COMENTARIOS A LA SEGUNDA LECTURA
1 Co 1, 3-9

 

1.JESUS ROSTRO/DEI. JC ES EL ROSTRO DE DIOS VUELTO AMOROSAMENTE A LOS HOMBRES: Jn/14/08:Sal/079.

Pablo desea a la comunidad de Corinto "la gracia y la paz"

* La "gracia" significa la amorosa donación del Padre al mundo por medio de JC, su Hijo, en quien habita "corporalmente" la plenitud divina (Col 2. 9). En la primera lectura de hoy y en el salmo responsorial se alude a la "gracia" de parte de Dios cuando se le pide que "vuelva su rostro" y nos salve. JC es el rostro de Dios vuelto amorosamente a los hombres; en él vemos al mismo Dios, al Padre: "Felipe, el que me ve a mí ve al Padre" (Jn 14. 8). La "paz de Dios" designa compendiosamente la totalidad de los bienes mesiánicos anunciados por los profetas y la experiencia de la nueva relación de los hombres con Dios, a quien le llamamos "Padre nuestro".

Dios es nuestro Padre como autor de nuestras vidas, pero sobre todo porque nos da la nueva vida y nos hace hijos suyos en JC; JC es el Señor porque nos trae la paz y la gracia de Dios e inaugura su Reino entre nosotros.

La gracia y la paz, la salvación y la nueva vida, nos vienen de Dios por JC. También por JC tenemos que dar gracias a Dios. En su acción de gracias (esto es, en su eucaristía), Pablo se acuerda de los corintios delante del Padre y da gracias por sí mismo y por ellos. Siempre que celebramos la Eucaristía debemos hacerlo por todos los creyentes y aun por todos los hombres; es el sentido que tiene el "memento".

v. 5:El "hablar y el saber", el carisma de la palabra y del entendimiento, son dones que Dios concede para construir la comunidad de los que esperan el día de la manifestación del Señor. El entendimiento anticipa la visión de lo que se ha de manifestar, la gloria de Dios en JC; la palabra anuncia la venida del Señor. Ambos dones o carismas son necesarios para dar testimonio de Cristo.

vv. 8-9:Dios responderá con su fidelidad a la nuestra, a la fidelidad de nuestro testimonio, Dios no nos fallará porque es verdadero Dios y no un dios falso, porque es poderoso para cumplir lo que promete.

EUCARISTÍA 1987/55


2. YA/TODAVIA-NO. PARADOJA CRISTIANA. SANTIFICADOS Y LLAMADOS A SER SANTOS 

Pablo juega extrañamente con el tiempo de los verbos, pasando continuamente del pretérito al futuro. Es que la existencia cristiana está llena de un "ya" (el pasado), y permanece orientada hacia un "todavía no" (el futuro). Los Corintios fueron "santificados" y "llamados a ser santos". Fueron colmados y, no obstante, siguen esperando. No podría explicarse mejor la paradoja cristiana. Atentos a vivir el presente, la Iglesia y todos los cristianos con ella, busca en la contemplación del pasado la luz que señalice el camino del porvenir.

LOUIS MONLOUBOU
LEER Y PREDICAR EL EVANGELIO DE MARCOS
EDIT. SAL TERRAE SANTANDER 1981.Pág. 163


3. I/DEMOCRACIA: NO HAY RASTRO DE PROCEDIMIENTO DEMOCRÁTICO PARA LA ELECCIÓN DEL DIRIGENTE ECLESIAL.
IGLESIA-MUNDO: LA IGLESIA ES UN CUERPO EXTRAÑO DENTRO DE LA COMUNIDAD HUMANA. VIVE DE UNA NOSTALGIA-ESPERANZA QUE NO PUEDE SER ENCASILLADA EN SUS ORGANIGRAMAS.

Pablo empieza su carta subrayando su personalidad como fundador y responsable de la comunidad. Él es un "apóstol convocado por Cristo Jesús, por voluntad de Dios". Efectivamente, a través de todo el epistolario paulino no encontramos rastro de un procedimiento de elección democrática para el cargo de dirigente eclesial. Este último se lo debía todo a una misteriosa "convocación de Cristo Jesús". Pero, como veremos a través de toda la correspondencia con Corinto, este punto de partida no implica el hecho de que los responsables sean unos tiranos arbitrarios. Todo lo contrario: se subraya repetidamente que el "ministerio" eclesial es simplemente eso: un "ministerio", un "servicio"; por lo tanto, ha de estar en función de la comunidad, y la propia comunidad tiene el derecho y el deber de reclamar para sí lo que verdaderamente le sirve. Lo que Pablo quería evitar a toda costa era concretamente lo contrario: los manejos electorales, llevados a cabo por grupos determinados, con intereses determinados y con la finalidad de imponerse a toda la comunidad.

