COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Rm 12. 1-2 

 

1. CR/REBELDE. LA RENOVACIÓN DE MENTE Y DE VIDA DEBE LLEVAR AL CRISTIANO A UN NO-CONFORMISMO RADICAL. SCDO-COMUN. HACE QUE EL MUNDO SE CONVIERTA EN REINO DE DIOS Y LA HISTORIA EN HISTORIA DE LA SALVACIÓN.

La renovación del juicio lleva al cristiano a un no-conformismo radical (v. 2). Para él, el hecho de pertenecer a otro mundo distinto del mundo terrestre la proporciona la posibilidad de no ajustarse exclusivamente a los moldes de este último. Frente a la propaganda y a la publicidad que "modelan" a la masa, el cristiano podrá sacar de su fe la resistencia necesaria. Frente a las corrientes mayoritarias de la opinión encontrará en su fe la fuerza suficiente para incorporarse, si es preciso, a una minoría repudiada. Frente al hechizo del dinero y del poder, encontrará fuerzas para ser testigo de valores más originales y más espirituales.

Ser cristiano en el mundo, desenvolverse en el mundo, aprender a vivir con los demás, es, por consiguiente, para el cristiano, un culto, y un culto a Dios. Es una de las consecuencias del hecho de que el calvario no fue primariamente una liturgia, sino un retazo de vida humana vivida por Jesús como culto. Somos salvados no por medio de un acto cultual, sino por medio de una acción humana situada en el corazón del mundo y de la historia (cf. Hb 7. 13).

La integración de un cristiano en la organización de la sociedad temporal y en la resistencia militante a toda forma de injusticia constituye, pues, un auténtico culto. Pero ¿el culto cristiano consiste tan sólo en esa participación intensa en el servicio de los hombres y del mundo? ¿Qué lugar cabe reservar aún a la liturgia propiamente dicha en sus dimensiones de acción de gracias a Dios? Muchos teólogos de la secularización quisieran a veces suprimir esa liturgia oficial en beneficio del culto "en pleno mundo", como si la totalidad de lo sagrado estuviese encerrada en lo profano. El caso es que sólo en la escatología coincidirán lo profano y lo sagrado... y la Iglesia no es aún el Reino, y mientras no lo sea, los dos elementos -profanidad y culto- tendrán que coexistir en una unidad en marcha y también en una tensión incesante. Dios está tan sólo implícito en el "culto terrestre" de nuestras relaciones terrestres y sociales. Por consiguiente, es necesario que al lado del culto "en pleno mundo" se ejerza una función explicativa, papel que le corresponde a la liturgia propiamente dicha.

Quien vive el culto espiritual en pleno mundo no puede, pues, rechazar la acción de gracias explícita, en la que la vida terrestre se vive como un don de Dios y la vida social como un caminar hacia el Reino. Paralelamente, quien participa de la Eucaristía no aporta ningún contenido si no la vive como explicación del contenido divino volcado en el servicio del mundo y de los hombres. Sin el culto terrestre, en pleno mundo, la liturgia eucarística y las palabras que en ella se pronuncia sobre Dios carecen de sentido y se convierten en formalismo y fachada. Sin el culto terrestre, la liturgia eucarística no podría confiar a sus participantes una misión en pleno mundo.

La liturgia es el mundo y la historia, con su "culto terrestre", pero situado a una profundidad tal que el mundo y la historia puedan afirmar, en una confesión consciente y madura, su propio misterio en Cristo que hace que el mundo se convierta en Reino de Dios y que la historia se convierta en historia de la salvación.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VII
MAROVA MADRID 1969.Pág. 11


2. ETICA/MORAL: CRISTIANA.EL FUNDAMENTO DE TODA ÉTICA CRISTIANA ES EL NUEVO SER DEL HOMBRE EN CRISTO.UN HOMBRE NUEVO TIENE QUE VIVIR CONFORME A ESE NUEVO SER.

