COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
1 Co 7, 29-31

 

1. HT/FIN. EN XTO LA H. ALCANZA SU FIN Y EN ADELANTE TODO ES RELATIVO.

Este breve pasaje forma parte de una larga argumentación de Pablo encaminada a explicar a sus lectores que, desde JC, el matrimonio, aun cuando sigue siendo bueno, ya no es algo absoluto, y que la relación de los sexos no se resuelve ya tan solo en la unión conyugal, sino también en el encuentro personal de cada uno con el Señor.

a)El argumento principal mediante el que Pablo relativiza, por una parte, la institución matrimonial remite a la nueva concepción del "tiempo" nacida de la venida en el tiempo del Dios hecho hombre: el "tiempo se hace corto" (v. 29) y "pasa la figura de este mundo" (v. 31).

MATRIMONIO/VIRGINIDAD: En el A.T., el matrimonio representa la institución ideal mediante la cual el hombre, de generación en generación, proseguía la obra de la creación para llevarla a la recreación prevista para los últimos tiempos. Mas esos tiempos han llegado: a partir de Cristo, en efecto, Dios está presente en la humanidad y en el universo de tal forma que los transfigura progresivamente hasta su divinización. El matrimonio no deja, pues, de ser la institución ideal mediante la que el hombre presta su colaboración en la creación y en la historia, una colaboración ya recompensada, puesto que de ahora en adelante significa la presencia de Dios en los últimos tiempos. Pero la institución matrimonial no es ya exclusiva: ahora que Dios está ya presente en todas las cosas y en todos los hombres a través de la mediación de Cristo, el matrimonio no es ya el único medio de que la humanidad llegue hasta ese encuentro con Dios, y la virginidad puede también, y mejor incluso que el matrimonio, testificar la presencia de Dios. 

b) Por lo demás, no hay nada como el matrimonio para ser así relativizado: todo acontecimiento de la vida, triste o feliz, pierde su gravedad: mientras la "historia" no había alcanzado su fin, todo acontecimiento era grave, puesto que podía retrasar o acelerar el curso de la historia. Ahora, por el contrario, la historia, que ha alcanzado su fin en JC, el acontecimiento es relativizado y el cristiano debe poder mantener sus distancias respecto a él (vv. 30-31).

Una vez que Dios ha penetrado en la historia, ésta ha alcanzado su término en el sentido de que todas las instituciones y todos los acontecimientos no sólo andan en busca de los últimos tiempos, sino que son el signo de la presencia escatológica de Dios. Habiendo alcanzado así su término, instituciones y acontecimientos se relativizan y permiten al hombre adoptar una actitud libre respecto a ellos con tal que esa libertad le venga de su fe en su participación en los últimos tiempos. No se trata de rechazar la institución y de desligarse con desdén del acontecimiento: Pablo no es un encratita ni un estoico: se trata tan sólo de percibir con lucidez la finalidad de estas cosas y de acomodarse a ella mediante la continencia o un tipo nuevo de uso de las cosas del mundo.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA II
MAROVA MADRID 1969.Págs. 81-82


2.

Dentro de un capítulo dedicado a cuestiones sexuales en su mayor parte, inserta Pablo, como es su costumbre, alguna consideración más general. Aquí se trata de la expectativa de la parusía inminente y sus consecuencias.

Era frecuente en ese primer tiempo pensar que Cristo había de volver muy pronto. Por tanto, lo lógico era organizar la vida en función de algo que iba a terminar próximamente. A esa luz se entienden bien los consejos paulinos de este texto.

Efectivamente, el texto es una exhortación a interesarse por los temas principales sin dejarse absorber por los inmediatos.

Pero aunque no tengamos ahora la misma idea que Pablo o sus coetáneos, el texto sigue teniendo validez.

Primero, porque el encuentro de cada uno con el Señor puede ocurrir en cualquier momento, aunque no sea porque la parusía va a venir en seguida. Pero los accidentes de carretera, por ejemplo, o cualquier otro modo de muerte rápida, nos puede hacer encontrarnos con Dios definitivamente en cualquier momento. Y aunque esto no resulte hoy día muy popular, no deja de ser cierto.

En segundo lugar, más generalmente, porque hay que dar a cada cosa su valor. Una inmersión en valores o realidades inmediatas, perdiendo de vista el horizonte total, no es lógico en cristianos. En unos momentos en que el consumismo lo llena casi todo, no es inútil recordar que hay algo más trascendente y definitivo que los bienes actuales.

Sin embargo, utilizar este texto, como se ha hecho, en el sentido de huida del mundo, no sería justo, porque olvida otros lugares paulinos y neotestamentarios, en que se nos dice que hemos de interesarnos seriamente por la vida presente y sus repercusiones en nosotros y en los demás. Dado que los cristianos hemos dado ejemplos abundantes de escapismo o espiritualismo de mala ley, conviene estar atentos al sentido profundo de los textos bíblicos sin dejarnos perder en interpretaciones demasiado simplistas y sin contexto completo.

