ORACIÓN DE LOS INDIOS SIOUX

 

Gran Espíritu,
cuya voz barrunto en los vientos,
cuyo aliento da vida al mundo entero,
¡escúchame!

Me presento ante tu rostro 
como uno de tus muchos hijos;
mira, soy pequeño y débil;
necesito tu fuerza y tu sabiduría...

Hazme sabio para poder reconocer las cosas
que tú has enseñado a mi pueblo,
las enseñanzas que tú en cada hoja 
y en cada roca has escondido.

Deseo tu fuerza, 
no para elevarme sobre mis hermanos,
sino para poder luchar contra mi mayor enemigo: 
yo mismo.

W. Lindenberg
La humanidad reza, pág.96