COMENTARIO AL EVANGELIO
Lc 06, 39-45

Par Mt 7, 1-5  Mt 7, 16-20

 

1. MURMURACIÓN CRÍTICA:

Texto. Forma parte de la conocida enseñanza que comienza con las bienaventuranzas. Lucas presenta esta enseñanza como una instrucción a los discípulos. Al hacerlo así va persiguiendo un fin pedagógico: configurar el comportamiento de todo aquel que quiera ser seguidor de Jesús.

Los dos versículos iniciales 39-40 van precisamente en esa línea pedagógica, buscando motivar al discípulo, despertar en él el ansia de aprender. El cristiano está llamado a ser guía, a orientar. Debe por tanto saber hacerlo, debe aprender. Nadie, en efecto, nace enseñado; sólo el aprendizaje hace del discípulo un buen maestro.

Los vs. 41-42 abordan un tema concreto de aprendizaje. Lo hacen de una manera gráfica y deliberadamente exagerada y grotesca: la mota en el ojo del otro; la viga en el ojo propio. El cuadro gráfico ilustra la inclinación que experimenta el ser humano a criticar y a encontrar defectos en el prójimo, sin el más mínimo asomo de autocrítica y de conciencia de los propios defectos, que con frecuencia superan con creces a los del prójimo criticado.

Los versículos finales 43-45 completan el tema anterior abordándolo de una manera positiva. La formulación es también gráfica, tomada esta vez del campo de la agricultura y de las leyes que la rigen. Como cada árbol y cada especie vegetal, cada persona debe saber desarrollar sus capacidades. En vez de fijarse en los defectos de los demás, el discípulo es aquél que aprende a fijarse en sus propios defectos y aprende a ser fructífero.

Resumiendo: Lucas configura una línea importante del comportamiento cristiano. Actitud positiva y creativa en vez de puntillismo y cicatería.

Comentario. El jueves pasado Lucas nos proponía a los demás como objetivo, pero objetivo a descubrir con cariño y con delicadeza.

¡Qué distinto es ese comportamiento del que ve en los demás un objetivo a cazar!. Resulta realmente penosa la persona pendiente de cazar al otro.

Penosa porque jamás han sido discípulos! ¿Será ésta una de las razones de lo frustrante que es nuestra sociedad?.

Como cristianos somos invitados a una evaluación sincera de las propias limitaciones en orden a un desarrollo serio de las propias capacidades. Sólo si logro superar mis fallos personales podré alcanzar una visión suficientemente aguda como para ayudar a mis semejantes. Las palabras de Jesús no imponen al discípulo la prohibición de formarse un juicio moral sobre la conducta del ser humano; lo que condenan es todo intento de corregir a los demás sin antes haberse aplicado a sí mismo la corrección.

ALBERTO BENITO
DABAR 1989, 30


2.

¿En qué se conoce al líder religioso y la justificación de su posición?. Jesús da respuesta en dos direcciones: a los que pretenden ser guías y maestros (39-42), por un lado, y a los demás que son guiados o "amaestrados". Las palabras de Jesús, que Lucas presenta, se hallan en Mateo dentro de otro marco y contexto, que quizá las hagan más explícitas e inmediatamente prácticas en orden a la comprensión: compárese, por ejemplo, Mt/15/15-20 (en contra de los dirigentes religiosos del pueblo), Mt/12/33-35 (contra los falsos profetas) y Mt/10/24s (el envío de los discípulos). Quien desee dirigir a otros, tiene que estar dotado de una visión muy clara y de un corazón muy puro; tiene que ser un "hombre bueno" (v. 45). A éste se le reconocerá en sus hechos y en sus palabras, lo mismo que al árbol se le reconoce por los frutos (cf. primera lectura).

En definitiva, nuestro juicio debe pretender un discernimiento entre el bien y el mal en lo que se hace a nuestro lado. Por supuesto, no debemos juzgar en el sentido de hacernos jueces de nuestro prójimo. Lo que Lucas intenta es aplicar a los discípulos lo que Mateo decía de los fariseos.

Jesús está señalando las cualidades de un discípulo del reino de Dios. Necesita ser lúcido, permanecer en una continua conversión personal y fructificar. Nos encontramos así ante una nueva denuncia, implacable, de nuestra nunca vencida inclinación a juzgar a los demás. Con este mismo fin, Pablo nos situará ante un espejo claro para saber qué clase de árbol somos (cf. Ga/06/01-05).

EUCA 1989, 25


3.

Texto. Al igual que el domingo pasado, los destinatarios de las palabras de Jesús son absolutamente todos los oyentes (los doce, discípulos y gentío). Restringiendo esas palabras a los discípulos, la traducción litúrgica no hace justicia al texto de Lucas. El versículo inicial califica al texto de comparación o parábola. Todo el texto es parábola y no sólo los dos primeros versículos. A diferencia, sin embargo, de otros casos, la parábola de hoy es discontinua o, mejor, es un mosaico de cinco piezas distintas, como lo demuestra el hecho de que en Mateo esas mismas piezas se encuentren diseminadas en contextos diferentes.