FEDERICO PASTOR
DABAR 1991/11


3.

En este momento de su vida, Pablo piensa que Cristo volverá muy próximamente rodeado de gloria: "el momento es apremiante". Hay, pues, un cierto error de perspectiva. Además, la presencia del cristiano en el mundo, que justamente nos preocupa hoy mucho, no preocupaba en el mismo grado a la Iglesia primitiva. Este texto no nos sirve, pues, mucho para esclarecer nuestro comportamiento de cristianos modernos.

Apasionarse por la evolución del mundo, ciertamente sí que tiene justificación: desde Jesús este mundo nuestro ha sido ya salvado y nuestra actuación prepara un mundo nuevo. El texto de Pablo nos recuerda con fuerza (y ésta es su vigencia actual) que la vida humana presente, llena de alegrías y de penas, de negocios y de confort, esta vida humana presente no es todavía la verdadera vida.

DABAR 1979/12


4. IDOLATRIA/CV NOS LIBERA DE TODOS LOS FALSOS ABSOLUTOS.

-La existencia cristiana.

El que ha descubierto la urgencia y la importancia del Evangelio y se ha convertido al reinado de Dios que se acerca, no puede instalarse ya en este mundo. No puede llorar como si no hubiera consuelo para sus lágrimas, no puede reír como si ya hubiera hallado la felicidad completa, no puede trabajar o negociar como si esto fuera su verdadera vocación y destino... Si llora, si ríe, si negocia... debe hacerlo como si no lo hiciera, "porque la presentación de este mundo se termina".

El adviento de Dios en JC pone coto y medida al mundo y a todo lo que hacemos en él, y así, nos libera de todos los falsos absolutos. El cristiano ha de vivir en este mundo y ocuparse de este mundo, pero con reservas, o si se quiere, con esperanza.

Pablo no quiere decirnos que vivamos en el mundo con la indiferencia y la apatía de los estoicos, sino que pongamos las cosas en su sitio y, por encima de todas, el reinado de Dios que se acerca.

EUCARISTÍA 1982/06


5. ALIENACION/COMPROMISO: EL ABSENTISMO DE LAS REALIDADES TERRENAS SERIA UNA ALIENACIÓN. DOS TENTACIONES: CONFORMISMO Y FUGA.

Las palabras de Pablo sólo se comprenden desde la situación especial en la que se encontraba la comunidad cristiana de Corinto y desde la situación fundamental de los que esperan el advenimiento del Reino de Dios. La comunidad de Corinto estaba dividida en grupos y en intereses opuestos. San Pablo sale al paso de todos los extremismos y particularismos haciendo una llamada común al realismo cristiano: cualquiera que sea el estado y la posición de los cristianos en el mundo, la verdad es que este mundo pasa y no vale la pena de afincarse cada uno en su propia situación. La esperanza escatológica que deben tener todos los creyentes, supera las diferencias que nos dividen y nos condicionan. San Pablo no predica un cristianismo instalado en las contradicciones de este mundo, sino todo lo contrario. Pues el anuncio de la pronta venida del Señor nos obliga a todos a vivir en el desarraigo. Sin esa actitud no es posible la paz en la comunidad cristiana. Sentir que este mundo pasa y que nada permanece no implica necesariamente el pesimismo. Si este viejo mundo pasa es para dar lugar a la nueva tierra y al nuevo cielo. Tampoco se recomienda el absentismo de las realidades terrenas.

Esto sería una alienación. San Pablo no dice que no lloremos, que no tengamos mujer, que no compremos... sino que nada de eso lo hagamos como si fuera la razón y el sentido último de nuestras vidas. El absolutizar cualquiera de estas cosas que pasan sí es una alienación.

EUCARISTÍA 1973/12


6.

Las presentes frases están dichas en el marco del discurso fundamental sobre el matrimonio y la virginidad, que Pablo desarrolla en este capítulo, y que se refieren a lo que ha de ser la actitud del hombre a causa de la espera del final de los tiempos. La brevedad del tiempo que queda exige un desprendimiento interior respecto del mundo: las situaciones y quehaceres exteriores requerirán seriedad, pero frente a ellas hay que ser y sentirse libres. Porque a la vista de la venida del Señor todas las ataduras terrenales pierden importancia.

En realidad, la auténtica seriedad ha de estar dirigida hacia el Señor. Y esto es mucho más fácil para el no-casado, que para el casado ya que aquél no está dividido en su corazón, encontrando menos impedimentos para el "ser santo en cuerpo y espíritu". Dentro de estos pensamientos no se expresa desprecio alguno por el orden terreno, ni siquiera por el matrimonio; únicamente se hace clara la conciencia de que el hombre, ya en su existencia actual, está ordenado al mundo venidero y a la plenitud del reino de Dios, de manera que en cualquier circunstancia de esta vida tiene que tomar una actitud en correspondencia.

