COMENTARIOS A LA PRIMERA LECTURA
Is 2. 1-5

 

1. J/MONTE 

Los profetas no sólo anuncian desventuras. He aquí un espléndido anuncio para "Judá y Jerusalén", para la Iglesia y cada comunidad cristiana. Aunque la oscuridad envuelva el mundo, siempre habrá una luz puesta sobre el monte; siempre habrá montes de esperanza; Cristo será el mejor, el más hermoso y luminoso de los montes; siempre habrá hombres y "pueblos numerosos", que busquen y suban a esas montañas luminosas, para saciarse de palabra, de justicia y de paz.

Esto será "al final de los días", que fue ya, y es hoy y será mañana. "Este poema es uno de los más inspirados y profundos del A.T. El monte se vuelve centro y origen de un doble movimiento, propuesto en orden cronológico inverso: movimiento centrífugo de irradiación, ley y palabra; movimiento centrípeto de concurrencia universal... ¿Quién los ha convocado? ¿qué fuerza de gravedad invertida los ha puesto en movimiento, para que converjan y asciendan?... Del centro del mundo ha salido una fuerza misteriosa, no de ejércitos ni de violencia, sino de convicción pacífica e irresistible". (L. Alonso ·Schökel-A)

CARITAS
LA MAS URGENTE RECONVERSION
ADVIENTO Y NAVIDAD 1983.Pág. 12


2.

-"Será el árbitro de las naciones. De las espadas forjarán arados; de las lanzas podaderas". Lo esperamos como un don y constituye nuestro horizonte definitivo. Entretanto, la guerra parece consustancial a la humanidad histórica, a pesar de que nuestro corazón suspire por la paz y el entendimiento entre todos. Una contradicción de la condición humana. Pero no nos es lícito doblegarnos a ello: si creemos en el horizonte de paz y hermandad, debemos trabajar continuamente por hacerlo próximo con nuestras obras, no con las de las tinieblas, sino las de la Luz que es JC, el Señor, de quien nos hemos vestido. Todo un programa para hoy: fundir espadas y lanzas (la carrera armamentista, el dinero, y las vidas consagradas a fabricar maquinaria mortífera) y forjar arados (el trabajo productivo para dar el pan de cada día a tantos y tantos hombres, mujeres y niños hambrientos).

J. TOTOSAUS
MISA DOMINICAL 1980/22


3.

"De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas". La frase ha merecido estar esculpida en la ONU. Las espadas quedarán convertidas en arados (trigo, pan=vida) y las lanzas en podaderas (cepa, vino=alegría compartida).


4. /Is/01/21-27

La profunda decadencia moral del pueblo que menosprecia a Dios y no escucha su voz entristece al profeta Isaías, que se desahoga contra Jerusalén con un clamor elegíaco, característico de las lamentaciones. Es la primera parte del texto (1,21-27).

La intervención del profeta no se acaba con la recriminación de los vicios; su denuncia no nace únicamente de la contemplación escandalizada del mal, sino también de una percepción profundamente religiosa de los hechos, expresión del sentido de rebelión ante la violación del pacto que Israel había contraído con el Señor. La apostasía religiosa y moral se describe a menudo por los profetas en términos de infidelidad conyugal: «¿Cómo te has prostituido, Sión, ciudad fiel?» (v 21). Como la ciudad de Dios, en la cual residía el tribunal supremo de la dinastía davídica, Jerusalén tenía la obligación de defender los derechos de los oprimidos y de los desheredados, defender a los huérfanos y a las viudas, ejemplos clásicos de quienes necesitan la protección de los guardianes de la justicia. Pero, de hecho, sucedía lo contrario: los jefes de Jerusalén son ladrones y compañeros de ladrones, venden la justicia a quien ofrece más y mejor. El profeta compara la situación de la ciudad a la plata falsificada, a las falsas monedas, en las cuales se ha infiltrado la escoria y el plomo, y al vino aguado.

Pero Jerusalén será purificada y llegará a ser la ciudad de la justicia fiel. La recta administración de la justicia hacia los débiles es expresión de lealtad hacia Dios. Así es como Sión se prepara para volver a ser la futura guía y meta de los pueblos, tal como explica la segunda parte de nuestro texto (2,1-5).

