COMENTARIOS AL EVANGELIO
Mt 6, 1-6. 16-18

 

1. FARISEISMO

Mateo sigue desarrollando el tema de la justicia del discípulo superior a la justicia de los escribas y fariseos (cfr. 5,20).

Después de haber criticado la justicia de los escribas, el evangelista critica ahora la justicia de los fariseos.

Para comprender el pensamiento de Mateo es indispensable una advertencia previa: ¿Quién es el fariseo?. La palabra significa "separado". Fariseo es el que se separa del mundo y de sus sugestiones, del pueblo, que a menudo es su víctima, y se distingue por su rígida adhesión a la tradiciones de los padres, por la atenta observancia de la ley y por su celo. Simplificando, pero también descendiendo en profundidad, podemos reducir a tres las tendencias del fariseísmo descritas por el evangelio. La tendencia al formalismo, o sea, una observancia escrupulosa de las prácticas cultuales y legalistas, con riesgo de perder de vista lo central de la ley, que es la caridad. La tendencia a concebir la salvación como mérito, como conquista, en lugar de hacerlo como gracia y como don gratuito de Dios. La tendencia a concebir a Dios como un señor que busca una gloria para sí y no como un padre que encuentra su satisfacción en la salvación y la liberación del hombre.

Mateo enumera las tres prácticas clásicas de los fariseos: la limosna, la oración y el ayuno. Jesús no las rechaza, pero desea que se practiquen con un espíritu diverso. Precisamente este espíritu es lo que distingue al discípulo del fariseo. ¿Cuáles son sus características más salientes?.

CULTO/CARIDAD: Ante todo, resulta ya significativo que aparezcan agrupadas las tres prácticas juntas. El culto debe prolongarse en la caridad, y la penitencia ha de consistir en privarse de algo en beneficio de los otros. En segundo lugar, se recuerda reiteradamente la necesidad de la recta intención. Hay que buscar la recompensa de Dios, no la de los hombres; hay que obrar en secreto, y no representar un espectáculo. Pero ¿no es también ya una sutil búsqueda de sí mismo pretender la recompensa de Dios? Mateo está convencido de que, si buscar la aprobación de los hombres es alienante e impide la verdad y la auténtica justicia, en cambio buscar la aprobación de Dios libera y favorece el verdadero amor y la justicia. Cuando se obra por Dios no hay peligro -cosa que sí ocurre cuando se obra por los hombres- de caer en la demagogia, en la adulación y en el compromiso interesado. En presencia de Dios no queda lugar para oportunismos.

OBRAS/JUSTIFICACION: Además Mateo pone en guardia contra el peligro de que las buenas obras se conviertan en una riqueza de espíritu. La justicia cristiana exige que las buenas obras no se realicen como si se tratara de un negocio. No hay que capitalizar y llevar su contabilidad. La verdadera justicia requiere que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda; Jesús, en definitiva, no rechaza la limosna, el ayuno ni la oración, sino que desea que se haga todo ello con espíritu de gratuidad.

Finalmente, la vida cristiana -incluso en sus aspectos más heroicos- se ha de vivir con simplicidad. El testimonio no hay que confundirlo con la teatralidad. Los discípulos presentan la cara limpia, alegre y normal. Incluso porque el desprendimiento que exige el seguimiento no es una carga, sino una alegría; no una pérdida, sino el céntuplo.

BRUNO MAGGIONI
EL RELATO DE MATEO
EDIC. PAULINAS/MADRID 1982, pág. 68


 

2. 

La idea central de este discurso es animar el cumplimiento de las obras tradicionales de justicia con una intención nueva: agradar a Dios y sólo a Dios. El móvil de la limosna, de la oración y del ayuno no puede ser la búsqueda de la gloriecilla: todo debe quedar en el secreto de Dios.

La limosna era considerada como la obra de justicia por excelencia. Se le daba cierta publicidad con el fin de obligar a los bienhechores a mantener sus promesas y a despertar alguna emulación. La oración era también generalmente pública. En cuanto al ayuno, aun cuando no estaba muy extendido en el judaísmo oficial en tiempo de Jesús, las sectas gustaban de practicarlo y, con fines de propaganda, se le daba un carácter ostentatorio. Jesús no quiere oponer otras prácticas a estas observancias; si propone perfumarse cuando se ayuna o ignorar lo que hace la mano derecha es por adaptarse a un género literario hiperbólico. Su intención apunta en otro sentido: evocar el espíritu que debe animar el cumplimiento de estas obras y denunciar la hipocresía de quienes creen servir a Dios buscándose a sí mismos. Ya algunos profetas habían intentado esta espiritualización (Is 58. 1-12; Os 8. 11-13; Mi 6. 6-8; Am 5. 21-25); Cristo se sitúa en esta línea y pone de relieve que esa interiorización desemboca en la vida filial con el Padre.

Renunciar a que la mano izquierda conozca y aprecie lo que hace la mano derecha o renunciar al conocimiento y a la apreciación del público para contar tan sólo con un Dios que ve en lo secreto quizá sea la actitud moral más necesaria en nuestro tiempo de secularización. Se trata, en efecto, de ser inconsciente del bien que se hace (como en Mt 25. 31-40): el baremo del bien queda en adelante oculto al hombre que declina ser juez de sus actos. Más aún, el único juez capaz de hacer una estimación es un Dios inasible que reside en el secreto y no da cuentas a nadie.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III
MAROVA MADRID 1969.Pág. 8


3.

-Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará

En la tradición judía las tres "obras buenas" más importantes eran la limosna, la oración y el ayuno (relación con los demás, con Dios y con uno mismo). Jesús aprovecha estas tres acciones tan estimadas para mostrar en qué consiste la "nueva justicia" del Reino de Dios (cf. Mateo 5,20).

