COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
1 S 16. 1b. 6-7. 10-13a

 

1.DAVID: HISTORIA Y LEYENDA

-Contexto.-A pocos personajes se les dedica, en la Biblia tantas páginas como a David. El hilo narrativo de 1 S se centra en esta figura a partir del cap. 16 y ya no le deja hasta el final de 2 S. En una lectura sosegada de toda su historia encontramos muchas contradicciones: no sabemos si David accede a la corte de Saúl en calidad de guerrero o de músico, nos resulta difícil coordinar sus oficios de guerrero y de pastor...; pero estas contradicciones no han de preocuparnos demasiado, como tampoco preocuparon al último redactor de esta obra que no limó bien, en su recopilación, las diversas tradiciones e interpretaciones teológicas referentes a este personaje. El resultado final es un relato teológico mezclado de historia y de fantasías, de recuerdo auténtico y de leyenda.

La leyenda (distinguir claramente entre leyenda y cuento) se ha apoderado de todas las figuras más señeras de la Historia, y David es una de ellas. Cantor y músico, poeta o político insigne, valiente guerrero, personaje que suscita envidias en Saúl y admiración de hermano en Jonatán, mujeriego hasta llegar al adulterio con alevosía, pero enemigo acérrimo de toda venganza personal... No es de extrañar, pues, que esta figura haya sido admirada por generaciones enteras de israelitas que, al contemplar su vida y obras lo han idealizado.

-Texto.-Tradiciones provenientes de Guilgal nos hablan de este primer encuentro de David con el profeta Samuel (16. 1-13), relato que idealiza la juventud del rey. Desde el primer momento, Dios ha intervenido ya en la historia de este joven de Belén (elección), ordenando a Samuel ungirle como rey.

Anticipación de un rito que, en realidad, acaeció mucho después (cf. 2 S 2. 4; 5. 3). En su interpretación teológica, el autor juega con la oposición entre las palabras "ver"(="elegir":v.1/7) y "rechazar" (vv. 1/7; cf. 15. 23/26). Por su actitud, Saúl ha sido rechazado, y David es el elegido del Señor; se hace necesario el traspaso de poderes. Lamentarse por Saúl (v. 1) indica la muerte efectiva de su reinado (cf. cap. 15); por eso Dios ordena buscar el sustituto (v.1). Las escenas del sacrificio y de la unción (vv.5-13) nos evocan la unción de Saúl (9.-10. 1). El nuevo consagrado deberá suplantar al primero. Dios no se fija en las apariencias humanas (v.7:"apariencia" es una palabra en hebreo derivada de "ver"). Eliab (v.6) es un muchacho de buena estatura como David (9.2; 10. 23), pero el Señor sólo atiende al corazón humano, centro y sede de toda actividad humana, y por eso elige al menor (VV. 10-11. Es un tema clásico de toda la literatura bíblica: cf. 2 S 1. 11). El Señor escoge la debilidad humana para que así brille su poder y su gracia (1 Co 1. 27).

La unción es el signo de esta elección. Como en el bautismo de Jesús (Mc 1. 10 y par.), también aquí desciende el espíritu sobre él de forma estable (v.13). Es el testimonio de fe de una comunidad que siempre considera a David como el elegido del Señor. 

-Reflexiones.-Personajes como David entusiasmaron a Israel y siguen entusiasmándonos a nosotros. Las figuras bíblicas son de carne y hueso y no de cartón como tantas veces nos han presentado a los santos. David es un ser contradictorio con grandes defectos, pero también con grandes cualidades: guerrero que recurre al pillaje, pero incapaz de clavarle la lanza a Saúl que le persigue con ánimo de matarle, adúltero con alevosía, pero hombre íntegro que sabe reconocer su culpa y pedir perdón, político de grandes miras, y a la vez astuto y cicatero negociador con el filisteo... David todo lo hace a lo grande, con entusiasmo, con pasión, poniendo la carne en el asador... Es cierto que sus etapas de luz fueron mas numerosas que las de sombra, pero cuando se equivocó supo reconocerlo con humildad.

