COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
Ef 1, 3-6. 15-18


1.

Cuando Pablo habla de "Dios", si no dice expresamente otra cosa, se refiere siempre al Padre. La alabanza y la acción de gracias de Pablo va dirigida al Padre, de quien proceden todos los dones y que nos ha enviado a su propio Hijo. En éste, en Jesucristo, hemos sido elegidos para ser objeto de todas las bendiciones divinas y para llevar una vida santa.

Unidos a Cristo, somos también nosotros hijos de Dios. El que ha creado el mundo con su palabra, es poderoso para hacernos verdaderamente hijos suyos con su misma palabra. Y así, no sólo nos llamamos, sino que somos "hijos de Dios". San Juan habla en este caso de un "nacer de Dios" (Jn 1, 12, en el evangelio de hoy).

Las buenas noticias que ha recibido Pablo sobre la marcha de la comunidad de Efeso son el motivo de su acción de gracias a Dios y la ocasión para pedirle que conceda a sus fieles mayores progresos.

El Dios de Nuestro Señor Jesucristo, el Padre de quien procede Jesucristo, es también el "Padre de la gloria", esto es, el origen de toda revelación plenamente manifestada en Cristo.

Cristo es la gloria de Dios. De este mismo Dios procede la revelación y la luz para conocerlo, el "espíritu de sabiduría".

Lo mismo que ocurre en la liturgia eucarística de la Iglesia, Pablo intercala en su acción de gracias una oración de petición.

Pide que Dios ilumine a los fieles de Efeso para conocer la esperanza a la que han sido llamados y la herencia que recibirán como hijos de Dios. Para conocer todo esto no basta con la razón humana, hace falta ver con un corazón iluminado.

EUCARISTÍA 1987, nº 2


2. PREDE/GRATUIDAD

La lectura consta de la primera parte del himno inicial de la carta (vs. 3-6) y de un final (15-18), común a todo el himno, lo cual resulta una distribución extraña desde el punto de vista del texto.

En esos versos iniciales aparece claramente la acción de gracias-bendición por la predestinación y elección de los hombres por parte de Dios. A menudo la palabra "predestinación" se usa en otro sentido. Pero bíblicamente hablando sólo se puede mencionar una predestinación: la que Dios hace para que todos los hombres sean hijos suyos. Santidad y filiación van unidas en este texto.

Pero no parece acertado interpretarlo como si primero viniese la santidad e irreprochabilidad y luego, como una especie de premio, la filiación. Lo contrario es más correcto: primero Dios destina a los hombres, aun antes de crearlo, a participar de su propio ser, de su vida, a ser sus hijos... Y luego, como consecuencia lógica, la santidad. Este destino, anterior a cualquier actividad meritoria humana es la mayor bendición recibida por y en Cristo.

Por ella damos gracias. El texto destaca, por un lado, la gratuidad e iniciativa de Dios. Por otra, la consecuente apertura del hombre a este proceso, a través de la fe. Actividad humana que es de respuesta y aceptación también, nuevamente, en el Espíritu y como don de Dios también ella.

Es conveniente insistir sobre esta parte, dado que lo anterior es más conocido, al menos teóricamente. De hecho aun el abrirse a Dios y responder a El es un nuevo don suyo. Uno puede abrir o cerrar la ventana pero ello no modifica la luz exterior. Así Dios está siempre ofreciendo su don y facilitándonos el responder a El.

Acción de gracias y adoración son las actitudes humanas coherentes.

F. PASTOR
DABAR 1987/08


3.

Este pasaje expresa en una sola frase una alabanza desbordante, que, de una alentada, celebra el despliegue de la gracia de Dios.

El pasaje pertenece al género literario de bendición (cfr. 2 Cor 1, 3), muy usual en la liturgia judía. Dios es el sujeto de los verbos; su acción se encuentra ritmada por los "en Cristo" ("en él") y jalonada por fórmulas doxológicas (vv. 6.12. 14). La bendición de Dios se considera como elección (4-5), liberación (6-7), herencia (11-12). Estos temas pertenecen al vocabulario de alianza del A.T. Efesios llega a hacer una unión notable entre la perspectiva bíblica de pueblo de Dios y la idea nueva de Iglesia de Cristo.

La expresión "en el cielo" , que es muy particular de esta carta (1, 20; 2,6), sitúa sucesivamente en el mundo celeste a Cristo, a la Iglesia, a los creyentes. Aquí la expresión se asocia estrechamente a los elegidos en el triunfo de Cristo, vencedor de las potencias celestes. Esta elección es obra absoluta de la gracia, lo que viene a constituir un signo de adopción filial.

Esta adopción no debilita nuestra responsabilidad, sino que la potencia hasta una exigencia sin límites (vv. 11-14).

Entramos en una oración de iluminación. Tanto para entender lo que significa participar de la herencia de Jesús, como para discernir lo que exige la esperanza de la fe y el conocimiento de la sabiduría de Dios, es preciso que el cristiano se ponga en actitud de súplica consciente y religiosa. Así es como se llega a ser "santos": siendo hermanos en Cristo, capaces de conocer la realidad de Dios y las exigencias de la fe entre los hombres.

EUCARISTÍA 1986/02


4.

Inmediatamente después de la salutación, la carta a los Efesios incorpora un himno -posiblemente de procedencia litúrgica- de acción de gracias al Padre por la salvación que nos dio en Cristo (versículos 3-14). Acto seguido (versículos 15 ss), Pablo hace una oración al Padre para que conceda a los creyentes un espíritu de sabiduría que les dé a conocer cuál es su esperanza. La lectura de hoy nos presenta los primeros versículos de la acción de gracias y de la oración.

El himno de acción de gracias es básicamente una bendición del "Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo" porque El fue el primero en bendecirnos. Es decir, se da gracias porque nos dio su Gracia. Y su gracia o bendición consiste en elegirnos para "ser hijos adoptivos suyos" por medio de Jesucristo. Y esto lo hizo el Padre de acuerdo con su plan salvador concebido "antes de la creación del mundo". El himno ayuda al creyente a comprenderse a sí mismo como agraciado, bendito, amado por el Padre desde siempre, con un amor que se manifiesta sobre todo al rescatarnos al precio de la sangre de Cristo (cfr. 1,7).

Esta acción de gracias de Pablo está motivada por las noticias que tiene de la fe de los efesios, lo cual motiva también su oración para que el Padre les conceda un "espíritu de sabiduría y revelación" que les lleve al verdadero conocimiento del Padre y de la esperanza de los creyentes: la participación en la misma suerte de Cristo.

JOSÉ ROCA
MISA DOMINICAL 1981/01


5.

En contra de lo que algunos podrían suponer, la visión cristiana sobre el hombre y su historia no puede ser más optimista y esperanzada. Nuestra existencia no es «un breve resplandor entre dos oscuridades», sino que sabemos muy bien cuál es nuestro origen y cuál es nuestro destino; somos hijos de la luz y herederos de la gloria; de luz en luz caminamos.

«Antes de la creación» fuimos elegidos y pensados con amor. «Yo soy porque soy amado». Yo crezco porque no dejo de ser amado. Yo no moriré porque siempre seré amado. La riqueza de gloria que nos espera sólo podemos comprenderla desde el «espíritu de Sabiduría».

Pero falta una palabra clave. La razón última de toda esta realidad desbordante y gratificante, la explicación de tanta bendición y tanta gracia, es Cristo. Cristo es nuestra canción y nuestra alabanza de gloria. ¡Cristo es nuestro amor!

CARITAS
VEN...
ADVIENTO Y NAVIDAD 1993.Págs. 197 s.