La primera pieza, muy pequeña, habla de la necesidad de tener los ojos bien abiertos (v. 39; cfr. Mt. 15, 14). La segunda pieza, también muy pequeña, habla de la necesidad de aprendizaje (v. 40; cfr. Mt. 10, 24-25). La tercera pieza, más desarrollada, habla de la viga en el propio ojo y de la mota en el del hermano (vs. 41-42; cfr. Mt 7, 16-20; 12, 33). En paralelismo con la cuarta, la quinta pieza habla de la misma relación entre el interior humano y su manifestación exterior (v. 45; cfr. Mt 12, 34-35). Las dos últimas piezas, a su vez, están ensambladas con la tercera a través de una partícula explicativa, que la traducción litúrgica no ha recogido. Y es que, efectivamente, corremos el riesgo de interpretar el texto como una yuxtaposición de piezas inconexas, pasando por alto la unidad de sentido que Lucas ha construido con ellas.

Esta unidad de sentido se perfila como una advertencia o llamada de atención a los oyentes todos. Encarnando en sus vidas las directrices éticas formuladas el domingo pasado, lo oyentes se van a convertir en punto de referencia para otras personas. Por eso mismo deberán ser muy cuidadosos y autocríticos (primera pieza); deberán ser conscientes de que, para ser maestros de esa ética, habrán tenido antes que aprenderla existencialmente (segunda pieza). Hasta tal punto deberán los oyentes extremar el autoanálisis y la autocrítica que deberán tener la grandeza de reconocerse como los primeros necesitados de corrección y de cambio (tercera pieza), sabedores de que sólo en esa medida podrán tener una conducta sin trampa ni cartón (cuarta y quinta piezas).

Comentario: Al igual que el domingo pasado, Lucas abre las propuestas éticas de Jesús absolutamente a todos sin distinción. Restringirlas a los discípulos, como hace la traducción litúrgica, puede tener consecuencias gravísimas, sobre todo si, como hacen abusivamente algunos comentaristas, se identifica a los discípulos con los responsables de la comunidad. Las propuestas éticas de Jesús son exactamente las mismas para todos. Lucas no sabe nada de éticas de primera y de segunda ni de personas éticamente de primera y de segunda.

El comportamiento ético, por otra parte, no debe ser capitalizado como un derecho o como superioridad. Ni siquiera una ética tan creativa y perfecta como la de Jesús exime de la humildad. Todo el texto de hoy puede resumirse como una llamada de Jesús a esta virtud, la cual, como es fácilmente deducible, se enraiza en la creatividad y perfección éticas de las personas.

A. BENITO
DABAR 1992, 17


4.

Tercer fragmento del "discurso del llano" de Lucas. Las enseñanzas sobre el ciego que guía a otro ciego y la de los árboles que dan buenos o malos frutos en Mateo están aplicados a los fariseos y a los falsos profetas (Mt 15,14; 7,16-21; 12,33-35), mientras que en Lucas se aplican a todo el mundo, empezando por los mismos discípulos, que de este modo son invitados a hacerse autocrítica seria.

En el texto se pueden distinguir tres enseñanzas:

- Primera, uno no debe creerse demasiado sabio ni pretender dirigir a los demás, sino que tiene que conocer cuáles son sus propias posibilidades y la necesidad que todos tenemos de aprender y buscar luz. El discípulo siempre debe estar en estado de aprendizaje, intentando llegar a ser como su maestro, Jesús.

- Segunda, no pretender corregir a los demás sin haber mirado antes si nosotros tenemos algo por corregir. El texto es desmesuradamente hiperbólico (¡una viga en el ojo!), pero es que también es muy absurda la pretensión de arreglar la vida de los demás cuando uno tiene tantas cosas por arreglar en la suya. La exageración de la imagen muestra que Jesús debía tener especial interés en prevenir a sus discípulos ante esta manera de actuar, y que debía pensar que era muy fácil caer en ella.

- Tercera, una enseñanza sobre la manera de actuar y las actitudes de fondo, que se puede leer desde dos posiciones.

En primer lugar, qué son los hechos, el modo de hablar y de actuar, los frutos, lo que muestra quién es y cómo es cada persona. Es lo que resume la famosa frase emblemática de Mt 7,20 que Lucas no recoge: "Por sus frutos los conoceréis".

Y en segundo lugar, lo importante es saber qué llevamos dentro, qué criterios y qué actitudes de fondo nos mueven a actuar. Porque si lo que llevamos dentro es "tesoro de bondad", lo que aflorará serán frutos de bondad, mientras que si llevamos "tesoro de maldad", los frutos serán de maldad. Nuevamente, pues, nos hallamos con este elemento clave de la manera como Jesús entiende la actuación de sus seguidores y la suya propia, y que impregnaba el evangelio del domingo pasado: hay un "modo de ser", una manera de entender la vida y las relaciones con los demás, que es la del Reino, y otra que es contraria. (No estaría de más recordar que la palabra griega que traducimos por "conversión", metanoia, quiere decir precisamente, "cambio de manera de pensar y de ver las cosas").

MISA DOMINICAL 1995, 3