COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Is 55, 10-11


1. PD/EFICACIA:

"Como la lluvia y la nieve bajan desde el cielo". La palabra es fuente de vida y no un simple sonido para comunicar "ideas" y traspasar "información". Hay palabras que han trastornado vidas enteras con su mensaje. Un libro puede abrir horizontes insospechados y posibilitar nuevos caminos. Para los antiguos, el discípulo era como un recipiente que recogía y retenía ávidamente todas las palabras del maestro, sin que dejara escapar ninguna, como un liquido precioso del cual no se puede perder ni una sola gota. Entre nosotros, las palabras pierden sentido, al irse multiplicando, y terminan en nada.

Recuperemos, pues, el valor de la palabra: es como la semilla que el sembrador esparce; es como la lluvia y la nieve que empapan la tierra y la fecundan. Sobre todo la palabra del Señor, la predicación del Reino.

J. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1987/14


2.

Cuando la lluvia cae sobre la tierra, ésta responde y hace saltar la semilla hasta alcanzar su fruto. La lluvia no cae en vano. Así es la Palabra de Dios, como la lluvia. Por eso dice el Señor: "La palabra que sale de mi boca no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo". Cuando Dios habla, comienza una verdadera historia en la que no se vuelve nunca al principio como si no hubiera sucedido nada. Dios no habla por hablar, Dios habla para salvar a los hombres. Y los salva.

Ahora bien, la Palabra de Dios no es eficaz por arte de birlibirloque. No es la eficacia de una fórmula sin sentido que opera independientemente de quien la escucha. Si la Palabra de Dios tiene un sentido y va dirigida al hombre, es claro que actúa siempre comprometiendo al hombre. La Palabra de Dios no es un hecho consumado, en el que, una vez conocido, no le quedaría al hombre nada que hacer. Es más bien una promesa que avanza hacia su cumplimiento y que enrola en su dinamismo la voluntad del creyente. Y así no escuchan la Palabra de Dios los que ya la dan por hecha, sino aquellos que la reciben para llevarla a la práctica. La Palabra de Dios está cargada de tensión escatológica; es la palabra del Espíritu que gime en nosotros: ésa es su fuerza. (...) Todo sucederá porque Dios lo dice, pero nada vendrá si los hombres no escuchan a Dios con la radicalidad de la obediencia. He aquí, pues, cómo el anuncio de lo que esperamos es el imperativo de lo que tenemos que hacer. Y tan absurdo es empeñarse en lo que no será, como estar a la espera de que suceda sin más aquello en lo que no empeñamos la vida.

EUCARISTÍA 1975/40


3. ORA/EFICACIA:DIOS ES SIEMPRE SORPRENDENTE INCLUSO CUANDO CUMPLE LO QUE NOS HABÍA PROMETIDO. 

Este pasaje pertenece a lo que puede considerarse el epílogo del segundo Isaías (esto es, del texto comprendido entre los capítulos 40 al 55 del llamado libro de Isaías). Después de una cálida invitación al pueblo de Israel, que se halla en el destierro, para que busque a Yahvé ahora que se le hace el encontradizo y lo llame ahora que se le acerca (v. 6), el profeta argumenta contra los frívolos (v. 7) y levanta el ánimo de los que desconfían de la salvación prometida (vv. 8-11). En primer lugar advierte a los desterrados que los pensamientos de Dios (los planes de Dios) no son como los pensamientos de los hombres, ni los caminos de Dios (la ejecución de sus planes) son como los caminos de los hombres (/Is/55/08-09). Pasa después a decir de qué manera la palabra de Dios es eficaz, y utiliza para ello una hermosa comparación. Este último punto es el recogido para la lectura litúrgica.