Personajes como David han existido y siguen existiendo tanto en la historia de la Iglesia como en la historia de los Pueblos. Así nos entusiasma un San Antonio de Padua en sus homilías de Adviento al arremeter contra la jerarquía (lo erróneo de la leyenda moderna es que lo haya hecho un santo acaramelado), una Conferencia Episcopal que pide perdón por los errores cometidos en una etapa pasada, un Ghandi, una Teresa de Calcuta... Pero la sociedad rehuye los "personajillos de pacotilla" eclesiásticos y civiles que siempre tienen la razón, que nunca se equivocan, que no saben mezclarse con el pueblo para no contaminarse, que siempre dan la razón al jefe superior para no perder el carro del ascenso... Aquéllos, y no éstos, deben ser nuestros modelos: David siempre será nuestro prototipo y si hemos errado invoquemos, como él, el perdón en esta Cuaresma.

Dios se fija en el corazón humano, sede de actitudes, sentimientos, pensamientos..., y no en las meras apariencias humanas. El Señor elige al menos importante de la casa de Jesé. ¿Así nos comportamos también nosotros los cristianos? No cabe duda alguna de que es mucho más rentable y agradable codearnos con los más importantes, con los más poderosos en la política, en las finanzas..., ¿pero es actitud bíblica? Y esta pregunta debemos planteárnosla los que no somos nada ni nadie en la sociedad eclesiástica y civil; porque los que son algo, de ordinario, lo tienen muy claro.

A. GIL MODREGO
DABAR 1987/21


2. GRATUIDAD DEBILIDAD:

La unción de David en Belén por mano de Samuel se ajusta a un esquema muy uniforme, que se repite en casi todos los relatos de elección. Empezando por el propio pueblo de Israel, éste no ha sido elegido por ser el más numeroso ni por ser el mejor, siendo así que es el más pequeño y de dura cerviz, sino por puro amor (/Dt/07/07-08). Esta gratuidad divina se pone luego de manifiesto en las distintas elecciones de los dirigentes del pueblo. Gedeón, por ejemplo, al sentirse llamado, pronuncia estas palabras: "Perdón, Señor mío, ¿cómo voy yo a salvar a Israel? Mi clan es el más pobre de Manasés y yo el último en la casa de mi padre" (/Jc/06/15). Saúl mismo se expresa en estos términos: ¿No soy yo de Benjamín, la menor de las tribus de Israel? ¿No es mi familia la más pequeña de todas las de la tribu de Benjamín?" (/1S/09/21). A la vista de la comunidad cristiana de Corinto, san Pablo hacía esta reflexión: "¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada a lo que es" (/1Co/01/26-28).

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA AT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 336


3.

David es ungido rey de Israel

Fragmentos del inicio de la historia de David. Saúl, que había sido ungido para ser el primer rey de Israel, no ha sido fiel al Señor. Ahora el Señor escogerá a otro. El profeta Samuel es enviado a ungir al que debe ser el nuevo rey. La unción consagraba a la persona ungida para una misión y le confería la fuerza para llevarla a cabo. Al ver a Eliab, Samuel cree que ya ha encontrado al que debe ungir. Pero el Señor no ha escogido a un hombre "de buena estatura", como Saúl, sino al más joven de todos, que hacía de pastor. El Señor, como tantas veces repetirá la Escritura, no se fija en las apariencias, sino en el fondo del corazón.

Finalmente, Samuel se da cuenta de que el Señor quiere por rey a aquel en quien nadie pensaba: el hijo pequeño de Jesé, que estaba guardando el rebaño. La imagen del pastor para designar la misión del rey de Israel y la del Señor mismo entrará en la tradición de Israel y llegará al Nuevo Testamento.

La unción de David se presenta con unos efectos perennes. El Espíritu del Señor se apodera de David, no por un tiempo pasajero, como sucedió con Saúl, sino por siempre.

J. M. GRANÉ
MISA DOMINICAL 1993/04