COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Ez 33, 7-9

 

1. RV/PROGRESO: DESDE LA LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD FÍSICA A LA LIBERACIÓN DEL PECADO. DE LA PROMESA DE UNA TIERRA A LA DEL REINO DE DIOS,ETC. 

Ezequiel define la misión del profeta: es como un centinela que vigila la ciudad y otea el horizonte para avisar a los ciudadanos de los peligros que se avecinan. Por eso el profeta no debe callar; si calla, pagará con su propia vida. Si un impío está amenazado de muerte y el profeta no le avisa para que se convierta, el impío morirá, y el profeta será culpable de su muerte; si le avisa y no se convierte, el impío morirá, y el profeta será inocente.

"Vida" y "muerte" significan frecuentemente en Ezequiel vida feliz y prolongada en contraposición a una vida llena de calamidades y muerte prematura. Sin embargo, no siempre el pecador es castigado por una muerte así, pues Dios "no se complace en la muerte del malvado, sino en su conversión para que siga viviendo" (18. 23 y 31; 33. 11). En el N.T., "perder y ganar la vida" se dice ya claramente en relación a la vida eterna (Lc 10. 25-28). La revelación de Dios en la historia avanza progresivamente desde la liberación de la esclavitud física a la liberación del pecado, de la promesa de una tierra donde habitar a la promesa del reino de Dios, y de la prosperidad en la vida temporal a la plenitud de la vida eterna. No debemos, pues, extrañarnos si la fe en la inmortalidad aparece muy tarde en la historia de la revelación divina.

La enseñanza de este texto de Ez es, ante todo, que el hombre vive si cumple la voluntad de Dios.

EUCARISTÍA 1990/42


2. 

La primera lectura es todo un aviso propio de un centinela. ¿Qué es un centinela? Es el que está en vela, vigilante para la seguridad, la paz de los demás que descansan o trabajan en su menester.

El que está en vela por misión está obligado a avisar de los posibles peligros. El centinela debe saber hablar a tiempo y callar cuando no es necesario hablar. Esto nos lleva a un gran tema de nuestra vida cotidiana y de relación de los unos con los otros. Podríamos decir que es el tema de la "discreción".

MAL/SILENCIO: No se puede callar ante el mal, ante el peligro. Tampoco se puede callar cuando tenemos ocasión de incitar al bien, para descubrir nuevos horizontes de perfección, de bondad, de progreso y desarrollo, tanto en lo interior como en lo exterior. Sin embargo, hay que saber callar para que nuestro posible aviso no se convierta en paternalismo, en insistencia inútil, en falta de respeto al otro. Lo contrario del centinela discreto es el inclinado a erigirse en centinela arbitrario. Su gesto es el aspaviento. Porque es cierto que muchas veces debemos dar la alarma. Pero fijémonos bien. Primero ha de ser, de verdad, de parte de Dios. En segundo lugar, si el otro "no cambia de conducta", no es ya cuenta nuestra, es decir, no hay que hacer aspavientos. El centinela ha salvado su vida por el simple hecho de avisar. Eso basta.

Un gran santo decía y practicaba: "Yo digo la verdad una sola vez. Sólo la repito si me piden de nuevo que lo haga". He aquí una actitud madura, sin aspavientos. El centinela es el que estando en vela y teniendo una conciencia más clara, invita a que el otro tome conciencia a su ritmo y con su libertad sin forzar, sin sustituir.

A algunos esto les parece frialdad o tibieza, o "poco espíritu misionero". Es que no saben el gran amor no egoísta que hace falta para llegar a esta serena pedagogía. Lo que no se puede confundir es la grave obligación de AVISAR o PROCLAMAR y el resultado misterioso que es la CONVERSIÓN. Somos responsables ante Dios del AVISO, pero no de la CONVERSIÓN.

La conversión está en manos de Dios y de la libertad de cada uno. Debemos ser fieles al mandato de Dios que nos pone de centinelas proclamadores y respetuosos con la libertad de nuestro hermano.

Este texto de hoy es uno en que el AT acentúa la responsabilidad personal. Por eso tiene para nosotros hoy tanta importancia.

Vivimos una época en que la responsabilidad personal opera más que en otros tiempos. Y es muy bíblica y tradicional esta tierra nueva que se descubre.

CASTRO CARLOS


3.

Contexto: -Los desterrados de Babilonia, basándose de forma errónea en las promesas divinas, esperaban su inminente vuelta a la patria. Durante toda la primera etapa de su ministerio profético Ezequiel luchó por quitarles esta falsa esperanza y así fue el profeta acusador que anunció la destrucción de Jerusalén a causa de los pecados del pueblo (raíz última de todos los males acaecidos). Pero la palabra profética, una vez más, no fue escuchada, y por eso Ezequiel recibe este mensaje divino: "Te pegaré la lengua al paladar, te quedarás mudo y no podrás ser acusador; pues son Casa Rebelde" (3, 26; cfr. 24, 15-27). Por la sordera del pueblo (=rebeldía) el profeta enmudece. Ezequiel no puede hacer nada, su misión ha fracasado.

