COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA

Hb 05, 07-09

 

1. ORA/PETICION:  ES SIEMPRE ESCUCHADA PORQUE DIOS HACE ACEPTAR SU VOLUNTAD. J/SACERDOTE-VICTIMA

En la segunda gran sección de Hebreos (, 1-5, 10) se desarrollan dos temas: Jesús fiel (3, 1-4, 14) y Jesús sumo sacerdote misericordioso (4, 14-5,10). Los dos subrayan la manera de ser de Jesús que le hace llevar a cabo la salvación humana. En esta forma de ser destaca un tema que aparece varias veces en la "carta": el que Jesús es mediador de salvación por ser semejante, igual, a los hombres.

Este primer sentido del sacerdocio de Cristo no es algo cúltico, sino existencial. Es sacerdote porque es mediador, no por otra razón. Y es mediador porque es como los demás hombres. Eso es uno de los rasgos más típicos de Hebreos y que suele pasarse por alto ante la terminología sacerdotal que nos sugiere hoy día otras connotaciones, más bien de personas diferentes de las normales. Pero no es así en ese escrito. Y se subraya más porque en el momento histórico la aceptación de Jesús como Hijo de Dios era más aceptada que su dimensión humana. Era ésta la que había que destacar.

En esta corta perícopa se dice una vez más que Cristo aprende a obedecer, que sufre, que clama ser salvado... es decir, dimensiones profundamente humanas. De este modo es "llevado a la consumación. Eso es expresión técnica para "ordenación sacerdotal", o sea, que Jesús es ordenado sacerdote, es constituido mediador, por su semejanza con los demás hombres.

El momento cumbre de esa semejanza es la muerte. Y por la muerte salva a sus hermanos.

Hay otro aspecto secundario, pero interesante.

Habla el texto de la oración con gritos y lágrimas. Muy verosílmente se refiere a la oración del Huerto, por tanto, a cuando Jesús pide ser librado de la muerte.

Curiosamente afirma el texto que fue escuchado. Y, sin embargo, sabemos que de hecho Jesús no fue liberado de la muerte. ¿Cómo puede afirmarse, entonces, esa exaudición de la plegaria de Cristo, de una clara oración de petición en un caso concreto? La respuesta, con toda probabilidad es que la oración de petición es escuchada no porque se concede lo que se pide sin más, sino porque Dios hace aceptar su voluntad referida al caso concreto, a quien pide algo, aunque esa voluntad no coincida con lo que se pide. ORA/PETICION/EXITO.

Por este camino se puede reflexionar para entender en qué consiste la oración de petición, tan usada, pero tan poco entendida verdaderamente.

F. PASTOR
DABAR 1991/18


2.

En el contexto de Jesús Sumo Sacerdote, mediador entre Dios y los hombres, teniendo en cuenta su igualdad con el Padre y su solidaridad con los hombres, lo cual le permite la función mediadora, se inserta esta perícopa. Hebreos subraya en esta parte central el pensamiento de la igualdad de Jesús con sus hermanos los hombres y acentúa algunos aspectos de ella, fundamentales para la función mediadora tal como la concibe este escrito.

Uno de ellos es esta frase referida a la oración de Jesús y a su éxito. Parece referirse, verosílmente, a la oración del Huerto de los Olivos, recordando cómo Jesús puede entender las angustias humanas por haberlas experimentado Él personalmente.

Es curioso afirmar que la oración de Jesús fue oída, cuando se sabe cómo terminó la súplica de Jesús en este punto. Quizá puede decirse que la oración de petición en realidad obtiene la disposición del hombre orante para aceptar la voluntad de Dios sobre un punto concreto de su vida, pero al mismo tiempo exponiendo su deseo concreto también sobre ese punto. Jesús no obtiene que pase el cáliz de la muerte pero sí la aceptación de los planes de Dios que le permiten llevar a cabo su misión de forma completa y total.

Esa misión consiste en la salvación por medio de la obediencia solidaria no a una voluntad de Dios arbitraria o aun cruel, sino realmente consciente de la situación humana global, también en los terrenos en los cuales es inevitable sufrir para ser fiel a la misión de amor por los hombres.

F. PASTOR
DABAR 1985/19


3.