En esta ciudad entrarán los gentiles en comunión con Yahvé. Jerusalén se convierte en el centro ecuménico de todos los pueblos, llamados a escuchar su palabra y a vivir en su presencia. Por mediación de sus fieles, agrupados en la ciudad, Yahvé ofrece su comunión a todos los pueblos. A partir de aquí se romperán las barreras nacionalistas: «No todos los descendientes de Israel son pueblo de Israel, como tampoco todos los descendientes de Abrahán son hijos de Abrahán, sino que por Isaac continuará tu linaje. Es decir, que no es la generación natural lo que hace hijos de Dios, sino lo engendrado en virtud de la promesa» (Rom 9,7-8).

F. RAURELL
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas
de la Liturgia de las Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 18 s.


5.

Todo profeta es hombre de esperanza, porque sabe ver, porque sabe leer los acontecimientos. ¿Qué vio Isaias en Judá y en Jerusalén, para dejarnos una promesa tan luminosa? La realidad que se ofrecía a sus ojos era poco halagüeña, porque Judá y Jerusalén eran un pueblo desamparado y humillado. Pero entre las ruinas de ese pueblo, se encontraba Dios.

Quizá se parta de una fiesta en la que los forasteros suben al templo, en el monte Sión, cantando salmos de «ascensión». El profeta universaliza y plenifica la fiesta. En el centro del mundo se alza un monte luminoso, y todos los pueblos caminarán hacia él para dejarse iluminar. La luz del Señor se irradiará sobre todos los pueblos.

La luz del Señor es su palabra, es la palabra-Cristo. Cristo, el más hermoso y luminoso de los montes. Y su palabra es paz. No más pueblo contra pueblo, ni pueblo sobre pueblo, sino pueblo con pueblo, en fraterna solidaridad. Que los pueblos abran sus fronteras, derriben sus barreras y pongan fin a la guerra, a la desconfianza y a la explotación. Que las armas nucleares se conviertan en centrales de energía luminosa; que las armas biológico-químicas se transformen en abonos; que las armas convencionales se capitalicen para la lucha contra el hambre, la enfermedad y el subdesarrollo. «Al final de los días», es decir, ya.

CARITAS
LA MANO AMIGA DE DIOS
ADVIENTO Y NAVIDAD 1989.Págs. 18


6. PROFETA/QUIEN-ES

Profeta es el que ve más allá y el que ve más adentro. Profeta es el que capta el sentido de las cosas y los acontecimientos. Profeta es el que conoce lo que hay en el hombre y lo que está llamado a ser; el que se hace transparente a todo; el que escucha la voz del Espíritu.

Isaías fue un profeta. Tuvo una visión, tuvo un sueño. Sueña que todas las naciones se dejarán instruir por el Dios de la verdad y la misericordia, que caminarán por las sendas del derecho y la justicia, que se aprobarán las leyes de la solidaridad. Sueña que un día todos los hombres se darán las manos y se sentarán a la mesa de la fraternidad, y las armas se guardarán en los museos de la historia o se reconvertirán en instrumentos para el desarrollo; sueña que todos los hombres se declararán objetores de conciencia y que «nadie se adiestrará para la guerra».

Eran sueños y visiones; pero estos sueños han iluminado y han hecho crecer a los hombres de todos los tiempos.

CARITAS
UN DIOS PARA TU HERMANO
ADVIENTO Y NAVIDAD 1991.Pág. 25


7.

Contexto: -Con un título similar a 1, 1 empieza esta nueva colección que fue insertada en el Libro de Isaías, en época desconocida. Es muy discutida la extensión de la colección, pero de ordinario se admite la unidad 2, 1-4, 6.

-"La Jerusalén actual y futura", en esta frase puede resumirse todo el contenido de la colección. La ambición, codicia y arrogancia de la casa de Jacob les lleva a olvidarse de su Dios; por eso el Señor llega para abatir esta autosuficiencia. Sólo Dios será exaltado (2, 6-22). La anarquía reina en Judá y en Israel (3, 1-15), así como el lujo de sus mujeres (3, 16-4, 1), por eso suena el juicio divino purificador que restaurará tanto la ciudad como a sus habitantes (4, 2-6).

