PRIMERA LECTURA

El sacerdote de Betel, funcionario del santuario real y nacional, no es capaz de acallar al profeta, que va allí a hacer una denuncia y a pronunciar una amenaza contra la nación y contra el rey. El error del sacerdote, al intentarlo, está en considerar al profeta como un profesional, que se doblega a la injusticia establecida para ganar su pan. Amós tenía el suyo en su profesión. De profetizar no puede sustraerse, pues Dios le envía con fuerza irresistible.


 

Lectura del Profeta Amós 7,12-15.

En aquellos días dijo Amasías, sacerdote de Betel, a Amós:

-Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá: come allí tu pan y, profetiza allí. No vuelvas a profetizar en «Casa de Dios», porque es el santuario real, el templo del país.

Respondió Amós:

-No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos.

El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo de Israel.