DÍA NOVENO
La
familia de Jesús
1.
Canto para empezar
2.
Oración para todos los días
Como
en el primer día.
3.
Presentación del tema
La
vida en familia de Jesús, José y María, en cuanto a lo exterior, no se
diferencia mucho de cualquier otra familia pobre. José en su carpintería y María
en sus quehaceres domésticos. Vida sencilla, con sus alegrías y sus penas.
José
y María vivieron dedicados siempre a la educación de su Hijo. Le enseñaron a
rezar y a conocer la Santa Biblia. Ellos, respetando el modo de ser y la misión
que tenía que cumpir su Hijo, supieron educarle para que en todo fuera servidor
de Dios y del prójimo.
Era
la familia de un carpintero-albañil del interior del país. Saben del
sufrimiento de los que salen en busca de trabajo. Supieron lo que es el hambre,
la sed, el cansancio; la vida insegura, falta de trabajo y sin techo. Sufrieron
en carne propia lo que es el desprecio.
Jesús,
ya jovencito ayudaría en la carpintería, y más tarde, cuando murió José,
tuvo que trabajar para alimentar a su mamá.
No
pensemos que la Sagrada Familia era una familia sin problemas. Ellos, como
nosotros, tuvieron toda clase de problemas. Pero supieron resolver sus problemas
a base de diálogo, con mucho respeto y amor mutuo.
En
aquella familia estuvo presente lo mejor que puede haber en una casa: el favor
de Dios, su gracia y su palabra. El centro de aquella familia fue JESUS. Esto
quiere decir que la presencia de Jesús no excluye los problemas. La familia
ideal no es la familia donde no hay problemas, sino la que, teniendo a Dios como
centro, está unida por un auténtico amor. Pues donde hay amor, allí está
Dios.
Todo
esto se simboliza en el extraño episodio del Niño cuando se quedó en el
templo sin decir nada a sus padres. El Evangelio señala expresamente que ni María
ni José comprendieron lo que el joven Jesús hizo y dijo en aquella ocasión,
pero supieron respetarlo. Jesús puso la voluntad del Padre Dios por encima de
las costumbres y la autoridad familiar de este mundo. Dios es el centro y la
norma suprema de todo.
Pero
Jesús volvió con ellos a su casa y siguió viviendo bajo la autoridad de sus
padres. Y así fue adelantando en saber, en madurez y en favor ante Dios y los
hombres.
4.
Lectura de la Palabra de Dios: Lucas, 2, 39-52
Una
vez que cumplieron todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a Galilea,
a su ciudad de Nazaret. Y el niño crecía, se desarrollaba y estaba lleno de
sabiduría. Y la gracia de Dios estaba con él.
Los
padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua
y, cuando cumplió doce años, fue también con ellos para cumplir con este
precepto. Al terminar los días de la fiesta, mientras ellos regresaban, el niño
Jesús quedó en Jerusalén sin que José lo supiera, ni tampoco su madre.
Creyendo que se hallaba en el grupo de los que partían, caminaron todo un día
y, después, se pusieron a buscarlo entre todos sus parientes y conocidos. Pero,
como no lo hallaron, prosiguiendo su búsqueda, volvieron a Jerusalén.
Después
de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la
Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían quedaban
asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Al encontrarlo, se
emocionaron mucho y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué te has portado así?
Tu padre y yo te buscábamos muy preocupados". El les contestó: "¿Y
por qué me buscaban? ¿No saben que tengo que estar donde mi Padre?"
Pero
ellos no comprendieron lo que les acababa de decir. Volvió con ellos a Nazaret,
donde vivió obedeciéndoles. Su madre guardaba fielmente en su corazón todos
estos recuerdos
Mientras
tanto, Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, tanto para Dios como
para los hombres.
5.
Diálogo comunitario
a)
¿Cómo nos imaginamos la vida en familia de María, José y Jesús? ¿Cómo
pensamos que educarían José y María a su Hijo?
b)
¿Por qué dijo Jesús que tenía que obedecer a Dios antes que a sus padres?
c)
¿Qué entendemos por educar a los hijos? Pongamos algunos ejemplos concretos.
d)
¿Cómo podemos resolver los problemas que están impidiendo la paz en nuestras
familias?
e)
¿Sería bueno continuar reflexionando la Biblia en nuestra comunidad o barrio?
¿Cómo?
6.
Oración comunitaria
-
Creemos que Jesús, José y María comprenden los problemas de nuestras
familias.
-
Creemos que, aunque pobres, con la ayuda de Dios, podemos educar bien a los
hijos.
-
Perdón por la mala educación que a veces damos a nuestros hijos.
-
Gracias, Jesús, por nuestras familias y por el amor que hay en ellas.
-
Gracias por los juegos y las risas de los niños.
-
Te pedimos, Señor, que nos enseñes a respetar la vocación de nuestros hijos.
-
Les pedimos, Jesús, José y María, que nos ayuden a seguir reflexionando la
palabra de Dios en nuestros barrios.
(Añadir
oraciones concretas)
-
Padre Nuestro, Ave María y Bendito.
7.-
Canto de despedida