- Y en medio del juicio divino suenan unas palabras de alivio, un oráculo de salvación (2, 1-5). Tal vez sea obra de un profeta posterior al destierro que insertó este oráculo para levantar el ánimo de un pueblo decaído por la catástrofe padecida. Con alguna variante, a tener en cuenta, se lee este oráculo en Miq. 4, 1-4.

Texto: -Empieza el relato con la exaltación de Sión (v. 2a) "al final de los tiempos". Esta expresión temporal, desde época acádica, es algo neutro ya que sólo indica un futuro sin implicar final alguno de nuestro mundo o de nuestra historia, es algo que acaecerá en un momento indeterminado (cfr. Gn. 49, 1; Nm. 24, 14; Dt. 31, 29;Jr. 23, 2...). ¿Se trata de una expresión escatológica?

-Esta transformación mundial va a tener lugar en el monte Sión, punto geográfico de gran interés donde está erigido el templo, lugar de la presencia divina: "...el Señor ha elegido Sión, ha deseado vivir en ella... por siempre" (Sal 132, 13), "...altura hermosa, alegría de toda la tierra es el monte Sión..." (Sal. 48, 3). Con su ambición, con su engreimiento.. el hombre ha intentado siempre escalar la altura divina (cfr. relato de Babel; Is. 14, 23 ss..), pero ésta es la morada de la divinidad que se asienta por encima de todas las colinas (v. 2; cfr. Ez. 40, 2...) y está firme contra cualquier vaivén.

-Y este monte es centro de un doble movimiento: a) centrífugo, porque de Sión sale la Ley, la palabra de Dios(v. 3b).Esta Ley no se identifica con las prescripciones del Pentateuco, sino que comprende también el mensaje de profetas, sacerdotes..., la palabra divina de cualquier época que puede orientarnos en la vida, tanto individual como colectiva; b) centrípeto, porque la palabra divina atrae hacia sí a todas las naciones (vs. 2b-3a). Se trata de una visión universalista en la que "gentiles", "pueblos numerosos" "caminan" en búsqueda de la luz (cfr. Is. 60; Jr. 3, 17; Sal. 65...). En tiempos pasados, Israel caminó por el desierto hacia la montaña del Sinaí para recibir la palabra del Señor, ahora son todos los pueblos los que caminan hacia esa montaña divina buscando orientación para sus vidas.

-En los relatos de creación la palabra divina ordenaba y mandaba sobre el caos; ahora, en esta etapa final su palabra, aceptada por todos los pueblos, es capaz de traer la paz y la justicia a un mundo caótico, lleno de contiendas, guerras, rivalidades... La imagen de la transformación de las armas e instrumentos agrícolas es de una gran belleza (v. 4). Nadie padecerá sobresaltos por miedo a los otros, sino que todos podrán sentarse tranquilamente bajo su higuera y su parra (Miq. 4).El oráculo termina con una invitación a Israel a caminar a la luz del Señor.

Aplicaciones: -Sión es la antítesis de Babel. La tendencia humana a engreírse, a "subirse de humos", a escalar las alturas divinas... conduce siempre a Babel con la dispersión del pueblo y la confusión de lenguas. El camino a Sión es muy escarpado; es la subida a la montaña de la presencia divina para recibir su luz, su palabra capaz de reunir a todos los hombres y hacer que se entiendan entre sí. Y este sueño del profeta se realiza en Pentecostés: los pueblos dispersos comprenden la nueva lengua del Espíritu (Hech 2). Y sólo cuando la luz del Espíritu brilla sobre los hombres son capaces éstos de deponer las armas y de luchar por el bienestar de la humanidad (=instrumentos agrícolas).

