EVANGELIO

Solamente es posible celebrar la Eucaristía si hay en la comunidad una verdadera actitud de servicio mutuo. Para celebrar el sacramento del cuerpo de Cristo es necesario que la comunidad sea por la unidad el cuerpo de Cristo. Si se vive en comunión, si la fe vivida ha hecho poner en común lo propio, entonces se puede participar en la comunión con Jesucristo. De lo contrario, es preferible que tomemos más en serio el sacramento de la muerte del Señor. Dejemos la ofrenda en el altar y ocupémonos en hacer surgir la comunidad por la vivencia de la fe.

 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 13,1-15.

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:

-Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?

Jesús le replicó:

-Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.

Pedro le dijo:

-No me lavarás los pies jamás.

Jesús le contestó:

-Si no te lavo no tienes nada que ver conmigo.

Simón Pedro le dijo:

-Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.

Jesús le dijo:

-Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos. (Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»)

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

-¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «El Maestro» y «El Señor», y decís bien porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.