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-¿QUE
ES SER CRISTIANO?
Las
lecturas de hoy, la profética y la evangélica, nos pueden permitir
hacer algo así como un retrato-robot de la identidad del
cristiano a partir de los rasgos fundamentales que caracterizan la
misión apostólica. Porque el cristiano, seguidor de Jesucristo,
incluso antes de llamarse así, era aquél que, desde la fe en
Jesucristo como Señor, tomaba un nuevo camino y se ponía en
marcha para anunciar la Buena Noticia del Reino y para irla haciendo
realidad. Dejar el antiguo camino (pecado, idolatría, judaísmo, etc).
para tomar con otros el camino hacia el Reino del Padre. Este podría
ser el decálogo para el cristiano-apóstol:
1.
Se sabe elegido por Dios. Escogido como Israel. Tomado aparte como los
profetas, "el Señor me sacó de junto al rebaño" (Amós).
Llamado desde Egipto para la liberación. Jesús llamó a los Doce,
llama a seguirle, invita a ponerse en camino con El, como El.
Escogido para ser enviado. Tomado por Dios como instrumento suyo.
2.
Para ser enviado. El amor de predilección que Dios siente por Israel, y
por el nuevo Israel, Jesús de Nazaret, y por los que creen en su
Hijo, es un amor de confianza. "Me dijo: Yo te envío. Ve y
profetiza a mi pueblo". La autodefinición de Jesús: "Yo soy
el enviado del Padre", determina bien su personalidad a
partir de una tarea. "Jesús los fue enviando de dos en
dos". Los que conocen a Jesucristo se convierten en sus portavoces
(profetas) y en sus testigos. Tienen que dar cuenta no de sí
mismo sino del que les envía. Tienen que ser transparentes de
Otro. No pueden quedar quietos ni instalados allí donde están. No
permanecer cómodamente donde siempre, a la espera de que vengan. Jesús
siempre va de camino, rutas nuevas, culturas diferentes, gentes
que salen al paso.
3.
Resulta molesto. Con frecuencia el enviado lo es a pesar suyo. Y su
mensaje a primera vista despierta curiosidad, pero pronto sacude a la
gente de su letargo y acaba siendo incómodo. Interpela, porque
denuncia, pide cambio y aporta novedad. Y encuentra resistencias. Por
eso a los auténticos profetas se les da la espalda.
4.
Son rechazados. "Vete, profetiza en otras tierras". Tal vez
otro día te escucharemos. Y no son bien recibidos, amenazados de
muerte, de ser encarcelados, apedreados o despeñados. Como Jesús:
"Si a mí me han rechazado, también a vosotros os rechazarán".
El mensaje encuentra corazones cerrados, planes hechos, adaptaciones de
conveniencia, resistencias al cambio exigido. "Si en un lugar
no os reciben, marchad a otro... Sacudid el polvo de vuestra
sandalia." La verdad molesta y sin embargo la verdad nos hace
libres.
5.
Sed insistentes. El apóstol de Jesucristo no se echa atrás fácilmente.
Persevera en la misión recibida, a pesar de la dificultad. La
Buena Noticia ha de llegar a todas las gentes, y sus efectos se
han de notar. Pide temple de hombres fuertes, convencidos, que no saben
ir hacia atrás. Siempre hacia adelante, con la verdad por
delante, aun a riesgo de la propia vida. el Reino de Dios no
quiere hacerse sitio a la fuerza, pero se impone por su propia
fuerza. Dios llama insistente pero pacientemente.
6.
Autoridad delegada. En verdad no se trata de un poder o de una autoridad
al modo de este mundo. Poder que avasalla o tiraniza. Es una
capacidad nueva, una fuerza de servicio y para el servicio de otros.
Nunca para la propia gloria. Siempre como algo recibido para
darlo. Autoridad, poder... al servicio del Reino de Dios y de sus
primeros invitados: los bienaventurados. Constante tentación será
este punto en el afán de ser "más importantes", tener más
privilegiados, engendrando desigualdades y servidumbres en la
Iglesia. "Que no ocurra así entre vosotros". Acabaría el
testigo convirtiéndose en antitestimonio.
7.
Para expulsar demonios, es decir, para actuar contra las fuerzas del
mal, acción liberadora de lo "incurable". Y cada
generación y cada tiempo tiene sus propios demonios, males y
esclavitudes que parecen insalvables. El enfermo, el endemoniado, es el
que está condenado a la postración, a verse marginado y sentirse
improductivo, inútil, sin sentido. Acogerle, cuidar de él,
"perder" su tiempo con la gente para quien nadie tiene tiempo
y aun rehuye. Recibir a cada cual como viene, y hacer algo para
humanizar. No sólo buenas palabras, "ungían con aceite a
los enfermos". Algo que parece inútil pero es todo un detalle
de calor, de atención, de esperanza. Palabra y manos suaves, como un
padre y como una madre. Desde la fe en Jesucristo vencedor, una
palabra y un gesto de liberación que levante y resucite al
vencido que vive como muerto.
8.
Predicar la conversión. Anunciar el Evangelio, buena noticia de
resurrección, pidiendo una serie de cambios y de condiciones.
"Arrepentíos, que el Reino de Dios está cerca". Acomodaos a
la nueva mentalidad que pide el Camino de Jesucristo. No sólo
nuevas prescripciones, sino hombre nuevos con criterios y valores
nuevos.
9.
En pobreza. Misión en la austeridad y desde la sencillez del caminante
que lleva lo justo, y que no busca instalarse. Confiad en la
Providencia del Padre que envía, pero también en el amor
fraterno que acoge y comparte. Comparte lo que tiene cuando recibe a
aquél que viene de parte de Dios con un mensaje de paz. No tiene ni
busca tener, pero precisa sustento para sus fuerzas, y sabe lo encontrará.
Sino aquí, será allá.
10.
Dejaos hospedar. La hospitalidad es concreta expresión del mandato de
amor mutuo entre los hermanos, "para que nadie pase
necesidad". Y facilita una sana despreocupación por el tener
y por el sustento necesarios. El cristiano apóstol, los distintos
trabajos y funciones eclesiales, no son ángeles quienes los
ejercen. Si le pedimos dedicación, hemos de cuidar que tengan
techo y sustento y descanso dignos. Vivir de su trabajo no es andar
mendigando lo justo.
Y
así se nos presenta todo un programa de vida. No hay por qué
restringirlo a unos pocos. Todos y cada uno estamos invitados a
salir y ponernos en camino.
JUANJO
MARTÍNEZ
DABAR 1991, 36
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