libertad gracias a Cristo y la servidumbre bajo él, la hermandad en el Señor, es la solución dada por el cristianismo primitivo al problema de la esclavitud. Pablo no plantea exigencia de tipo revolucionario social con carácter de obligatoriedad general cuya consecuencia sea una transformación radical y súbita de las situaciones económicas, sino que merced al evangelio se produce una nueva relación del hombre para con Dios, y ella crea a su vez una nueva relación respecto a los demás hombres, cuyo determinante es el amor.

DABAR 1977, 52


4.

La carta a Filemón presenta la figura de Pablo en su más profunda humanidad. Emerge la lógica de un hombre extremadamente sensible.

El Apóstol se ha dejado conducir tan dócilmente, ha vivido a fondo una maduración tan continua, que no caben en él ni la dureza ni el voluntarismo, sino sólo el amor. Pablo no es un personaje lejano o idealizado. Es un hombre generoso, ardiente, entregado, exigente, amable... Es una figura muy real; es un creyente que mira todo lo humano con los ojos de la fe y que, por tanto, encuentra de nuevo el sentido de lo humano.

Es importante la pequeña carta que leemos hoy. Pablo ama: escribe una recomendación para el amigo a otro amigo. No puede abolir la esclavitud en el mundo, pero logra que dos hombres se sientan hermanos y se abracen.

Se puede hacer una llamada a no deshumanizar la vida cristiana. Antes están las personas que los principios. Hay que descubrir que el trabajo conjunto -generador de amistad- es el único camino que conduce al progreso y a la transformación personales. La dureza por la dureza no es cristiana.

J. GUITERAS
MISA DOMINICAL 1975, 3b


5.

La segunda lectura de hoy, esta carta tan breve de Pablo a su amigo Filemón, es un texto suficientemente bello como para que nos detengamos en él. Pablo está en la cárcel, detenido por causa del Evangelio, y desde la cárcel ha conocido a un tal Onésimo, que ha resultado ser UN ESCLAVO QUE SE HABÍA ESCAPADO de la casa de su amo Filemón. Ser esclavo, en aquella época, era vivir como casi una bestia al servicio del dueño, sin ningún derecho, y si el esclavo se escapaba y era capturado, el castigo podía ser terrible, hasta la pérdida de la vida.

Pablo, al encontrarse con Onésimo, pasa bastante tiempo con él, y lo convierte a la fe. Luego decide devolverlo a su amo, pero acompañándolo con la carta de recomendación que hemos leído.

Filemón es cristiano, convertido también por Pablo, y por eso el apóstol tiene autoridad sobre él y puede pedirle lo que hemos escuchado en la carta. Le dice que, como cristianos que son los dos, cuando ahora se vuelvan a encontrar la relación que deben tener entre ellos NO DEBE SER LA DE UN AMO QUE CASTIGA AL ESCLAVO que se le había escapado, sino la de DOS HERMANOS QUE SE REÚNEN.

En aquel tiempo la esclavitud era algo normal y -aunque eso nos pueda escandalizar ahora- los propios cristianos ricos tenían esclavos. Pero ya vemos como Pablo hace observar a Filemón que, si todos son hijos del mismo Padre, si comparten la misma salvación, si están llamados a la misma vida, no tiene ningún sentido que unos puedan dominar sobre otros como los amos dominaban sobre los esclavos. Más bien, LAS RELACIONES DE DOMINIO SON TOTALMENTE CONTRARIAS A LA FE que ambos profesan.

A Filemón LE COSTARÍA MUCHO aceptar tratar a Onésimo como un hermano y no como un esclavo. Porque a fin de cuentas, la sociedad de su tiempo funcionaba así, y perder un esclavo era perder una riqueza importante. Y Filemón pensaría que si él era rico tenía perfecto derecho a poseer esclavos. Pero también era muy claro lo que Pablo le decía: que si quería ser fiel a su fe, tenía que aceptar a Onésimo como un hermano. Y en realidad, poco a poco, los cristianos comprendieron que esas relaciones de amo y esclavo no sólo eran malas cuando el amo y el esclavo eran cristianos los dos, sino que nadie tenía el derecho de tener a ningún hombre como esclavo por ningún motivo: Dios ama a todos los hombres, y nadie puede arrogarse el derecho de dominar sobre nadie.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1977, 16


6.

La carta de Flm merecería leerse toda entera, sin recortes, y justificaría dedicarle toda la homilía. La Biblia, que recoge todo tipo de géneros literarios, ha aceptado en ese caso uno que es propio de todos los tiempos y también de los nuestros: la carta de recomendación. Pero si un escrito de circunstancias -la única carta privada que encontramos en el N.T.- ha sido recibido en el canon es porque en él aparece una doctrina de valor universal y permanente. En primer lugar, en esta única carta de recomendación que conocemos de él, Pablo no pone su prestigio al servicio de ningún personaje notable, sino de un esclavo. En segundo lugar, lo hace sin paternalismo: da unas motivaciones profundas, evangélicas, que son las que justifican que la Iglesia se fijara en esta carta. Es algo más que un curita de buena voluntad dispuesto a hacer favores a gente necesitada: dar limosnas, encontrar trabajo, buscar piso, sacar de la cárcel, etc. Se trata -y es el tercero y más importante aspecto de esta carta- de la posición de la Iglesia apostólica ante el problema de la esclavitud.

