La aceptación de uno mismo
 


 

1er. momento
Desde la cultura:

Leemos detenidamente los textos. (Si conseguimos las canciones las escuchamos siguiendo la letra escrita).
Sin hacer juicios de valor, ¿en cuáles actitudes los personajes se descubren y aceptan a si mismos?

La Guitarra
Los Auténticos decadentes

Tuve un problema de difícil solución
en una época difícil de mi vida,
estaba entre la espada y la pared,
y aguantando la opinión de mi familia.

Yo no quería una vida normal,
no me gustaban los horarios de oficina.
Mi espíritu rebelde se reía
del dinero, del lujo y el confort.
Y tuve una revelación,
ya sé que quiero en esta vida,
voy a seguir mi vocación,
será la música, mi techo y mi comida.

Porque yo no quiero trabajar,
no quiero ir a estudiar,
no me quiero casar,
quiero tocar la guitarra todo el día
Y que la gente se enamore de mi voz.

Porque yo no quiero trabajar,
no quiero ir a estudiar,
no me quiero casar,
y en la cabeza tenía
la voz de mi viejo,
que me sonaba como
un rulo de tambor:
“Vos, mejor que te afeités,
mejor que madurés, mejor que laburés,
ya me cansé de que me tomes la cerveza,
te voy a dar con la guitarra en la cabeza.
Vos, mejor que te afeités,
mejor que madurés, mejor que laburés,
ya me cansé de ser tu fuente de dinero,
voy a ponerte esa guitarra de sombrero.

  Los ejes de mi carreta
Atahualpa Yupanqui

Porque no engraso los ejes
me llaman abandonao.
Si a mí me gusta que suenen,
pa' qué los quiero engrasaos.

Es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella,
Demasiado largo el camino
sin nada que me entretenga.

No necesito silencio,
yo no tengo en qué pensar.
Tenía, pero hace tiempo,
ahora, ya no pienso más.

Los ejes de mi carreta,
nunca los voy a engrasar.

 

2do. momento
Ejercicio de introspección:
En silencio 20 minutos aproximadamente:

  • Reflexiono sobre cuáles son mis talentos y dones 
  • Reflexiono sobre aquellos aspectos negativos de mi personalidad. Por ejemplo, los que me producen insatisfacción, conflictos con los demás, aislamiento.  

CONCLUSIÓN: Luego de la puesta en común, se utiliza este texto. Tanto puede guiar la reflexión de cada participante del grupo, como servir al animador como guión que puede enriquecer con otros aportes.


ACEPTARNOS TAL CUAL SOMOS

Cada uno de nosotros es una creación única e irrepetible. Se han combinado de una forma totalmente original unos cuantos genes con una historia personal y familiar diferente a todas las criaturas del Universo. Tal vez hemos vivido situaciones difíciles en la infancia, con nuestros padres y hermanos.

Muy pocas personas llevan en su haber una infancia feliz o una adolescencia plena. Arrastramos frustraciones, contradicciones, resentimientos. La educación que hemos recibido, el ambiente en el que nos hemos criado, las máscaras con las que nos cubrimos para defendernos de un medio, a menudo hostil, reducen nuestra posibilidad de ser felices.

Jesús vino a curarnos. La paz consiste en estar en total armonía con nosotros mismos y con lo que nos rodea. El primer paso es conocernos y aceptarnos tal cual somos, con lo bueno y lo no tan bueno... Así nos acepta Jesús. ¿Cuál es la razón por la cual nos mostramos tan intolerantes con nosotros mismos?

Aceptarnos a nosotros mismos, implica aceptar cada una de las circunstancias en las que nos toca estar, cada una de las sensaciones que experimentamos, cada uno de los sentimientos contradictorios de nuestro yo. Si tengo miedo acepto que tengo miedo, si tengo envidia o resentimiento, lo acepto también...

Me pongo en las manos del Señor que me conoce, que sabe de mis flaquezas y debilidades... Una frase de San Francisco de Asís puede ayudarnos: "..Lo que se es ante Dios, eso se es y no más".

Los santos son una galería de personalidades: los hubo coléricos y apasionados, cobardes y mezquinos, tímidos y valientes, ignorantes y genios, activos y contemplativos... Todos tuvieron algo en común... Supieron descubrir sus talentos, y la gracia de Dios hizo el resto con sus debilidades y flaquezas...


Para meditar
Camino a la santidad:
En cierta oportunidad escuché a un viejo, razonable, bueno y santo, hermano decir: "Si escuchas la llamada del Espíritu, escúchala y trata de ser santo con toda tu alma, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas .

Pero, si por humana debilidad, no consigues ser santo, procura entonces ser perfecto con toda tu alma, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas. Si con todo no consigues ser bueno, debido a las incitaciones del Maligno, trata entonces de ser razonable con toda tu alma, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas.

Si al final no consigues ser santo, ni perfecto, ni bueno, ni razonable, a causa del peso de tus pecados, procura llevar esta carga delante de Dios y ponte en manos de la Divina Misericordia.

Si haces esto sin amargura, con toda humildad y con jovialidad de espíritu movido por la ternura de Dios, que ama a los ingratos y a los malos entonces comenzarás a sentir lo que es ser razonable, aprenderás en que consiste ser bueno, lentamente aspirarás a ser santo.

Si haces todo esto día a día, con toda tu alma, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas, entonces hermano, te aseguro que estarás en el camino de San Francisco y no te hallarás lejos del Reino de Dios".

María Cecilia Jaurrieta*
jaula@ciudad.com.ar

Nota de la Redacción: La Eucaristía o la Celebración de la Palabra pueden adaptarse con el tema de este encuentro. Si te interesa una orientación escribí a pazybien@familiadesanantonio.com.ar


(*) Maria Cecilia Jaurrieta de La Porta – Orden Franciscana Seglar- Fraternidad Nuestra Señora de las Gracias. Casada, madre de cinco hijos y abuela de Ulises, de dos años. Profesó la Regla de la Orden Franciscana Seglar en 1986. Posee dos títulos universitarios en bioquímica, otorgados por al Universidad de Buenos Aires. Ha publicado por medio de SAN PABLO, Meditando el Rosario en clave franciscana y Novena a Santa Teresita. Es autora de Yo ví la zarza ardiente, un libro de poemas inédito, donde expresa los ecos de la presencia de Dios en su conversión. Actualmente desempeña el servicio de Ministra de la fraternidad regional Buenos Aires, La Plata.