Cuando llueve después de una larga sequía, la tierra responde dando su fruto. Así es la palabra de Dios: no cae en vano sobre la tierra y no vuelve vacía. He aquí uno de los textos clásicos en la teología de la palabra de Dios; vale la pena detenernos en él un poco más, sobre todo porque a veces se ha malentendido. En efecto, algunos intérpretes piensan que la palabra de Dios aparece aquí como una realidad autónoma y como una fuerza que, una vez desatada, actúa por sí misma, pero esta interpretación no tiene en cuenta que Dios dirige su palabra a Israel para que éste la escuche y no para salvar a Israel inmediatamente sin que medie la audición de la palabra. La palabra de Dios sucede entre personas y es un acontecimiento dialógico, no una realidad mágica o un hecho mecánico.

Con todo, la palabra de Dios anuncia lo que sucede en la historia de la salvación, aunque no siempre se cumpla como nosotros nos figuramos. Recordemos que los pensamientos de Dios y sus caminos no son nuestros pensamientos y nuestros caminos. Dios es siempre sorprendente, incluso cuando cumple lo que nos había prometido.

EUCARISTÍA 1990/32


4.

Contexto. Esta lectura del A.T. que nos propone la liturgia hoy debemos leerla a la luz de Is. 40-55, el magno poema del consuelo y de la esperanza. En las horas bajas y tristes del destierro, Is. II levanta los ánimos de sus paisanos con esta profecía del retorno; anticipándose al futuro, el poeta canta la liberación de Israel. El pueblo ya no será la esposa repudiada (54, 1-10), ni la ciudad desconsolada (54, 11-47) porque el Señor, en persona, es el que dirige su vida, su historia. Y a pesar de la esperanza prometida, muchas veces el hombre no sabe o no quiere captar los designios divinos, ya que estos planes y trayectos no suelen coincidir con los de los mortales (55, 9). Y ante la incredulidad del pueblo, el profeta apela a la palabra divina (vs. 10-11).

Texto. -Los vs. 10-11 son el broche de oro al gran poema de la esperanza de Is. II. Ninguna palabra profética, jamás, habló mejor de la palabra divina y de su eficacia. -La imagen pertenece al mundo agrícola, y es muy fácil de captar.

PD/LLUVIA:La palabra divina se compara a la lluvia que, cayendo de lo alto, fecunda la tierra proporcionando así "pan al que come y semilla al sembrador" (v. 10; cfr. Sal. 104, 13-16); es garantía de eficacia, realiza lo que dice (40, 8), siempre se cumple (55, 11), es irrevocable (45, 23). Por el contrario, la palabra humana, como el mismo ser del hombre, es casi siempre ineficaz, efímera como la hierba.

-Toda la historia de Israel es fruto de esta eficacia divina.

Serán sobre todo los profetas, los hombres de la palabra, quienes afirmen que la palabra de Dios es la gran fuerza creadora e impulsora de toda la historia humana. Todo depende de esta palabra, no sólo hace germinar las semillas, sino que también es la misma semilla, el alimento: "no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor", afirma el Dt.

-Tan seguro se siente el profeta de la eficacia de estas palabras que termina este gran poema preconizando la gozosa salida del pueblo del poder de Babilonia (55, 12ss). El hombre no tiene derecho a temer; en él debe renacer la luz de la esperanza.

Reflexiones. - Nuestra sociedad occidental se empeña en vivir sólo de pan. No me refiero con esta expresión a la legítima adquisición de los bienes indispensables para vivir, sino a la búsqueda afanosa por el bienestar, confort, mejora de vida... Y esta ansiedad... se convierte muchas veces en nuestra más sutil esclavitud. Siempre será necesario el recordar las palabras del Deuteronomio: "No sólo de pan vive el hombre...".

-La palabra divina sale amorosa al encuentro del hombre para operar su liberación, pero es absolutamente necesario que el ser humano se abra a la palabra. Es preciso oír, escuchar, alargar las orejas..., y buscar a la Palabra, al Señor (55, 1. 2. 3. 6). Si su palabra cala en nosotros, el fruto será abundante (II Cor. 9, 10).