-Para los cristianos el monte con su templo es Jesús de Nazaret (cfr. Jn. 4, 19 ss) a quien aspiramos en el Adviento. Es muy difícil esperar que los políticos transformen las armas militares en arados o las lanzas en podaderas, más bien sueñan con armas muy sofisticadas que incluso venden a los países del tercer mundo quitando a sus gentes el bocado de pan de sus bocas. ¿Esta es su lucha por la paz? Sólo Jesús puede transformar nuestro mundo haciendo que todos estemos tranquilos, sin sobresalto alguno.

A. GIL MODREGO
DABAR 1992/01


8.

1.- Esta profecía sobre el advenimiento de la paz y el reino mesiánico se encuentra también casi literalmente en el libro de Miqueas 4, 1-4. Incluso parece encajar mejor en aquel contexto que aquí en el de Isaías. Por esta razón es difícil determinar con exactitud quien es su verdadero autor entre estos dos profetas; puede ocurrir que ambos sean deudores de un tercero anónimo.

2.- La visión habrá de cumplirse cuando llegue "el fin de los días", es decir, cuando venga el Mesías prometido para la plenitud de los tiempos (cfr. Os 3, 5; Ez 38, 16).

3.- El monte sobre el que está construida la "Casa de Yavhé", el templo de Jerusalén, se elevará por encima de todos los montes y todos los santuarios (cfr. Zac 14,10). Esta transformación geográfica es una imagen poética para anunciar la gloria singular de la ciudad que Yavhé ha querido santificar con su presencia y manifestación. Jerusalén se convertirá en el centro religioso del universo y en la meta de todos los caminos. Estando elevada por encima de todas las naciones, servirá de punto de referencia y de orientación. Los pueblos peregrinarán hacia ella y se animarán mutuamente en su marcha (cfr. 60, 3; Zac 8, 20-22).

4.- Y el mismo Dios de Israel, el único, será el maestro y el juez. Pronunciará su palabra y dictará sus leyes, y los pueblos le obedecerán.

5.- En consecuencia reinará la paz en todas partes. Los instrumentos que sirvieron para hacer la guerra serán ahora transformados en instrumentos para cultivar la tierra. Y los campos serán agradecidos. En el texto paralelo, Miqueas dice que cada uno se sentará tranquilamente debajo de su parra y de su higuera. Este hermoso futuro, esta utopía, es uno de los sueños más queridos de la humanidad, y es lo que debe ser. Es también lo que será por la gracia de Dios, que cumple lo que promete; sin embargo, no sucederá sin el esfuerzo de los hombres.

6.- El profeta anima a toda la Casa de Jacob, al pueblo de Israel, para que emprenda sin más dilaciones la marcha hacia ese futuro. El imperativo a caminar ya desde ahora a la luz de Yavhé, descubre el verdadero sentido de la visión profética. No se trata de una visión para quedarse a la espera de tiempos mejores, sino para avanzar hacia ellos cumpliendo la voluntad de Dios.

Los que aman el mejor futuro y creen apasionadamente en él son los que sacan con paciencia hacia adelante la esperanza del mundo. En la medida en que los hombres responden a la exigencias de la palabra de Dios se va cumpliendo su promesa. La Iglesia es el Israel verdadero, el pueblo que ha de peregrinar siempre y ha de abrir camino hacia la ciudad futura.

EUCARISTÍA 1980/55


9.

El profeta ha podido contemplar una peregrinación de forasteros al templo de Jerusalén. Pero su visión se agranda y su horizonte se hace universal. Más que su deseo, nos comunica su esperanza y su fe: un día será definitivo el triunfo del bien, de la paz, de la justicia de Dios. Todos los pueblos abrirán su corazón a Dios y al prójimo. No habrá más incomprensiones ni odios. Esta es la voluntad de Dios y su promesa.

Una de las formas de representar el tiempo escatológico es presentarlo como un tiempo en el que no hay guerras, donde Dios mismo romperá las armas de la muerte (Os 2, 20; Zac 9, 10; Sal 46, 10). Aquí, las naciones, tras haber recibido las instrucciones de la palabra del Señor, se encargarán de romper lo que pueda ocasionar la guerra.

El hombre que trabaja por ser artesano de la paz se acerca a su destino verdadero, es ciudadano de la nueva Jerusalén.

