PREPARAR EL DOMINGO

 

1. DO/PRESENCIA-RSD 

DÍA DEL SEÑOR RESUCITADO

La experiencia gozosa y dinámica de la primera comunidad en la Pascua debería verse,  hoy de un modo especial, como prototipo de la nuestra cada domingo. El primer día de la semana, y de nuevo el día octavo, o sea, siempre en domingo, la  comunidad apostólica experimentó la presencia de su Señor, primero sin Tomás y luego  con él, y "se llenaron de alegría". El Señor les dio su Espíritu, les envió como el Padre le  había enviado a El, les dio el encargo de la reconciliación ("a quienes perdonéis los  pecados...").

El tono de la homilía, pascual y positivo, podría hoy apuntar claramente a la realidad del  domingo cristiano. También nosotros estamos convencidos de la presencia del Señor  (según el Misal, IGMR 28, con el saludo "El Señor esté con vosotros", el presidente  "manifiesta a la comunidad reunida la presencia del Señor"). También nosotros le  descubrimos en su Palabra ("Cristo, por su Palabra, se hace presente en medio de sus  fieles": (cf.IGMR 7. 9. 33). También nosotros nos gozamos de la presencia y la donación de  Cristo que se hace nuestro alimento en cada Eucaristía.

El domingo, la Pascua semanal, el día que dedicamos a Cristo. O mejor, el día que Cristo  Resucitado, presente en nuestra vida los siete día de la semana, nos muestra su cercanía  de un modo especial. Como a los apóstoles, nos da su Espíritu, nos comunica su paz, nos  envía a anunciar la reconciliación y alaba nuestra fe...

Nuestra reunión eucarística dominical es algo más que cumplir un precepto o satisfacer  unos deseos espirituales. Vale la pena presentar los valores del domingo cristiano en unos  tiempos en que está peligrando su misma existencia, o al menos su sentido profundo.

J. ALDAZABAL
MISA DOMINICAL 1991, 7


2. PASCUA. ORACIÓN COLECTA: PROGRAMA

Lo que decimos y pedimos en la colecta de hoy puede ser un buen resumen del estado  de espíritu con el que queremos vivir todo este tiempo: Dios nos llena siempre de  misericordia, es una alegría poder celebrar cada año la Pascua, somos un pueblo unido por  la fe, esta celebración nos reanima y refuerza la fe que da sentido a nuestra vida,  necesitamos siempre los dones de la gracia de Dios, y queremos vivir más intensamente el  bautismo que nos hizo hijos de Dios, el Espíritu que llevamos dentro y que nos convierte en  hombres nuevos, la sangre de JC que nos ha rescatado y nos ha abierto caminos  definitivos de vida. Las lecturas pueden ampliar alguno de los puntos. Y añadir la clara  petición de la poscomunión: que la fuerza del sacramento pascual -la Eucaristía- persevere  siempre en nosotros.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1988, 8


3. Monición de entrada

Toda la liturgia de estos domingos está bajo el influjo de la Pascua. Pero la Iglesia se  preocupa para que la Pascua sea algo más que una palabra, de ahí que constantemente  nos presente el ejemplo de la primera comunidad cristiana que hizo de la Pascua un  programa concreto de vida. Con la Pascua nace la comunidad y el espíritu de la Pascua la  desarrolla Ianzándola a la gran obra de la evangelización universal. Por todo esto, durante este tiempo vamos a mirar cómo se desarrolla la vida de esta  comunidad que es la nuestra:

¿Vive según el espíritu primaveral de la Pascua? ¿Vive o vegeta? Que nadie se extrañe  si constantemente el Espíritu Santo se hace presente en los textos bíblicos, pues Pascua y  Espíritu Santo conforman la nueva realidad que da origen a esto que llamamos  cristianismo.

Pascua es la primavera permanente de la comunidad cristiana: no dejemos marchitar sus  flores... 

SANTOS BENETTI
CRUZAR LA FRONTERA. Ciclo A.2º
EDICIONES PAULINAS.MADRID 1977.Págs. 206