El autor describe con palabras conmovedoras y llenas de realismo la oración y la angustia de Jesús. Evidentemente se refiere al trance de Getsemaní, cuando Jesús tuvo que experimentar en su propia carne la repugnancia natural ante una muerte que se acercaba. El que iba a ser constituido mediador y sacerdote de la nueva alianza se acercó a los hombres y bajó hasta lo más profundo de nuestro dolor. Aunque los tres evangelistas sinópticos parecen suponer que Jesús oró en Getsemaní "con gritos y lágrimas" (Mc 14, 32-42; Mt 26, 36-46; Lc 22, 40-46), es posible que el autor se haya inspirado también en otros textos bíblicos, sobre todo en los salmos.

Sabemos que Jesús padeció y murió en la cruz después de su oración en Getsemaní. Si, no obstante, se dice aquí que fue escuchado, esto sólo puede tener dos sentidos igualmente válidos: que Jesús venció su repugnancia natural a la muerte y aceptó la voluntad del Padre o/y que el Padre lo libró de la muerte resucitándole al tercer día. Frecuentemente se habla en el NT de la obediencia de Jesús, pero ésta es la obediencia del Padre, que se muestra muchas veces como desobediencia a los hombres y a las leyes humanas.

Por su obediencia al Padre hasta la muerte, y muerte de cruz, Jesús alcanzó una vida cumplida, perfecta, gloriosa, y fue constituido en Señor que ahora da la vida a todos cuantos le obedecen.

EUCARISTÍA 1988/15


4.

Hebreos 5, 1-10 forma una unidad: el autor de la carta intenta demostrar el sacerdocio de Cristo. Arranca del concepto de sacerdote (5, 1-4; 8, 3...) para luego aplicarlo a Cristo (5, 5-10). Sólo en este escrito del Nuevo Testamento se aplica a Cristo el título de "sumo sacerdote" (2, 17; 5, 5.10...) o el de "sacerdote" (5, 6; 7, 11...).

Dos elementos entran en la definición de sacerdote:

a) unión con el hombre y oblación: el sacerdote pertenece a la raza humana; no forma una "casta" o "cuerpo" aparte como los sacerdotes del Antiguo Testamento (Lv. 8, 33 ; Ex. 9, 9.44; 40, 12ss; Nm. 8, 14) sino que ha de sentirse solidario con el hombre. Es hombre y está instituido en favor de los hombres (v. 1; 2, 14ss). No ha de romper con todo lazo que le une a los suyos, como hacían los levitas (Ex. 32, 26-29) y muchos de los formadores de nuestros antiguos seminarios, sino que debe ser compasivo (4, 15);

b) ser llamado por Dios (v. 4); llamada que excluye toda vanagloria humana. El sacerdote no debe erigirse un pedestal desde el que mire con orgullo "paternal" al hombre de nuestra carne y sangre.

-Para ser sacerdotes del Antiguo Testamento se requerían unos ritos: consagración, investidura de ornamentos, etc. La carta a los hebreos no nos habla de ningún rito; el sacerdocio que nos presenta no es ritual sino existencial. Cristo no ofrece un rito o una ceremonia sino su vida, su temor a la muerte y al fracaso, su existencia (vs. 7-10 y 9, 11-28). Su glorificación (1, 5-14) se obtiene por su pasión y muerte, por sus clamores y lágrimas (5, 7) y El ofrece estas oraciones y súplicas arrancadas de la vida. Por sus padecimientos Cristo crece en obediencia, en adaptación a la voluntad de Dios (Rom.5, 19 ss; Filip. 2, 8; cfr. 7, 27; 9, 14). El clamor es escuchado por Dios (5, 7): el sacrificio de Cristo es aceptado. Así obtiene la victoria contra la muerte con su propia muerte (2, 14). Y Cristo glorificado no se separa de los hombres sino que los considera hermanos (1, 11 s). Filón afirmaba que en Pascua todos eran sacerdotes porque inmolaban el cordero. Cristo no inmola ningún cordero, sino su propia existencia, su propia vida.

DABAR 1976/24


5.

El cap. quinto de la carta a los hebreos, al que pertenece el texto, desarrolla una confrontación entre el ministerio del sumo sacerdote del AT y la acción salvífica de Cristo. La comparación se centra en dos elementos; la pertenencia a la humanidad y la elección. El texto tiene un parecido grande con Flp 2,6ss. Presenta a Jesús como verdadero hombre. Para ello escoge el día más oscuro de su vida. Aquél en el que con gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas: la oración de Getsemaní.

El objeto de este himno abarca no sólo la angustia mortal de Cristo en Getsemaní sino todo el arco de la Pasión. Desde la misión que el Padre le ha confiado se puede entender que Cristo, en cuanto hombre, haya debido aprender la obediencia a través del sufrimiento llegando hasta la muerte.