No. La comunidad debería estar abierta a la misteriosa acción del Espíritu, que soplaría de la manera menos pensada.

Pablo nunca usa el título de "cristiano", sino simplemente "los que invocan el nombre de nuestro Señor JC, Señor de ellos y nuestro": el "señorío" de Cristo se ejerce horizontalmente sobre todos los miembros de la comunidad, sin privilegiar a los que han sido designados como dirigentes o responsables.

Por eso, se trata de Cristo como el único responsable de los dones de la comunidad. Esta debería estar siempre relajada frente al "Señor", reconociendo que la fe le ha venido de arriba por pura donación gratuita.

Tan es así, que la inserción de la Iglesia en el curso de la historia es concebida de una manera aparentemente extraña: "no carecéis de ningún don en esa situación vuestra de espera de la manifestación de nuestro Señor JC". Es inútil discutir si Pablo esperaba para muy pronto la segunda venida o "parusía" de Cristo.

Él no lo sabía. Lo que sí sabía es que los cristianos se reúnen en comunidad y celebran la Eucaristía "hasta que el Señor venga" (1 Co 11. 26). La comunidad cristiana está inserta en la historia y comprometida con ella, pero espera algo más; por eso, se convierte en un cuerpo extraño dentro de la misma comunidad humana. Vive de una nostalgia y de una esperanza que no puede ser encasillada en los organigramas de la pura planificación humana.

COMENTARIOS A LA BIBLIA LITURGICA NT
EDIC MAROVA/MADRID 1976.Pág. 1754


4.

Estamos ya en la onda del Nuevo Testamento, que es todo gracia y bendición. El creyente en Cristo no debe cansarse de alabar y agradecer, como hace Pablo. La razón es que Dios ha volcado sobre nosotros todos sus dones. «Habéis sido enriquecidos en todo... No careceréis de ningún don...». Cuando Dios se pone a bendecir, es que no se cansa. Pero la bendición principal de Dios se llama Jesucristo. Dios rasgó el cielo y bajó. Dios se manifestó en Jesucristo. Dios nos salvó por Jesucristo. «Dios nos llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo».

Pero seguimos esperando. La gracia de Dios aún no ha terminado, porque seguimos esperando a Jesucristo. El sigue viniendo salvador. El viene siempre. Por eso, «firmes hasta el final..., porque El es fiel».

CARITAS
VEN.../ADVIENTO Y NAVIDAD 1993.Págs. 27 s.


5. /1Co/01/01-17

Durante el tercer viaje misionero, Pablo desarrolló una intensa actividad literaria, probablemente en Efeso (Hch 19,1). La carta que comenzamos hoy -y que conocemos como la primera a los Corintios- es de esa época, lo mismo que otra escrita antes a la misma comunidad (1 Cor 5,9), que no poseemos. Esta primera carta responde a necesidades pastorales de la comunidad que, ante dificultades y dudas en su camino de fe, decidió consultar al Apóstol (7,1); también cabe que Pablo se enterara de tales necesidades a través de personas que le llevaban a Efeso noticias de Corinto (v 11).

Tras el saludo inicial y la acción de gracias, Pablo afronta la primera dificultad: la división de la Iglesia. No es una dificultad cualquiera y, por una causa u otra, siempre ha sido motivo de preocupación. En el caso concreto de la comunidad de Corinto había varias divisiones, si bien la más polémica era probablemente el enfrentamiento entre grupos que se decían partidarios de diferentes apóstoles. Pablo era el fundador de la comunidad. Cefas, el apóstol a quien se apareció por vez primera el Señor (15,5) y una «columna» de la Iglesia (Gál 2,10).

Apolo, judío converso de origen alejandrino, era hombre de gran cultura y elocuencia; versado en las Escrituras, refutaba con fuerza y públicamente a los judíos (Hch 18,24-28). No hay duda de que la comunidad conocía a los tres y había quedado impresionada por la personalidad de todos ellos.

Pablo comienza a examinar el problema, desechando cualquier idea de protagonismo. En realidad, ningún apóstol puede invocar derechos de posesión por grande que haya sido su actividad en medio de la comunidad. Ni el predicar, ni el bautizar, ni el fundar pueden justificar nunca el «sentido de propiedad» sobre una comunidad. En todo momento, el apóstol debe tener conciencia de que es un enviado y de que su éxito consiste en centrar toda la atención de sus oyentes en el núcleo del mensaje, del que es portador. Sólo Cristo es la roca indivisible que puede cimentar establemente una auténtica comunidad. Sólo Cristo murió por la salvación de todos los creyentes.

A. R. SASTRE
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 505 s.

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