-Según Juan (cap. 1), Jesús es la palabra personificada que habita en medio de nosotros. Todo cristiano deberá acoger esta palabra... para que el fruto sea abundantísimo.

A. GIL MODREGO
DABAR 1990/37


5.

El presente oráculo ha de ser entendido a través de los oráculos de salvación y a la luz de la visión gloriosa de Sión subsiguiente a su humillación. Dicho en otras palabras, nos encontramos ante un juego de palabras y conceptos donde lo material y pragmático, vivido o anhelado por los repatriados, se convierte en símbolo de los auténticos y verdaderos valores humanos. Reducir el sentido de esta profecía a la materialidad de sus imágenes o deshumanizarla en una espiritualidad etérea serían dos equivocaciones a cual más perniciosa. Partamos como el profeta de la realidad simbólica para llegar a la realidad humana.

Orquestando todos los temas principales el Deuteroisaías invita no exactamente a los judío y gentiles sino a todos y cada uno de cuantos estén hambrientos o sedientos al gran banquete escatológico de los tiempos mesiánicos. Basta "tener sed", necesitar a Dios. Es la teología profunda de los "Anawim" o Pobres de Yahveh.

BANQUETE/A-D:El banquete en la Biblia no es sino una imagen del amor de Dios. Así en los momentos más importantes de la historia las relaciones humano-divinas se rubricaron con un banquete y un sacrificio.

Tales fueron la salida de Egipto, la Alianza del Sinaí, el banquete de la Sabiduría, el del Cantar de los Cantares entre Dios e Israel y tantos otros hasta llegar al banquete de la Nueva Alianza y al tan anhelado banquete escatológico.

Es que las necesidades más perentorias del hombre como el comer y el beber son las imágenes que mejor pueden calar en la comprensión humana para suscitar en él deseo de algo imperecedero que pueda darle la verdadera felicidad. Piénsese en el diálogo de Jesús y la samaritana.

La única condición recordada con iterancia imperativa es "escuchar", dar oìdos, pues la fuente de la vida está en la palabra de Dios hecha precepto, Alianza, Hombre. Quienes tengan oídos para oír, vivirán. No una vida artificial, condicionada, terrena. Sino una vida plena identificada en el N. Testamento con la vida eterna, la vida en Dios.

Para ello es necesario realizar la Nueva y Eterna Alianza en la que así como Abraham en la antigua fue testimonio para su pueblo, así ahora el pueblo entero será testimonio para todas las naciones. No un testimonio de fuerza militar semejante al davídico, caduco y desvirtuado, sino el vigoroso enraizado en la atracción interna de la persona. Los pueblos vendrán a Sión atraídos por el Santo de Israel, por la santidad de su pueblo en la fidelidad a la Nueva Alianza.

Esta vuelta a Sión de todos los pueblos será un retorno al camino de Yahveh, antagónico de los caminos humanos. Será una auténtica metanoia o conversión. Un marchar por el camino de la vida. "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", esa vida de redimidos y perdonados. La libertad física de los exiliados era el mejor signo de su liberación de todas las demás esclavitudes, incluida la del pecado. La cercanía de Dios es siempre el mejor brindis de felicidad y salvación.

Creedme, parece decir Yahveh. Mi palabra es eficaz. Cuanto os digo es verdadero. Como la lluvia que baja del cielo no vuelve a él sin antes empapar y fecundar la tierra, así mi palabra no vuelve a mí sin cumplir su cometido. La palabra de Dios es el plan de Dios, sus eternos designios de salvación. Plan y designios que se manifestaron y realizaron en Cristo, su palabra encarnada. Nosotros sabemos que la Eucaristía es esa palabra bajada del cielo, salida de Dios y ofrecida en sacrificio y alimento a cuantos en esta vida tienen hambre y sed de justicia, de realidad, de amor, de Dios. Una vez más la visión profética, a pesar de lo hiperbólico de sus imágenes, no pasa de ser una ligera sombra ante el deslumbrante contenido de su realidad.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA AT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 666 ss.