SEGUNDA LECTURA

La Iglesia no debe reducir su realidad a la pura letra, dando demasiada importancia a las leyes y a la burocracia. Por encima de todo esto deben estar las relaciones personales, llevadas en el respeto mutuo y en la mutua aceptación del Espíritu, del que son por igual servidores, ministros y fieles.


 

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 3,1b-6.

Hermanos:
¿Necesitamos presentaros o pediros cartas de recomendación? Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. Sois una carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón.

Esta confianza con Dios la tenemos por Cristo.

No es que por nosotros mismos estemos capacitados para apuntarnos algo, como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, que nos ha capacitado para ser servidores de una alianza nueva: no basada en pura letra, porque la pura letra mata y, en cambio, el Espíritu da vida.