El cristiano está situado en tensión entre su condición de necesariamente "comprometido" con el estado actual del mundo y con su conocimiento de lo que está por venir, o sea, en una palabra, con esa "creación expectante que está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios" (Rom 9, 19). Cualquier sobrevaloración de las realidades terrenas, sea matrimonio, alegría o pena, negocio o cambio no es más que una pérdida de lo definitivo y confiable. El cristiano y la iglesia, en el reconocimiento de todos los valores y tareas intramundanas, están llamados a ser signos y testigos de la venida del Señor. Si se tiene en cuenta la situación concreta de la comunidad de Corinto, se comprenderá la intención del Apóstol, que no quiere "tenderle un lazo", sino decirle "lo mejor".

EUCARISTÍA 1988/06


7.

Cuando Pablo escribe estas palabras, la comunidad de Corinto se hallaba dividida en diferentes grupos e intereses opuestos. Pablo invita a los corintios a que adopten una actitud coherente con su esperanza en el adviento del Señor. De esta suerte quiere ayudarles a que unos y otros sepan relativizar sus opciones y posiciones temporales y hagan así posible la unidad y la convivencia.

Evidentemente, Pablo no predica un cristianismo instalado en las contradicciones sociales: todo lo contrario, pues aconseja vivir en el desarraigo y en la conciencia de que pasan todas las formas de este mundo. El "como sí..." de Pablo no es indiferencia que deja las cosas como están, sino la fuerza de la esperanza cristiana que nos ha sido dada para descongelar todo fixismo.

Tampoco predica la apatía de los estoicos. Pablo sabe muy bien que unos ríen y otros lloran; pero ni los primeros deben absolutizar su dolor como si no tuviera remedio, ni los segundos deben reír y gozar con plena satisfacción mientras haya una sola lágrima en el mundo. Pablo entiende que el hombre anda despistado y se pierde cuando se agarra a lo que tiene y absolutiza cualquiera de las cosas que pasan.

EUCARISTÍA 1985/05


8.

Tras haber puesto en claro la actitud a seguir con un incestuoso consentido en la comunidad de cristianos (5, 1-13) y la actitud del cristiano frente a su propia sexualidad (6, 12-20; 7), Pablo concluye diciendo: "el tiempo es corto". Cualquiera que sea el lapso de tiempo que quede por correr hasta la parusía, el tiempo futuro está ya de algún modo presente. De ahí que el creyente tenga que mantenerse en la sana tensión del que espera algo definitivo que se acerca.

El apóstol ha hablado ampliamente durante casi todo el cap. 7 sobre la ética sexual y matrimonial. Esta conclusión que saca aquí no es un desdecirse de lo anterior o despreciar el estado matrimonial. Sino que quiere dejar bien claro que hasta lo más importante para el hombre, como es su propia situación familiar y afectiva, tiene que ser orientada al reino, porque, al fin y al cabo, lo importante es ser fiel al don de Jesús.

Tenemos aquí evidentemente un precioso estilo oratorio que apunta a una idea general. Viene a decir Pablo: Supuesto que el cristiano tiene como meta lo último, la manifestación de Jesús, su vida ha de moverse en ese horizonte; que tanto su alegría como su llanto encuentren su sitio y su contexto en el marco del reino. Toda la vida del creyente tiene que tener este matiz cristiano y escatológico si quiere rendir al máximo en su camino de fe. Corinto era una ciudad particularmente rica, centro comercial de primera importancia. Incluso en la comunidad de cristianos había, al parecer, algunos hombres ricos (cf. cap 11). Por eso Pablo dice con claridad: está fuera del contexto cristiano quien tiene la sensación de seguridad en sus propias negocios. Al fin y al cabo la única seguridad es Jesús. No tiene más probabilidades de éxito el rico, ya que el reino no tiene nada que ver ni con el dinero ni con la posición social.

Con esta conclusión no invita Pablo a un desentendimiento sin más de las realidades presentes. Sino a un trabajo humano pero cristiano, con la óptica de Jesús y del reino. Esto hará precisamente que el trabajo cristiano adquiera una dimensión nueva y fructífera en favor de todos.

EUCARISTÍA 1979/05


9.

"La presentación de este mundo se termina" dice san Pablo. Pero terminará la presentación de un mundo fundado en valores caducos, provisionales.

Esta "provisionalidad" de las cosas que nos rodean hará que el cristiano viva un cierto tipo de "humor". Porque las cosas no son del todo "serias".

Este mundo que se deshace entre las manos no nos puede hacer ni llorar del todo, cuando nos es adverso, ni reír y gozar del todo, cuando parece favorable. Por eso el cristiano conserva una "agilidad" especial que le permite actuar y estar presente en todos los acontecimientos, pero sin quedar aprisionado y encallado en los valores transeúntes.