En los tres casos se trata de lo mismo, lo que resume la primera frase del texto que leemos: no se trata de practicar la justicia buscando la aprobación y la admiración de la gente, porque esto ya sería la paga de la acción realizada. Si lo que esperamos es la "recompensa" del Padre del cielo, las acciones hay que hacerlas sin ostentación. Notemos la diferencia con lo que nos dice Mateo 5,16: no se trata de que las buenas obras queden escondidas; sino de no buscar el elogio sino la gloria de Dios. ¡Cuánta finura de espíritu se necesita!...

Las expresiones exageradas que utiliza Jesús ayudan a entender el núcleo de lo que quiere decir: nada de toques de trompeta a la hora de hacer limosna; ni la propia mano izquierda debe saber lo que da la derecha. Porque el que debe ver la acción ya la ve, por más secreta que ésta sea.

Por lo que respecta a la oración, no se trata de la oración comunitaria, sino de la oración individual que todo judío piadoso hacía tres veces al día en el lugar donde se hallase a la hora que tocaba hacerla.

En tiempos de Jesús, los judíos piadosos ayunaban dos días a la semana. El ayuno solía ir acompañado de signos externos. Jesús propone ayunar pero presentándose como aquel que va a un banquete: habiéndose lavado y perfumado.

El término "hipócrita" significa "actor", es decir, aquel que representa un personaje en una obra de teatro. El que hace estas "obras buenas" para ser visto, ya recibe la recompensa de los aplausos. Ya no le hace falta la recompensa del Padre del cielo.

J. M. GRANÉ
MISA DOMINICAL 1993, 3


4.

Las tres prácticas básicas de la piedad judía eran la ayuda al necesitado (llamada a veces "justicia" y otras "limosna"), la oración y el ayuno. Jesús las hace suyas y las considera también prácticas básicas que todos deben cumplir. Pero añade un elemento fundamental: todos deben cumplirlas, pero de manera que sean acciones que broten del corazón y no acciones de mostración pública de piedad, hechas para obtener consideración de persona recta y fiel. Jesús da un toque específico a cada práctica:

- La ayuda al necesitado tiene el problema de la pura y simple ostentación: el rico que muestra su "caridad" y un "buen corazón" humillando en definitiva al pobre. Jesús critica esta actitud sin contemplaciones.

- La oración se refiere a la plegaria que a unas determinadas horas del día todo judío observante debía hacer, se hallara donde se hallara (como hacen actualmente los musulmanes). Si no se exageraba, no era ostentaci6n orar de este modo: era costumbre y práctica común. Pero Jesús prefiere que, a pesar de ello, el que ore lo haga en un lugar reservado y no a la vista de todos, porque es más auténtico.

- El ayuno era entendido como un signo de penitencia y duelo, como un reconocimiento de la distancia entre el hombre pecador y Dios, e incluía "desfigurarse la cara", para subrayar este duelo y este arrepentimiento. Jesús prefiere que sus discípulos eviten estos signos externos, y el ayuno sea una práctica no visible, una manera de decirle a Dios, con la privación de alimento sin que nadie lo sepa, el propio sentimiento de distancia y de deseo de llegar a El.

Y todo esto no es contradictorio con lo que dice pocos versículos antes (5,13-16) sobre la necesidad de las buenas obras para gloria de Dios: Jesús lo que pide es motivaciones sinceras. ¡Y ya se notará suficientemente, entonces, la manera como actúa cada uno!

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1994, 3


5.

Las tres prácticas básicas de la piedad judía eran la ayuda al necesitado (llamada a veces "justicia" y a veces "limosna"), la oración y el ayuno. Jesús las asume y las considera también prácticas básicas que todos deben realizar. Mas añade un elemento fundamental: todo el mundo debe cumplirlas, pero de manera que sean acciones que broten del corazón y no ostentación pública de piedad con la simple finalidad de ser considerado una persona recta y fiel. Jesús da un toque especifico a cada práctica:

* La ayuda al necesitado tiene el problema de la pura y simple ostentación: el rico que muestra su "caridad" y "buen corazón" humillando en definitiva al pobre. Jesús lo critica sin contemplaciones.

* La oración se refiere a la plegaria que a unas determinadas horas del día todo buen judío tenia que hacer, se hallase donde se hallase (como hacen actualmente los musulmanes). Si no se exageraba, orar así no era ciertamente ostentación: era costumbre y práctica común. Pero Jesús prefiere que, aun así, el que ore lo haga en un sitio reservado y no a la vista de todo el mundo, porque entonces la oración será más auténtica.

* El ayuno era entendido como un signo de penitencia y de luto, como un reconocimiento de la distancia entre el hombre pecador y Dios, e incluía "desfigurarse la cara" para subrayar el duelo y el arrepentimiento. Jesús prefiere que sus discípulos se ahorren estos signos externos. Así, el ayuno, la privación de alimento sin que nadie lo sepa, será una manera de decirle a Dios el propio sentimiento de distancia y el deseo de llegar a El.

MISA DOMINICAL 1995, 3


6. MONICIÓN:

El evangelio de este miércoles de ceniza presenta el tríptico de las tras acciones y actitudes básicas de la conversión: la limosna y el servicio a los pobres, la oración y la unión con Dios, el ayuno y la renuncia a la búsqueda del bienestar. Y, al mismo tiempo, hace una llamada a realizar todas esas cosas no para ser honrados por los hombres, sino como camino de fidelidad a Dios.

MISA DOMINICAL 1990/5-6