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Ezequiel: Esperanza
para los
huesos secos

 

 

CATEQUISTA-AUDIO   - TEMA EN PPS

Texto: Ez 37,1-14

Palabra central: ESPERANZA

 


1. Leer el texto y contarlo.

2. Marco histórico del texto

Una parte del Pueblo de Dios estaba preso en Babilonia, haciendo trabajos forzados. Vivían sin esperanza, pensando que Yavé estaba lejos, en Jerusalén, enojado con ellos, y además sin poder hacer nada contra los poderosos dioses del imperio. Por eso la desilusión y el desánimo se apoderan de los desterrados.

Pero el profeta Ezequiel siente que Yavé ha dejado su templo en Jerusalén porque estaba lleno de idolatrías (cap. 8) e injusticias (9), y se ha ido a vivir con ellos dentro de su campamento de desterrados, en el que viven reventados de trabajo.

Ezequiel se esfuerza por hacer entender a los desterrados que están allá por culpa de ellos mismos. Para ello usa un lenguaje simbólico muy rico. Entre otras muchas parábolas, les cuenta una en la que se sintió llevado a un campo lleno de huesos humanos ya secos. Yavé le pide que predique la Palabra de Dios a aquellos huesos. Y al hacerlo, en medio de un gran ruido, los huesos se juntaron, se revistieron de nervios, de carne y de piel. Después llamó al Espíritu: “Sopla sobre estos muertos para que vivan”, con lo que se reanimaron y se pusieron en marcha.

A partir del versículo 11 Dios le explica que el pueblo de Israel está seco, sin ninguna esperanza, como esos huesos. Pero con la fuerza de Yavé, por más muertos que estén, serán capaces de ponerse de nuevo en pie, salir de su esclavitud y marchar hacia su patria.

Para poder salir del pesimismo total de los huesos secos, fue necesario que un profeta al menos creyera que era posible salir de ese estado a partir del contacto con la Palabra de Dios. Después de ello primero viene la recomposición del cuerpo de aquellas personas, y una vez rehabilitada su humanidad, se llenan del Espíritu, que les capacita para ponerse en pie y marchar ordenadamente en busca de la prosperidad de su tierra.

Todos pasamos por periodos de crisis, en los que lo vemos todo negro, sin esperanzas de salir adelante. Ojalá en esos momentos algún profeta esté cerca nuestro, y crea que tenemos futuro; y sepa hacernos escuchar la Palabra de Dios, de forma que se rehaga nuestra humanidad desecha y se llene de la vida del Espíritu. En la experiencia de salir de nuestras “tumbas” podemos dar pasos importantes en el conocimiento de Dios y de nosotros mismos. Desde Abrahán la Biblia nos viene insistiendo en que si nos fiamos de Dios llegaremos a realizar maravillas jamás soñadas. Con fe en Dios, huesos secos se pueden convertir en un ejército en marcha.

3. Dialogar sobre el texto

a)     ¿También a veces nosotros nos encontramos totalmente desanimados, sin esperanza de ponernos de nuevo en marcha? Ojalá alguien se atreva a contar sus desánimos.

b)     ¿Según este texto, qué es lo que podemos nosotros esperar de Dios?

c)     ¿Qué pasos debemos dar para poder recuperar la esperanza?

d)     ¿Creemos que la fuerza del Espíritu Santo trasmitida a través de la Palabra de Dios puede causar en nosotros cambios radicales?

e)     ¿Puede ser que Dios nos pida que seamos como Ezequiel, que creamos en un futuro mejor de gente hundida que vive cerca de nosotros? ¿Cómo podemos darles ánimo y fuerzas?

4. Orar el mensaje:

·         Creemos que la Palabra de Dios puede iluminar nuestra realidad y nuestro futuro.

·         Creemos que la fuerza del Espíritu puede hacernos caminar hacia una nueva vida.

·         Perdón porque pensamos a veces que ya no hay esperanza y el fin ha llegado para nosotros.

·         Llena de carne y de espíritu, por favor, nuestros huesos secos.

·         Enséñanos a usar la Biblia de forma que nos comunique nueva vitalidad.

·         Bendito seas, Señor, porque tú eres nuestra gran esperanza.

5. Despedida: Cada uno diga a un compañero qué espera que sea él.