Presenta una imagen de Jesús en todo igual a nosotros. Ha conocido el sufrimiento y la tentación, ha experimentado la condición humana. Desde esta imagen de Cristo sabemos cuál es el recorrido de nuestro caminar. Va del pecado a la salvación, pero pasa por el sufrimiento. Jesús fue escuchado no en orden a ser liberado de la muerte sino en orden a la superación de la muerte por la resurrección. Esa fue su perfección y por su entrada en la gloria es causa de salvación para todos los que le prestan obediencia. Ahora el camino hacia Dios es posible. El nos ha abierto el acceso al Padre.

P. FRANQUESA
MISA DOMINICAL 1985/07


6. J/SACERDOTE/NOTAS.

A los cristianos desconcertados por efecto de los acontecimientos que viven y que se preguntan a qué sacerdote han de confiarse, el autor de la carta les presenta a Cristo como el único sumo sacerdote a quien andan buscando y les hace asistir, en cierto modo, a la instauración del nuevo y definitivo sacerdocio.

* * * *

El nuevo sumo sacerdote reúne todas las condiciones requeridas para su consagración. Si no puede reclamar la herencia, a la manera de los descendientes de Aarón, es porque pertenece al sacerdocio según el orden de Melquisedec (vv. 5-6).

Primera condición para ser sumo sacerdote: haber salido de entre los hombres, puesto que tiene que representarlos delante de Dios. Esta exigencia la ha cumplido Jesús perfectamente "a lo largo de los días de su carne", en la imperfección y la miseria de su vida terrestre, mediante la obediencia y la oración del Siervo doliente (vv. 7-8; cf. Mt. 27, 46, 50; Fil.2, 6-8). Ha realizado así el ideal del sacrificio unido a la obediencia, tal como la definían los profetas (1 Sam. 15, 22-25; Am.5, 21-25; Sal. 39/40, 7-9).

Segunda condición para el sacerdocio: ser elegido por Dios. Es absolutamente necesaria la obligación de recibir de Dios su carisma, ya que, de lo contrario, el sacerdote no sería mediador (versículo 4). Ahora bien: este reconocimiento divino del sumo sacerdote Jesús se produjo, para el autor, en el momento en que Cristo resucitado se convirtió en principio de salvación para todos, en nombre de Dios (vv. 9-10); tal como prometían las profecías del Siervo doliente (Is. 52, 14). De esta forma, el sacerdocio de Cristo coincide con su entrada en la gloria (vv. 5-6); se trata de un sacerdocio eterno que se sitúa en el cielo y que consiste en hacer que entren a formar parte de la vida divina todos los hombres que se someten a su influjo.

MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA III
MAROVA MADRID 1969.Pág. 195 s.


7. J/MEDIADOR: Hb/07/. ORACION/PETICION.

Al final de la sección dedicada a Jesús, sumo sacerdote fiel, compasivo y misericordioso, encontramos este parrafito en que se aplica a Xto algún rasgo del mediador de las "cosas de Dios" (5,1). Aspecto fundamental de esta intercesión es la solidaridad del intercesor con aquellos por quienes intercede. Él también está rodeado de debilidad y se compadece de sus hermanos (5,2), no desde arriba o condescendientemente, sino por ser él mismo parte de ellos, si bien ha sido llamado por Dios a la labor mediadora, no por propia iniciativa (5, 4).

Cristo es mediador por esto mismo. Puesto por Dios como Mediador, de lo cual no cabe duda alguna, el autor de Hb subraya y destaca su sacerdocio en cuanto es solidario con sus hermanos. Un caso concreto es el de la oración en momentos de angustia y peligro de muerte. Quizá esté pensando en Getsemaní. Ciertamente se refiere a alguna situación de la vida de Xto semejante a la Oración del Huerto. También Jesús conoce por propia experiencia el lado oscuro y sufriente de la condición humana. Ello nos hace tener, o poder tener, mayor confianza en él que si lo viéramos desde fuera. Podemos acudir a Él sabiendo que nos comprende. Es muy importante destacar que Hb ve la mediación de Xto de modo muy especialmente ligado a su ser hombre como los demás. Justo lo contrario de la visión sacerdotal alejada del común de los mortales. Jesús es Sacerdote porque es como nosotros. Este es un punto importantísimo. Es su ordenación sacerdotal (5, 9).