Este poema puede ser leído con perspectivas mesiánicas. Porque Cristo es efectivamente el monte que atraerá todo hacia sí y transformará todos esos deseos que comparten los hombres en el camino que lleva al Padre.

Si el cristiano tiene que decir una palabra de esperanza a los otros grupos del mundo, será situándose en un contexto de paz, respeto y comprensión. Con razón la Iglesia acomoda este pasaje y lo lee durante el tiempo de adviento.

EUCARISTÍA 1992/54


10.

-"Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor": Isaías predica en Jerusalén en tiempos del rey Joatam (alrededor de los años 740-734 a.C.). Es un momento de prosperidad económica, pero que esconde la presencia de la injusticia y de la falsa piedad. El profeta, influenciado por el estilo denunciador de Amós, saca el tema a la luz y llama a la conversión: Jerusalén tendrá que volver a ser la ciudad fiel. En este texto, Isaías mira más allá, hacia el futuro, para vislumbrar el destino de la ciudad en los planes de Dios. Jerusalén, y con ella el monte de la casa del Señor, será un centro de irradiación de la Palabra de Dios: "porque de Sión saldrá la ley.."; y un centro de atracción para todos los pueblos: "Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos". Centro ascensional, que con un movimiento vertical atrae hacia arriba, no por el hecho de ser una elevación geográfica, sino por el hecho de la presencia de Dios. Es la contrarréplica a la torre de Babel: ésta era una elevación obra de los hombres, que llevó a la confusión del lenguaje y a la dispersión, aquélla, Jerusalén, ofrecerá a los hombres la palabra de Dios y la unidad.

-"Será el árbitro de las naciones": la palabra de Dios conseguirá aquello que los hombres no logran: el establecimiento de la justicia y de la paz. Una imagen gráfica bien clara nos indica que el desarmamiento tiene que ir seguido de un progreso en el bienestar humano. La paz tiene un doble aspecto: "de las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas".

-"Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor": la mirada del profeta hacia el futuro lejano ha de motivar ahora un despertar del pueblo de Israel. Con su vocación encabezará el peregrinaje de las naciones hacia arriba, hacia la presencia del Señor. El profeta deja bien claro el papel que le toca jugar a Israel y la exigencia que tiene hacia los demás pueblos.

J. NASPLEDA
MISA DOMINICAL 1989/23


11. SUEÑOS/NOCHE-DIA

Los sueños de la noche, cuando estamos dormidos, nos hablan del pasado y a veces sirven para aclarar el subconsciente. Pero hay también otros sueños, los sueños del día, que nos hablan del futuro; en estos sueños que tenemos despiertos se expresan los deseos más entrañables, los anhelos y las esperanzas del espíritu, del supraconsciente, podríamos decir.

Cuando el hombre sueña así y barrunta lo que ha de venir, lo que tiene que venir al fin, ese Reino de paz y de justicia en donde ha de triunfar la vida y el amor, entonces el hombre está más despierto que nunca. Pues el hombre vive de la esperanza más que de los recuerdos y sólo cuando espera y sueña lo humanamente imposible se abre ante sus ojos un mundo de posibilidades y cobra fuerzas para hacerlas madurar pacientemente. Isaías es uno de esos hombres benditos que sueñan de día. Es un profeta. Todos los profetas son soñadores empedernidos. También los poetas verdaderos sueñan de día. ¿Y qué pena da cuando los hombres no hacemos caso a los profetas y despreciamos el canto de los poetas! Es como si renunciáramos al futuro y vendiéramos el Reino de Dios por un plato de lentejas!

Isaías, hombre de Dios, profeta y poeta al mismo tiempo, sueña en lo que ha de venir: la reunión de todos los pueblos de la tierra, el cese de todas las guerras y contiendas, la transformación de las espadas en arados y de las lanzas en podaderas...

Pero Isaías no se queda embelesado y sin hacer nada. Los sueños son para convertirlos en realidad, por eso grita en medio del pueblo: "casa de Jacob, vamos, caminemos a la luz del Señor", y la esperanza se hace camino, comienza el éxodo, la salida. No hay advenimiento, venida del Señor, si no hay éxodo, salida del pueblo de Dios.