EV/SOCIEDAD: Nos gustaría poder decir que, como Jesús ha venido a liberar a los oprimidos, los apóstoles predicaron que la esclavitud era contra el derecho natural y la ley evangélica y combatieron con gran coraje por su supresión. Por suerte o por desgracia, no fue así. Los apóstoles no dan la impresión de pretender tener un programa social, político o económico que valiera como alternativa del sistema vigente en el imperio romano. Pero partiendo con realismo de la situación que de hecho impera, no serán indiferentes a las injusticias y sufrimientos que implica.

Por descontado, los apóstoles no caerán -como harán más tarde no pocos de sus sucesores- en la tentación de agravar o consolidar la injusticia. Su fuerza moral -porque otra no tienen- no se añadirá al plato de la balanza de los poderosos, bastante pesado ya por sí solo, sino al otro, aunque de momento no se note y el fiel de la balanza siga como antes. Pero San Pablo recuerda a Filemón que Onésimo, su esclavo fugitivo, es un hermano, y que si legalmente Onésimo o el propio Pablo (que encarcelado ha tomado a Onésimo a su servicio) le deben algo, es mucho más lo que Filemón, como cualquier hombre y especialmente cualquier cristiano, debe al Señor (pensemos en la parábola del administrador que maltrataba a uno de sus consiervos). El razonamiento vale sobre todo porque tanto el amo como el esclavo son cristianos, pero va más allá: "como hombre y como cristiano" (v.16). No lo debe tener como un esclavo, sino como un "hermano querido" (v.16). De este modo, la Iglesia apostólica no patrocina ningún alzamiento o revuelta de esclavos -como tantas hubo en la antigüedad- pero pone las bases de una revolución social profunda al predicar unas relaciones fraternas entre todos los hombres y todos los pueblos y proclamar la dignidad de la persona humana.

HILARI RAGUER
MISA DOMINICAL 1977, 16


7.

La carta a Filemón es la más breve de san Pablo, casi es una carta privada. Filemón es un cristiano de Colosas que reúne en su casa una iglesia doméstica. Pablo escribe desde la prisión, tradicionalmente situada en Roma, pero esta ubicación es discutida. Un hecho ha motivado la carta: Onésimo, un esclavo de Filemón, ha huido de su amo después de haber robado algo. Se ha encontrado con Pablo en la prisión y se ha convertido: "Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión". Ahora Pablo lo devuelve a Filemón, pidiéndole que no lo castigue como preveía la ley en estos casos.

-"Me hubiera gustado retenerlo junto a mí...": De forma indirecta Pablo pide que Onésimo pueda regresar con él para ayudarlo en su tarea de evangelización. Algún comentarista apunta la posibilidad de que Onésimo fuera el obispo de Éfeso del cual habla Ignacio en su carta a lo Efesios 1-6, y que tuviera un papel decisivo como recopilador de las cartas de Pablo.

-"...para que le recobres ahora para siempre; y no como esclavo...": Pablo en esta carta no pone en cuestión la estructura social de su época, pero el juicio negativo que nosotros hacemos de la esclavitud en gran parte lo fudamentamos en el pensamiento del mismo Pablo. No vayamos a buscar en Pablo una respuesta anacrónica: tiene ante sí una institución social indiscutida, pero junto a ella ha descubierto un principio nuevo: el de la fe como creadora de una humanidad nueva en la que todas las diferencias y divisiones se han hundido. Es una realidad interior que procurará salir a la luz y transformar las relaciones humanas. Sin personas transformadas, no puede existir un mundo y una sociedad transformados.

JOAN NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989, 17


8. Filemón

Es el escrito más breve de los que nos han quedado de Pablo. Nos dice que escribió esta carta de su propia mano (v 19) cuando se encontraba ya anciano y, además, estando en prisión (9). Según las referencias de la carta, Filemón debía de ser un cristiano acomodado de Colosas que tenia un esclavo llamado Onésimo, el cual -por las razones que fueran- fue a parar al lado de Pablo, que lo convirtió a la doctrina de Cristo (10). Por lo que parece, el creyente Onésimo llega a ser muy útil al Apóstol en el servicio del evangelio (10 y 13) de modo que éste tiene el propósito de quedárselo. Pero necesita obtener para ello el permiso del antiguo amo de Onésimo. Y con este fin le escribe la carta, que el mismo Onésimo le llevaría en mano.

