SEGUNDA LECTURA

La proclamación del Evangelio es un trabajo duro, que, si es genuino, no puede explicarse por afán de ventajas temporales. Sólo se debe a una misteriosa vocación de Dios, que irrumpe en la vida humana a contrapelo de los sueños y de las aspiraciones del hombre.

 

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 1,8b-10.

Querido hermano:

Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé. El nos salvó y nos llamó a una vida santa no por nuestros méritos, sino porque antes de la creación, desde el tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado por medio del Evangelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal.