E V A N G E L I O

Una actitud crítica frente a los demás es muy sana y muy recomendada en el Evangelio. Pero ha de ir precedida por una postura rigurosamente autocrítica.

En el banquete eucarístico nosotros acogemos a Cristo y al hermano mediante el gesto de la verdadera fraternidad y comunión. Así alcanzamos la fuerza necesaria para fructificar en el amor auténtico y potenciamos la bondad que atesora nuestro corazón. Así nuestra boca se llena de palabras de alabanza.

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 6,39-45.

En aquel tiempo, ponía Jesús a sus discípulos esta comparación:

-¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

Un discípulo no es más que su maestro, si bien cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, déjame que te saque la mota del ojo», sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano.

Cada árbol se conoce por su fruto: porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.