SUGERENCIAS

 

1. MONICION/ENTRADA. RUTINA/COSTUMBRE

"Nuestro cristianismo es más un "haber sido cristianos" que un serlo actualmente. Arrastramos criterios y estilos de vida que nacieron del cristianismo, pero ya no tenemos la fe viva y original que nos haría de verdad cristiano" (Fernando Sebastián).

Es decir, ¿somos cristianos o vivimos de las rentas?; ¿tenemos una actitud de verdaderos creyentes, que actúan según lo que creen y, además, transmiten su fe a los demás, o simplemente cumplimos cuatro preceptos que nos tranquilizan la conciencia, pero ante los que Dios vuelve la vista? Sintiendo la llamada del Señor a ser verdaderamente evangélicos y evangelizadores, damos comienzo a nuestra celebración de la eucaristía.

L. GRACIETA
DABAR 1989, 36


2. PALABRA/COMUNICACION

-LA PALABRA

La fruta más preciada del hombre libre es la palabra. Por la palabra el hombre se libera del ensimismamiento egoísta de su individualidad y redime a su interlocutor de la insignificancia y masificación, constituyéndose ambos en responsabilidad: escuchar y responder. Me refiero, claro está, a la palabra verdaderamente humana; la palabra que se pronuncia y va al encuentro del otro y que luego se hace silencio y acogida para recibir al que nos viene en su palabra. Me refiero a la palabra que es comunicación.

En ella cada uno de los interlocutores hace partícipe al otro de su intimidad, de lo que le es auténticamente propio e inalcanzable y que sólo puede compartirse en la gratuidad del amor. Hablar es quererse. Los que no se aman, tampoco se dirigen la palabra.

Hay, sin embargo, otra palabra que, a pesar de tener su origen en el hombre, se pronuncia inhumanamente y suena a metralleta y a trampa. Una palabra que es mentira, porque no es don, sino reclamo, ni es amor, sino amenaza. Esa palabra no busca al hombre, sino que le embiste; no se pronuncia para ser escuchada, sino para ser ejecutada mecánicamente, para destapar el bolsillo (publicidad) o para encadenar la libertad (propaganda).

Es triste reconocerlo, pero hay que hacerlo: la ciencia y la técnica no gozan de libertad para posibilitar la comunicación humana. Al menos, no lo hacen de hecho. Los "mass media", el cine, la radio, la televisión, la prensa (¡el teléfono es la excepción!)... deshumanizan la palabra. No esperan respuesta, sino reacción. Son armas que nos sorprenden inermes, cadenas que nos inmovilizan incautos. No nacen de la libertad, sino de la dictadura; no liberan al hombre, lo someten. Son palabras huecas que, por mucho que digan, siempre dicen lo mismo: sumisión, manipulación, opresión. Son palabras deterioradas, pues el mensaje es el medio. Y el medio es el interés, el poder, la violencia. Tan es esto así que incluso la "palabra de Dios", el mensaje evangélico, pesa mucho menos que los mensajeros: la iglesia, el papa, los obispos, los sacerdotes. No parece interesar lo que dice, sino "quién" lo repite.

EUCARISTÍA 1977, 32


3. VOCA/PBRO  EDUCO/EGOISMO.

A nuestros jóvenes les salieron los dientes con la mano en la calculadora, aprendieron a distinguir los colores con los anuncios del consumo, marketing y bienestar, han sido educados en el derecho a exigir, tanto a la familia como a la sociedad, sin dar nada a cambio: la propina de otros tiempos es ahora "paga", esto es, no por favor y gracia sino deber; oyeron hablar mucho más de derechos que de deberes, de recibir que de dar, y se han acostumbrado a ver en el otro un contrincante competitivo, a lo más un colega, pero nunca un hermano. Hemos fabricado una generación "blanda". Son hijos, en fin, de una cultura y un ambiente que ha entronizado como único mandamiento la ley del mínimo esfuerzo y el máximo de placer.

Para hacerse cura hoy se precisa "madera", mente de quijote y corazón de aventurero, y que no están por la labor. A nadar contra corriente es la invitación. Como techo económico -¡oh, dinero, dinero!- se ofrece en torno al sueldo mínimo, sin patrimonio ni escalafón. Se prohíbe "pasar", y a convertirse en interpelación y fermento, en denuncia y motor de una comunidad de contraste es el compromiso.

Apuntarse a servidor y no a triunfador. Aceptar la donación total de la propia vida a todos y a nadie en concreto. Sentirse llamado a proclamar las maravillas de un Dios que reta a ser el más pobre y humilde de los humildes, mientras suenan en los oídos los cantos de sirena de los complacientes y tolerantes dioses de los hombres. Se invita a ser "alter lesus", es decir, a ensayar y reproducir la vida humana y el estilo de Jesús. Hermoso y sublime, pero así no triunfa nadie.

B. CEBOLLA
DABAR 1992, 36


4. PREGONEROS DE LA PAZ

Los textos de este domingo están en la clave del camino de Jesús hacia Jerusalén para cumplir su misión mesiánica. El camino de Jesús es el camino de los cristianos. Por eso él, que era el Enviado de Dios, envía a setenta y dos discípulos. Este número tiene su importancia, pues debe ser interpretado como explícita significación de universalidad. Según el modo de pensar de los antiguos setenta y dos eran los pueblos que habitaban la tierra. El envío de Jesús es universal, el anuncio de su Reino es para todos, su salvación alcanza a la humanidad entera. Todo cristiano es enviado al mundo para predicar el Evangelio no solo con palabras, sino con los gestos y las actitudes que dan credibilidad: la pobreza, el desinterés, la renuncia, que más que virtudes son signos de la disponibilidad hacia el don de la salvación que Dios ofrece a todos y que debemos traspasar a los demás.

