«No
hay mayor amor, dice Jesús, que dar la vida por los amigos. Por esto, las
primeras comunidades cristianas meditaron mucho sobre la parábola del pastor
que da su vida por las ovejas. Jesús al presentarse a si mismo como el Buen
Pastor, quiso revelar a la muchedumbre que le escuchaba "los proyectos del
corazón Dios", sus designios de misericordia. Llegará un día que otra
imagen impresionará más aún a los espíritus, la del costado abierto de Jesús
crucificado: el costado traspasado de Jesús, del que manaron sangre y agua, es
asimismo el signo la fecundidad de su sacrificio, puesto que es el manantial del
que brotan los sacramentos de la Iglesia. En estos últimos tiempos, ha sido el
Corazón mismo de Jesús, tras su costado abierto. quien ha atraído la
contemplación de los cristianos, como símbolo de "los beneficios de su
amor para con nosotros».
Al contemplar el Corazón
de Cristo, unos pueden escuchar, de modo especial, un llamamiento a la reparación
por los pecados de los hombres, otros acudirán a beber con gozo de la fuente de
la salvación», y, finalmente, habrá otros que, fijos sus ojos en Jesús, se
dejarán adoctrinar por El.