-Y en medio de este profundo silencio acaece la llegada del fugitivo: "... se me presentó un evadido de Jerusalén y me dio esta noticia: han destruido la ciudad..., entonces se me abrió la boca y no volví a estar mudo" (33, 21s). La destrucción de Jerusalén (586a. de Cristo) ha derrumbado la esperanza de los exiliados que se preguntan: ¿Podremos seguir con vida? (33,10).

La desgracia y el reconocimiento de su culpa ahogan la esperanza de los israelitas. Es en este momento tan triste cuando Ezequiel recupera el habla, y de un profeta acusador (cap. 1-32) pasa a ser centinela o vigía (profeta de la restauración: cap. 33-39). De la mudez surge una palabra nueva, de la rabiosa desesperación, una nueva esperanza.

Texto: Como comentario de este texto recojo las atinadas ideas que expone L. Alonso Schokel en su comentario a Ezequiel (Los Libros Sagrados, Edic, Cristiandad...): "¿Y qué es un profeta entre los desterrados a la caída de Jerusalén? Un centinela. Un centinela sin ciudad, sin casas ni murallas... ¿contra quien alerta? -Contra el mismo Señor. Nueva paradoja en la revelación de Dios. Parece como si el guerrero, terminada la tarea de destruir Jerusalén, tuviera todavía ganas y fuerzas de seguir batallando, y se dirige hacia los desterrados de Babilonia, todavía en son de guerra; belicoso, porque su pueblo desterrado lo sigue provocando y no acaba de aprender. Y aquí sucede lo más extraño. En vez de acercarse en silencio... para coger desprevenidas a sus víctimas, el Señor despacha un centinela suyo para que los avise, una especie de antiespía que informe a tiempo; y por si fuera poco, el Señor le carga la conciencia a su antiespía para que prevenga al pueblo amenazado... Dios quiere vida y no muerte; aunque venga en son de guerra, trae la paz. El asedio y acoso de Dios es en última instancia amor..."

PROFETA/MISIÓN: Reflexiones: -Ezequiel combate la falsa esperanza de sus paisanos enmudeciendo. Dicen escuchar la palabra profética...; pero no hacen el más mínimo caos: "andan murmurando de ti al abrigo de los muros... diciéndose uno a otro: "Vamos a ver qué palabra nos envía el Señor". Acuden en ti en tropel... escuchan tus palabras, pero no las practican... su ánimo anda tras el negocio. Eres para ellos coplero de amoríos, de bonita voz y buen tañedor..." (33, 30-33). Y cuando la estimación de la palabra profética llega a un punto tan bajo... es preciso enmudecer. El denso silencio tal vez pueda engendrar nueva vida.

-También nuestro pueblo, así llamado cristiano, se dice cada domingo 'Vamos a ver que nos dicen hoy' 'qué bien ha estado hoy el predicador'... pero después cada uno va a lo suyo, a su negocio, a su... También "eres para ellos coplero de amoríos, de bonita voz y buen tañador..." ¿No sería más productivo para la comunidad cristiana que la palabra profética enmudeciera por algún tiempo? Tal vez surgiera una savia más joven y comprometida que esa gente aburrida de la palabra profética (de la palabra profética excluyo, como es evidente, esa abundantísima y barata literatura seudo-religiosa).

-Pero existen otras gentes hambrientas, desesperadas..., que no sufren frecuentar los lugares sagrados. No les van nuestras liturgias ni nuestras catequesis, ni..., pero sienten una verdadera hambre. ¿Qué profeta "centinela" será capaz de infundirles esperanza cristiana? Profetas de este corte no se ven por ninguna parte, y sin embargo existen ya que el Espíritu divino sopla no donde queremos los hombres, por muy importante que nos consideremos en la comunidad, sino "...donde quiere, como quiere y cuando quiere". Sólo es capaz de suscitar de esta rabiosa desesperación una nueva esperanza.

A. GIL MODREGO
DABAR 1990/45


4.

El profeta puede no aceptar sus responsabilidades, puede dejarse dominar por la desgana, puede no hacer nada por solucionar los problemas de sus compatriotas..., y entonces es responsable de su muerte, puesto que no les advierte de los peligros que corren (v. 8), y puede también protestar contra el ambiente pernicioso y la mentalidad negativa de su entorno; este quizá se pierda, pero el profeta se salvará (v. 9). De ahí que la responsabilidad del profeta consista en enfrentarse con el mal y los pecadores y en hacer todo lo posible por convertir a estos últimos; para ello el arma más segura es la amenaza del castigo. Su propia salvación depende del celo con que desempeñe su misión.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 35