Aparte de las posibles anotaciones sobre la dialéctica personal de Pablo, dirigida a convencer a Filemón, tal vez se podría subrayar el esfuerzo que pone en que éste acceda no "por necesidad, sino por voluntad" (14), al deseo del Apóstol de retener consigo a Onésimo. Sin embargo, el servicio efectivo al evangelio podía ser motivo suficiente, por parte de Pablo, para imponer su voluntad al creyente Filemón con toda autoridad (8). Pero éste no sería el camino razonable. No es por la fuerza como hay que hacer las buenas obras, sino de buen grado. En efecto, el ejercicio de la autoridad, en este caso, aún no considerándolo ilegítimo, podía haber abierto una herida en la caridad. ¿Cómo habría encajado el amo Filemón semejante acción de fuerza sobre él en relación con aquel esclavo que le pertenecía? Pues bien: si las razones de Pablo para quedarse con Onésimo eran para él realmente de peso, ¿por qué no lo habían de ser igualmente para el creyente Filemón? Por tanto, entonces lo importante era hacerle ver cómo los dos, Pablo y el amo, salían ganando con ese esclavo que se había «liberado» por la fe y el evangelio, y al que en adelante -por la misma lógica de la fe- ninguno de ellos lo había de tener como "esclavo", sino exactamente «como hermano querido», "tanto a nivel humano como en el Señor". Cuando se cuenta con la buena voluntad del otro, como se supone en la comunidad de creyentes, no hay que perder de vista que en las relaciones mutuas la razón tiene también sus derechos.

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 728 s.


9. /Flm/07-20

Veremos aquí un ejemplo característico de como el evangelio se inserta en las mentalidades para renovar de arriba abajo la «sociedad»:

--Pablo aparentemente no se mete en las relaciones jurídicas previstas por el «derecho civil» de su tiempo y por las costumbres que regulan las relaciones entre amo y esclavo...

--Pero, de hecho, a la demanda de Pablo, Filemón -el amo- es invitado a tratar a Onésimo -el esclavo- como a su hermano, al servicio de un único Amo... He ahí el «hecho vivido» en relación con el cual Pablo desea que se haga una revisión de vida: un esclavo se escapó de la casa de su amo... según la ley romana, era reo de muerte... lleno de miedo el esclavo va a refugiarse en casa de Pablo... Pablo escribe al amo para pedirle que «tenga a bien recibir» a su esclavo fugitivo.

-Aunque tengo en Cristo suficiente libertad para mandarte lo que conviene, prefiero invocar la caridad y rogarte, yo, este Pablo ya anciano y además ahora preso por Cristo Jesús.

Pablo pone en juego todo el peso de su amistad. El se compromete, pero no quiere forzar la mano ni imponerse... sugiere, invita.

-Te ruego en favor de "mi hijo" Onésimo a quien engendré en la cárcel dándole la vida de Cristo.

Pablo se compromete por entero, se solidariza con aquel por el cual hace la gestión.

-Te lo devuelvo, éste que es parte de mí mismo.

Este esclavo, es "una parte de mí mismo", dice Pablo. En sus grandes Epístolas teológicas, Pablo había dicho, de un modo más doctrinal: "¡todos sois miembros, los unos de los otros, porque constituís el Cuerpo de Cristo!" La cosa tiene mucho alcance. Y las aplicaciones concretas son precisas.

-Te lo devuelvo para que lo recuperes definitivamente, no ya como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido.

¡Qué revolución! ¡Ya no es tu esclavo... es tu «hermano muy amado»!

-Que siéndolo de veras para mí, ¡cuánto más lo será para ti, no sólo humanamente como amo, sino también en el Señor!

Lo que Pablo pide a Filemón se lo aplica primero a sí mismo: esta fraternidad exigente la vive Pablo antes de pedirla a los demás...

Y Pablo no se queda en «hermosas ideas» o en principios teológicos abstractos y demasiado fácilmente «espirituales»: la fraternidad «en el Señor» debe traducirse también «humanamente», en comportamientos prácticos...

-Por lo tanto si piensas estar en comunión conmigo, acógele como a mí mismo. Y si te ha causado daño o está en deuda contigo... ponlo a mi cuenta, yo te lo pagaré... Lo escribo de mi puño y letra.

La fraternidad con los más pobres no puede existir sin un esfuerzo. Cuando se entra en los procesos del amor hay que estar dispuesto a perder algo. Pablo se identifica con aquél a quien quiere ayudar. ¡Pagará en su lugar!

Sí, hermano, dame este consuelo en Cristo, el Señor.

Esta carta admirable, ¿qué cambio ha de suscitar en mí? ¿en mis actitudes frente a mis hermanos? ¿ante los problemas sociales de nuestro tiempo? ¿ante los humildes, los "sin voz" de nuestra sociedad, como decía Pablo VI?

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 4 
PRIMERAS LECTURAS PARA EL TIEMPO ORDINARIO
DE LOS AÑOS PARES 
EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pág. 386 s.

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