Lo primero que hay que comunicar es la paz. En un mundo crispado, en una sociedad agresiva, en un ambiente violento la oferta de paz es siempre válida y actual. El hombre pacífico es el más valiente, porque crea una convivencia más estable y transforma el interior violento de las personas. La principal tentación del cristiano es abandonar su misión pacificadora, ya que no ve frutos inmediatos ni resultados notorios en la sociedad que tiene otra escala de valores y otra moral. No hay que cambiar de anuncio, ni de slogan, ni de casa. La constancia es la prueba de que se cree verdaderamente en el hombre, incluso en el que oprime, aplasta o mata. Necesaria- mente el testimonio cristiano es una pacifica- ción total, en estar siempre abierto al diálogo, para liberar de fatigas y de opresiones violentas. La paz, como el Reino de Dios, siempre está cerca.

Andrés Pardo


5. Para orar con la liturgia

Dios de la paz, tú eres la paz misma,
pero el hombre violento no te comprende
ni el corazón cruel te acepta:
haz que los que conviven como hermanos
perseveren en el bien
y los que están enfrentados
recuperen la paz con el olvido del odio.

Oración colecta por la paz


6.

El Señor Jesús desde el inicio fue conciente de la necesidad que tenía de los hermanos (sus discípulos), para llevar adelante su misión. Desde muy pronto se rodeó de un grupo de doce, que tenían un poco de discípulos, de amigos y de colaboradores; pero no redujo su elección a tan sólo a doce, el evangelio de hoy nos cuenta que envió a setenta y dos discípulos de dos en dos para anunciar la buena noticia del reino.

Con este texto queda manifiesto que la tarea de evangelizar no es tarea exclusiva de los pastores del pueblo de Dios, ni monopolio de los misioneros. Toda la comunidad eclesial es misionera siempre y en todo lugar. Con tal de que estemos evangelizando nosotros mismos, todos los cristianos podemos y debemos ser evangelizadores, pués por los sacramentos de la vida cristiana participamos de la misión de Cristo: anunciar la salvación de Dios a los hombres.

La ocasión de anunciar a Cristo está muy cerca de nosotros, en nuestro circulo social o familiar:así los padres respecto a los hijos, los esposos entre sí, los familiares, los vecinos, amistades, compañeros de trabajo o estudio. ¿Cómo evangelizar? No es necesario predicar, si es importantes el testimonio de vida; hoy como ayer, lo que más necesita el Evangelio son testigos, testigos personales de Cristo y de esa ternura de Dios de la que nos habla la primera lectura, testigos huildes y poseedores de la fuerza del Espíritu que viene en ayuda de la debilidad humana.

Nuestra misión hoy como ayer es ser mensajero de la paz y la alegría que para el hombre y el mundo de hoy supone la buena nueva de Cristo.

MONICIONES

1. Los profetas en el Antiguo Testamento, al hablar al pueblo en los momentos de tristeza y desconcierto, le anunciaban el amor de Dios, que siempre de vida y alegría.

2. San Pablo, al final de su carta, nos ofrece una afirmación clara de su fe. Nos dice lo que para él es verdaderamente importante, y nos invita a que vivamos lo mismo que el vive.

3. La misión de la Iglesia tiene como rasgos peculiares la urgencia y la dedicación exclusiva al anuncio del Reino. Escuchemos cómo Jesús envía a sus discípulos para anunciar el Evangelio del Reino y las recomendaciones que les da.

C. E. de Liturgia PERU


7.

"Poneos en camino!"

Al que haya seguido la lectura de los dos evangelios anteriores no le extrañara el contenido del que se proclama en la eucaristía de este domingo.

Recordará que Jesús abrió bien lo ojos a los discípulos aclarándoles la índole del seguimiento de Alguien que va hacia la cruz y que, a los aspirantes al seguimiento que ponían condiciones al mismo, Jesús les dió una respuesta negativa.

Tanta exigencia hace suponer de que se trata de realizar una misión importante. Y este es el tema que hoy encontramos en la lectura evangélica.

Jesús designa a los primeros predicadores de la Buena Noticia que trae para todo hombre y les propone las líneas pastorales que les ayudará a realizar bien el encargo. La orden de Jesús "Poneos en camino" ha de resonar este domingo en el corazón de cada uno de nosotros y en el corazón de cada comunidad cristiana. Es la prolongación de la misión que Cristo recibió del Padre y que justifica la existencia de la Iglesia y la de los cristianos.

La razón es la misma para todos los tiempos, pero para el nuestro es estremecedora: "la mies es abundante y los obreros pocos". Qué cristiano, por mediano que sea, no se siente interpelado por estas palabras?.

Ante la dificultad real de ser apóstol del Evangelio en esta sociedad secularizada, totalmente volcada en el consumismo y hedonismo y que hace oídos sordos al grito de los desheredados, conviene leer despacio las recomendaciones de Cristo. Ciertamente, Cristo no disimula las dificultades de la misión pero asegura que quien, en su nombre, anuncie el Evangelio a un hermano llevará consigo la paz y el comienzo del Reino de Dios.

Antonio Luis Martínez
IGLESIA-EN-CAMINO