El otro es el de la oración de petición. Jesús pide verosílmente ser librado de la muerte. Y aunque muera, Hebreos dice que fue escuchado. La explicación más probable es que Dios escucha realmente la oración de petición no exactamente cuando las cosas salen a medida de nuestros deseos sino cuando nos prepara para aceptar su designio sobre nuestra vida, aunque ello sea doloroso en un primer momento. Por aquí se abre una línea de comprensión de la oración de petición, tradicional, rica y fecunda. Sobre todo verdadera.

F. PASTOR
DABAR 1988/20


8.

El autor de la carta a los Hebreos presenta en este texto la última garantía para que el cristiano se mantenga firme en la lucha y en el esfuerzo que exige la vida cristiana: y es el oficio de sumo sacerdote que Cristo ejerce ante Dios a favor de los hombres. Tiene ante todo esa categoría excepcional de ser el Hijo eterno de Dios y por eso puede acercarse a Dios. Pero es también de nuestra raza y por eso puede comprendernos y compadecerse de nosotros. El sabe por experiencia lo que es ser un hombre frágil. Posee nuestra naturaleza y experimentó todas las tentaciones a las que nosotros nos vemos expuestos. Con la única diferencia de que no sucumbió a ninguna de ellas.

Tal vez en ningún paraje del N.T. se hable, de forma tan estremecedora de la plena humanidad de Cristo y de su debilidad. Durante su existencia terrena ofreció "ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas" y aprendió la obediencia en la escuela del sufrimiento, y eso, a pesar de ser Hijo, el reflejo de la gloria de Dios y la imagen estampada de su misma naturaleza. A pesar de ser Hijo recorrió el camino del sufrimiento, lo mismo que los hermanos a los que venía a salvar.

Su experiencia en el sufrimiento le enseñó lo que supone para el hombre la obediencia a Dios mientras dura la vida presente, lo que esta obediencia cuesta, el sacrificio y el dolor que implican la fidelidad a Dios. Por eso puede sintonizar perfectamente con los hermanos. Este aprendizaje de la obediencia fue necesario para hacerle "perfecto", es decir, perfectamente capacitado para ejercer su soberanía y sacerdocio sobre aquéllos para quienes es la causa de la salvación eterna.


9. OBEDIENCIA/VD

"Aun siendo Hijo, aprendió a obedecer por medio de los sufrimientos". Frase sublime e incomprensible, una de las expresiones nucleares de la carta a los Hebreos. Ya desde el primer momento, la definición más acabada de Jesús como Hijo fue la de una entrega total a Dios (10, 5-07): "al entrar en este mundo dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradan. Entonces dije: ¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!".

Jn 6, 38: "he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado".

Jn 4, 34; mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado".

No obstante, Jesús aprendió a obedecer, es decir, a entregarse a Dios de forma total y absoluta, precisamente en los sufrimientos y en la muerte. En el dolor y en la muerte, Jesús, entregado totalmente al Padre, aprendió a entregársele del todo.

No debemos pensar que lo importante en la muerte de Jesús fue su sufrimiento o el derramamiento material de su sangre. Para el autor de la carta a los Hebreos la cruz de Jesús es la revelación del gran misterio de su libertad entregada. El sacrificio de Jesús fue la libre y esforzada entrega de su "yo" personal a Dios. El sufrimiento y la muerte son la prueba, el signo y la realización de su entrega.

"Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos" Rom 5, 19.


10.

En tres versículos, tenemos un magnífico resumen de todo lo que nos quiere transmitir el autor de Hebreos. Y un magnífico resumen, a la vez, de todo lo que celebraremos estos días pr6ximos.

Jesús es el hombre que, a diferencia de todos nosotros, ha vivido la vida humana con un único criterio, el del amor: no ha utilizado ni deseado ninguna otra arma. Y el amor, enfrentado ante el mal del mundo, lleva a la muerte. Y Jesús tuvo que decidir -la escena de Getsemaní lo evidencia claramente- continuar con este único criterio, el del amor, que es el criterio de Dios. Y deseó ardientemente no tener que llegar hasta este terrible resultado de la cruz. Pero, manteniéndose fiel al criterio de Dios (= obedeciendo) y sufriendo lo que eso comportaba, fue escuchado: tuvo la vida por siempre.

El cristiano es aquel que "obedece" a Jesús (=cree en él y en sus criterios de actuación), intenta seguirlo, y obtiene por él la salvación.

J. LLIGADAS
MISA DOMINICAL 1994/04