Comienza la parte exhortativa, práctica, moral o ética -como quiera llamarse- de esta carta. En el mismo principio encontramos una recomendación general introduciendo los temas concretos posteriores, pero válida también para cualquier exhortación práctica cristiana. El fundamento de toda ética cristiana es el nuevo ser del hombre en Cristo. Un hombre nuevo tiene que vivir conforme a ese nuevo ser. No por obligación, temor o imposición sino porque no le queda otro remedio. La fe le ha constituido en su totalidad de persona en nuevo estado. Lo cual no es sólo interno o intelectual, sino abarca todas las dimensiones de su vida. Toda ella esta relacionada con Dios por Xto en el Espíritu. Por eso tiene que vivir así.

El sentido de la exhortación es hacer caer en la cuenta de esa situación cristiana fundamental. Uno puede olvidarse de ella o vivir empíricamente sin tenerla presente. Por eso Pablo la recuerda y exhorta a conducirse conforme a la misma. Tenemos de hecho la triste posibilidad real de no hacerlo así. Pablo insiste sobre la raíz de donde va a proceder toda la conducta práctica del cristiano. Llama la atención al "desde dónde" vamos a vivir. Lo hace en esta perícopa con terminología sacrificial: "hostia viva" y litúrgica. Pero ello son imágenes fácilmente inteligibles.

Por otro lado: la práctica importa. Pablo no es un libertino. Sabe que las obras no van a justificar ni a crear la relación del hombre con Dios. Pero sin esa actividad real del hombre no puede hablarse de fe, porque esa fe es global. (...) Esta exhortación es general. Los moralismos están fuera de la perspectiva paulina. Hará más adelante aplicaciones concretas. Pero no está agobiado por "una" única manera de proceder. El único criterio será la voluntad de Dios. Y ella tiene muy en cuenta la realidad concreta de cada hombre, época y lugar.

F. PASTOR
DABAR/87/44


3. FE/V.

Comienza aquí la segunda parte de la carta a los Romanos, la que podríamos llamar "parenética" o "moral". Fundamentalmente tenemos una larga exhortación de Pablo a la comunidad de Roma con la intención de hacerles ver que vivir en cristiano no es lo mismo que vivir en pagano. O de otro modo: que no se puede ser cristiano viviendo un estilo de vida igual que los paganos. Para Pablo la fe es vida, y solamente tiene sentido cuando se vive en la vida misma. Por eso más que parte "moral" en sentido tradicional podríamos llamarla "un nuevo estilo de vida".

CULTO/CR: El culto cristiano es opuesto, según Pablo, al culto pagano. ¿Cuál es ese culto cristiano? Es algo más que una actividad cultural. El apóstol llama culto razonable a aquel culto que, en oposición a todo lo que caracteriza este mundo, tiene lugar escatológicamente, con el poder y las exigencias del eón nuevo; supone, por tanto, un cambio radical en la existencia y se pone a prueba en un discernimiento crítico constante entre la voluntad de Dios y la voluntad humana. Así que podemos decir que no hay ya después de la salvación de Jesús (ésa es "la misericordia de Dios") un templo específico como lugar de culto, sino que el culto es la vida del hombre; no hay tampoco un sacerdocio exclusivo de un grupo social, sino que el sacerdote es el hombre cristiano; y finalmente tampoco hay ofrendas materiales que ofrecer a Dios, sino que la ofrenda es el actuar del cristiano según el hecho salvador de Jesús. Esta situación solamente es posible si se refiere al hecho rehabilitador de Jesús que hace que no haya ni santo ni profano, sino la vida consagrada al Señor en la vivencia concreta del Evangelio.

La "nueva mentalidad" es el nuevo estilo de obrar traído por Jesús. A esta nueva mentalidad, a adquirir este nuevo estilo de vida apuntan todos los esfuerzos del hombre que cree. Por eso antes, o por lo menos a la par, de todo actuar cristiano, habrá que caer en la cuenta de lo que supone que Jesús nos haya salvado, el que él diera la vida por los que estábamos sin fuerzas para obrar el bien (cf Rom 5). Hacer nuevo al hombre, hacerlo cada vez más hombre en profundidad, ésa es la tarea del creyente.

Esta capacidad de saber qué es lo que conviene hacer en orden al reino es el don que acompaña a toda vida cristiana. Es necesario para saber los pasos que uno tiene que ir dando para que su vida adquiera cada vez más un valor y un tono evangélico. Siempre teniendo en cuenta que el discernimiento cristiano no es ninguna futurología, sino que se asienta en el presente y en lo concreto de la vida. Ese es su terreno de lucha.

EUCARISTÍA 1978/41


4. /Rm/12/01-21

La historia de salvación -sobre la que se ha reflexionado especialmente en los capítulos anteriores-, más que una historia que podemos aprender, es una historia a la que debemos incorporarnos. Judíos y paganos, incorporados a la Iglesia, son ahora objeto de un auténtico bombardeo de exhortaciones prácticas por parte de Pablo.

La vida cualitativamente superior del cristiano se expresa con imágenes tomadas de la apocalíptica: no podéis conformaros al mundo presente, en lo que tiene de reino del mal, sino que debéis pasar por una «metamorfosis» renovadora semejante a la venida de los nuevos cielos y la tierra nueva, En cierto sentido, esa metamorfosis afectará sólo al fondo de vuestro corazón (los condicionamientos externos y vuestras tendencias espontáneas seguirán siendo lo que eran); pero, para que sea real, deberá afectar incluso al más trivial de vuestros actos: vuestro cuerpo (vuestra vida con todas sus concreciones) se ha de transformar en sacrificio vivo, agradable a Dios, La propia Iglesia y los carismas que en ella se ejercitan están de alguna manera en el mundo presente: necesitan, por tanto, de constante renovación.

Puede darse el orgullo, son posibles -incluso entre los profetas- palabras y obras que no responden a una actitud de fe. Por eso conviene que todos los cristianos, cada uno en su puesto, se sientan instrumentos en manos de Cristo y, en Cristo, formen un solo cuerpo que realiza una sola obra, Así, la Iglesia podrá salir al mundo para entablar la gran batalla en la que el mal será vencido por la abundancia del bien, Una batalla en la que el bien no hiere, sino que simplemente inunda: da de comer al enemigo hambriento y ofrece bebida al adversario que tiene sed.

J. SANCHEZ BOSCH
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 500


5. Rm/12/01-21

Con el texto de hoy comienza la llamada parte o sección parenética de la carta a los Romanos. Pablo quiere dar la mano a los cristianos para ayudarles a encontrar cuál ha de ser el comportamiento que se les pide como cristianos en cada situación concreta de la vida, en relación con los demás o consigo mismos.

De hecho, una de las preguntas que cualquier hombre se repite constantemente es la siguiente: ¿qué tengo que hacer ahora, cómo he de comportarme? Evidentemente, el Apóstol no pretende ofrecer más que unas orientaciones generales. En efecto, le corresponde a cada uno decidir sobre su realización en cada caso. Según eso, podemos distinguir en este capítulo de la carta dos partes: una que formula y establece los principios (vv 1-2) y la otra que aplica esos principios a casos concretos.

En la primera, fundamental, no se trata exactamente de un principio de conducta exterior. Más bien señala Pablo qué es lo que han de esforzarse en hacer los creyentes personalmente para hacerse capaces -solos y en ausencia del Apóstol- de forjar su conducta concreta de cristianos. El cristiano no se ha de regir por la ley del mundo, sino precisamente por la voluntad de Dios, por «aquello que es bueno, conveniente y acabado» (v 2). Para conseguirlo tienen que esforzarse por lograr una nueva forma de pensar. La coexistencia del mundo en ellos hace que tal renovación de la mente se convierta en tarea de toda la vida pues representa el primer paso del hombre que se convierte. Por otra parte, tal situación viene originada por la misma palabra de la Buena Nueva. En efecto, el anuncio no se reduce a notificar la venida de Cristo como un hecho ocurrido en el pasado, sino que, a la vez, propone al oyente la nueva manera de pensar y de hacer antes aludida. Dicho cambio interior consiste en irse desembarazando, a la hora de decidir el propio comportamiento concreto, de los criterios del mundo, es decir, de aquellos que le guiarían en caso de no haber conocido la palabra del evangelio, para buscar sólo qué es lo que, como cristiano, le enseña a hacer esta palabra. Podría ser tal vez un ejemplo directo de esto lo que Pablo recomienda acerca de los perseguidores: «Bendecid a los que os persiguen» (14). Es evidente que el mundo, que está dentro de mí, nunca lo habría pensado así.

M. GALLART
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 873 s.